Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.
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29 agosto 2017

¡Atrévete!

Si quieres que las cosas sucedan de diferente manera, has las cosas de diferente manera... ¡¡Atrévete!!

Hace poco más de un año pasó una niña acompañada de su madre por nuestra casa, la casa de ustedes... Iban pidiendo trabajo o ayuda para comprar los útiles escolares de los dos hijos de la señora, sólo iba la hija porque su otro menor se había quedado lavando los vidrios de una oficina que esta a dos cuadras.
Me atreví a preguntarle: ¿Y si yo te surto todos los útiles que necesitas, qué harías?  Su respuesta inmediata de la señora fue que quería me limpiaban la casa o lavaban, planchaban o lo que necesitáramos en ese momento.  
Yo les dije que no, que quería algo mejor
La señora con ciertas dudas y cara de asombro preguntó ¿qué?
Le dije, que esos niños no falten a la escuela y que superen las calificaciones del ciclo pasado.
Se relajó y la niña fue la que me dijo, ¡¡¡Claro!!!
En lo que los muchachos sacaban lo necesario para los dos niños y una despensa para la señora, ella nos contó su historia, que no redactaré aquí toda, porque no acabaría, su esposo se fue a Estados Unidos y ya no sabía nada de él.  Ella trabaja limpiando casas pero por las cuotas y manutención de sus hijos sumado a que las personas a quienes les ayudaba estaban de vacaciones, se le complicó todo.

Para mi sorpresa, el viernes pasado tocaron a mi puerta, y era la señora con sus dos hijos, los dos niños corrieron a saludarme y en sus manos llevaban cada uno un folder, me lo dan y mi sorpresa fue que eran los diplomas de primer lugar de sus respectivos grados, eran los originales, los leí, los cerré y se los devolví.  Los niños voltearon a ver a su madre y me sonríen y me dicen, no, te los trajimos a regalar!!  Yo aguantandome las lagrimas de emoción les dije Gracias!! se los regresé y les dije: son de ustedes, ustedes se los ganaron, el regalo más grande que me dieron fue que cumplieron su palabra...
Se acerca la señora y me saluda y me da un paquete de tortillas de harina, y una bolsa del super, lo abro y estaba llena de libretas nuevas, me dice: mi marido ya me ha mandado dinero y le traje esto para que se lo den a más niños... sonríe y me dice, es que estoy agradecida con Dios y con la vida...

Se quedaron un rato platicando, intercambiamos números y se fueron sonriendo, como habían llegado...  Yo me quedé pensando, y en mi mente dije ¡¡Gracias Dios, todo ha valido la pena!!

Queremos un mundo diferente, hagamos las cosas diferente... Y una sonrisa es una muy buena manera de empezar.

Les deseo una semana llena de éxitos y satisfacciones, pero sobre todo una maravillosa vida a cada uno de ustedes.
Les envío un abrazo repleto de bendiciones, a sonreír más y quejarnos menos... Lo mejor está por venir.
Dios nos bendice mucho.

Héctor Molina
(Cambiando Historias)

01 mayo 2017

¿Qué te está deteniendo?

Olvídate de esa labor. Comienza esa relación.
O emprende esa labor. Olvídate de esa relación.
Da el paso.

Di sí cuando realmente quieras decir sí.
Di no cuando realmente quieras decir no.
Quédate. O vete.
O lo que sea.

Pero no creas la mentira
de que hay algo que te está ‘deteniendo’
para vivir tu verdad.

Nada te detiene,
porque eres Vida.
Eres Libre.

Lo único que te ‘detiene’
es el miedo, la culpa y la vergüenza.

Sin embargo, ¡incluso eso es mentira!
Porque el miedo, la culpa y la vergüenza
no tienen poder sobre ti.
Son sólo sentimientos.

Es tu rechazo a enfrentarlos
y a sentirlos
y a acogerlos
lo que te detiene.
¡Así que no pueden detenerte!

