Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.
Mostrando las entradas con la etiqueta olvidar. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta olvidar. Mostrar todas las entradas

21 agosto 2025

Dentro de 100 años

“Dentro de 100 años, en 2125, por ejemplo, todos estaremos bajo tierra con nuestros familiares y amigos.  Extraños vivirán en nuestras casas y poseerán todo lo que tenemos hoy, ellos ni siquiera sabrán que alguna vez existimos. Sólo seremos parte de una historia en la memoria de nuestras generaciones, pero a la postre, nuestros nombres y formas serán olvidados.

Que vano es vivir en función de conseguirlo todo, de comprarlo todo.
Muchas veces dejamos de amar, de disfrutar y de hacer tantas cosas, como si fuéramos eternos y no fuéramos consientes que nuestra estadía aquí es solo un suspiro.

Gastemos la vida realizando buenas acciones, amando y sobre todo viviendo antes de que sea demasiado tarde”.

‘Ya somos el olvido que seremos’.

Sergio Andrés Herrera Carvajal



11 septiembre 2024

No olvidar

El año pasado mi esposo y yo visitamos la zona cero (ground cero) … el museo Memorial y las fuentes en el lugar exacto que estaban las Torres… nunca puede pasar desaparecido ese lugar de tanto dolor y reflexión… nos explicaron que ponen una rosa blanca en el nombre de la persona que ese día es su cumpleaños… así que la flor es un homenaje y respeto hacia todos y cada uno de los que perdieron su vida en ese terrible ataque, para nosotros pudiera ser sólo un nombre, pero cada uno dejó familia y amigos que los seguirán recordando. Es muy emotivo escuchar en el museo memorial los mensajes que la familia de cada uno de las 2977 personas que murieron… los mensajes se repiten incansablemente para recordarnos que detrás de cada ser humano siempre habrá familia, amigos, compañeros que nos recordarán cuando ya no estemos aquí.
Never Forget

Edith Reyna-Villarreal

Fotografías tomadas por mi esposo Valdemar




19 agosto 2022

Y tuve que aceptar

Y TUVE QUE ACEPTAR...
Que No sé Nada
Del Tiempo…
Que es un misterio
Para Mí
Y que No comprendo
La Eternidad.

Yo tuve que aceptar,
Que mi cuerpo
No sería inmortal
Que él envejecería
Y un día se acabaría.

Que estamos hechos de,
Recuerdos y olvidos;
Deseos, Memorias,
Residuos, ruidos,
Susurros, silencios,
Días y noches,
Pequeñas historias
Y sutiles detalles.

Tuve que aceptar que,
Todo es pasajero
Transitorio.

Y tuve que aceptar,
Que vine al Mundo
Para hacer algo por él,
Para tratar de dar
Lo Mejor de Mí
Para dejar
Rastros Positivos
De mis pasos
Antes de partir.

Yo tuve que aceptar,
Que Mis Padres
No durarían Siempre
Y que Mis Hijos
Poco a poco.
Escogerían su camino y
Seguirían ese camino
Sin Mí.

y tuve que aceptar,
Que Ellos
No eran míos,
Como suponía, y que
La Libertad de ir y venir
Es también
Un Derecho Suyo.

Yo tuve que aceptar,
Que Todos mis bienes
Me fueron
Confiados en préstamo,
Que No me pertenecían
Y que eran tan fugaces
Como fugaz era
Mi Propia Existencia
En la Tierra.

Y tuve que aceptar que,
Los bienes quedarían
Para uso de
Otras personas
Cuando Yo,
Ya No esté por aquí.

Yo tuve que aceptar,
Que barrer mi acera
Todos los días
No me daba garantía
De que era
Propiedad mía
Y que barrerla
Con tanta Constancia
Sólo era una
Fútil ilusión
De poseerla.

Yo tuve que aceptar,
Que lo que llamaba
“Mi casa” era sólo
Un techo temporal
Que un día más,
Un día menos
Sería el abrigo terrenal
De otra Familia.

y tuve que aceptar que,
Mi apego a las cosas,
Sólo haría más penosa
Mi despedida
Y mi partida.

