Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

29 marzo 2013

Samaritano con propósito

Un hombre que había meditado mucho sobre lo que quería de la vida tras intentar muchas cosas, triunfando en unas y fracasando en otros, decidió finalmente lo que quería. Un día le llegó la oportunidad de experimentar exactamente el tipo de vida con la que había soñado. Pero, la oportunidad estaría disponible solo durante un breve período de tiempo. No esperaría, y no regresaría.

Ansioso por aprovechar esa senda abierta, el hombre comenzó la jornada. A cada paso, se movía más y más rápido. Cuando se acercó a la meta, su corazón latía más aprisa; y con cada visión de lo que había por delante, encontraba un renovado vigor.

En su marcha presurosa, llegó a un puente que pasaba en medio de un pueblo. El puente atravesaba un peligroso río y al empezar a cruzarlo notó que alguien venía en dirección opuesta. El desconocido parecía acercarse para saludarlo.

Cuando se acercó, el hombre pudo discernir que no se conocían, pero que se parecían asombrosamente. Hasta estaban vestidos del mis­mo modo. La única diferencia era que el desconocido tenía una cuerda enroscada varias veces alrededor de la cintura. De extenderla, la cuerda quizás alcanzaría un largo de unos nueve metros.

El desconocido comenzó a desenrollar la cuerda mientras caminaba. Justo cuando los dos hombres estaban a punto de encontrarse, el extranjero dijo: -«Perdóneme, ¿sería tan amable de sostenerme la punta de la cuerda?»

El hombre asintió sin pensarlo dos veces; se adelantó y la tomó.

-«Gracias», dijo el desconocido. Entonces añadió: -«Sosténgala con las dos manos ahora; y recuerde que debe mantenerla firme». En ese momento, saltó del puente.

El hombre que estaba sobre el puente abruptamente sintió un fuerte tirón de la cuerda, ahora extendida. Automáticamente la sujetó y casi se vio arrastrado por sobre el borde del puente.

-«¿Qué intenta hacer?», le gritó al desconocido que estaba abajo.

-«Solo sujétela firme», le respondió.

Esto es ridículo, pensó el hombre. Comenzó a intentar arrastrar al otro hacia encima del puente. Pero no le alcanzaban las fuerzas para volver a traerlo a lu­gar seguro. De nuevo gritó sobre el borde del puente. «¿Por qué hizo eso?»

-«Recuerde», dijo el otro, «si la suelta, estaré perdido».

-«¡Pero no puedo subirlo!», exclamó el hombre.

-«Usted es responsable por mí», le respondió el extraño.

-«Yo no pedí serlo», señaló el hombre.

-«Si la suelta, estoy perdido», repitió el desconocido.

El hombre miró a su alrededor en busca de ayuda. No se veía a nadie.
Comenzó a pensar en cuál era su cometido. Estaba aquí en pos de una oportu­nidad única, y había sido apartado de su propósito sin saber por cuánto tiempo.
Quizás pueda atar la cuerda a algún poste, pensó. Examinó cuidado­samente el puente, pero no había manera de librarse de esa carga recién adquirida. De manera que gritó de nuevo acercándose al borde del puente:

-«¿Qué es lo que quiere usted?»

-«Solo su ayuda», llegó la respuesta.

- «¿Cómo puedo ayudarlo? No puedo subirlo, y no hay lugar en el que atar la cuerda mientras encuentro a alguien que pueda ayudarlo».

-«Solo siga sujetándola», replicó el hombre que continuaba colgado. «Eso será suficiente».

Temiendo que sus brazos no resistieran mucho tiempo más, trató de atarse la cuerda a la cintura.

-«¿Por qué hace esto?», preguntó de nuevo. «¿No ve lo que está logrando?» -«¿Qué propósito podría usted tener en mente?»

-«Solo recuerde», dijo el otro, «que mi vida está en sus manos».

El hombre estaba perplejo. Razonó para sí: Si lo suelto, toda mi vida sabré que dejé morir a esta persona. Si me quedo, me arriesgo a per­der la oportunidad de la salvación tan largamente buscada. De cualquier forma esto me perseguirá siempre. El tiempo pasaba y aún no llegaba nadie. El hombre tuvo clara conciencia de que casi resultaba demasiado tarde como para reanudar su camino. Si no se iba inmediatamente, no llegaría a tiempo.

