Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

27 marzo 2017

La base de un cerebro sano es la bondad

Cuando estaba en mi segundo año en Harvard se cruzó en mi camino la meditación y me fui a la India a investigar cómo entrenar mi mente. Obviamente mis profesores me dijeron que estaba loco, pero aquel viaje marcó mi futuro.

...Así empiezan las grandes historias.

Descubrí que una mente en calma puede producir bienestar en cualquier tipo de situación. Y cuando desde la neurociencia me dediqué a investigar las bases de las emociones, me sorprendió ver cómo las estructuras del cerebro pueden cambiar en tan sólo dos horas.

¡En dos horas!

Hoy podemos medirlo con precisión. Llevamos a meditadores al laboratorio; y antes y después de meditar les tomamos una muestra de sangre para analizar la expresión de los genes.

¿Y la expresión de los genes cambia?

Sí, y vemos como en las zonas en las que había inflamación o tendencia a ella, esta des­ciende abruptamente. Fueron descubrimientos muy útiles para tratar la depresión. Pero en 1992 ­conocí al Dalái Lama y mi vida cambió.

Un hombre muy nutridor.

“Admiro vuestro trabajo, me dijo, pero considero que estáis muy centrados en el estrés, la ansiedad y la depresión; ¿no te has planteado enfocar tus estudios neurocientíficos en la amabilidad, la ternura y la compasión?”.

Un enfoque sutil y radicalmente distinto.

Le hice la promesa al Dalái Lama de que haría todo lo posible para que la amabilidad, la ternura y la compasión estuvieran en el centro de la investigación. Palabras jamás nombradas en ningún estudio científico.

¿Qué ha descubierto?

Que hay una diferencia sustancial entre empatía y compasión. La empatía es la capacidad de sentir lo que sienten los demás. La compasión es un estadio superior, es tener el compromiso y las herramientas para aliviar el sufrimiento.

¿Y qué tiene que ver eso con el cerebro?

Los circuitos neurológicos que llevan a la empatía o a la compasión son diferentes.

¿Y la ternura?

Forma parte del circuito de la compasión. Una de las cosas más importantes que he descubierto sobre la amabilidad y la ternura es que se pueden entrenar a cualquier edad. Los estudios nos dicen que estimulando la ternura en niños y adolescentes mejoran sus resultados académicos, su bienestar emocional y su salud.

¿Y cómo se entrena?

Les hacemos llevar a su mente a una persona próxima a la que aman, revivir una época en la que esta sufrió y cultivar la aspiración de librarla de ese sufrimiento. Luego ampliamos el foco a personas que no les importan y finalmente a aquellas que les irritan. Estos ejercicios reducen sustancialmente el bullying en las escuelas.

De meditar a actuar hay un trecho.

Una de las cosas más interesantes que he visto en los circuitos neuronales de la compasión es que la zona motora del cerebro se activa: la compasión te capacita para moverte, para aliviar el sufrimiento.

Ahora quiere implementar en el mundo el programa Healthy minds (mentes sanas).

Fue otro de los retos que me lanzó el Dalái Lama, y hemos diseñado una plataforma mundial para diseminarlo. El programa tiene cuatro pilares: la atención; el cuidado y la conexión con los otros; la apreciación de ser una persona saludable (encerrarse en los propios sentimientos y pensamientos es causa de depresión)...

...Hay que estar abierto y expuesto.

Sí. Y por último tener un propósito en la vida, algo que está intrínsecamente relacionado con el bienestar. He visto que la base de un cerebro sano es la bondad, y la entrenamos en un entorno científico, algo que no se había hecho nunca.

¿Cómo se puede aplicar a nivel global?


A través de distintos sectores: educación, sanidad, gobiernos, empresas internacionales...

¿A través de los que han potenciado este mundo oprimido en el que vivimos?


Tiene razón, por eso soy miembro del consejo del Foro Económico Mundial de Davos, para convencer a los líderes de que hay que hacer accesible lo que sabe la ciencia sobre el bienestar.

¿Y cómo les convence?

Mediante pruebas científicas. Les expongo, por ejemplo, una investigación que hemos realizado en distintas culturas: si interactúas con un bebé de seis meses a través de dos marionetas, una que se comporta de forma egoísta y otra amable y generosa, el 99% de los niños prefieren el muñeco cooperativo.

Cooperación y amabilidad son innatas.

Sí, pero frágiles, si no se cultivan se pierden, por eso yo, que viajo muchísimo (una fuente de estrés), aprovecho los aeropuertos para enviar mentalmente a la gente con la que me cruzo buenos deseos, y eso cambia la calidad de la experiencia. El cerebro del otro lo percibe.

Apenas un segundo para seguir en lo suyo.

La vida son sólo secuencias de momentos. Si encadenas esas secuencias, la vida cambia.

Cultivar la amabilidad es mucho más efectivo que centrarse en uno mismo. Son circuitos cerebrales distintos. A mí no me interesa la meditación en sí misma sino cómo acceder a los circuitos neuronales para cambiar tu día a día, y sabemos cómo hacerlo.

Richard Davidson


22 marzo 2017

El verdadero significado de la prosperidad

“No preguntes qué es lo que el mundo necesita. Pregúntate qué es lo que te hace sentir vivo, y hazlo. Porque lo que el mundo necesita es gente que se sienta realmente viva.” - Howard Thurman

Encuentra algo que te encante hacer y hazlo todos los días. Encuentra algo que te motive y no te deje otra alternativa, algo que te sea sumamente fácil, natural, sin la necesidad de tener que “hacer” nada, algo que te haga sentir maravillosamente vivo; algo que te absorba por completo, algo que te haga olvidar el pasado, el futuro y la pesada carga de “tener que ser”, algo que se sienta absolutamente fiel a la esencia de tu ser, algo por lo que valga la pena vivir, algo que implique una conexión profunda, y hazlo. Hazlo todos los días. Busca la manera de poder vivir de ello, de convertir tu vida en una expresión de ello. Recuerda que cuando te enfocas en cierto destino, pierdes de vista el recorrido, que es en donde se encuentra toda la vida. La verdadera satisfacción no proviene de un futuro que tengas que aguardar. La satisfacción real consiste en saber conscientemente lo que eres hoy, en ser eso, en vivir eso, y así es como nacen todos los futuros. 