Yo tuve que aceptar,
Que los animales
Que quiero y
Los árboles que planté,
Mis flores y mis aves
Eran mortales.

Ellos,
No me pertenecían
Fue difícil pero
Tuve que Aceptarlo.

Yo tuve que aceptar,
Mis fragilidades,
Mis limitaciones y
Mi condición
De ser mortal,
De ser efímero.

Yo tuve que aceptar,
Que la Vida
Continuaría sin Mí
Y que
Al cabo de un Tiempo
Me olvidarían.

Humildemente confieso,
Que tuve que librar
Muchas batallas
Para aceptarlo.

y tuve que aceptar que,
No sé Nada del Tiempo
Que es
Un misterio para Mí.

Que No comprendo,
La Eternidad y que
Nada sabemos
Sobre Ella

Tantas
¡Palabras escritas
Tanta necesidad de
Explicar,
Entender y
Comprender este
Mundo y la Vida
Que en él Vivimos!

Pero
Me rendí y
Acepté lo que tenía
Que aceptar
Y así dejé de sufrir.

Deseché,
Mi orgullo y
Mi prepotencia
Y admití que
La Naturaleza
Trata a Todos
De la misma manera,
Sin favoritismos.

Yo tuve que,
Desarmarme
Y abrir mis brazos
Para reconocer
La Vida como es.

Reconocer que,
Todo es transitorio
Y que funciona
Mientras estemos
Aquí en la Tierra.
¡Eso me hizo
Reflexionar
Y Aceptar,
Y así alcanzar
La Paz tan soñada!

Que esta
REFLEXIÓN LLEGUE A
LO MÁS PROFUNDO
DE TU CORAZÓN,
Y QUE SE TRANSFORME
EN CARIDAD Y
FRATERNIDAD
QUE TE LLENE DE AMOR
Y SEAS UN SER CON LUZ
PROPIA PERO SIN
OLVIDAR A TUS
SERES QUERIDOS


La Vida es un Regalo Que se Te da


-Escrito por una pensadora y Parlamentaria Alemana.



10 abril 2018

Si cuidamos a los demás, nos cuidamos a nosotros mismos

Es un hecho, aunque nos cueste admitirlo, que no podemos arreglárnoslas por nosotros mismos. Pongamos como ejemplo un simple desayuno. Cuando estamos medio dormidos o con prisas por marcharnos al trabajo es fácil olvidar a todas las personas que hacen posible ese sencillo acto. No recordamos al campesino que plantó el trigo para el pan, al ingeniero encargado de las tuberías por donde corre el agua que usamos para hacer el café o al conductor que lleva los suministros hasta la tienda donde compramos los alimentos. Nuestra interrelación con los demás es infinita. Si investigamos hasta el final en esta cadena descubriremos que estamos relacionados con todos los seres vivos del planeta, tanto los del pasado y el presente como los del futuro.

Nuestra tendencia a ignorar o pasar por alto estas conexiones no es sólo poco realista, sino que además representa un gran obstáculo para alcanzar la felicidad. Existe una creencia extendida de que somos individuos independientes que han trabajado muy duro para ser autosuficientes. Los eslóganes publicitarios transmiten el mensaje de que debemos ser egocéntricos, alcanzar la excelencia y priorizar nuestras necesidades y preocupaciones sobre las de los demás. En la escuela o el trabajo, en la prensa y en la televisión, todos los días nos alientan a competir en lugar de colaborar los unos con los otros. Todo esto a menudo conlleva soledad, ansiedad y depresión.

No requiere un gran esfuerzo ver que las personas más felices que conocemos son aquellas que reconocen que dependemos los unos de los otros y cultivan relaciones afectuosas con los demás. En el día a día, esta interdependencia es quizás la principal causa de felicidad o de sufrimiento para los seres humanos. A nadie le agrada que lo desprecien y la sola desaprobación de alguien nos puede afectar durante días, tal vez años. Por el contrario, cuando alguien nos apoya y nos alienta, sentimos que no estamos solos. Ser amable con los demás es al mismo tiempo ser amable con uno mismo.