Por último, se le ocurrió un plan. «Escuche», le explicó al hombre que colgaba abajo: «Pienso que sé cómo salvarlo». Esbozó la idea. El desconocido podía trepar de regreso enredándose la cuerda de nuevo. Lazo tras lazo, la cuerda se haría más corta. Pero el hombre que colgaba no mostró interés en la idea.

-«No creo que pueda sujetar la cuerda por mucho tiempo más», advirtió el hombre que estaba sobre el puente.

-«Tiene que intentarlo», apeló el desconocido. «Si falla, yo muero».

De pronto al hombre sobre el puente le vino una nueva idea. Era algo diferente y aun extraña a su manera normal de pensar. «Quiero que escuche con cuidado», dijo, «porque estoy seguro de lo que voy a decirle».

El hombre que estaba colgado indicó que escuchaba.

-«No aceptaré la propuesta de elegir yo solo en cuanto a su vida; le hago una contrapropuesta: elija usted por su propia vida».

-«¿Qué quiere decir?», preguntó el otro, asustado.

-«Quiero decir, simplemente, que depende de usted. Usted decide de qué forma va a terminar esto. Yo me convertiré en el contrapeso. Usted va a tirar de la cuerda y a elevarse por sí mismo. Yo lo remolcaré un poco desde aquí».

Se desenrolló la cuerda de alrededor de la cintura y se preparó a servir de contrapeso. Estaba listo para ayudar tan pronto como el hom­bre que colgaba comenzara a actuar.

-«No me puede proponer lo que está diciendo», chilló el otro. «No va a ser tan egoísta. Es responsable por mí. ¿Qué podría ser tan importante que lo llevara a dejar morir a alguien? No me haga esto».

Tras una larga pausa, el hombre sobre el puente dijo lentamente: -«Acepto su decisión». Al pronunciar esas palabras, soltó sus manos y continuó su recorrido sobre el puente.


Esta fábula del Rabino Edwin Friedman me recuerda uno de los dilemas más comunes en nuestra vida diaria. Sea por generosidad, caridad o compasión cada uno ha tenido la oportunidad de levantar a alguien amigo, familiar o conocido a un alto costo personal solo para descubrir dolorosamente que volvían a caer intencionalmente en el ciclo de autodestrucción de una relación enfermiza, una adicción o disfunciones de todo tipo.

Esas son personas que saltan sin ningún propósito del puente atadas por lo general a otra que si trata de vivir conforme al propósito que al fin ha descubierto. El dilema estriba en que nos sentimos culpables si los dejamos ir, si dejamos de protegerlos o ampararlos a pesar de que no quieren cambiar, y mas bien se acostumbran a vivir parasitamente de usted u otros. Pero, si no los soltamos no podremos seguir nuestro llamado ni cumplir la misión para la que fuimos puestos en esta tierra. Mejor aún, ellos nunca tendrán alguna razón para cambiar y cruzar su propio puente.

Cuesta mucho tomar la decisión de cruzar el puente que te llevará a tu destino especialmente cuando vivimos atrapados por la codependencia y los patrones disfuncionales que heredamos de nuestras familias de origen. No se trata de ser insensibles sino más bien de aprender a establecer límites sanos como el Buen Samaritano. El se detuvo, puso atención, auxilio de acuerdo a sus medios a una persona herida y abandonada, cubrió sus gastos básicos y siguió su camino.

Cuando estamos emocional y espiritualmente enfermos, es fácil quedar atrapado por un destructivo sentido del deber hacia otros. En mi propia vida he descubierto que no puedo ayudar saludablemente a nadie si no estoy sano yo mismo. Es mejor formar pescadores que dar pescado permanentemente. Por eso necesito establecer límites saludables en mis relaciones y servicio a los demás. Debo ayudar a otros, pero no al precio de hundirme con ellos en las aguas destructivas de su indecisión.


Si no estableces límites terminarás esclavo de los que no tienen ninguno


27 marzo 2013

El cambio interior

Para mejorar tu vida, TRABAJA SOBRE TI MISMO, DA RESULTADOS, Querer cambiar el mundo no da resultados.