¡Claro! habrán ciertos temores y dudas, los “Peros”, los típicos “No debería” y por supuesto, los “No puedo”. Sí, se espera que haya miedo y que se pueda abrazar y que se pueda integrar. Sí, la mente dirá… “pero así no harás dinero”, y la mente dirá… “eso no te brindará seguridad”, y la mente dirá… “te estás engañando a ti mismo”, y la mente dirá… “no lo lograrás”, y la mente dirá… “¿Pero, qué dirán todos de ti?”, y la mente dirá todo tipo de cosas porque a ella sólo le gusta lo que ya sabe y lo que cree que puede predecir y le da terror el cambio y en última instancia, la muerte. Pero recuerda que tú no eres la mente y que la mente tiene todo el derecho de decir lo que quiera porque no tiene el control de tu propia inmensidad. El miedo no es un obstáculo, la resistencia no puede detener el flujo incesante que crea galaxias y hace a las aves cantar, y todas las objeciones de la mente son sólo objeciones al cambio. Sin embargo, el cambio es la naturaleza de todas las cosas, no el enemigo, y una vida vivida al máximo que termina en un glorioso fracaso es preferible a una vida vivida a medias que termina en un éxito completamente vacío y en piscinas atascadas de dinero que se hizo sin amor. 

Entonces, ¿qué es el éxito? El éxito no se trata de cuánto dinero tenga uno en la cuenta de banco, eso ya lo sabemos. No es una lista de logros y premios y reconocimientos, no es la cantidad de títulos ni certificados colgados en una pared, no se trata de la cantidad de clientes ni seguidores que se tengan, se trata de ese fuego que siente en la barriga, se trata de todo aquello que sale naturalmente desde el corazón a cada momento, y no de cuánto dinero vaya a entrar a los bolsillos en el futuro; se trata de ser uno con la vida, de alinearse con lo que realmente es, es hacer lo que se ama y amar lo que se hace, amarlo tanto que no tenga uno otra opción más que permitir que eso sea, amarlo tanto que las recompensas mundanas se vuelvan algo secundario, incluso si fluyen abundantemente. Sé uno con lo que eres y vive desde esa alineación y conocerás la verdadera prosperidad, como cuando eras joven y no habías aprendido aún cómo conformarte o cómo temer al fracaso. 

Hemos confundido el lucro con la prosperidad, el éxito con las estadísticas y hoy en día hay mucha gente que vive para enriquecerse y para conseguir un estatus, sin embargo, se trata de una riqueza vacía, una riqueza amenazada por el miedo, la pérdida y la ruina, en última instancia. Una riqueza que depende de las incontrolables circunstancias externas. Mejor, haz lo que amas, entrega tu vida a ello y sabrás lo que es la verdadera prosperidad, una prosperidad digna de toda tu confianza, más allá de los beneficios económicos, esa prosperidad que ningún tipo de ganancia puede comprar y que ninguna pérdida puede destruir. La mente, que opera en el ámbito de la ganancia y la pérdida, de la causa y el efecto, del tiempo y el espacio, sentirá miedo de la pérdida y la ganancia, de la pérdida de su imagen, de la pérdida de su seguridad y siempre querrá más y más riqueza. Reconoce el miedo y la codicia, no los conviertas en tus enemigos, en cambio, concéntrate en tu prosperidad y en la prosperidad de aquellos que te rodean, concéntrate en aquello que amas, en tu verdad, y no permitas que nada se convierta en una excusa para descuidar tu más profunda vocación, aquello que verdaderamente te impulsa. Haz lo que amas sin distraerte. Sí, podrías perder lo que tienes, lo que crees que es tuyo. Podrías llegar a tener menos dinero que antes. Podrías enfrentarte a las críticas e incluso a las burlas de algunos. Es posible. Sin embargo, estarás completamente alineado con la vida y abierto a la oportunidad, a que aparezca alguna ayuda inesperada en el camino, a correos y llamadas que surjan de la nada, estarás abierto a todos y a todo lo que deba aparecer en el momento oportuno y todo aquello que deba desaparecer también lo hará en su momento. Aprenderás a vivir sin la programación de la mente y sus historias, aprenderás a vivir a través de tu propio programa, un programa en donde habitan los cometas y las estrellas, un programa ancestral de profunda paz y verdadera satisfacción. 

Estarás tan enamorado de lo que haces que perderás todo temor a la escasez de dinero, y la confianza ocupará el lugar del temor, y desde este fertilizante de confianza absoluta, se generará el dinero suficiente, o por lo menos, los medios para mantenerte a ti mismo, o la voluntad de ser apoyado mientras encuentras tu punto de equilibrio. En formas inesperadas, el apoyo vendrá, las conexiones perfectas se darán, aparecerá la gente y las circunstancias adecuadas y las cosas empezarán a fluir, incluyendo el dinero, si eso es lo que te preocupa, pues el dinero, de todos modos, es solamente energía y todo es energía. Tal vez llegará lentamente en un principio. Tal vez no al ritmo que a la mente le gusta, pero llegará, en su propio tiempo. Lo realmente importante es ese fluir, no el resultado. Aprenderás a tener paciencia y a sentir confianza y te verás forzado a hacerte amigo de la duda. Podrías decir “no es posible, todo será un rotundo fracaso”, pero nunca lo sabrás si no lo intentas. Podrías ganarte la vida haciendo aquello que amas. Podrías incluso tener una vida con mucha riqueza. Es posible. Otros lo han logrado antes que tú. Y con lo que la vida te dé, serás capaz de devolver mucho más de lo que algún día imaginaste y el ciclo de prosperidad continuará inevitablemente. 

