Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.
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16 junio 2025

No Compres Nada, Recibe Todo

¿Qué pasaría si pudieras cubrir la mayoría de tus necesidades sin gastar un céntimo y, al mismo tiempo, construir una comunidad más fuerte? En el Plan "No Compres Nada, Recibe Todo", Liesl Clark y Rebecca Rockefeller, cofundadoras del Proyecto Global "No Compres Nada", comparten una idea revolucionaria pero sencilla: tú ya tienes suficiente, y tu comunidad también. 

Este libro es más que una guía de minimalismo o frugalidad: es un modelo para una nueva economía basada en la generosidad, la confianza y la sostenibilidad. ¿Podría ser la generosidad la clave para tener más? 10 Lecciones Profundas del Plan "No Compres Nada, Recibe Todo": 

1. No Necesitamos Más Cosas, Necesitamos Más Conexión 
 El libro comienza con una premisa radical: el consumo no satisface nuestras necesidades más profundas. A menudo, lo que realmente anhelamos es comunidad, propósito o pertenencia. Los grupos "No Compres Nada" ofrecen las tres cosas, sin costo alguno. 

2. Regalar fomenta la resiliencia comunitaria 
Al dar y recibir sin esperar nada a cambio, los miembros de los grupos "Compra Nada" crean redes sociales más sólidas, donde las personas se cuidan mutuamente de una manera que el comercio jamás podría. 

3. Hay abundancia a tu alrededor 
La mayoría de las personas tienen hogares llenos de objetos útiles pero infrautilizados. La mentalidad de "Compra Nada" replantea tu perspectiva de la escasez a la abundancia, mostrando cuánto valor pasamos por alto en lo que ya poseemos. 

4. No solo estás regalando cosas, estás compartiendo historias
Cuando las personas dan libremente, a menudo comparten la historia o el significado detrás de un objeto. Esto humaniza las transacciones y hace que el acto de dar sea profundamente personal y conectivo, en lugar de ser puramente transaccional.

5. Pedir empodera, no es vergonzoso 
Muchas personas dudan en pedir lo que necesitan por miedo u orgullo. El libro enfatiza que pedir es un acto de valentía que fortalece los lazos comunitarios y nos recuerda que no estamos solos. 

6. La verdadera generosidad implica no poner condiciones 
A diferencia del trueque o la venta, el modelo "No comprar nada" enfatiza la generosidad pura, sin expectativas. Esto crea una dinámica más confiada, abierta y compasiva entre las personas. 

7. Ordenar es más significativo cuando beneficia a otros 
Desprenderse se vuelve más fácil cuando sabes que tus objetos no utilizados van directamente a alguien que los necesita o los desea. Convierte el acto de ordenar en un bien común en lugar de una purga privada. 

8. Compartir hiperlocalmente es una solución climática 
Al intercambiar bienes dentro de los barrios, se reducen los residuos, se disminuye la huella de carbono y se evita que los artículos terminen en los vertederos. Es una forma de activismo cotidiano accesible para todos. 

9. Puedes redefinir la riqueza sin dinero 
La verdadera riqueza, según Clark y Rockefeller, se mide por las relaciones, el ingenio, la creatividad y la reciprocidad, no por cuánto dinero gastas ni por las marcas que posees.

10. La participación es el primer paso hacia un cambio sistémico 
El libro anima a los lectores a desafiar la cultura del consumo no con protestas, sino con la práctica. Cada acto de dar, compartir o pedir es un voto por una economía más colaborativa y menos explotadora. 

Conclusión: El Plan "No Compres Nada, Recibe Todo" no es solo una guía para ahorrar dinero, sino un manifiesto para repensar la propiedad, la abundancia y la comunidad. Liesl Clark y Rebecca Rockefeller nos invitan a participar en una economía donde dar es la moneda de cambio y donde la generosidad, no la avaricia, conduce a la plenitud. A través de la acción local y una vida consciente, podemos reducir el desperdicio, reconectar con nuestros vecinos y darnos cuenta de que todo lo que necesitamos a menudo ya está a nuestro alrededor, si estamos dispuestos a pedir, dar y confiar.