Que pasa cuando estas cansado y harto de estar cansado. ¿Has observado que algunos días en la carretera parce que todos van en contra tuya? Sales de mal humor de la oficina, con problemas con el jefe, sales de la casa furioso con problemas con tu esposa(o). y te empujan en la calle, y la llanta de tu carro se te pincha. En fin ocurren una serie de atrocidades.

El mundo es un espejo, Al contrario si tu miras la vida llena de sol, llena de esperanzas, miras la vida positivamente, todo te sale bien, te felicitan en el trabajo, En tu casa te tratan muy bien, encuentras las calles despejadas etc.etc.

A que conclusión podemos llegar con estas situaciones, somos reflejo de nosotros mismos. Puedes cambiar los aspectos de tu vida cambiándote tu, trabajando sobre ti mismo. Si las circunstancias están negativas, es por alguna razón, tal vez tengamos algo que aprender. Muchas situaciones nos dejan experiencias, para alcanzar metas más grandes. Podemos poner las circunstancias a nuestro favor, ver de un día lluvioso y obscuro, un día radiante y brillante, cambiar las circunstancias a nuestro favor,

Hazlo y veras como cambian las cosas.

No podemos cambiar los aspectos exteriores, pero si podemos hacer mucho cambiando nosotros mismos, cambiando nuestra actitud a positiva frente a circunstancias adversas.

Pedir a Dios que cambie nuestra situación, no conduce a mucho, Mientras no hayamos cambiado nosotros mismos.

La petición a Dios sería, “ cámbiame a mí, cambia mi manera de pensar sobre esto” Cuando se modifican nuestra apreciación de las circunstancias, ellas se modifican. Cuando nosotros cambiamos, vemos las cosas de diferente manera, nuestra mente se despeja, y nos da nuevas ideas, nuevas estrategias para cambiar las situación difícil.

Los pensamientos negativos, no son más que piedras en nuestro camino, obstáculos que no nos dejan pensar. Y que al contrario estorban nuestra mente.

Las circunstancias negativas, siempre van a estar allí, Pero tu las puedes cambiar con tu buena actitud. Has la prueba, no falla, te lo aseguro, Sigue adelante, “Para atrás ni para tomar vuelo”



25 marzo 2013

La oración de los cinco dedos

1. El dedo pulgar es el que está más cerca de ti. Así que comienza orando por aquéllos que están más unidos a ti. Son los más fáciles de recordar. Orar por los que amamos es "una dulce tarea."

2. El próximo dedo es el índice: Ora por los que enseñan, instruyen y curan. Ellos necesitan apoyo y sabiduría al conducir a otros por la dirección correcta. Mantenlos en tus oraciones.

3. El siguiente dedo es el más alto. Nos recuerda a nuestros líderes, a los gobernantes, a quienes tienen autoridad. Ellos necesitan la dirección divina.

4. El próximo dedo es el del anillo. Sorprendentemente, éste es nuestro dedo más débil. Él nos recuerda orar por los débiles, enfermos o atormentados por problemas. Ellos necesitan tus oraciones.

5. Y finalmente tenemos nuestro dedo pequeño, el más pequeño de todos. El meñique debería recordarte orar por ti mismo. Cuando hayas terminado de orar por los primeros cuatro grupos, tus propias necesidades aparecerán en una perspectiva correcta y estarás preparado para orar por ti mismo de una manera más efectiva.

Jorge Mario Bergoglio


22 marzo 2013

Espera en Dios

Si tu ya le hiciste saber tus deseos a Dios, ya cumpliste con la parte que te corresponde, y aun así lo que deseas está tardando mucho en llegar, recuerda que en el universo nada sucede por casualidad, que todo obedece a una causa, y tiene un orden divino y perfecto para manifestarse y que hay cosas que tienen que pasar primero, para que otras pasen después. Por eso, no te preocupes ni te desesperes y mejor tómalo con calma, respira profundo, relájate, fluye, y disfruta lo que tienes aquí y ahora con fe, confianza y amor! ¡Pues de esa forma permitirás que Dios, el tiempo y la vida hagan su trabajo, y acomoden las cosas en su lugar para que tu seas feliz! ¡Haz que suceda!

Mari Yoli Morales


21 marzo 2013

Recoges lo que siembras

"La vida es como un eco: lo que hagas te vendrá de vuelta. La persona cuyo amor aumenta se torna consciente de que no hay extraños en este mundo. Todos sabemos que, cuando amas a alguien, te haces uno con él.