Sí, puede ser que esté completamente equivocado. Tal vez todo esto sea una ilusión, tonterías de la Nueva Era, un parloteo espiritual fuera de la realidad, una promesa de felicidad para los ya satisfechos. Quizás tus miedos y dudas estén justificadas. Tal vez estés completamente atorado en la vida que llevas, sin esperanzas de algo diferente. Pero quizás no, y este “quizás no”, sea la posibilidad que abra todas las demás posibilidades, y en la que muchos se niegan a adentrarse en lugar de permitir que los miedos y las dudas y las justificaciones gobiernen sus vidas limitando sus grandes capacidades. Y entonces, todo lo que queda es la censura, la amargura, el arrepentimiento y la culpa cósmica de la pequeñez y de un potencial desperdiciado, y la esperanza de una vida diferente o la expectativa de que las circunstancias externas cambien. Culpamos a todos y a todo por nuestro estancamiento y negativa (que replanteamos como nuestra propia incapacidad) de definir la vida que amamos. Culpamos a nuestros genes, a nuestra química cerebral, a nuestras creencias espirituales, a nuestro karma, a nuestra personalidad, a nuestros padres, a la economía, al gobierno, al clima, a la alineación de los planetas, a nuestra historia, a nuestras conclusiones acerca de lo que debería pasar. Una vez que el juego de la culpa comienza, ya no hay quien lo pare. Pero en eso, tampoco encontramos alegría. 

He conocido a personas que, en las últimas semanas de su vida, descubrieron de pronto algo en lo que eran buenos, algo que hizo que su corazón cantara: morir bien. Morir en una forma que inspirara a los demás. Permitiendo que su agonía fuera transformadora y un factor de cambio. En las últimas semanas de vida entraron en una absoluta prosperidad. Se entregaron por completo a aquello que amaban, sin esperar ningún beneficio adicional, ninguna ganancia. Jamás hubo alguna excusa. Siempre hay algo para nosotros. A veces, el simple hecho de saber lo que no queremos es el primer paso. A veces, no saber lo que queremos, pero darnos el espacio y el tiempo para explorarlo y encontrarlo es un movimiento de suprema inteligencia y valor en sí mismo. 

Aquí no hay ningún mandamiento, no existen los “deberías”. No te estoy diciendo cómo vivir o qué es lo que tienes que hacer. El mundo está repleto de todo eso. Estas son sólo pequeñas invitaciones de alguien que ya pasó por eso, recordatorios llenos de amor para que te abras a tu propia inmensidad, para que liberes a tu corazón, para que bailes y cantes y para que seas eso que ya sabes que eres: la Vida misma, preñada de un potencial creativo que estalla como un Big Bang, ese potencial que por siempre ha escrito cuentos de aventuras emocionantes en las paredes de tu corazón, ese potencial que aún estalla en forma de cada pensamiento, cada sensación, cada sentimiento. Vive la vida que amas porque quizás tengas sólo este día para hacerlo. Nadie más puede vivirla por ti. Te cansarías de esperar. 

Jeff Foster


21 marzo 2017

Prevenir el estrés

El estrés es una reacción biológica de nuestro cuerpo que se prepara así para la supervivencia o una demanda incrementada.

Estamos más alerta para poder enfrentar situaciones de peligro. Todos los animales tienen estrés cuando hay una causa física o peligro real que requiere una respuesta inmediata.

Lo que diferencia a los humanos del resto del mundo animal es que añadimos al estrés en bajos niveles por causas físicas el estrés por causas psíquicas.

Nuestra mente empieza a traducir nuestras preocupaciones mentales como si fueran un peligro físico real (¡una amenaza!). Son amenazas imaginadas, la mayoría nunca ocurrirán, pero el cuerpo no sabe distinguir la amenaza real de la amenaza “inventada”. Por lo tanto la reacción fisiológico en nuestro organismo es la misma. Así podemos entrar en un círculo vicioso y tener estrés de forma continuada. Este estado de estrés continuo tarde o temprano afectará la salud.

Gracias a los avances en la medicina y en la sanidad pública, nuestros patrones de enfermedad han cambiado. Actualmente padecemos enfermedades distintas y tenemos más probabilidades de morir de forma diferente que la mayor parte de nuestros antepasados.

Lo que nos preocupa y nos quita el sueño es otro tipo de enfermedades. Y una de ellas es el estrés: atascos de tráfico, problemas económicos, exceso de trabajo, relaciones sociales y el estrés sí puede generar enfermedades.

En nuestra vida privilegiada, hemos sido los únicos (del mundo animal) con la suficiente inteligencia como para inventarnos esos agentes estresantes, y los únicos lo bastante estúpidos como para permitir que dominen nuestras vidas.

Ante el gran muro de un agente estresante no hay que suponer que existe una solución especial que logrará derribar el muro, lo que hay que asumir es que a menudo, mediante el control de una serie de puntos de apoyo podemos escalarlo.

Cinco actitudes que pueden prevenir el estrés

– Aceptación (versus la resistencia)
– Compromiso (versus vivir sin sentido)
– Ver la oportunidad de mejora y aprendizaje (versus ver solamente la amenaza, el daño y la pérdida)
– Cuidar la salud (versus abandonarse)
– Cultivar las relaciones afectivas (versus aislamiento)


Robert Sapolsky


20 marzo 2017

Noche y día

Uno rabino hacía a sus alumnos la siguiente pregunta:

– ¿Como podéis distinguir cuando acaba la noche y empieza el día?