20 abril 2017

No podemos leer la mente

Si quiero o necesito algo,
Siempre puedo pedirlo.
Tengo derecho a pedirlo.
Pedir no es ser egoísta, poco amistoso o narcisista.
Pedir puede ser una expresión de amor, también.
Una forma de conectarme a través de mi vulnerabilidad.

No espero que alguien más me lea la mente,
que mágicamente sepa lo que quiero, necesito o siento,
que me satisfaga automáticamente,
sin que yo tenga que expresarlo.

No confundiré amor con ‘leer la mente’.
(Esta es una herida profunda que proviene de nuestra infancia).
Siempre puedo pedir.
Pedir no es lo mismo que exigir.
(Independientemente de lo que hayamos aprendido).
Al pedir, le doy a la otra persona la libertad
de que me proporcione lo que quiero, o no.
De que me escuche, o no.
De que me tome en serio, o no.
De que sea empático y cariñoso, o de que me avergüence por ello.

Al pedir, descubro a la otra persona.
Puedo conocerla más profundamente.
Al exigir, existe la amenaza de un castigo.
Al exigir, hago de la otra persona mi esclavo.
Al pedir, hay espacio.
Cabida para el sí y el no.

Al pedir, hay amistad, respeto, confianza.
¡Y yo no pretendo leer la mente!
No pretendo que puedo saber mágicamente
lo que alguien más siente, quiere o necesita.
En lugar de eso, puedo investigar.
Ofrecer mi respeto a través de preguntar.
O propiciar el espacio para que el otro se pueda expresar.
De cualquier manera, puedo escuchar sus deseos.
Incluso si provocan algún malestar en mí.
Y acepto que a veces puedo estar atascado
en mis propias proyecciones.

No leo la mente.
Así que no debo sentirme culpable
por no comprender enteramente
la experiencia de alguien más.
Por mucho que realmente me importe.
Y nadie más lee tampoco la mente.
Así que no debo castigar a nadie,
o tratar de hacerlo sentir mal,
por no verme, conocerme, cumplirme.
¡Qué alivio!
Ser plenamente responsable de mi propia felicidad.
Y de expresar la verdad.
Y estar completamente abierto
para ponerlo en práctica.


Jeff Foster


07 diciembre 2016

Temporada navideña

Querido Santa...

Desde hace algunos años he observado un fenómeno que me llama la atención, los niños hacen unas listas de regalos interminables y detalladas y sus padres van de tienda en tienda para cumplir con los deseos de sus hijos e hijas. "Sólo van a ser niños una vez", es el argumento que usan quienes se embarcan en este enloquecedor maratón navideño.
De acuerdo, comparado con el resto de nuestra existencia la infancia es un breve periodo, sin embargo es un tiempo crítico en que aprendemos valiosos lecciones. ¿Sabes qué le estás enseñando a tu hijo al cumplir con todos sus caprichos? Sí, disculpa, pero el pan, el techo, la ropa, la educación y el bienestar son necesidades, lo demás son lujos.

1.- Crecí en una generación en que no había listas, cuando me sentaba a escribir mi cartita se me daba una indicación: "recuerda que Santa debe llevar juguetes a más niños y si pides demasiados seguramente alguien se va a quedar sin regalos". Al escribir la carta los niños de mi generación lo hacíamos tomando en cuenta que había otros en los que debíamos pensar.

2.- Nos daban una o dos opciones. De manera que nos obligaban a pensar, comparar entre uno y otro juguete y tomar la mejor decisión. Era un ejercicio no exento de estrés, pero era una situación por la que pasábamos una vez al año. Los padres les queremos ahorrar sufrimiento a nuestros hijos, pero en nuestro afán para protegerlos los estamos dañando. No queremos que se pongan tristes o que se angustien ¿el resultado? Niños que ante situaciones de estrés se ven sobrepasados, niños que no saben lidiar con la tristeza o el enojo.

