Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

18 diciembre 2014

Decálogo para una Navidad con Atención plena

Se aproximan las fechas navideñas y con ellas una auténtica vorágine. Para algunos son fechas de una alegría y gozo, para otros una tortura y para el resto una mezcla de todo. Como dijo Mario Benedetti, en toda alegría hay algo de tristeza, y en toda tristeza hay algo de alegría.

Son días de un carrusel de emociones a flor de piel. Alegría, gozo, compañía, cercanía, seres queridos, personas a las que vemos menos de lo que nos gustaría, otras a las que no nos gustaría ver, recuerdos, tristezas, angustias, relaciones familiares problemáticas, tensiones, gasto, ceremonias, protocolos, obligaciones, y así un sinfín de circunstancias. Dentro de este crisol navideño, ¿cómo nos gustaría vivirlas?, ¿nos arrastra la inercia?

Proponemos una serie de sugerencias para vivirlas con presencia y una actitud renovada:

1 Ser conscientes de nuestras compras. Una ayuda puede ser a la hora de comprar hacernos las siguientes preguntas, ¿para qué lo compro?, ¿a quién lo compro?, ¿a quién beneficia e incluso a quién perjudica?, ¿qué pasa si no lo compro?, ¿qué deseo hay detrás?, ¿por qué lo compro? Son interrogantes que nos pueden ayudar a tomar decisiones más sabias y no entrar en la dinámica de comprar por comprar.

2 No aparentar lo que no somos ni lo que no sentimos. En ocasiones intentamos aparentar personajes o roles que no tienen nada que ver con nuestros valores, pensamientos, creencias o emociones. A su vez también intentamos mostrarnos emocionalmente de una determinada manera, cuando por dentro sentimos lo contrario. El sustentar por un tiempo prolongado una de estas máscaras tiene un gran coste y un derroche de energía.

3 Aceptación y Ecuanimidad, que no resignación, decir si a lo que hay en cada instante. Estas navidades son las que hay, sin dejarnos avasallar por pensamientos comparativos con navidades pasadas, con los que ya no están. Centrarnos en vivirlas tal como son con toda su plenitud. Ser capaces de darnos cuenta de todo el paisaje y de todos los matices. No dejarnos engullir por las mareas que nos llevan a los extremos de o todo bueno o todo malo.

4 Cuidar de nuestras emociones. Es habitual que se nos muevan cosas en nuestro interior, que quizás tengamos emociones contradictorias. Como bien sabemos, una emoción puede teñir toda nuestra experiencia. Hacernos conscientes de ellas y no permitirles arrastrarnos, acogiéndolas con ecuanimidad y amabilidad, puede ser una buena base para vivir estas fiestas más sosegados y en paz.

5 Mente de principiante: Percibir cualquier actividad como si fuese la primera vez. Dejarnos sorprender por las personas, por un villancico, por una comida, por un belén, por una conversación, por la cara de un niño, por acciones solidarias, por las inclemencias meteorológicas, por todas las cosas que creas conveniente. Salir del piloto automático en el que solemos vivir y que no deja que apreciemos la realidad. Soltar las expectativas y como nos gustaría que fuesen, y centrarnos en vivirlas como son.

6 Gratitud: Practicarla con frecuencia, hacia lo que se va desplegando delante de nosotros. Si nos damos cuenta, tenemos una abundancia muy superior a lo que creemos. La gratitud que no es automática nos conecta con lo mejor de nosotros mismos.

7 Atender el cuerpo. Con frecuencia solemos cometer excesos en estos días. Podemos notar y sentir nuestro cuerpo, sus señales, y adaptarnos a las circunstancias más sabiamente. Conviene hacer una mirada más amplia de cualquier actividad que realicemos, ver qué emociones están detrás, y que autoexigencias nos imponemos, para tomar decisiones más sanas para nosotros mismos. Pasear por la naturaleza se puede convertir en una fuente de salud. Escuchar sus sonidos, olores, vistas, sensaciones en la piel, en nuestros pies al caminar para salir de nuestra mente parlante.

8 Altruismo y compasión: Mirar el modo de realizar alguna acción en beneficio de los demás, en especial de los que sufren, es un buen modo de ayudarles a ellos y a nosotros mismos.

9 Regalar nuestra presencia: Otra de las maneras con las que podemos hacer un bien es “estar” con nuestras personas queridas. Sin sentirnos en la obligación, escucharles, estar disponibles y accesibles, abandonando los juicios, nuestros propios ruidos mentales, nuestra necesidad de arreglar la vida de los demás y de dar tanto consejo.

10 Practicar meditación. No olvidar dejarnos un tiempo para nosotros mismos, para estar en silencio y quietud interna con nuestra intimidad. Podemos dejar resonar el deseo de felicidad para el resto de seres y para nosotros mismos.

Los que decidimos como estar en las próximas Navidades somos nosotros mismos independientemente de las circunstancias que nos toquen, la actitudes con las que las afrontemos pueden hacer que sean plenas y saludables, o pueden ser un martirio. Tal vez influenciados por los medios de comunicación y por lo que se suponen que deben ser las fiestas, nos olvidemos de preguntarnos el cómo queremos vivirlas.

Un último apunte, ¿podemos prolongar la Navidad todo el año?

Carlos Herrero Osés

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