Cuando leí esta historia, me agradó por su simplicidad.
Un ángel se presentó a un monje que llevaba ya unos años de retiro en silencio y le dijo: "Dios me envía para que le pidas algo y te lo concederá. Sea lo que sea, Él te lo otorgará"
El monje, asombrado pero sereno, le contestó: "Yo no quiero nada. No necesito nada".
El ángel insistió en su mensaje diciendo que debía llevar su petición a Dios. El monje siguió insistiendo en que nada deseaba pues se sentía feliz sin nada.
Cuando el ángel le insistió que era una orden divina por la que debía pedir algo a Dios, el monje muy sencillamente le dijo: "Bueno, si he de pedirle algo, le pido que me conserve sin deseos como hasta ahora".
Qué distinta esta actitud de la de tantos creyentes que sólo acuden a Dios para pedir y pedir cosas materiales y solución a sus pequeños problemas egoístas.
Ser feliz, sin deseos, mantenernos libres de deseos. He ahí la sabiduría.
Darío Lostado
(Despertar a la conciencia día a día)
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