Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

30 septiembre 2017

La manchita negra en la hoja blanca


Muchas veces escuché la analogía de la pared blanca con la manchita negra... ¿Eres de los que aprovechan el blanco de la pared para tomar fuerza y solucionar la manchita negra o de los que se agarra de la manchita negra para excusarse de la responsabilidad de vivir?

Hablemos de super héroes...

En la fiesta del día del niño del hospital conocí a Karla, una adolescente de 16 años que estaba en procedimientos de hemodiálisis, sentada en su silla de ruedas acomodada del lado de los adultos, le pregunté si se quería acercar y me dijo que sí... sonriendo con los payasos después cuando vio que estábamos entregando los juguetes me pidió uno ... para ella ...

No sé cuánto tiempo lleva viviendo esas circunstancias, pero sí más de dos años.

Después de ahí, cada vez que la veíamos, que por cierto es muy seguido, siempre nos habla de sus planes, de lo que le gustaría hacer, de su familia, de todas las cosas buenas que tiene, habla de estudiar, de trabajar para sacar adelante a su familia, habla de pasear, de conocer gente nueva, habla de lo mucho que quiere a sus hermanos..., esta última vez que la vimos nos platicó que se le llenaron los pulmones de agua, pero aún así, con su peculiar sonrisa, nos dijo que ya quería que se la sacaran porque tenía muchas cosas pendientes por hacer...

Un día me platicó que mucha gente le decía que tenía mucha vida por delante, que estaba muy jóven y ella les contesta que no tenía mucha vida por delante, que tenía mucha vida hoy, y eso por el momento es suficiente...

¿Por qué les publico esto? Karla puede quejarse de miles de cosas que suceden en su vida, su mamá es sordomuda, vive en condiciones precarias o de pobreza, su enfermedad, necesidades, tanto tiempo en el hospital, su condición es cada vez más delicada, etc... Pero prefiere agarrarse de las millones de cosas buenas que tiene para fortalecer su fe y esperanza de que lo mejor está por venir... es uno de mis super héroes. Casi no menciona la palabra Dios, pero sus platicas siempre están llenas de Él, su fe y su esperanza... Y alimenta mi teoría de que la fe más que platicarla hay que practicarla.

Sé que leerás esto puesto que ya vi que nos sigues, y acepta este pequeño homenaje al gran ejemplo que siempre nos das.

Dios nos bendice, así que dejemos de perder tanto tiempo en lamentaciones y aprovechémoslo para vivir!!!

Más sonrisas y menos quejas

Los quiero mucho a todos, a todos!!

Héctor Molina
PD. Sigan orando por nosotros, por todos, cada oración llega, cada buena vibra se siente, ha sido pesado el camino pero vamos mejor.



12 septiembre 2017

La fotografía

En la ocasión de la publicación de mi primer libro de fotos, Viaje a la Iluminación (ahora reimpreso como El Espíritu del Tíbet, Aperture, Nueva York), Henri Cartier-Bresson me envió muy amablemente esta nota.

"La cámara de Matthieu y su vida espiritual son una, y desde esta primavera estas imágenes fugaces y eternas". Henri-Cartier Bresson 12 de noviembre de 1995

Para mí, la fotografía es un himno a la belleza. Comencé a fotografiar cuando tenía quince años, con mi amigo André Fatras, un fotógrafo de animales, aventurero y amante de la naturaleza.

En 1967, viajé a Darjeeling en India para conocer a mi primer maestro espiritual. Después de su muerte en 1975, pasé doce años con Dilgo Khyentse Rinpoche, quien era el arquetipo del maestro espiritual, y viajé con él a Bhután, India, Nepal y Tíbet. A lo largo de los años, he tomado fotografías de mis maestros y del mundo que los rodea. Mi principal aspiración era compartir la increíble belleza, fuerza y profundidad de su mundo. He fotografiado principalmente en Bhután, India, Tíbet, Nepal y Tailandia.

Según las enseñanzas budistas, la naturaleza búdica está presente en todo ser viviente y el estado natural de la mente, cuando no es mal interpretado por el poder de los pensamientos negativos, es la perfección. Se cree que las cualidades positivas, como un buen corazón, reflejan el verdadero y básico tejido de los seres humanos. En fotografía, mi esperanza es mostrar la belleza de la naturaleza humana.

