Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

30 junio 2016

El dulce sabor de lo romántico

Un helado de vainilla es un helado de vainilla en cualquier parte. Pero si te lo sirven con unos pistachos picaditos, con alguna salsa encima y con una deliciosa galleta, seguro que sientes que tu helado puede ser mucho mejor. También experimentas una satisfacción diferente al comértelo. De una u otra manera, te hace sentir confortado, mimado, valorado.

Esos detalles que en sentido estricto son innecesarios, desde el punto de vista funcional, a veces dan lugar a todo un mundo de emociones, desde el punto de vista subjetivo. Hacen que un instante cualquiera se convierta en un momento único. Son tan importantes, que se graban en la memoria y se recuerdan aún mucho tiempo después.

El espacio natural para expresar lo romántico es el amor de pareja. No es que el amor dependa de lo romántico, sino que se exalta a través de él. Un detalle romántico es una declaración expresa del amor y de la importancia que se le da a otra persona. Logra que un hecho ordinario se convierta en extra-ordinario.

La vida adquiere una gracia especial cuando tenemos al lado a una persona que se toma la molestia de sorprendernos con algo que nos haga sentir especiales. También es más colorida si sentimos que somos capaces de despertar una sonrisa sincera y agradecida en alguien, cuando le expresamos que es importante, a través de un detalle.

El romanticismo es como la música que se le pone a una letra para hacer una canción.

20 junio 2016

La vida pasa volando

¡Cuánta gente se queja de que se le pasa la Vida volando sin darse cuenta! Y la razón es que están demasiado tiempo en la cabeza, pensando sobre la vida, sobre qué hacer en la vida, qué hace falta en la vida, qué necesitan, qué desean, qué es importante, en lugar de vivirla. Otra queja frecuente es cuando los hijos se hacen mayores y los padres se dan cuenta de que se les ha pasado el tiempo y casi no lo han disfrutado, no lo han vivido, estaban tan ocupados en planificar, en pensar, en solucionar los problemas, en las tareas, y en todo lo que eso ocupaba en la mente, que se olvidaron de vivirlo.

Intenta explicarle a alguien que no pueda ver qué es el color rojo. Puedes darle nombre, rojo, pero el nombre no deja de ser cuatro letras, nada más. Diferentes letras, diferentes sonidos, para un mismo color en diferentes idiomas. Puedes explicarle que la longitud de onda del color rojo está entre 618 y 780 nanómetros. Puedes decirle que es el color de la sangre, de las amapolas… Puedes intentar explicarlo más poéticamente, es caliente, es apasionado, es peligroso… Pero nada, nada de esto, traerá la experiencia de ver el color rojo. Todo eso son palabras, pensamientos, la experiencia es otra cosa.

La vida está en las sensaciones, en las experiencias… y nos la perdemos porque estamos continuamente pensando, siempre con la cabeza activa. Y la vida no está en los pensamientos, los pensamientos nos sacan de la vida. Convertimos a la Vida en otra palabra, otras cuatro letras, en un concepto, una idea, una entrada en wikipedia.

No pienses sobre la Vida. ¡Siéntela! Cierra los ojos, siente la vida en tu cuerpo, en tus manos, en tu rostro, en tu respiración, en tu corazón latiendo, en tus células. Siente cómo tu cuerpo vibra lleno de vida.

Siente la vida también fuera de tu cuerpo, en las plantas, en los animales, en otras personas, en la tierra que pisas… Nota cómo esa Vida y la Vida en tu cuerpo es la misma Vida. Separados por la apariencia de la forma, pero es la misma Vida.

Siente cómo todo es Vida, cómo no hay nada fuera de la Vida. Siempre Joven, siempre potente, siempre serena. Y cuando notes eso, notarás la vida saliendo al encuentro de la Vida, notarás cómo la Vida se hace consciente a través de ti. Y ese encuentro es una celebración.


Yolanda Calvo Gomez

17 junio 2016

Encontré mi camino pero, ¿a dónde se fueron todos?

¿Alguna vez has tenido la experiencia de encontrarte en una nueva senda en tu vida y de repente sentirte como que estás totalmente sólo o sola? Acabas de encontrarte una nueva versión de ti mismo o de ti misma. Te estás haciendo más consciente y estás poniendo más atención a las decisiones que estás tomando. Las cosas que solían ser lo normal para ti ya no te interesan, y las ideas creativas se manifiestan más fácilmente. Estás explorando nuevos paradigmas y experimentando cambios de mayor nivel. Y probablemente te sientes más inspirado y vivo que nunca antes.

Esto es sólo el principio. Conforme empieces a apoyarte cada vez menos en niveles de pensamiento puramente lógicos, y hagas el cambio hacia confiar tu sentido interno de lo que se siente bien, experimentarás mayor claridad y certeza más profunda. Desde esa certeza, un deseo impulsor nacerá para explorar lo que sea que te esté atrayendo.

Conforme vas siguiendo las migas de pan de tu guía interna, te encontrarás tomando acción y tomando distintas decisiones. Tal vez comiences a asombrarte de cómo tu percepción y experiencia de vida están cambiando. La energía se seguirá acumulando y seguirás caminando en esta recientemente encontrada senda, aparentemente sin dirección.
¿A dónde se fueron todos?

Es en éste punto en donde aquellos que se encuentran en una nueva senda, encuentran frecuentemente turbulencia emocional. Esta es una parte natural del proceso de integración; tanto físico, como mental, emocional y espiritual.

Algunas veces las personas en tu vida comenzarán a molestarte y bromear contigo sobre tu nueva ruta. Sus bromas pueden ser ligeras, sin embargo, para el nuevo caminante pueden crear confusión, tristeza o enojo. Es decir “¿por qué no pueden simplemente estar contentos por mí?“. Puede que esto no signifique que no quieran apoyar tu nuevo tú; puede ser que simplemente no saben cómo mostrarse comprensivos. Piensa que esto es nuevo territorio para ellos también.

A continuación, te presentamos algunos tips para establecer tu trayectoria y mantener tu inercia, como si tu vida dependiera de ello. Porque así es.

Crea un camino libre

Esta es tu ruta. Es lo que es correcto para TI. Todos hemos escuchado que la percepción es proyección y que nosotros creamos nuestra realidad. Aquello que buscas, eres apto de encontrar. Habiendo dicho eso, establece tu intención de claridad de propósito y pureza de corazón conforme avanzas cada vez a mayor profundidad hacia aquello que buscas.

Escucha tu Guía interior

Practica el confiar en tu guía interior y el arte del desapego al resultado. Deja ir ideas específicas de cómo deben verse tanto tú como otros, o inclusive cómo debe escucharse o sentirse el resultado final. El universo pocas veces entrega de manera precisa lo que nosotros imaginamos. En algunos casos esta es una virtud increíble. Finalmente: Debes estar pendiente de señales que indiquen que estás en el camino correcto. Las reconocerás cuando sientas cómo te iluminas de emoción.

Realiza prácticas basadas en atención consciente

Consume comida que esté viva y rica en nutrientes, ejercítate diariamente, y tomate el tiempo para la quietud y el silencio. Reconoce y sé presente con tus emociones, elige tus palabras cuidadosamente, recibe mucho aire fresco, agua limpia y descanso.

Rodéate de gente positiva

Se ha dicho que asimilamos las cualidades de las cinco personas con quienes pasamos la mayor cantidad de tiempo. Sé selectivo con quién te rodeas y conéctate con aquellos que te inspiran a seguir aprendiendo, creciendo y evolucionando. Cualquier cosa menos que eso simplemente, ¡tiene que desaparecer!

¡No te rindas!

El ser pionero en una nueva senda no tiene nada de fácil ni sencillo. El desarrollo personal es trabajo duro, pero también es trabajo emocionante y gratificante. De hecho, es tu único trabajo. Siendo alguien que ha trazado su propio camino a través de lluvias torrenciales y amaneceres dorados, puedo decirte con toda seguridad que de haber elegido la ruta de menor resistencia, no sería la persona que soy ahora.

16 junio 2016

En la sala de espera de la vida

El ser humano vive en un estado de espera constante.

Espero que esto funcione…
Espero encontrar una casa que me guste…
Espero encontrar un lugar para vivir…
Espero tener una familia…
Espero encontrar un trabajo que me permita realizarme…
Espero que me toque la lotería…
Espero comprarme un coche…
Espero tener ese móvil…
Espero salir con ese chico o chica que me hará feliz…
Espero que me ocurra algo maravilloso…

A ese estado de espera lo llamamos Esperanza.
La esperanza es alimentada con ‘pensamientos positivos’, consideramos que lo que deseamos lo podemos alcanzar, proyectamos una película mental que nos hace sentir bien. Desde luego, es mucho más agradable tener películas mentales positivas que negativas. Pero no dejan de ser películas mentales. Incluso esa película mental positiva genera ansiedad porque tenemos miedo de no llegar a tenerlo nunca, tenemos miedo de que el sueño no se haga realidad y porque no es lo que tenemos Ahora, no lo tenemos aún.