No querrás hacer daño a tu esposa cuando comprendas que, al herirla, en última instancia te hieres a ti mismo, ya que, si ella es desgraciada, tú también acabas siéndolo. Entonces querrás que sea feliz, puesto que su felicidad aumenta tu felicidad potencial. Un día comprendes que la aflicción que causamos a los demás nos deja a nosotros igual de tristes, y que la alegría que le damos nos hace igual de felices.

Pero solemos pensar lo contrario: nos guardamos la alegría para nosotros, y a los demás les deseamos desdichas; nos parece que, tal vez, de esa manera nuestra cuota de felicidad será mayor. El resultado final es que descubres que tu vida está llena de infelicidad, porque lo que das, vuelve a ti. Si has sembrado espinas para que los demás se pinchen, tu vida se rodea de espinas, y si has sembrado flores, sin preocuparte de lo hagan o no hagan los demás, tu vida se llena de flores. Recoges lo que siembras. Sin embargo, parece que no acabemos de entender esta fórmula de la vida.

Vino a verme una mujer que quería divorciarse de su marido. Nunca me olvidaré lo que me preguntó, dijo: "Enséñeme una manera de conseguir el divorcio que haga desgraciado a mi marido el resto de su vida". Ella sabía de sobra que su marido sería la persona más feliz del mundo el día que ella se divorciara de él; lo había atormentado sin fin. Y ahora quería que fuera infeliz incluso después de que ella se fuera.

Cuando estamos juntos, queremos que el otro sufra, y, cuando estamos separados, también. Pero si nuestra meta en la vida, ya estemos juntos o separados, es causar dolor y aflicción a los demás, por fuerza eso ha de ir creando una dolorosa herida en nosotros, una herida que es creación nuestra, que es consecuencia de tener la atención puesta constantemente en provocar dolor".

Osho


19 marzo 2013

La parte disconforme

Las costumbres nos brindan seguridad... y así, en función de sentirnos seguros, transformamos la vida en un hábito.

Hacemos un hábito de nuestras ideas, de nuestras creencias, de nuestras emociones. La ideología se vuelve un hábito, la fe se vuelve un hábito, incluso el amor se vuelve un hábito. Y nos sentimos cómodos, asentados en las costumbres...

Pero a la vez reconocemos, en una parte de nuestro ser, una profunda insatisfacción.

Esa parte de nuestro ser, que no se conforta con lo confortable y no teme romper con lo habitual, es la porción de nuestra existencia que lucha por crecer, que clama por superarse.

Es la porción de nuestra existencia que nos impulsa a evolucionar.


15 marzo 2013

Manos

Mi mano derecha ha escrito muchos poemas que compongo y mi mano izquierda no ha escrito ninguno, pero mi mano derecha no piensa: "Mano izquierda, tu no sirves para nada"

Mi mano derecha no tiene ningún complejo de superioridad, por eso es muy feliz, y mi mano izquierda no tiene ningún complejo de inferioridad, por eso es muy feliz.

Por lo tanto en mis manos existe un tipo de sabiduría conocida como sabiduría de "No Discriminación"

Recuerdo que un día estaba clavando un clavo y mi mano derecha no estaba muy firme y en lugar de darle al clavo me golpee un dedo. Deje el martillo para que la mano derecha cuidara de mi mano izquierda con mucho cariño como cuidándose a si misma

Sin embargo, no le dice: "Mano izquierda sabes que yo, la mano derecha he cuidado de ti, tienes que recordarlo y debes regresarme ese favor en el futuro"

¡Ellas no piensan así!

Y mi mano izquierda no le dice: "Mano derecha, me has hecho mucho daño, dame el martillo, quiero justicia"
Porque ambas saben que están unidas y son iguales.


14 marzo 2013

Mirar sin interpretar

El Maestro explicaba a sus discípulos que alcanzarían la Iluminación el día en que consiguieran mirar sin interpretar. Ellos quisieron saber en qué consistía mirar interpretando y el Maestro lo explicó así:
Dos peones católicos se hallaban trabajando justamente delante de un burdel cuando de pronto vieron cómo un rabino se deslizaba furtivamente en la casa.
¿Qué vas a esperar de un rabino?, se dijeron el uno al otro.
Al cabo de un rato, el que entró fue un pastor protestante.
Ellos no se sorprendieron ¿Qué vas a esperar?...
Entonces apareció el párroco católico, que cubriéndose el rostro con una capa, se deslizó y también en el edificio.
Es terrible, ¿no crees? una de las chicas debe de estar muy enferma.