Olvídate de esa labor. Comienza esa relación.
O emprende esa labor. Olvídate de esa relación.
Di sí cuando realmente quieras decir sí.
Di no cuando realmente quieras decir no.
Quédate. O vete. O aguarda.
Da el maldito paso.

¡Y siente el miedo, la culpa, la vergüenza!
Deja que vivan en ti.
¡Deja que ardan!
¡Aleluya!
¡Da el paso de todos modos!
Incluso con el desasosiego.
Incluso con el miedo.
Qué más da.
Son sólo sentimientos.
Puedes abrazarlos.
Puedes incluirlos
en tu nueva vida.

¡Da el paso! ¡Sí!
Tiembla, suda, y da el paso.
Siéntete libre al fin.
Siéntete vivo al fin.
Temblando, sí, ¡pero vivo!

Jeff Foster


24 febrero 2016

Se Real

El día de hoy.
Pierde algunos amigos.
Ofende a algunas personas.

Di 'no', si tienes que decir que no.
Di 'sí' si quieres decir que sí.

Las Niñas y los niños buenos
nunca logran ganarse el amor de mamá, de todos modos.
Sólo se convierten en mendigos.

Deja de intentar hacer las cosas bien.
Mejor sé real.
No tienes que ganarte el amor.
Sólo vivirlo.

Llora. Gime. Ríe como cuando eras joven y no te importaba lo que la gente pensaba de ti.
Expresa tu verdad, sin disculparte.
Deja que tu corazón se rompa.
Deja que tus certezas se desmoronen.
Sé un desastre manifiesto en el terreno del amor.
La vida es demasiado corta como para tratar de mantenerla en la normalidad.

Has deseado venirte abajo.
Perderás la "seguridad",
pero te sentirás sumamente vivo.


Jeff Foster


13 noviembre 2014

Sanando Nuestras Compulsiones: Aprendiendo a Besar a Nuestros Sapos

¿Recuerdan la historia del sapo que se convirtió en príncipe cuando le dieron un beso?
Les tengo muy buenas noticias. ¡Ustedes tienen un sapo en su interior! Es su compulsión y ha estado esperándolos  toda la vida para ser reconocida como algo más que un simple sapo. Ha estado esperándolos para convertirse en su guía de regreso a la verdadera alegría y paz profunda y que es su derecho de nacimiento.

¿Demasiado bueno para ser verdad? Es lo que yo solía pensar. Mi sapo estaba comiendo en exceso. ¡En una ocasión llegué a subir 44 kilos en un año! Creo que llegué a intentar todas las dietas que había bajo el sol, cada píldora, cada inyección y cada terapia. Una vez, incluso dejé de comer por cuatro semanas, sólo para volver a mi antigua práctica de comer en exceso. Creí que nada de esto me funcionaba porque no me había logrado comprometer lo suficiente. ¡Creí que todo el mundo podía lograrlo, menos yo! Me dispuse a intentarlo con mucha más fuerza, sólo para caer en una espiral descendente hacia un odio a mi misma, hacia la confusión y la desesperación. Fue en las profundidades de mi desesperación que, después de 25 años de rotundo fracaso, finalmente tuve que admitir que el hecho de tratar de controlar mi compulsión jamás me generó la paz que tan desesperadamente anhelaba.

Comencé a darme cuenta que tenía que haber otra manera. Esa manera se fue revelando conforme aprendí a cambiar mi relación con mi compulsión. En todos esos años de hambre incontrolable y atracones, de controlar para terminar siendo controlada, mi compulsión se había convertido en mi enemigo, algo que debía manejar o destruir. ¡Jamás se me ocurrió considerarla como un príncipe mágico en forma de sapo que había venido a sanarme! Nunca consideré escucharlo, aprender de él, aceptar su voz dentro de mi vida, una voz que podría tener la capacidad de guiarme pasito a pasito hacia mi bienestar.