El primer discípulo respondió:
– Cuando en la lejanía puedes distinguir un perro de una oveja.
– No – dijo el rabino.

Otro discípulo aventuró su respuesta:
– Cuando puedes distinguir una palmera de una higuera.
– No – replicó el maestro.
– ¿Cuando? – preguntaron a coro los discípulos.

Y el rabio respondió:
– Cuando puedes mirar el rostro de una persona y reconocer en ella a un hermano.
– Mientras esto no pasa, es todavía de noche en tu corazón.


17 marzo 2017

Tu vida no puede salir mal

En realidad, tu mundo está configurado de tal forma que nada te puede pasar, sin embargo Todo Pasa Para Ti - para tu despertar, para tu crecimiento, para tu inspiración, para tu exploración - incluso si te olvidas de eso, o si a veces no puedes verlo o si a veces caes en la distracción y en la desesperación.

Cuando no hay un destino fijo, no puedes perder el rumbo, así que nada de lo que pase en tu vida puede sacarte del camino. Tu camino ES lo que pasa, y lo que pasa ES tu camino. No hay de otra.

Todo es un regalo en este inquebrantable camino que llamas vida - la risa, las lágrimas, los momentos de gran angustia, las experiencias de profundas pérdidas, el dolor, la confusión, los momentos en los que crees que nunca lo lograrás, incluso el la inmensa angustia que causa el amor - aunque lo olvides, o a veces no puedas verlo, o pierdas absolutamente la fe en este gran espectáculo.

Pero incluso la pérdida de la fe en este espectáculo es parte del espectáculo, e incluso la escena donde 'algo está saliendo mal' no es indicativa de que el espectáculo esté saliendo mal, y así, siempre estás exactamente donde necesitas estar, lo creas o no, incluso si no lo crees.

La vida es absolutamente confiable, aunque tu confianza parezca estar a millones de años luz, la vida no puede ir mal, porque todo es vida, y la vida es todo. Entiende esto, compréndelo desde tu corazón. La espiritualidad es profundamente simple, tan simple como la respiración, tan natural como contemplar las estrellas por la noche y caer rendido de asombro.

El universo es mucho más hermoso de lo que podrías alguna vez imaginar.

Jeff Foster


16 marzo 2017

¿Qué te hace florecer?

Rara vez comparto mis reflexiones o pensamientos sobre algún tema, pero esta mañana no pude evitar observar mis rosas que nos regalaron en el trabajo por el día de la Mujer y pensar en esto...

Las dos rosas han estado en el mismo florero con agua, ambas bajo las mismas circunstancias, rodeadas del mismo ambiente, en la misma oficina, con la misma persona (yo), en el mismo florero, con la misma cantidad de agua...

¿Porqué una si floreció (nos las dieron cerradas) y la otra no?,
¿porqué una desde el primer día se agachó como si no tuviera ganas de vivir y la otra luchó por abrirse, florecer y regalar alegría al ojo humano?

Esto me hizo pensar en nosotros como personas, hay personas que están bajo las mismas circunstancias, incluso viviendo bajo el mismo techo, conviviendo con las mismas personas, se puede decir que hasta el mismo nivel de estrés, ¿Porqué una persona sí florece y la otra no?, ¿porqué una si enfrenta la vida con brazos abiertos esperanza en lo mejor y la otra se derrota sin siquiera empezar a luchar?... creo yo son preguntas que se contestan con lo que no se ve: nuestro interior, lo que hay en nuestro corazón, lo que nos motiva o desmotiva, la esperanza o desesperanza que nos impulsa.. en fin.. para reflexionar


Inés B. Alvarado


Photo by Inés

15 marzo 2017

Elegí la vida

No quise dormir sin sueños:
y elegí la ilusión que me despierta,
el horizonte que me espera,
el proyecto que me llena,
y no la vida vacía de quien no busca nada,
de quien no desea nada más que sobrevivir cada día.

No quise vivir en la angustia:
y elegí la paz y la esperanza,
la luz, el llanto que desahoga, que libera,
y no el que inspira lástima en vez de soluciones,
la queja que denuncia, la que se grita,
y no la que se murmura y no cambia nada.

No quise vivir cansado:
Y elegí el descanso del amigo y del abrazo,
el camino sin prosas, compartido,
y no parar nunca, no dormir nunca.
Elegí avanzar despacio, durante más tiempo,
y llegar más lejos, habiendo disfrutado del paisaje.

No quise huir:
y elegí mirar de frente,
levantar la cabeza,
y enfrentarme a los miedos y fantasmas
porque no por darme la vuelta volarían.

No pude olvidar mis fallos:
pero elegí perdonarme, quererme,
llevar con dignidad mis miserias
y descubrir mis dones;
y no vivir lamentándome
por aquello que no pude cambiar,
que me entristece, que me duele,
por el daño que hice y el que me hicieron.
Elegí aceptar el pasado.

No quise vivir solo:
y elegí la alegría de descubrir a otro,
de dar, de compartir,
y no el resentimiento sucio que encadena.
Elegí el amor.

Y hubo mil cosas que no elegí,
que me llegaron de pronto
y me transformaron la vida.
Cosas buenas y malas que no buscaba,
caminos por los que me perdí,
personas que vinieron y se fueron,
una vida que no esperaba.
Y elegí, al menos, cómo vivirla.

Elegí los sueños para decorarla,
la esperanza para sostenerla,
la valentía para afrontarla.

No quise vivir muriendo:
y elegí la vida.
Así podré sonreír cuando llegue la muerte,
aunque no la elija…
…porque moriré viviendo.

Rudyard Kipling


14 marzo 2017

Papas en la mochila

Un día, el maestro de secundaria nos pidió como tarea que lleváramos papas crudas y una bolsa. Nos dijo que pusiéramos en la bolsa plástica una papa por cada persona a la que guardábamos resentimiento y escribiéramos su nombre en ella.

También, nos pidió que durante una semana cargáramos con nosotros a todos lados esa bolsa de papas en la mochila.

- ¡Algunas papas eran realmente pesadas!

Naturalmente la condición de las papas se iba deteriorando con el tiempo. El fastidio de acarrear esa bolsa a todo momento me demostró claramente el peso que cargaba a diario en mi corazón y en mi vida debido al resentimiento.

También aprendí como, mientras ponía mi atención en ella para no olvidarla, desatendía cosas que eran mas importantes para mi.

Este ejercicio me hizo pensar sobre el precio que pagaba por mantener esos resentimientos y no perdonar algo que ya había pasado y que además no podía cambiarse.

Pensamos, a menudo, que el perdón es un regalo para el otro, sin darnos cuenta que los primeros beneficiados somos nosotros mismos. Todos tenemos papas pudriéndose en nuestra "mochila" emocional.

La falta de perdón es como un veneno que tomamos diariamente a gotas pero que finalmente nos termina matando en vida. Hay mucho escrito sobre este tema tan vital para la salud emocional y espiritual, pero sin duda, debemos empezar primero, por perdonarnos a nosotros mismos por todas las cosas que no fueron como hubieras querido que fuesen.

Recuerda que el perdón es una decisión que se toma no porque lo sintamos, o queramos, sino por nuestra propia sanidad y libertad, ya que nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.

No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes. Tal vez fuiste tu la víctima, pero grabe esto en su alma, se necesitan al menos dos para generar un conflicto, una herida. Y al menos uno, para romper esa atadura del alma.

Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos y actitudes negativos que nos causaron dolor o enojo. El perdón se basa en aceptar lo que pasó y empezar el camino al cambio para no volver mas allí.

Todo en la vida tiene que ver con decisiones libres de emociones. El camino de la cordura, demanda al menos que tengamos claro lo que esta bien y lo que no, y adoptemos el camino que edifica en lugar del que nos destruye.

¿Vas a tomar decisiones hoy o seguirás reaccionando esclavo de tus emociones?

Que esta semana te liberes de ese equipaje pesado que llevas aun a cuestas y que te impide llegar donde Dios quiere.

13 marzo 2017

Seis días con un perro

El precio de vivir sin remordimientos

Ni siquiera había transcurrido una semana después de nuestra luna de miel, cuando mi esposo me informó que quería tener un perro. Eso me tomó por sorpresa, porque la familia de Elliot nunca había tenido mascotas, ni el tema había surgido entre nosotros durante los diez años que llevaba conociéndolo. Tampoco era una buena noticia. A mí me inquietaban los perros desde el kínder, cuando un bóxer molesto casi me quitó la mano.

Además, no veía la necesidad de complicar nuestra nueva vida juntos con algo desordenado, costoso y desconocido, por lo que respondí: “Yo no quiero un perro”. Pensé, erróneamente, que eso le pondría fin al asunto. Elliot me miró con incredulidad, y finalmente encontró las palabras: “¡Pero mi madre me dijo que podía tener un perro cuando me casara!”.

Esta frase causaba mucha risa cada vez que contaba la historia a mis amigos, pero el verla como una broma me impidió darme cuenta de la burbuja que yo había creado, la cual duró muchos años. Durante nuestros más de 40 años juntos, Elliot señalaba a cada golden retriever que veíamos, convencido de que me enamoraría de esa raza, tal como había sucedido con él.

Pero yo había creado un arsenal de excusas, comenzando con: “Los niños son más que suficiente trabajo”. Después, lo que había visto que sucedía con mis amigas: a pesar de las promesas, pasear al perro (por no hablar de la alimentación, el baño, la limpieza y las visitas al veterinario) se convertía en el trabajo de mamá. Pero mi argumento más convincente era que nuestra hija mayor era tan alérgica a los perros, que el más breve contacto con ellos la dejaba muy hinchada, irreconocible. En otras palabras, yo pensaba que por todas estas razones estaba a salvo.

Pero los hijos crecen y se van de casa. Cuando nuestro nido se vació, Elliot empezó a presionar con determinación por un perro. Yo todavía carecía de cualquier inclinación por tener algún perro, pero sentía que era injusto seguir negándole esto todo el tiempo. Cuando él prometió que sería de una raza hipoalergénica, mi arsenal se redujo a un solo argumento: “Puedes tener un perro si tú te haces totalmente responsable de él”. Así que Elliot, que acababa de reducir su semana de trabajo a tres días, puso la mira en su jubilación cercana.

Luego fue diagnosticado con cáncer.

De inmediato, nuestros hijos comenzaron a hablar del asunto. Sabían que una mascota era lo último que yo necesitaba en mi vida, ahora inesperadamente fuera de control, pero el sombrío camino que enfrentaba Elliot exigía un aliento extremo. Al decidir ellos que su papá necesitaba un perro, designaron al hermano más valiente para confrontarme. Por alguna razón, a pesar de mis reservas, yo había llegado ya a la misma conclusión.

Así que, para satisfacer el anhelo de su padre (y, estoy segura, para sentirse útil en una situación tan patética) nuestra hija menor se lanzó a investigar razas y a visitar albergues de perros. Después de varios “casi”, encontró al perro, un schnoodle tierno y juguetón que necesitaba aseo y caricias. Muchas caricias.

Jack vivía para ser amado, y se mantenía en las piernas de su nuevo amo, con ojos brillantes y extasiados durante todo el tiempo que era acariciado por Elliot. Yo pensaba que su relación sería tranquila, pero la fatiga producida por la quimioterapia echó raíces rápidamente. Por tanto, las caminatas diarias con el perro recayeron en mí. Me sorprendió la facilidad con que me adapté a esto; el ejercicio me ayudaba a aclarar mi mente después de un tiempo en nuestro extraño nuevo mundo de medicamentos, inyecciones, transfusiones y ansiedad.