12 marzo 2013

Bienvenido a Atenas

Sócrates (470-399 A.C), el célebre filósofo griego, estaba sentado afuera de las puertas de la ciudad de Atenas cuando un hombre vino a él y le dijo,

-“Estoy pensando en moverme a Atenas. ¿Podría decirme como es la vida aquí?”.
Sócrates replicó, -“Me dará mucho gusto decírselo, pero primero por favor ¿Podría decirme cómo se vive en la ciudad de la que usted viene?”

El hombre rápidamente rugió,
-“Oh, era terrible. La gente te apuñala en la espalda, y te roba en tu propia cara. No estoy dejando un solo amigo, solo enemigos”.
Sócrates frunció el ceño y continuo con tristeza, -“Bien, es mejor que siga su camino porque usted encontrará lo mismo aquí en Atenas”.
Poco después otro hombre se detuvo para hablar con Sócrates e inquirir,
-“Estoy considerando moverme aquí a Atenas. ¿Pueden indicarme como es la vida aquí?”
Sócrates otra vez replicó, “Me dará mucho gusto decírselo, pero primero por favor ¿Podría decirme cómo se vive en la ciudad de la que usted viene?”

El hombre sonrió y dijo, -“De donde vengo la gente trabaja como uno solo y se ayudan unos a otros. La amabilidad está en todas partes y usted es tratado siempre con respeto”.
-“Bienvenido a Atenas”, sonrió Sócrates, “Usted encontrará lo mismo aquí”. 


Algunas personas, creen que las circunstancias en que viven y crecen pueden cambiarse con solo trasladarse a un nuevo entorno. He escuchado la expresión “empezar de nuevo” asociada a alejarnos de un problema o circunstancia difícil para empezar en otra parte sin los viejos antecedentes.

Excepcionalmente el cambio de entorno sea ciudad, país, organización es saludable, sin embargo, la mayoría de la veces tratar de huir de un problema no hace ninguna diferencia para que el mismo desaparezca, todo lo contrario como los secretos que a veces escondemos el tiempo solo los hace empeorar. He conocido muchas personas que al menor asomo de conflicto entran en una profunda negación o huyen del mismo creyendo que así estarán a salvo.

El cambio es parte de la vida igual que el conflicto. Es natural que haya cambios y que esto genere conflictos. Los seres humanos crecemos y maduramos física, psicología y espiritualmente así. Dios no nos puso en este mundo para llevar vidas cómodas, libres de problemas. El está más interesado en nuestro carácter, que en nuestra comodidad. Pero algunos hemos sido maleducados y asumimos que donde hay problemas no está Dios.

Tenemos una misión que cumplir conforme a los propósitos de Dios, donde quiera que huyamos los problemas irán con nosotros, porque son parte del plan para nuestras vidas. Tratar de huir, cambiando de residencia, iglesia o trabajo, es a veces como huir de Dios y su llamado irrevocable a nuestras vidas. Todo nos ayuda a bien.

Al iniciar este día pregúntate ¿De qué estas huyendo? ¿A qué le temes? ¿Enfrentas los conflictos? ¿Entiendes porque son siempre los mismos conflictos?
Tienes la extraordinaria oportunidad de empezar hoy mismo a asumir tu responsabilidad. Tal vez sientas que no eres parte del problema, pero seguro que si eres parte de la solución. Siembra tu semilla, riégala, en el lugar donde Dios te ha llamado a perseverar conforme a Su plan.


11 marzo 2013

Escucha tu corazón

Recuerda que vivimos en un mundo de dualidad en donde necesitamos:
Experimentar la tristeza para conocer la alegría. 
Escuchar el ruido para apreciar el silencio. 
Sentir la ausencia para valorar la presencia. 
Vivir la soledad para aprender a disfrutar de nuestra propia compañía. 
Enfrentar el miedo y el dolor, para descubrir el amor y la felicidad,
y caminar en medio de la oscuridad de la ignorancia y la mentira, para encontrar la hermosa luz del conocimiento y la verdad! 