3.- Al entregarle a los niños cada juguete de la lista impedimos que los niños desarrollen su capacidad de frustración. ¿Va a llorar? Sí, va a sufrir, un poco. Pero va a aprender que las cosas no salen como las planeamos o como queremos. Una valiosa lección para la vida adulta. Si le das a tu hijo cada juguete de la lista no le estás haciendo un favor, lo estás dañando, el día de mañana tu hijo se va a desmoronar cuando viva una decepción amorosa, no logre entrar a la universidad que quería o no consiga el ascenso o empleo que cree que merece.

4.- La gente que carece de capacidad de frustración es incapaz de resignarse, resignarse es un acto de humildad, aprendemos -si es que estamos dispuestos- que el mundo no gira alrededor de nosotros y nuestros deseos.

5.- Al cumplir con estas listas interminables estamos enseñando a nuestros hijos que sus caprichos son nuestras prioridades.

6.- Le estás enseñando a tu hijo que el afecto se compra, que el amor tiene precio.

7.- Estás encaminando a tus hijos en el camino del consumismo. Le compras el juguete de moda para que no se sienta excluido de su grupo de amigos, si en tu círculo social están juzgando a tus hijos por sus posesiones te invito a que reflexiones, no es lo que tenemos lo que nos hace mejores personas.

8.- Parte de ser padres implica tomar decisiones difíciles y decir una pequeña palabra "no" ante peticiones irracionales.

Recuerda que el adulto eres tú.

17 noviembre 2016

Tres consejos que pueden cambiar tu vida

Antes de pedir, veamos que podemos dar, antes de sufrir comencemos por entender, antes de desistir, aceptemos lo que nos lleva a crecer.

ASÚMETE SOLO, nacemos y morimos solos, así entonces, disfruta de cualquier compañía, y valórala mientras dure, no puedes encadenar a nadie a tu vida, ni a tus padres, ni a tu pareja, ni a tus hijos, cada quien transitará solo su camino y solo es responsable del mismo, eso no implica que seas egoísta, menos indiferente, pero no podrás salvar a nadie cuando no es su momento, ni pretender que alguien lo haga por ti, la mejor manera es siempre con el ejemplo es mostrando y compartiendo, como una vela encendida, que no podrá iluminar los caminos ajenos, pero su flama si puede servir para que otras velas tomen de ahí su luz, respeta la libertad ajena y honra la tuya, estudiamos y nos enseñan de chicos para ejercer, de nada sirve postergar el momento, madurar es hacerse cargo de si mismos.

NADIE TIENE PORQUE QUERERTE, y ésto es muy importante, el cariño depende más de convivencia y de la empatía, que de vinculos familiares, que alguien te quiera es un honor y te lo habrás ganado, pero no quererte es un derecho también de cualquier alma, así como no lastimarte. Hay etapas del viaje que nos hacen coincidir y aprender del amor, que a fin de cuentas es cuidado y libertad y muchas veces deja de ser necesario para tu avance estacionarte en un vínculo, la gente confunde el cariño con una prisión y el único amor que sirve a propios y ajenos es el amor que te deja libre, el que respeta tus elecciones, el que se brinda por elección que no por obligación. El amor nunca falla, es uno quien le falta a ese hermoso sentimiento, ama sin interes, sin restricción, con agradecimiento y déjate amar de la misma manera. No busques que te quieran, derrama el amor que produces donde quiera que vayas, siembra y la correspondencia llegará por añadidura.

