Durante su hospitalización, Sadako comenzó a doblar grullas de papel, inspirada por una antigua leyenda japonesa que dice que quien logra hacer mil grullas verá cumplido un deseo. Su deseo: curarse y vivir. Utilizando papel de medicina, envoltorios y cualquier material a su alcance, alcanzó a completar más de 1.000 grullas antes de fallecer el 25 de octubre de 1955, a los 12 años.
Su historia conmovió a todo Japón y al mundo. En 1958 se erigió una estatua en su honor en el Parque de la Paz de Hiroshima. Hoy, miles de personas envían grullas de papel como homenaje a Sadako y a todas las víctimas de la guerra nuclear.
Sadako no solo dejó un legado de dolor, sino también de esperanza. En su memoria, cada grulla doblada se convierte en un símbolo silencioso de resistencia y en un llamado global por un mundo sin armas nucleares.


No hay comentarios.:
Publicar un comentario