En cuanto nos creemos esa película mental, la perseguimos, la alimentamos, la acariciamos. Una vez que nos dejamos arrastrar por el torrente mental, una vez que nos hemos identificado con pensamientos y emociones y nos dejamos llevar, al cabo de unos días, las películas mentales más negativas dominarán el espacio de la mente. Por un lado, porque hemos dejado de ser la conciencia que observa (si es que antes lo éramos). Por otro lado porque el cerebro está programado biológicamente para ser velcro para lo negativo y teflón para lo positivo. Y, por otro lado, porque esa ‘película positiva’ supone un rechazo al Ahora: el Ahora no es perfecto, no hasta que tenga eso con lo que estoy soñando. Y si rechazamos el Ahora, rechazamos la Vida, y al hacerlo, como un eco, como un boomerang, el rechazo vuelve hacia nosotros.

Es verdad que hay personas más positivas que otras. Pero si nos fijamos esas personas no están viviendo el cuento de la lechera, si no que tienen una mayor capacidad para estar en el Presente, para vivirlo con plenitud, con satisfacción.

No proyectar películas mentales sobre el futuro, no vivir esperando, no significa que no podamos planificar. Significa que cuando planifico no proyecto mi felicidad o realización en eso que estoy planificando. Puedo planificar un viaje, horarios, medios de transporte, hoteles, lugares que voy a visitar… Pero no proyecto una imagen de mí siendo feliz en ese viaje, no proyecto una película positiva ni negativa. La película se va a disparar de vez en cuando, claro que lo va a hacer. A la mente le encantan las películas. Simplemente cuando observo la película, la paro, y vuelvo a centrarme en el presente. ¿Eso significa no tener ilusión por el viaje? No. Voy a tener ilusión, quiero hacer ese viaje, y quiero pasarlo bien, pero voy a seguir viviendo el Ahora, antes del viaje, sin perderme un detalle, sin perderme un sólo segundo… y cuando llegue el viaje voy a seguir haciendo lo mismo: Estar plenamente presente. Esté donde esté siempre es lo mismo, siempre es Aquí y Ahora. Nunca puede ser otro sitio ni otro momento.

Sal de la Sala de Espera. Vive la Vida. Vive el Ahora. No te pierdas un sólo detalle, un sólo minuto. Eres la Conciencia que observa lo que se despliega, lo que se abre, en el Ahora. Que observa, sin perseguirlos, incluso esos pensamientos que vienen a la mente sobre ese ‘futuro mejor’. Y al observarlo, no puedes dejar de maravillarte y sentir una increíble serenidad y felicidad, una paz y una plenitud que está más allá de la comprensión racional.

Yolanda Calvo Gómez

14 junio 2016

Las personas son como la música: unas poesía y otras ruido.


Hay personas que ponen música en nuestras partituras vitales, y lo hacen sin darse cuenta, porque son poesía, porque se inscriben en los renglones de nuestro corazón con acierto y humildad. Otras, en cambio, son solo ruido, un sonido ambiental a veces molesto y persistente con el que aprendemos a convivir con equilibrio y respeto.

Las personas que de verdad llegan a ser auténticos faros de luz en nuestra existencia, no tienen por qué ser necesariamente “personas felices”, en realidad, son hábiles arquitectos de las emociones positivas.

A veces, vivimos determinadas relaciones afectivas o de amistad que acaban terminándose, pero aún así, al evocar aquel recuerdo siguen regalándonos una bellísima banda sonora de gratas sensaciones. Porque hay personas, lo creamos o no, que son como “hogueras”, figuras que a pesar de la distancia, siguen dándonos luz, calor y paz. Recordarlas es un placer y si las tenemos aún a nuestro lado, son tesoros preciados a los que hay que cuidar.

La vida es como la música y la poesía, debe componerse desde el propio corazón, eligiendo muy bien a esas parejas de baile con las cuales pintaremos de alegría nuestros días.