Desde hace algunos años he observado un fenómeno que me llama la atención, los niños hacen unas listas de regalos interminables y detalladas y sus padres van de tienda en tienda para cumplir con los deseos de sus hijos e hijas. "Sólo van a ser niños una vez", es el argumento que usan quienes se embarcan en este enloquecedor maratón navideño.
De acuerdo, comparado con el resto de nuestra existencia la infancia es un breve periodo, sin embargo es un tiempo crítico en que aprendemos valiosos lecciones. ¿Sabes qué le estás enseñando a tu hijo al cumplir con todos sus caprichos? Sí, disculpa, pero el pan, el techo, la ropa, la educación y el bienestar son necesidades, lo demás son lujos.
1.- Crecí en una generación en que no había listas, cuando me sentaba a escribir mi cartita se me daba una indicación: "recuerda que Santa debe llevar juguetes a más niños y si pides demasiados seguramente alguien se va a quedar sin regalos". Al escribir la carta los niños de mi generación lo hacíamos tomando en cuenta que había otros en los que debíamos pensar.
2.- Nos daban una o dos opciones. De manera que nos obligaban a pensar, comparar entre uno y otro juguete y tomar la mejor decisión. Era un ejercicio no exento de estrés, pero era una situación por la que pasábamos una vez al año. Los padres les queremos ahorrar sufrimiento a nuestros hijos, pero en nuestro afán para protegerlos los estamos dañando. No queremos que se pongan tristes o que se angustien ¿el resultado? Niños que ante situaciones de estrés se ven sobrepasados, niños que no saben lidiar con la tristeza o el enojo.
3.- Al entregarle a los niños cada juguete de la lista impedimos que los niños desarrollen su capacidad de frustración. ¿Va a llorar? Sí, va a sufrir, un poco. Pero va a aprender que las cosas no salen como las planeamos o como queremos. Una valiosa lección para la vida adulta. Si le das a tu hijo cada juguete de la lista no le estás haciendo un favor, lo estás dañando, el día de mañana tu hijo se va a desmoronar cuando viva una decepción amorosa, no logre entrar a la universidad que quería o no consiga el ascenso o empleo que cree que merece.
4.- La gente que carece de capacidad de frustración es incapaz de resignarse, resignarse es un acto de humildad, aprendemos -si es que estamos dispuestos- que el mundo no gira alrededor de nosotros y nuestros deseos.
5.- Al cumplir con estas listas interminables estamos enseñando a nuestros hijos que sus caprichos son nuestras prioridades.
6.- Le estás enseñando a tu hijo que el afecto se compra, que el amor tiene precio.
7.- Estás encaminando a tus hijos en el camino del consumismo. Le compras el juguete de moda para que no se sienta excluido de su grupo de amigos, si en tu círculo social están juzgando a tus hijos por sus posesiones te invito a que reflexiones, no es lo que tenemos lo que nos hace mejores personas.
8.- Parte de ser padres implica tomar decisiones difíciles y decir una pequeña palabra "no" ante peticiones irracionales.
Recuerda que el adulto eres tú.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario