Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

05 septiembre 2016

Los acróbatas


Había una vez un par de acróbatas. El maestro era un pobre viudo y su estudiante una joven llamada Meda. Estos acróbatas actuaban cada día en la calles para poder ganar lo suficiente para comer.

Su acto consistía en que el maestro balanceara una alta vara de bambú sobre su cabeza mientras la joven trepaba lentamente hasta lo más alto. Una vez arriba, se mantenía allí mientras el maestro caminaba por la calle.

Ambos acróbatas tenían que mantener un enfoque y balance perfectos para prevenir un accidente y completar su presentación diariamente.

Un día el maestro dijo a su pupila:
-“Escúchame Meda, tú me vigilaras a mí y yo te vigilaré a ti para que podamos ayudarnos mutuamente a mantener la concentración y el balance y así evitar un accidente. Entonces podremos ganar suficiente para comer”

Pero la joven era sabia y le respondió,

-“Querido maestro, considero que sería mejor que cada uno se vigilará a sí mismo. Vigilarse a uno mismo significa cuidar de ambos. De esa manera estoy segura de poder evitar cualquier accidente y ganar lo suficiente para comer”.



Para muchos la vida es difícil y deben ser creativos y diligentes para sobrevivir en medio de las circunstancias adversas y personas tóxicas que las rodean.  Nuestra cultura no ayuda mucho ya que es pronta a proclamar acción sin pensamiento, como si pudiera salir algo enfocado y balanceado en los actos de alguien inconsciente e irracional.

Robert Browning escribió una vez que, “El pensamiento es el alma de la acción.” y Ralph Waldo Emerson agregó por su parte que, “El pensamiento es el asiento de la acción. El ancestro de toda acción es el pensamiento". Muchos hemos pensado que podemos gobernar nuestros pensamientos y evitar que se extravíen o degeneren provocando acciones inmorales e incorrectas. Algunos hemos tomado la ruta equivocada del maestro de acrobacia poniendo los ojos en otros como si de ello dependiera nuestra propia salvación. Creemos que vigilar e incluso controlar a otros nos dará la satisfacción o el beneficio que anhelamos.

La verdad es que nuestros pensamientos y acciones navegarán a la deriva hacia la decadencia y la destrucción a menos que cambiemos nuestro enfoque de los demás a nosotros mismos y esto requiere una distinta dieta mental y espiritual. No obstante, parafraseando a San Agustín más se conoce uno a sí mismo, más conocer a Dios.

Igual que nuestro cuerpo es alterado por lo que consumimos, nuestros pensamientos son el fruto de cómo alimentamos nuestras almas. Es necesario revisar diariamente nuestra dieta mental, emocional y espiritual. Lo que consumimos proviene en su mayoría de los medios de comunicación y la cultura que nos contamina con antivalores.

Nuestras mentes igual que nuestros cuerpos parecen vivir con base en una dieta de comida basura, al tiempo que vivimos dependiendo de lo que los demás nos den. Optamos por nutrientes de segunda mano, en lugar de asumir responsabilidad personal por la fuente de nuestra alimentación física, emocional, intelectual y espiritual. No debe extrañar que cuando las cosas salen mal como es de esperar, culpemos a aquellos que nos rodean por nuestros "accidentes y fracasos".

Si realmente deseamos dejar una huella positiva en este mundo y tener un alma saludable emocional y espiritualmente debemos, como enseñaba la aprendiz de acróbata, poner más atención en nosotros mismos, en conocernos de verdad, en vigilar lo que vemos, escuchamos y hacemos. Nuestra dieta mental y espiritual debe cambiar hacia lo saludable, lo moral, lo correcto. No debemos hacer esto para complacer a los demás, o estar a la moda, sino pensando en nuestra relación con Dios y nuestro legado, asumiendo responsabilidad por nosotros mismos. Solo así ganaremos enfoque y equilibrio en un mundo que esta patas para arriba.

Meditando sobre cuán a menudo alimento mi alma con basura que consiento en mi vida y luego irresponsable busco culpables por mi estado fuera de mi. No se trata de no conocer lo que ocurre, sino de discernir lo que me conviene, lo que me es lícito, lo que edifica. Y esa es mi decisión diaria para vivir una vida que tenga significado y propósito y soy responsable ante Dios por la vida que elijo vivir.



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