Un ser ecológico consigo mismo tiene un ecosistema personal en equilibrio, lo que le permite vivir en plenitud y relacionarse saludablemente con su entorno.
Las emociones Los pensamientos Las palabras Las acciones Cuando estas cuatro áreas no están en equilibrio hacemos lo que no sentimos y decimos lo que no pensamos; lo hagamos para no dañar, por miedo al juicio o por convención social, la falta de sinceridad con uno mismo es fuente de malestar, un malestar que a menudo contagiamos a nuestro entorno. |
Si emociones, pensamientos, palabras y acciones “emiten” en una misma frecuencia, desaparecen las tensiones internas y es mucho más fácil fluir: lo que sientes, piensas, haces y dices comunican un único mensaje sobre quien eres, lo que deseas y lo que puedes ofrecer. Te proponemos algunas pistas para “sintonizarlos”:
¡Autenticidad!
Aunque parezca difícil de llevar a la práctica, es mucho más fácil mostrarse como uno es que estar pendiente de no traicionarse.
Presta atención a tus sentimientos, utiliza tus pensamientos para entenderlos y no para ahogarlos, tus palabras para transmitirlos y no para callarlos, tus acciones para ponerlos en práctica y no para sabotearlos. Ser auténtico te da seguridad en ti mismo y te hace fuerte frente a una posible presión del entorno.
¡Aceptación!
Somos lo que somos, no lo que quieren los demás que seamos ni lo que nosotros quisiéramos ser; mirarse en el espejo y reconocerse, con lo bueno y lo malo, nos da la oportunidad de cambiar lo que no nos gusta y potenciar lo que nos hace felices. Siendo honestos con nosotros mismos somos honestos con los demás.
¡Confianza!
Adiós disfraz… perder el miedo a mostrarse nos ofrece nuevas oportunidades de relacionarnos con personas y experiencias afines; al prescindir del juicio de los demás nos convertimos en un ecosistema fuerte, capaz de defenderse, mantenerse y recuperarse ante las adversidades.
¡Amor!
Es el mejor nutriente de un ecosistema, el amor por uno mismo disipa las sombras de la duda ante una decisión o conflicto y se extiende más allá, influyendo en el bienestar de los demás. Reparte tanto como quieras, sin olvidarte de tus reservas para consumo propio: es más fácil agotar un recurso cuando es escaso que recuperarlo.
Sinceridad no es sinónimo de brusquedad; todo puede decirse desde el amor y evitando la confrontación; construir un ecosistema saludable es difícil si para ser sincero agredes el ecosistema de otro. Comunícate con amor y respeto: a veces te entenderán, otras no, pero seguro que ganarás su confianza y reconocimiento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario