Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.
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12 septiembre 2017

La fotografía

En la ocasión de la publicación de mi primer libro de fotos, Viaje a la Iluminación (ahora reimpreso como El Espíritu del Tíbet, Aperture, Nueva York), Henri Cartier-Bresson me envió muy amablemente esta nota.

"La cámara de Matthieu y su vida espiritual son una, y desde esta primavera estas imágenes fugaces y eternas". Henri-Cartier Bresson 12 de noviembre de 1995

Para mí, la fotografía es un himno a la belleza. Comencé a fotografiar cuando tenía quince años, con mi amigo André Fatras, un fotógrafo de animales, aventurero y amante de la naturaleza.

En 1967, viajé a Darjeeling en India para conocer a mi primer maestro espiritual. Después de su muerte en 1975, pasé doce años con Dilgo Khyentse Rinpoche, quien era el arquetipo del maestro espiritual, y viajé con él a Bhután, India, Nepal y Tíbet. A lo largo de los años, he tomado fotografías de mis maestros y del mundo que los rodea. Mi principal aspiración era compartir la increíble belleza, fuerza y profundidad de su mundo. He fotografiado principalmente en Bhután, India, Tíbet, Nepal y Tailandia.

Según las enseñanzas budistas, la naturaleza búdica está presente en todo ser viviente y el estado natural de la mente, cuando no es mal interpretado por el poder de los pensamientos negativos, es la perfección. Se cree que las cualidades positivas, como un buen corazón, reflejan el verdadero y básico tejido de los seres humanos. En fotografía, mi esperanza es mostrar la belleza de la naturaleza humana.

Incluso durante un sufrimiento intenso puede haber dignidad y belleza, incluso ante la destrucción y la persecución puede haber esperanza. Esto es particularmente cierto para el Tíbet y su gente, quienes han logrado retener su alegría, fortaleza interior y confianza mientras están siendo sometidos a un genocidio humano y cultural. Para mí, es esencial inspirar esperanza y confianza, ya que es lo que más nos falta y más necesitamos. Quizás no haga una fotografía en meses. Luego viene el día en que la gente, los lugares y la luz surgen de una manera tan hermosa que no puedo resistir hacer una imagen de ella con el deseo de compartirla con los demás.

He intentado abrir una puerta a un mundo antiguo y a la vez relevante en nuestros tiempos; y proporcionar una visión desde el interior de la vida de un maestro budista tibetano y una cultura única que, a pesar de los trastornos en su patria, todavía sobrevive en toda su autenticidad.

Extractos de una entrevista con el Sunday Telegraph

ST: Lo que me llama la atención – la atención todos, estoy seguro - es la profundidad de alegría y felicidad grabada en las caras de estas fotografías. Me pregunto si tiene alguna idea acerca de cómo esto refleja su práctica y creencias budistas.

MR: De hecho, el principal poder de inspiración de los retratos es que estos maestros, ermitaños y yoguis son ejemplos vivientes de lo que enseñan. El mensajero se ha convertido en el mensaje. Lo que muestran exteriormente es lo que son por dentro, sin contradicciones. El hecho de que percibamos esto es reconfortante e inspirador. El contentamiento y la felicidad reflejados en sus caras expresan un profundo sentido de serenidad y satisfacción que surge de una mente excepcionalmente saludable.

ST: Y también acerca de la relación entre la naturaleza y la espiritualidad - ¿es posible sentir algo distinto a lo espiritual cuando se enfrenta a la imponente belleza natural representada en estas imágenes?

MR: Es sin duda una experiencia increíble estar en muchos de esos lugares en el Tíbet. La intensa profundidad del silencio, la inmensidad del paisaje, el azul profundo del cielo, el aire crujiente ... es tal que cuando uno simplemente se sienta allí, siente que nunca quiere irse, sino permanecer en esa profunda y limpia armonía entre el medio ambiente y su propia mente serena. Es incluso una experiencia más sorprendente estar en presencia de seres cuyos corazones están completamente llenos de altruismo y sabiduría, y tratar de fusionar tu mente con las suyas.

Por lo tanto, los paisajes y los retratos pueden conducirte de una comprensión de la belleza exterior a la de la belleza interior del despertar espiritual y las cualidades humanas ilimitadas que acompañan ese despertar, como el calor y la luz de los rayos que acompañan naturalmente al sol.

Matthieu Ricard


06 septiembre 2017

Más Allá del McMindfulness

De repente, la meditación mindfulness se ha convertido en un fenómeno de masas, abriéndose camino hacia escuelas, empresas, prisiones y agencias del gobiernos incluyendo el ejército americano. Millones de personas están recibiendo beneficios tangibles de su práctica de mindfulness: menos estrés, mejor concentración, quizá un poco más de empatía. No es necesario decir que esto es un gran avance que debe ser bienvenido, pero que tiene una sombra.

La revolución del mindfulness parece ofrecer una panacea universal para resolver casi todas las áreas de las preocupaciones diarias. Libros recientes sobre el tema incluyen: Padres mindfulness, Comer (de forma) mindfulness, Política mindfulness, Terapia mindfulness, Liderazgo mindfulness, Una nación mindfulness, Recuperación mindfulness, El poder del aprendizaje mindfulness, El cerebro mindfulness, El camino del mindfulness a través de la depresión, El camino del mindfulness hacia la autocompasión. Casi diariamente, los medios citan estudios científicos que informan los numerosos beneficios para la salud de la meditación mindfulness y cómo una práctica sencilla puede producir cambios neurológicos en el cerebro.

La popularidad creciente del movimiento mindfulness también se ha convertido en una lucrativa industria artesanal. Los consultores promueven la formación en mindfulness prometiendo que mejorará la eficiencia laboral, reducirán el absentismo e incrementarán las habilidades sociales cruciales para el éxito laboral. Algunos incluso afirman que la formación mindfulness pueden actuar como una “tecnología disruptiva”, reformando incluso las compañías más disfuncionales en organizaciones más amables, compasivas y sostenibles. Hasta el momento, no obstante, no se han publicado estudios empíricos que sostengan dichas afirmaciones.

En sus esfuerzos de promoción, los partidarios de la formación mindfulness habitualmente incluyen en el prólogo que sus programas están “inspirados en el budismo“. Hay un cierto caché a la hora de decir a los neófitos que el mindfulness es un legado del budismo, una tradición famosa por su antiguedad y sus métodos de meditación probados. Pero, al mismo tiempo, los consultores a menudo aseguran a sus patrocinadores corporativos que su particular marca de mindfulness ha retirado todos los lazos y afiliaciones con los orígenes budistas.

Desligar el mindfulness de su contexto ético y religioso del budismo es un movimiento comprensible para hacer dicha formación como un producto viable en el mercado. Pero la urgencia para secularizar y acomodar el mindfulness a una técnica de mercado puede llevar a una desafortunada desnaturalización de esta antigua práctica, cuyo objetivo es mucho más que aliviar una jaqueca, reducir la presión sanguínea o ayudar a los directivos a estar más centrados y ser más productivos.

Generar una técnica más simplificada y secularizada (lo que algunos críticos empiezan a llamar “McMindfulness“) puede volverla más apetecible al mundo empresarial, pero esta descontextualización del mindfulness de su propósito original de liberación y transmisión de ética social tiene algo de “negocio fáustico“. En lugar de aplicar mindfulness como una forma de despertar a personas y organizaciones de las malsanas raíces de la avaricia, aversión y la ignorancia, habitualmente se moderniza hacia técnicas banales, terapéuticas y de auto-ayuda que en verdad refuerzan esas raíces.

La mayor parte de las opiniones científicas y populares que circulan por los medios han retratado el mindfulness en términos de reducción de estrés y mejora de la atención. Los beneficios de estas habilidades son una herencia no condicionada del mindfulness y es su mayor atractivo para las empresas actuales. Pero el mindfulness, entendido y practicado dentro de la tradición budista, no es meramente una técnica éticamente neutra para reducir el estrés y aumentar la concentración. En su lugar, el mindfulness es una cualidad distintiva de la atención que depende y se ve influida por muchos otros factores: la naturaleza de nuestros pensamientos, acciones y palabras, nuestra forma de ganarnos la vida y nuestros esfuerzos para evitar comportamientos poco saludables y desarrollar otros comportamientos que propicien acciones sabias, armonía social y compasión.

Los budistas diferencian entre el mindfulness correcto (samma sati) y mindfulness incorrecto (miccha sati). La distinción no es moral; la cuestión es si la calidad de la consciencia se caracteriza por tener las intenciones saludables y cualidades mentales positivas que lleven a la prosperidad y al bienestar a los demás y a uno mismo.

De acuerdo con el Canon Pali (las primeras enseñanzas registradas del Buda), incluso una persona que cometa un crimen premeditado y cruel puede estar practicando mindfulness, el mindfulness incorrecto. Claramente, la atención “mindful” y la concentración de un terrorista, un francotirador o un criminal de guante blanco no es la misma cualidad de mindfulness que el Dalai Lama y otros adeptos del budismo han desarrollado. El Mindfulness Correcto está guiado por intenciones y motivaciones que se basan en la contención, estados mentales correctos y conductas éticas, objetivos que incluyen pero superan la reducción del estrés y el incremento de la concentración.

Otro malentendido común es que la meditación mindfulness es un asunto privado e interno. A menudo se comercializa el mindfulness como un método para la autorrealización personal, como una forma de aplazar los problemas y tribulaciones del sofocante mundo laboral.  Dicha orientación individualista y consumista hacia la práctica de mindfulness puede ser efectiva para la autoconservación y el desarrollo personal, pero es esencialmente inútil para mitigar las causas del sufrimiento colectivo y empresarial.

Cuando la práctica del mindfulness se paquetiza de esta forma, la interconexión de los motivos personales se pierde. Hay una disociación entre la transformación personal de cada uno y el tipo de transformación social y organizacional que tiene en cuenta las causas y condiciones del sufrimiento en un entorno más amplio. Esta colonización del mindfulness también tiene un efecto de instrumentalización, reorientando la práctica hacia las necesidades del mercado en lugar de una reflexión crítica de las causas de nuestro sufrimiento colectivo o “dukkha social“.

El Buda enfatizó que sus enseñanzas trataban sobre la comprensión y cesación de dukkha (sufrimiento en el sentido más amplio). Así pues, ¿qué ocurre con el dukkha generado por cómo funcionan las instituciones?

Muchos defensores del mundo empresarial argumentan que el cambio transformador comienza en uno mismo. Si la mente de cada uno pudiera estar más centrada y en paz, entonces la transformación social y empresarial vendría después. El problema con esta formulación es que las tres motivaciones que el budismo señala (avaricia, odio e ignorancia) hoy por hoy no están confinadas a las mentes individuales sino que se han institucionalizado en fuerzas más allá del control personal.

Hasta el momento, el movimiento del mindfulness ha evitado cualquier consideración seria de por qué el estrés es tan generalizado en las modernas instituciones empresariales. En su lugar, las empresas se han subido a la moda del mindfulness porque desplaza, de manera muy conveniente, la carga de la responsabilidad al individuo: el estrés se encuadra dentro de un problema personal y el mindfulness se ofrece como la medicina correcta que ayuda al empleado a trabajar de manera más calmada y eficiente dentro de un entorno tóxico. Envuelto en un aura de cuidado y humanidad, el mindfulness se pone de moda como una válvula de escape, una manera de liberar la tensión, una técnica para afrontar y adaptarse al estrés del mundo laboral.

El resultado es una versión atomizada y altamente privatizada de la práctica de mindfulness, que se ha confinado en lo que Jeremy Carrette y Richard King (en su libro “Vendiendo Espiritualidad; la conquista silenciosa de la religión“) describen como una orientación acomodaticia. La formación en Mindfulness resulta atractiva porque es un método de moda para suavizar el disconfort de los empleados, promoviendo una aceptación tácita del status quo y un instrumento para mantener la atención centrada en los objetivos empresariales.

En muchos aspectos, la formación del mindfulness en las empresas (con su promesa de que empleados más calmados y menos estresados serán más productivos) tiene muchas similitudes con el movimiento, actualmente desacreditado, de las “relaciones humanas” , populares en las décadas de 1950 y 1960. Esos programas de formación fueron criticados por su uso manipulador de las técnicas de asesoramiento como las de “escucha activa”, establecidas como un método de pacificar a los empleados haciéndoles sentir que se oían sus preocupaciones aunque las condiciones laborales permanecían inalteradas. Esos métodos terminaron siendo conocidos como “Cow psychology” porque las vacas (Cow en inglés) dóciles producen más leche.

Bhikkhu Bodhi, un monje budista occidental ha advertido: “Ausentes de critica social aguda, las prácticas budistas pueden ser fácilmente utilizadas para justificar y estabilizar el estatus quo, convirtiéndose en un refuerzo del capitalismo consumista“. Desafortunadamente, un punto de vista del mindfulness más ético y socialmente responsable se percibe hoy como una preocupación secundaria, o como una politización innecesaria del viaje personal de auto-realización.

Uno tiene la esperanza de que el movimiento del mindfulness no siga el camino habitual de la mayoría de modas empresariales – entusiasmo desenfrenado, aceptación sin crítica del status quo y desilusión final. Para convertirse en una fuerza genuina para la transformación positiva personal y social, debe reclamar un marco ético y aspirar a propósitos más nobles que tengan en cuenta el bienestar de todos los seres vivos.

Ron Purser y David Loy