Pero Jack era para mí un nuevo mundo extraño. Dos veces, por ejemplo, quiso salir a medianoche, pero después se negó a hacerlo porque estaba lloviendo. Eso me dejó confundida. Tenía varias preguntas: ¿No debía darle agua después de su cena? ¿Había algún mensaje subliminal detrás del “regalo” que dejó en la alfombra? ¿Y qué de los mechones de pelo regados por toda la casa?

También Elliot tenía preguntas, entre ellas: “¿Está bien que deje de acariciarlo?” ¿Había entendido yo correctamente —después de solo veinte minutos— que mi recalcitrante amante de los perros había tenido ya suficiente?

El sexto día fue el primer chequeo de Jack, setenta y dos horas después de lo recomendado por el albergue (un triunfo, pensé, considerando lo que estábamos pasando). El veterinario confirmó que estaba sano, y luego dijo la palabra P.

¿Pulgas? dije, dejando escapar un suspiro. (¿Quién iba a saber que la “recomendación” del albergue estaba basaba en cuándo había vencido la prevención contra las pulgas?)

La veterinaria me consoló en gran manera, diciendo: “¡No hay que preocuparse!” y luego me dio una serie de instrucciones. Bien, las pulgas pueden ser una cuestión de rutina para un veterinario, pero escuchar “simplemente” en la misma frase de “lavar con agua caliente todas las sábanas, aplicar bórax en todas las superficie, y pasar la aspiradora dos veces al día durante dos semanas” era simplemente demasiado. Simplemente, no había suficiente Sandy para hacer todo eso, más ocuparse de un perro y de un paciente de cáncer.

Pero aquí está lo asombroso: en esos seis días, Elliot descubrió que ser dueño de un perro no satisfacía las expectativas que él había tenido durante tantos años. Y estaba dispuesto, incluso ansioso, de simplificar lo poco que pudiéramos de nuestra complicada vida.

Me habría gustado decirle que en el séptimo día descansamos, pero el régimen de bórax, lavado de sábanas y pasado de la aspiradora duró algún tiempo. También me habría gustado informarle que Elliot se recuperó, pero durante tres rigurosos meses que volaron, rebotábamos como una pinball entre las esperanzas, los temores, las preocupaciones y las amarguras de la enfermedad terminal. Sin embargo, una cosa estuvo maravillosamente ausente: el remordimiento.

Nadie, ni siquiera Elliot, me habría criticado por no haber entendido la idea en cuanto al perro desde el comienzo; realmente era el peor momento posible para intentar algo tan inconveniente. No obstante, me estremezco al pensar en lo cerca que llegué a decir que no, y en lo que eso habría significado: Elliot no habría visto cumplido su sueño, ni la demostración tangible del amor de su familia; y ahora yo estaría batallando con el remordimiento, además del dolor, deseando haber podido rebobinar cuatro décadas, y cedido a su deseo.

Situaciones en las que nos hemos salvado de milagro pueden ser algo bueno; la que yo experimenté me ha hecho más consciente de las palabras y las acciones que no nos llevarán a desear tener una segunda oportunidad. Y estoy agradecida porque Dios sabía lo que yo no sabía —que el pequeño Jack iba a ser un gran problema mientras enfrentábamos carreras a las salas de emergencia y cinco largas hospitalizaciones. Dios sabía, también, que seis días con un perro nos bendecirían a todos. Por eso, Él me llevó misericordiosamente a poner el amor por encima de la lógica, y luego envió pulgas como un vehículo de su gracia multidireccional: Elliot tuvo su perro; nuestros hijos tuvieron la alegría de haberlo hecho posible; y yo vivo libre de la agonía del “si tan solo…”.

Hasta el perro fue bendecido. Jack vive ahora con un experimentado dueño de mascotas, que le brinda amor y caricias a granel.

Sandy Feit

10 marzo 2017

5 cosas que puedes llevar contigo

Cuando te enfrentas al maravilloso mundo de lo desconocido

1. Confianza. Confía en ti mismo. Nadie te conoce mejor que tú mismo. Nada puede ser logrado si no hay confianza. Cuando pierdes la confianza – en ti, en los demás, en la bondad básica del mundo, las cosas se vienen abajo. Confía en que el universo conspira contigo, no en tu contra, para ayudarte a alcanzar tu versión más elevada y verdadera posible.

2. Corazón. No tengas miedo de sentir profundamente. Sólo estaremos aquí un pequeño rato. Tu corazón es tu brújula, tu mejor aliado, tu máxima prueba de vida. Aprende a escuchar su murmullo.

3. Incertidumbre. Deja de resistirla, y en su lugar, aprende a bailar con lo desconocido. Cuanto más alto el riesgo, más hermosa la caída. Cuanto más grandiosas sean tus posibilidades, más apremiantes serán tus dudas. Eres el paquete completo.

4. Esperanza. Jamás renuncies a un sueño pero aprende a soltar cuando un determinado resultado se deteriore en una pesadilla. Vuelve a tu interior y revisa los latidos de tu corazón: CUALQUIER COSA QUE DESEES DEBE HACERTE SENTIR COMPLETAMENTE VIVO.

5. Impredecibilidad. La verdad es esta: jamás estás preparado para nada. Lo bueno, lo malo y lo feo siempre te encontrará, inesperadamente. La mejor manera de estar listo para la vida es abrazar el hecho de que nunca estás listo o preparado para nada – acéptalo plenamente, sin disculpas aquí, ahora, y Tú.

TU TIEMPO ESTÁ CONTADO. No te conformes. Eres todo.

No tengas la mínima duda en hacer arte con el pincel de tu vida. No tienes que excusarte al convertir tu corta aventura en este planeta en la más verdadera obra de arte que puedas concebir. El mundo no te debe nada. Tú le debes al mundo tus tesoros.

Andréa Balt


09 marzo 2017

Hombres necios que acusáis

Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis.

Si con ansia sin igual solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia y luego con gravedad
decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco y luego le tiene miedo.

Queréis con presunción necia hallar a la que buscáis,
para pretendida, Tais, y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien.

Opinión ninguna gana, pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata, y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis que con desigual nivel
a una culpáis por cruel y a otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata ofende y la que es fácil enfada?

Mas entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere y queja enhorabuena.

Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas
y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada:
la que cae de rogada o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga o el que paga por pecar?

¿Pues para qué os espantáis de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar y después con más razón
acusaréis la afición de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.

Sor Juana Inés de la Cruz


08 marzo 2017

Los derechos e igualdades se encuentran en el interior

Estamos de acuerdo en que el hombre, como varón, no es superior a la mujer... ¿verdad?...
Entonces, ¿qué razón nos hace suponer que la mujer sí lo sea con respecto al varón?

Sin darnos cuenta, nos hemos ido acostumbrando a un ritmo gradual de cierto intento de supremacía... como queríendoles dar a probar la medicina con que consideramos que nos han estado envenenando durante siglos... sin darnos cuenta tampoco de que estamos entrando en la famosa "ley del talión" que a tan mal puerto conduce...

Bajo la bandera de la "igualdad" se nos manipula... se nos llena de odios, rabias, rencores, resentimientos y falsos "orgullos", como si el género (que hasta ahora decíamos que era lo de menos, para poder tener las mismas oportunidades un@s que otr@s, como así es) realmente importara y fuera excluyente...
Porque ESO es lo que realmente se pretende, (¡dios, es tan evidente!) mantener la SEPARATIVIDAD Y EL ENFRENTAMIENTO.

¿Os suena el "divide y vencerás"?...

Eso es carnaza y alimento de frustraciones, insatisfacciones, malas digestiones y por tanto, de CONSUMO y de continuar con la BÚSQUEDA incesante de ALGO QUE NOS PROCURE UN POCO DE FELICIDAD, aunque sea momentánea y a costa de subir la adrenalina a cotas tan altas que el cuerpo se acaba resintiendo y al que le sucede un nuevo "valle o bajón"... y así, una y otra vez en busca del "pico", del "subidón"...

Lo cierto es que SÓLO un clima de AUTÉNTICA UNIDAD, de SUMA, puede con todo... y no porque "venza en una lucha" precisamente... sino PORQUE DEJA DE HABER LUCHA... porque se deja de creer que un bando es más importante que el otro....

Sólo el tercer lenguaje: el del equilibrio de los dos polos, el del camino del medio, el de la integración de los dos factores, pueden mitigar este dolor existencial que hay escondido tras cualquier lucha (con o sin razón... ¿qué es la razón sino pura subjetividad?...)

¿No nos damos cuenta de que sin la fuerza o presencia de cada una de las partes, no puede haber el enriquecimiento de la suma?

Nos alientan y ALIMENTAN (de forma encubierta) para que sigamos en eternas guerras de géneros, de etnias y de credos... y nosotr@s, como la rana en la olla al fuego, (a la que se le va calentando el agua poco a poco y acaba escaldada, en lugar de sentir el calor desde el primer momento, lo que le animaría a dar el salto fuera de la olla...) nos vamos adaptando, conformando y resignando a que todo siga por esos derroteros bélicos, creyendo que estamos "luchando" por nuestros derechos... cuando en el fondo no somos más que gladiador@s amig@s enfrentad@s, convertid@s en espectáculo de quienes utilizan "días de celebración" como el de hoy (y el de la madre... el padre... la infancia... los animales... ¿acaso no es el "Día de la Vida" SIEMPRE...???) como "cortinas de humo" que cubren sus acciones, dirigiendo y manipulando hacia dónde debemos mirar para no ver... y creando, repito, un clima de tensión, insatisfacción y rabias de fondo, para el que también quieren vendernos las tiritas.

Invito a reflexionar sobre todo esto, y a considerar la posibilidad de que los verdaderos derechos e igualdades se encuentren en el interior de cada un@, en nuestras propias creencias y emociones al respecto...
Porque, si hay lucha en mí... estaré en lucha también con el entorno más cercano, familiares, vecin@s, compañer@s, jef@s... y se irá extrapolando hacia un círculo cada vez más amplio, y con un radio de acción cada más grande e intenso...

Y, ¿nos preguntamos cómo está así el mundo?... Puro reflejo de cada una de las "unidades"...

Cambiar esto SÍ que está en nuestra mano y EXIGE UN CAMBIO DE MIRADA, comenzando por el entorno más próximo y continuando por derrumbar las falsas separaciones por géneros, etnias y credos, como antes comentaba.

ES IMPRESCINDIBLE comenzar por el PERDÓN más sincero. Y éste ocurre, inevitablemente, cuando somos conscientes de que la vida no deja de ser como una obrita de teatro con muchos actos y escenas... pero TODO ES MUCHO MÁS GRANDE de lo que perciben nuestros sentidos...
Hay una Fuerza Inmensa que mantiene unid@s todas las galaxias y multiversos.

¿Por qué no enterramos ya el "hacha de guerra" y nos dedicamos a VIVIR, realmente?

¿Por qué no dejamos de mirar hacia abajo, a nuestros genitales diferentes y de diferentes colores... y nos dedicamos a enfocar nuestra mirada en LA BELLEZA de todo lo que nos rodea?

¿Jugamos, por fin, a ver qué nos UNE, en vez de lo que APARENTEMENTE nos separa?...

Ésta es mi celebración particular del día.
Será un placer sentirte al lado, pero si decides caminar en otro rumbo, te respeto profundamente.