NUNCA TE TOMES NADA A TITULO PERSONAL, el hombre apenas es consiente de lo que le pasa a si mismo y en eso centrará su búsqueda, piensa cuantas veces has ofendido a alguien sin esa intención, o has avanzado sin pensar en quien dejabas atrás, no pensabas en hacer daño, estabas pensando en tí y los demás pueden hacer lo mismo, asi entonces pasa con muchas aparentes ofensas hacia tu persona, cada uno es protagonista de su propia historia y la mayoría de las veces desconoce de fondo las circunstancias ajenas, una gran cantidad de hechos son motivadas por las circunstancias y no a titulo personal, y aunque asi lo consideres, sabrás que quien es feliz, solo piensa en compartir su felicidad, quien te haya hecho daño, es porque estaba sufriendo y no pensó en ti, pensaba en su propio dolor o frustración. No le des a nadie el privilegio de alterar tu paz, perdona, comprende y aléjate si es necesario, preocupate siempre por tu propia felicidad y por no perjudicar a nadie en tus estados alterados.

28 diciembre 2015

El secreto del éxito

En una reunión de grandes vendedores, quien, durante más de 20 años había sido una estrella por sus resultados y el aprecio que le tenía,  se paro ante la audiencia y dijo :
Muchos me preguntan cómo, puedo lograr las mejores comisiones y resultados que parecen extraordinarios, bueno dijo:

"Y ahora, voy a suministrarles el secreto de mi éxito."
Lo escribí en una hoja y lo puse en este sobre.

Pero el éxito se gana. Entonces Voy a vender este sobre, que contiene, les doy mi palabra, todo el secreto de mi éxito no sólo en la venta sino también en la vida.

La subasta comienza, en primer lugar tímidamente...
5 dólares, luego 10 dólares, luego 50,.100,.130,.150, 200...
Finalmente, uno de sus colegas adquiere el artículo por un poco más de 1.000 dólares.

El feliz ganador toma el sobre. La guarda preciosamente, y en la noche, en su habitación, él abre el sobre para saber finalmente el SECRETO de los ÉXITOS.

¿En su opinión, qué hay en esta hoja de papel?

Reflexiona un momento.
Ten en cuenta, memoriza lo que te venga a la mente, antes de leer la respuesta. Ya que voy a revelarte, efectivamente, más bajo, lo que se escribió en aquella hoja de papel y que vale,
en mi opinión, mucho más que 1.000 dólares.
...
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El ganador de la subasta rasga el sobre, extrae la hoja, lo revela, y hay solamente algunas palabras manuscritas:


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ES NECESARIO

SABER

PEDIR

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Carlos Devis

10 abril 2013

¿Qué pides?

El monje anotó en sus escritos:

"En un lento amanecer en el que mi corazón estaba triste y entre mis somnolencias oraba, rogué con plegarias cargadas de quejas y reproches.

Entonces los cielos abrieron para mí sus puertas:

Y dije:
Por favor líbrame de estas actitudes que me hacen daño.

Y me respondieron:
- Te dimos la capacidad de cambiar; de ti depende usarla.

Pedí paciencia.

Y me respondieron:
- Es a través de las dificultades que la construyes.

Pedí felicidad.

Y me respondieron:
- Te dimos las bendiciones; de ti depende valorarlas y disfrutarlas.

Pedí que me evitaran tanto dolor y sufrimiento.

Y me respondieron:
- En tus propias manos está la posibilidad de apretar o de soltar. El dolor te induce a mirar no con los ojos de tu mente y tus apegos, sino con los del alma que sabe nada debes hacer para merecer lo que tienes.

Pedí que me ayudaran a crecer.

Y me respondieron:
- Tú mismo podrás decidir día a día si creces.  La vida misma podará tus ramas para que tus frutos sean dulces y abundantes.

Pedí tener la posibilidad de disfrutar lo que yo quisiera.

Y me respondieron:
- Ama y agradece lo que tienes y así abrirás tu corazón a encontrar lo que tú quieres.

Pedí que me ayudaras a amar a los demás como tú me amas.

Y me respondieron:
- No esperes que sean como tú quieres, mejor reconoce en ellos a tu propio espejo."

Te invito a que tu día sea un canto de gratitud y de alegría a que disfrutes los presentes que los cielos han enviado para ti.