Las relaciones más solidas y duraderas están basadas en el deseo sincero de que la otra persona sea feliz. Cultivar esta forma de pensar pone en movimiento una cadena de acontecimientos en los que aprendemos que en la medida en que somos más amable de los demás. Incluso cuando nos equivocamos y actuamos de forma inadecuada, el hecho de que nuestra intención no fuera hacer daño puede suavizar la situación.

El respeto, el perdón, la gratitud y la lealtad son cuatro virtudes que fortalecen nuestras relaciones con las personas que nos rodean. Y dado que nuestra propia felicidad depende de ellas, practicar estas cualidades es sin duda uno de los caminos más directos y eficientes para llevar una vida feliz.


11 diciembre 2015

Esto también pasará

Un rey hizo crear para él un anillo en el que quería ocultar un mensaje que le ayudara en momentos de desesperación tanto a él como después a sus herederos.

Sabios y eruditos de palacio buscaron y buscaron un mensaje que con solo dos o tres palabras sirviera de tal ayuda, pero finalmente fue un anciano sirviente quien le dijo: "No soy sabio, ni erudito, pero conozco el mensaje".

El anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló, se lo dio al Rey y añadió: "No lo leas. Mantenlo escondido en el anillo y ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación".

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Sus enemigos le perseguían, estaba solo y el camino se acababa, no había salida.

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró el pequeño y valioso mensaje: “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”.

Mientras lo leía sintió que se cernía sobre él una paz y un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.

Tras ello reunió sus ejércitos y reconquistó el reino, celebrándolo en una gran fiesta con música, bailes y un gran banquete. Se sentía victorioso y orgulloso de sí mismo, y entonces el anciano se acercó nuevamente a él: "Vuelve a leer el mensaje". El Rey no entendía por qué. Y el anciano siguió:

Este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.

Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.


10 noviembre 2011

El perdón

La idea real del perdón es llegar a sentir que nunca pasó, que nunca te hicieron daño porque en realidad nadie tiene capacidad de hacerte daño. Si alguien te hiere es porque has puesto ese poder en sus manos, y ese alguien no sabe qué hacer con ese poder y te agrede. Tu ser no puede sufrir ataques, y toda defensa que hagas en tu vida va en contra de tu paz. La paz comienza cuando dejamos de querer tener la razón.

El perdón es una llave que cierra ciclos. Independientemente de cómo actúes ante cualquier cosa, ante una institución o una persona, siempre terminarás perdonándote a ti mismo, porque fueron tus pensamientos los que crearon las energías hacia esa persona, institución o cosa.

No seas esclavo de tu pasado, sumergete en los sublimes mares, bucea por las profundidades y nada hacia horizontes lejanos. De ese modo regresarás respetándote a ti mismo, con una nueva fuerza, con una experiencia singular, que al ser relatada hará olvidar el pasado.

Nada real puede ser amenazado, nada irreal existe, en eso consiste la paz de Dios.

Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor, sin amargura, sin la herida abierta; perdonar es recordar sin andar cargando eso, sin respirar por la herida, entonces te darás cuenta que has perdonado.

Perdónaselo todo a quien nada se perdona a sí mismo.
Se perdona en la medida en que se ama.
Aprende a olvidar. El olvido te libera de la venganza y es una manera sutil de perdón.

Perdonar es tomar la decisión de ver más allá de los límites de la personalidad de otra persona, de sus miedos, idiosincracias, neurosis y errores, la decisión de ver una esencia pura, no condicionada por historias personales, que tiene una capacidad limitada y siempre es digna de respeto y amor.

Si acaso todos los hombres nos reconociéramos como hijos pródigos, podríamos vivir la experiencia fuerte del amor misericordioso del Padre.

Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio bienestar.