Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

08 febrero 2013

¿Es éste el modelo correcto para una gran nación?

El ex-candidato a la vice presidencia Paul Ryan recomienda a todos sus colaboradores que lean los escritos de Ayn Rand. ¿En verdad querrá los EUA un líder cuyo ideal es el de promover el egoísmo en la sociedad? Estoy convencido que el egoísmo hace la vida miserable, no solo a los que nos rodean, sino también la nuestra.

Ayn Rand es en verdad un enigma. Aunque es practicamente desconocida en Europa y el resto del mundo, continúa siendo una importante influencia en la sociedad Norteamericana. En 1991 una encuesta realizada por la Biblioteca del Congreso de EUA, colocó a su obra principal, La Rebelión del Atlas, como uno de los libros de mayor influencia después de la Biblia. El Presidente Reagan y Alan Greenspan eran reconocidos admiradores de Ayn Rand así como Paul Ryan.

Ayn Rand no piensa que somos fundamentalmente egoístas por naturaleza. Más bien, ella aboga que deberíamos de ser egoístas si queremos vivir una buena vida. Para ella, el altruísmo y la compasión son una vicio masoquista que amenaza nuestra supervivencia, nos conduce a negar nuestra propia felicidad. Según ella, el altruísmo no solamente es indeseable sino que inmoral. Ella cree que nuestra felicidad personal es lo único que importa en la vida y que el cuidar a los otros nos convierte en esclavos y en sus propias palabras en “animales de sacrificio”.

Ayn Rand no mide sus palabras. Durante una conversación con Mike Wallace en 1959 declaró: “Considero el altruísmo como maligno … inmoral … ya que se te pide que ames a todo el mundo de manera indiscriminada … amarlos sin importar su valor o virtud.” De acuerdo a ella, el amor altruísta es denigrante porque en sus propias palabras, “Si amas a aquellos que no lo merecen … puedes llevar a tu alma a un estado de basurero.”

Sus ideas han creado una postura doctrinal para aquellas personas que abogan que ni el gobierno ni nadie más nos debe pedir el que tomemos interés en los pobres, los enfermos y los ancianos y que de manera definitiva, la gente no tiene porque pagar impuestos para mantenerlos. Puedes ayudar solo a aquellos que te hacen feliz y no debería de considerarse un deber social. Como declaró recientemente Mitt Romney en su discurso del “47%”, “Mi labor no es el preocuparme por esas personas.”

La Sra. Rand ha sido también pieza clave en la justificación intelectual de la epidemía narcisita que ha crecido en los EUA durante las últimas tres décadas.

Muchos proyectos de investigación, incluyendo los conducidos recientemente por la psicóloga Barbara Fredrickson, han demostrado que las emociones positivas asocidas con el amor, benevolencia y gratitud, pueden reconfigurar tu vida para mejor. Te pueden hacer más sabio, resiliente, integrado socialmente y sano. De hecho, cuando estamos conectados con alguien más de una manera benevolente, nuestra confianza en esa persona se expande y nuestra relación y lealtad se profundiza. En las palabras de la propia Fredrickson, “El amor es la emoción suprema que nos hace estar más vivos y sentirnos como humanos plenos.”

La Sra. Rand sin embargo, pone al amor altruísta al nivel de una transacción comerical. En La Rebelión del Atlas, ella declara que, “El principio del intercambio es el único principio ético y racional para todas las relaciones humanas. El amor, amistad, respeto y admiración son el pago que se nos dá a cambio del placer personal y egoísta de lo que un hombre deriva de las virtudes del caracter de otro hombre.”

En relación a su vida personal, Mike Wallace le pregunta a Rand: “Tú estás ayudando financieramente a tu marido, no hay una especie de contradicción?”. A lo que ella contestó “No porque lo amo de manera egoísta. Es por mi propio interés el ayudarlo. Si él alguna vez lo necesitara yo no lo llamaría sacrificio ya que siento un placer egoísta por él.”

Las fuentes preferidas de Ayn Rand son sospechosas. En sus diarios ella cita una declaración hecha por William Edward Hickman que dice:”Lo que es bueno para mi es correcto.” Su respuesta es entusiasta:”Esta es la mejor y más fuerte expresión que he escuchado acerca de la psicología de un hombre verdadero.” El único problema es que Hickman era un psicópata que cometió multiples incendios, secuestros de niños y asesinatos.

El argumento principal desarrollado por Ayn Rand es que “El logro de la propia felicidad es el propósito moral más importante del hombre”. Pero el creer que el hombre tiene que ser egoísta para poder así ser feliz es un error trágico de Rand. La experiencia y la ciencia han demostrado que el egoísmo extremo que ella promueve es una receta para el sufrimiento, no para la felicidad. Esto es, de hecho, el caso de Rand misma que es descrita por aquellos que la conocieron bien como alguien altanera, narcisita, carente de empatía y más bien infeliz. Sus relaciones con su séquito estaban repletas de animosidad y venganzas y despreciaba a la gran mayoría de los seres humanos por “mediocres, estúpidos e irracionales.”

Para poder enfrentar los retos de nuestros tiempos de manera exitosa, necesitamos tener más consideración para con los demás, estar preocupados por su bienestar y actuar con la intención de beneficiarlos. Si fuéramos más considerados de las futuras generaciones no sacrificaríamos ciegamente el mundo que les estamos heredando en aras de nuestras metas de corto plazo.

Por lo tanto, el altruísmo es el factor determinante de la calidad de nuestra experiencia actual y futura. No debería de ser relegada a considerarse como algo noble y utópico soñado por algunos individuos con grandes corazones y menos que nada a un estado mental “inmoral”. Tenemos que tener la visión de reconocerlo y la audacia de decirlo.

Sería tentador el descartar a Ayn Rand como alguien que carece completamente de empatía y una filósofa menor – aún y cuando ella se considera a sí mismo como una de los tres filosófos más importantes, una de los tres “A”: Aristóteles, Augustine y Ayn Rand. Sin embargo no podemos ignorar la influencia que ella continúa ejerciendo hoy en día en mucho de los sectores de la vida y política norteamericana. Por más vergonzosas que nos parezca a algunos de nosotros sus opiniones necesitamos ser como un medico que no puede ignorar una rara enfermedad que se ha transformado en una epidemia.

Matthieu Ricard


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