Un gran abrazo

Joy Batres


07 marzo 2017

Seamos simples

Pedimos un amor para toda la vida y cuando él aparece, sigiloso y calladito, nos dispensamos o no lo sabemos cuidar.

Queremos salud acostados en el sofá.
Oramos por las bendiciones en los teclados del celular. 
Queremos adelgazar, engordando, cambiando la ropa, ajustando, aflojando.
Queremos barba o nos queremos depilar.

Queremos todo y todo lo hacemos al revés.
Dejamos las cuentas para después, vajilla rotas en el armario.

Queremos un perro y no nos gustan los pelos por la casa. 
Compramos bicicletas pero no nos gusta el sol en la cara.

Nunca estamos felices esa es la verdad.
Y sería tan simple el serlo.

La felicidad está en lo que dejamos pasar, en lo que dejemos aparecer, cautivarnos, plantamos para luego cosechar.

Seamos simples, humildes, menos exigentes, menos marketing y más producto, seamos siempre la sonrisa gratis, porque cada día es un buen día para sonreír!

Cleonio Dorado


06 marzo 2017

Hay mujeres

Hay mujeres que huelen a flores, a tierra húmeda, a nostalgia y fragilidad. Hay mujeres que se enamoran de la luna, que guardan siempre una canción, que se niegan a mal pensar, que no saben de aventajar y sí de poesía, aferrándose a idealizar.

Hay mujeres a quienes las palabras dañan y los hechos incoherentes les extraña, mujeres con los ojos muy abiertos observando los detalles, acomodando las piezas que el viento mueve sin su consentimiento.

Hay mujeres frágiles, que hacen que la inocencia no muera, que se enojan y reclaman, pero ante la verdad se desarman, esas que buscan utopías, que creen cuanto les dicen, que regresan por promesas, archivadas en el olvido de quien las prometió.

Hay mujeres simples, tan simples como bellas, porque saben perdonar, porque vuelven a confiar, porque están dispuestas a escuchar. Porque las flores de campo, son infinitamente más bellas que las cultivadas en la cultura del asfalto.
Su fragilidad las hace únicas, su falta de malicia, las hace bellas!!

Lucia Toranzo Noriega


03 marzo 2017

Cómo lidiar con la envidia

La envidia es un sentimiento derivado de la frustración y siempre genera traiciones, para los grandes Maestros luchar contra los envidiosos es una lucha vana, lo mejor es crear empatía con ellos y dejarlos seguir su camino, quien envidia no desea querer a la persona y no lo hará, así entonces nada bueno saldrá del envidioso, pues es mentira que desee las oportunidades del otro, desea su lugar o lo que es lo mismo rechaza su propia persona y eso no se corrige ocupando el lugar ajeno. "Compartir con el envidioso lo aleja muchas veces al ver en su espejo que no le pertenece y que nada cambio en él con lo ajeno"

Según cuenta Enrique Rojas, psicólogo y psiquiatra, es difícil descubrir al envidioso pues a veces se esconde a través de una apariencia amable, acogedora y simpática y otras se camufla en conductas de excesivo respeto, o excesiva admiración, el envidioso se "alegra de los fracasos ajenos", "sufre con los éxitos ajenos", pero desaprovecha tanta energía que no es capaz de alcanzar sus propios objetivos.

Considera que los demás consiguen las cosas con facilidad y sin esfuerzo, no es una persona generosa, si triunfa nunca se siente satisfecho, este sentimiento es muy perjudicial para quien lo siente y "muy peligroso para la persona envidiada".

Carlos Ruiz Safón en su libro “El juego del ángel”, la describe como la religión de los mediocres, de hecho, la envidia es la forma más primitiva y vengativa de la Admiración.

Pero no nos detengamos llenando de adjetivos a los envidiosos, habrá que entender que es la envidia una hierba que crece siempre a la sombra de cualquiera que tiene éxito o desarrolla una habilidad, pensemos en ello, pensemos en lo bueno y sin rencor, al estilo de Don Quijote, pues "Si los perros ladra, señal que estamos avanzando" y entre más avanzemos menos escucharemos su ruido, no hay necesidad de atacar a ninguna criatura y menos porque no puede decir que nos admira.


02 marzo 2017

Tu derecho a la vida

Respira en tu miedo.
Inhala en el mismo centro de tu tristeza.
Oxigena tus dudas, tus incertidumbres.
Dale a tu ira su lugar.

Estás cansado de abandonarte, amigo.
Estás cansado de las distracciones,
de darle la espalda a lo que está vivo
en tu tierno y despierto corazón.

Estás cansado de las grandes promesas espirituales.
De la felicidad eterna. De la alegría sin fin.
De la iluminada y pura perfección.
De la inmunidad.
De una vida sin dolor.

Estás cansado de las respuestas.
Incluso estás cansado de las preguntas.

Estás cansado de perseguir ideales,
de tratar de ser alguien más,
de convertirte a ti mismo en una copia al carbón.

Estás cansado de suplicar que te amen,
negándote a ti mismo para ganar algo de afecto,
o aprobación, o incluso atención.

El amor no es algo que se gane;
es lo que respiras,
es algo que brilla a través de tu piel,
iluminando este mundo herido.

Hay un dolor mucho más grande que el dolor,
y es el hecho de abandonarte a ti mismo.

Respira en tu miedo.
Inhala en el mismo centro de tu tristeza.
Oxigena tus dudas, tus incertidumbres.
Dale a tu ira su lugar.

Inclínate ante tu experiencia presente.

Mantente de pie con toda valentía en tu momento,
en cada momento de tu preciosa vida.

Porque eres digno, y completo,
y tienes el derecho de existir
exactamente como eres.

No huyas más, amigo.
Esos días han terminado.

Jeff Foster