Por eso, desde ahora con esta nueva conciencia, deja de resistirte y date permiso de vivir todas las experiencias que aparecen en tu camino fluyendo, aceptando, confiando y siguiendo la voz de tu corazón. Pues de esa forma encontrarás tu luz, y tu vida cambiará de verdad! 
Atrévete y haz que suceda!!

Mari Yoli Morales


06 marzo 2013

¿Qué es el éxito?

Según el Diccionario de la Real Academia Española, éxito significa:

a) Resultado feliz de un negocio, actuación, etc.
b) Buena aceptación que tiene alguien o algo.
c) Fin o terminación de un negocio o asunto.

Esto nos da una idea general de lo que conocemos por éxito. ¿Pero cual es el sentido original de ésta palabra?

ÉXITO proviene del latín exitus que significa “salida”. De éste término se derivan palabras como exit y éxodo. La primera es una palabra del idioma inglés y la segunda del hebreo que guardan el mismo sentido de salida o ir hacia afuera.
  
Considerando lo anterior podemos concluir que éxito significa tener la capacidad de salir de sí mismo o de una circunstancia que nos tiene detenidos; por ejemplo:
Salir de la apatía y/o la pereza
Salir de la autocrítica
Salir de relaciones negativas (abuso, dependencia, chantaje)
Salir de la irresponsabilidad
Salir de la envidia
Salir del conformismo
Salir del miedo
Salir de la culpa
Salir de la autocompasión

En la actualidad se tiende a medir el éxito de una persona solo por elementos externos (nivel de reconocimiento social o posesión de bienes materiales), sin considerar los aspectos humanos (sentido de bienestar, pertenencia o trascendencia, e incluso calidad de vida, salud mental o emocional). Es por eso que en ocasiones encontramos personas con altos niveles de ingresos económicos, pero con bajos niveles de satisfacción personal y en el polo opuesto, personas con niveles de ingresos moderados pero con gran satisfacción personal.
  Los mitos del éxito

Debido a que el éxito es algo que la mayoría deseamos, pero no siempre logramos, se han generado diversos mitos que en vez de servir como explicación o apoyo, nos limitan e impiden que salgamos de nuestra “zona de confort”.

Los mitos que escuchamos con más frecuencia son:
1. “Las personas exitosas nacieron con talentos especiales”
2. “Las personas exitosas no comenten errores”.
3. “Las personas exitosas tienen acceso a recursos ilimitados”
4. “Las personas exitosas tienen muy buena suerte”
5. “Para ser exitoso hay que trabajar de sol a sol”.
6. “Para ser exitoso hay que compararse constantemente con los demás”.
7. “Las personas exitosas jamás reciben un rechazo, porque de ser así, entonces significaría que son poco valiosas o inútiles”.
8. “Las personas exitosas jamás piden o necesitan ayuda”.
9. “Para lograr el éxito se requiere estar dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso a dejar de lado tus valores, tus principios o tu dignidad”
10. “El precio por ser exitoso será que te abandonen tu familia y amigos; además, las personas solo desearán estar cerca de ti por interés”

Factores para el éxito

Para alcanzar el éxito no existe una “fórmula mágica”. Más bien es el resultado de una combinación de diversos elementos tales como iniciativa, responsabilidad, disciplina, compromiso, etc.

Sin embargo, al estudiar la conducta de las personas de éxito se descubre que la mayoría aplica los siguientes principios:
• Tener conducta ética; hacer lo correcto, lo justo, lo honesto y lo legal.
• Actuar de manera congruente
• Respetar leyes y reglamentos
• Tratar a los demás como nos gusta que nos traten
• Mantener una actitud proactiva

Como cierre de este tema, te comparto algunas frases sobre el éxito:

“La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito.”
(Ralph Waldo Emerson)

"El éxito tiene a muchos que pretenden ser su padre, pero el fracaso es completamente huérfano."
(John F. Kennedy)

“No conozco la clave del éxito pero la del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo.”
(Woody Allen)

“Si hay un secreto del buen éxito, éste reside en la capacidad para apreciar el punto de vista del prójimo y ver las cosas desde ese punto de vista así como del propio.”
(Henry Ford)


José PP Elizondo