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Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

11 abril 2014

¿Qué esperas para reir?



Descubre los beneficios del humor y la capacidad de juego.
Es el mes del Niño y estamos a un paso de salir de vacaciones, por lo que anticipamos momentos en los cuales divertirnos, reírnos y jugar. El humor y la capacidad de juego es una de las fortalezas de carácter que describen Martin Seligman y Chris Peterson, fundadores de la psicología positiva, en su tratado acerca del carácter y la virtud [1]. Quizá te parezca sorprendente pensar en el humor como una fortaleza de la misma naturaleza que la prudencia, la justicia o la bondad, que siempre hemos visto como cualidades morales. Te invito a descubrir los beneficios del humor y cómo esta fortaleza contribuye al bienestar.

Cuando describimos a alguien con buen humor, generalmente recordamos a una persona que sonríe y sabe hacer reír. Quizá lo logra porque es juguetón, sabe disfrutar con las incongruencias que ocurren en la vida, o incluso inventarlas. También es alguien que frente a la adversidad se mantiene ligero y alegre.

La vida humana está llena de contradicciones, pero el humor señala las incongruencias, lo que es absurdo, y esto facilita mantener el ánimo en las dificultades. En nuestro país es común que después de una desgracia natural o una medida política poco favorable se inventen chistes, pues el humor libera la tensión y permite sobrellevar los problemas.

De acuerdo a Seligman y Peterson, el humor y la capacidad de juego son una fortaleza que se clasifica dentro de las virtudes de trascendencia, pues permiten cambiar de perspectiva, mirar más allá de lo inmediato y dar a las cosas o las situaciones su justo valor. El humor es un signo de madurez, que se desarrolla al experimentar las imperfecciones del mundo.

Humor sin risas amargas
Como fortaleza de carácter, el humor hace sentir bien y no demerita a otros. El humor es benévolo y tiene un corazón empático. Existen otras actitudes que pueden provocar risas, pero a costa de otro. Por ejemplo, alguien que emplea un ingenio agudo, muestra superioridad; reírse del ridículo de otra persona, comunica arrogancia; o la ironía, que es hostil y hiere. En su libro Pequeño tratado de las grandes virtudes, el filósofo André Comte-Sponville señala: “La ironía puede matar; el humor ayuda a vivir. La ironía quiere dominar, el humor libera. La ironía es despiadada; el humor es misericordioso. La ironía es humillante; el humor es humilde”. En resumen, el humor provoca bienestar y hace sentir cómodo a quien lo genera y a quien lo recibe; no causa daño, sino que facilita las relaciones sociales.

Los beneficios del humor
El Dr. Paul McGhee se ha dedicado a investigar el humor, sus beneficios y cómo ejercitarlo. En sus libros también aconseja cómo adquirirlo, pues dice que hay personas que han sido tan serias y sombrías que parece que tienen una enfermedad: la “seriedad terminal”. Este investigador señala que el motor del humor es la capacidad de juego, por lo que los factores que motivan o inhiben el juego son los mismos que afectan el humor.

El Dr. McGhee ha encontrado que el buen humor favorece un sistema inmunológico más fuerte, así como también la reducción del nivel sanguíneo de las hormonas del estrés y contribuye a disminuir el dolor. La risa, además, también aumenta el nivel de endorfinas, un neurotransmisor que se produce durante el ejercicio o el contacto físico.

En cuanto a los beneficios psicológicos, el humor es una conducta de adaptación, que nos ayuda a ser más resilientes, pues permite cambiar la negatividad en positividad. El juego y el humor señalan los absurdos y permiten encontrar nuevas soluciones, muchas veces inesperadas, a los problemas que se presentan en la vida.

Con tantos beneficios, ¿qué esperas para reír?



[1] Seligman, M; Peterson, C. Character Strengths and Virtues. APA, Oxford University Press. NY, 2004.



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