Así que, aunque no me gustaba nada el sapo de mi compulsión, ¡comencé a cultivar una relación con él! Me volví curiosa. ¿Cuándo fue que apareció en mi vida? ¿Qué estaba experimentando mi cuerpo cuando me interesé en mi compulsión nuevamente? ¿Y qué estaba sintiendo en ese momento? ¡Y he aquí!!!… cuando aprendí cómo estar presente para mi compulsión y todos los sentimientos que había estado tratando de controlar, comencé a sanar.

Entonces, ¿cómo aceptar nuestras compulsiones y verlas como regalos disfrazados? Exploramos nuestra relación con nuestras reacciones y nuestras respuestas para poder comenzar a aceptar esas compulsiones. Una de las habilidades fundamentales que exploramos es la capacidad que tenemos de escuchar lo que estamos experimentando en este momento. ¿Recuerdas las revistas infantiles que tienen dibujos con objetos escondidos en distintos lados? ¿Cómo le hacíamos para encontrar esos objetos escondidos? Buscábamos en todos y cada uno de los objetos sin dudar nunca que los encontraríamos. Podemos aprender a hacer esto con nuestras compulsiones y descubrir toda la sabiduría oculta que siempre está ahí.

¿Es fácil hacer esto en un principio? No. Es algo a lo que no estamos acostumbrados. Vivimos en nuestras cabezas, siempre tratando de volvernos a nosotros mismos y a nuestras vidas algo mejor o diferente a lo que es. Así que vivimos en un sutil, pero a veces muy doloroso malestar que nos mantiene separados de la paz y la alegría que tanto anhelamos. Pero tenemos la capacidad de desarticular este mundo de malestar si escuchamos, y en este caso, nuestras compulsiones son las que nos van a mostrar cómo hacerlo. ¿Es la vía más rápida para nuestro sanar? No. Pero como el cuento de la tortuga y la liebre, necesitamos renunciar a un poco de velocidad y control a cambio de una compasión que nos permita sentirnos nuevamente a gusto con nuestras propias pieles allanando el camino para una paz interior que jamás habrá de dejarnos.

Tú también puedes besar al sapo de tu compulsión y convertirlo en un príncipe. Siéntete dispuesto a preguntarte varias veces al día: “En este momento, ¿qué estoy experimentando?” Y simplemente experimenta lo que estás experimentando - el agua que corre por tu espalda cuando te duchas, la tersura de tus sábanas, la melodía de un pájaro, la calidez y el delicioso sabor de un café con leche, el ardor en la boca cuando comes algo muy picante. Ahora bien, esto puede no parecer gran cosa. Pero cada vez que te sientes dispuesto a experimentar lo que estás experimentando, estás poniéndote atención a ti mismo y no a lo de fuera. Y poco a poco, conforme fortaleces el músculo de tu presencia consciente, puedes aprender cómo estar presente para con tu compulsión, disolviéndote en ella a través de la luz de tu compasiva atención.

Mary O’Malley
(Este es un artículo traducido por tarsila murguía y basado en el libro “The Gift of Compulsion: A Revolutionary Approach to Self-Acceptance & Healing”)

22 agosto 2014

Atrévete


Hoy...
Atrévete a dejarte ver.
Atrévete a decir la verdad.
Atrévete a dejar de fingir.

Atrévete a permanecer presente al fuego secreto que arde en tu interior.
Atrévete a ser salvajemente inconsistente.
Atrévete a permitir que alguien más se acerque.
Atrévete a soltar la imagen.
Atrévete a nunca estar preparado.
Atrévete a darlo todo para que el amor despierte.
Atrévete a fallar.
Atrévete a hacer de todo un lío.
Atrévete a caer al suelo, humillado otra vez, riendo.
Atrévete a soñar y a que los sueños mueran.
Atrévete a honrar el pasado pero sin aferrarte a él.
Atrévete a dar un honesto Sí y un honesto No.
Atrévete a estar equivocado.
Atrévete a estar en lo cierto.
Atrévete a ser real.
Atrévete a estar aquí.
Hoy.


Jeff Foster