Carlos Devis


18 diciembre 2012

Sin exigencias ni condiciones

Cuando alguien nos pide algo, nos disgusta que nos ponga exigencias y condiciones a su petición.
A Dios también se le suelen poner exigencias necias.  Él es la Inteligencia Absoluta y sabe muy bien lo que necesitamos. Y sabe cómo y cuándo dárnoslo.

A Dios no le sabe mal nada, ni se enoja con nuestras torpezas y necedades. Pero con nuestra torpeza, al pedir y exigir nos cerramos la puerta y estamos obstruyendo la generosidad divina.
Pedir con pretensiones es interferir con nuestra personalidad individual. Y los deseos de la personalidad hacen que nuestra petición no proceda de nuestro interior sino de los caprichos superficiales de la persona.
Cuando nos dirigimos a Dios con exigencias, estamos orando a un dios falso. Y los dioses falsos son sordos e inútiles.

La única postura digna de presentarse ante el Ser Absoluto es hacerlo con sencillez y disponibilidad total.
Basta con decir: Tú sabes muy bien lo que me hace falta y sabes el modo mejor de solucionar mi necesidad.
Él siempre nos da lo que necesitamos. No lo que pensamos que necesitamos, sino lo que realmente nos hace falta, que no siempre suele ser lo mismo que nosotros deseamos.

La razón de no recibir lo que precisamos reside en la falta de disponibilidad y apertura sencilla.
Si te presentas ante Dios con estas disposiciones, aun sin pedir recibirás lo que necesitas.

Darío Lostado


14 mayo 2012

Deja el orgullo

‎"Cuenta la Leyenda que un día un hombre desesperado imploraba al viento cerca de un lago por ayuda, él era orgulloso y no quería contar a nadie sus penas, entonces un hada apareció y guardó silencio, ella le preguntó cual era su deseo y el simplemente dijo con voz tosca "Nada". El hada sonrió y aguardó sonriente. Un día el hombre no pudo más y, para que nadie lo escuchara, ni siquiera el hada, escribió en arena "Dios por favor envíame a mi ángel, lo necesito" entonces el hada, que sabía bien las necesidades de aquel hombre orgulloso, tomó su varita mágica y puso en sus manos aquello que lo liberaba de su desesperación..., la capacidad de pedir ayuda con humildad."
Cuenta la leyenda que el hombre nunca dejó de ser orgulloso, pero aprendió a decir "Te necesito"


01 noviembre 2011

Pedir por alguien más

"Estad quietos y sabed que yo soy Dios"
Tienes una línea directa con tu creador, ¿sabes cuál es? ¡La oración!  Nos enseñaron a orar desde que eramos niños.  Pero estoy seguro que muchos ya olvidamos las oraciones de gratitud que solíamos memorizar en nuestra infancia.

Por lo general, una oración común es más para pedir y menos para agradecer.  Recuerdo que leí una oración que decía: "Dios, por favor dame paciencia ¡pero dámela ya!"  Parece que en este mundo de Yeh dil maange more (el corazón quiere más), Dios se ha vuelto tan sólo un proveedor y un buzón de reclamaciones.  Muchas oraciones tienen el típico "Dios, ¿por qué me hiciste esto a mi?"

Cada quien pide por sí mismo y no hay problema de hacerlo.  Si no has orado últimamente, tienes que empezar.  Y sí, no hay nada malo en pedirle cosas a Dios.  Todo lo que pidas con un corazón sincero se te dará en abundancia.  Pero tienes que pedirlo.

Esto me recuerda la historia de un niño que caminaba con su padre.  En el camino vio una piedra enorme y el niño decidió quitarla.  Trató con todas sus fuerzas hasta que se dio cuenta de que era demasiado pesada.  Finalmente volteo a decirle a su padre:  "Por favor, ayúdame a quitar esta piedra"
El padre sonrió y dijo: "He estado a tu lado todo el tiempo, si lo hubieras pedido antes".

La oración es una forma de liberar al factor Aladino que tienes dentro.  Aladino tenía una lámpara, pero tenía que pedir los deseos -no se le concedieron solitos.  La oración es una forma de pedirle a Dios.  Pero sólo por este día orarás de forma desinteresada, lo harás por alguien más.

Por experiencia, he observado que cuando alguien más pide por ti se vuelve realidad mucho más rápido de lo que tardaría normalmente.  Esa es la magia de pedir por alguien más.  Cuando lo haces estás haciéndolo sin un motivo egoísta y por esa razón es muy efectivo.

¿Por quién orarás?  Mira a tu alrededor y encontrarás la respuesta.  Hay millones en el mundo, las personas que no tienen, los hambrientos, los despojados, los que no tienen qué vestir y que ni siquiera saben que deben orar.  Hay tanta gente enferma que necesita la piedad de Dios.  ¡Sería muy bueno que les hicieras una pequeña recomendación!

La mejor forma de oración es la que viene del instinto y está más allá de las palabras.  Cuando vas a cruzar una calle y un coche se acerca a ti, tu mente no forma una oración, "Por favor, muévete, se acerca el coche..."  Inmediatamente te manda un impulso que te jala hacia atrás.  De igual manera, la forma de oración más grande se hace a través de los sentimientos y no de las palabras.  Observarás el efecto a medida que ores más y más.

Orar por los demás es una de las cosas más nobles que podemos hacer.  Representa nuestra voluntad de añadir valor a la vida de otros y justamente de eso se trata la vida.  Esa oración también hace que te des cuenta de qué afortunado y bendecido eres.  De hecho, una oración honesta es muy poderosa.

Abhishek Thakore



31 octubre 2011

No deseo nada

Cuando leí esta historia, me agradó por su simplicidad.

Un ángel se presentó a un monje que llevaba ya unos años de retiro en silencio y le dijo: "Dios me envía para que le pidas algo y te lo concederá.  Sea lo que sea, Él te lo otorgará"

El monje, asombrado pero sereno, le contestó: "Yo no quiero nada.  No necesito nada".

El ángel insistió en su mensaje diciendo que debía llevar su petición a Dios.  El monje siguió insistiendo en que nada deseaba pues se sentía feliz sin nada.

Cuando el ángel le insistió que era una orden divina por la que debía pedir algo a Dios, el monje muy sencillamente le dijo:  "Bueno, si he de pedirle algo, le pido que me conserve sin deseos como hasta ahora".

Qué distinta esta actitud de la de tantos creyentes que sólo acuden a Dios para pedir y pedir cosas materiales y solución a sus pequeños problemas egoístas.

Ser feliz, sin deseos, mantenernos libres de deseos.  He ahí la sabiduría.

Darío Lostado
(Despertar a la conciencia día a día)


19 septiembre 2011

¿Qué pedirías?

Se cuenta que cuatro almas buenas acudían insistentemente a Dios para hacerle distintas peticiones una y otra vez.

Un día, Dios les dijo: "Bien, cada una va a pedri una cosa, la que más desee, y se la concederé"

Una le habló inmediatamente: "Quiero ser rica para tener todo lo que siempre he querido poseer".

Otra le dijo:  "Quiero poder viajar por el mundo entero, conocer muchas gentes y que me conozcan a mí".

Otra dijo: "Quiero tener dinero y fama, y que todos los que me conocen me envidien".

La cuarta no pedía nada.... Por fín, a peticion de Dios, se decidió y dijo:  "Quiero ser feliz en cualquier situación, con dinero o sin él, con fama o sin ella, con poder y conocimientos o sin ellos.  Quiero tener armonía y paz en mi alma sea cual sea la situación que me toque vivir".

Tú ¿qué pedirías?   Sospecho que al ver esta cuarta petición te hayas movido a hacer la misma.


Dario Lostado
(Despertar a la conciencia día a día)