Incluso durante un sufrimiento intenso puede haber dignidad y belleza, incluso ante la destrucción y la persecución puede haber esperanza. Esto es particularmente cierto para el Tíbet y su gente, quienes han logrado retener su alegría, fortaleza interior y confianza mientras están siendo sometidos a un genocidio humano y cultural. Para mí, es esencial inspirar esperanza y confianza, ya que es lo que más nos falta y más necesitamos. Quizás no haga una fotografía en meses. Luego viene el día en que la gente, los lugares y la luz surgen de una manera tan hermosa que no puedo resistir hacer una imagen de ella con el deseo de compartirla con los demás.

He intentado abrir una puerta a un mundo antiguo y a la vez relevante en nuestros tiempos; y proporcionar una visión desde el interior de la vida de un maestro budista tibetano y una cultura única que, a pesar de los trastornos en su patria, todavía sobrevive en toda su autenticidad.

Extractos de una entrevista con el Sunday Telegraph

ST: Lo que me llama la atención – la atención todos, estoy seguro - es la profundidad de alegría y felicidad grabada en las caras de estas fotografías. Me pregunto si tiene alguna idea acerca de cómo esto refleja su práctica y creencias budistas.

MR: De hecho, el principal poder de inspiración de los retratos es que estos maestros, ermitaños y yoguis son ejemplos vivientes de lo que enseñan. El mensajero se ha convertido en el mensaje. Lo que muestran exteriormente es lo que son por dentro, sin contradicciones. El hecho de que percibamos esto es reconfortante e inspirador. El contentamiento y la felicidad reflejados en sus caras expresan un profundo sentido de serenidad y satisfacción que surge de una mente excepcionalmente saludable.

ST: Y también acerca de la relación entre la naturaleza y la espiritualidad - ¿es posible sentir algo distinto a lo espiritual cuando se enfrenta a la imponente belleza natural representada en estas imágenes?

MR: Es sin duda una experiencia increíble estar en muchos de esos lugares en el Tíbet. La intensa profundidad del silencio, la inmensidad del paisaje, el azul profundo del cielo, el aire crujiente ... es tal que cuando uno simplemente se sienta allí, siente que nunca quiere irse, sino permanecer en esa profunda y limpia armonía entre el medio ambiente y su propia mente serena. Es incluso una experiencia más sorprendente estar en presencia de seres cuyos corazones están completamente llenos de altruismo y sabiduría, y tratar de fusionar tu mente con las suyas.

Por lo tanto, los paisajes y los retratos pueden conducirte de una comprensión de la belleza exterior a la de la belleza interior del despertar espiritual y las cualidades humanas ilimitadas que acompañan ese despertar, como el calor y la luz de los rayos que acompañan naturalmente al sol.

Matthieu Ricard


11 septiembre 2017

La ley del camión de la basura

¿Con qué frecuencia permites que las majaderías de otras personas cambien tu estado de ánimo? ¿Te das permiso de enojarte cuando otro conductor te agrede por un error de tránsito, o un mesero grosero te trata irrespetuosamente, un jefe exigente te pide más de lo que te corresponde hacer o cuando un compañero de trabajo arruina tu día?

Lo que realmente distingue a una persona saludable y exitosa es, el control que tenga sobre el manejo de la ira. Hace 33 años aprendí esta lección. Me la enseñaron en el asiento trasero de un taxi en Nueva York.

Me subí a un taxi y partimos rumbo a la dirección que le indiqué al conductor, íbamos en el carril derecho cuando de repente un coche salió de no sé dónde; el taxista frenó súbitamente, se oyó el rechinar de las llantas y a escasos centímetros evitó chocar con el otro auto. El conductor del coche que casi causa el accidente, empezó a gritarnos con una serie de malas palabras altisonantes.

El taxista, solo sonrió y le saludó amable. Así que, yo sorprendido le pregunte, -“¿Por qué hace eso?”  "Ese tipo, por muy poco destruye su taxi y nos manda directito al hospital," agregué.


Entonces el taxista me dio la lección más bella de mi vida, la que ahora yo llamo “La Ley del Camión de Basura.”

Muchas personas, me dijo:

-“son como un camión de basura. Están llenos de enojo, frustración y desaliento. Una vez que han acumulado mucha basura, necesitan un lugar en donde tirarla y si uno se lo permite, te la echan a ti.”



Esa fue la lección del Camión de Basura. Empecé a reflexionar, “¿Cada cuánto yo permito que los camiones de basura me contaminen?” y, “¿Con qué frecuencia tomó mi basura y la tiró sobre las personas que más amo como: mi esposa, mis hijos o mis amigos?”

Aquel día me propuse; “A no ser el basurero de nadie.” Empecé a ver con más claridad los camiones de basura y decidí a partir de ese día no dejarme arrojar su porquería. En mi área de servicio no puedo evitar que personas "llenas de basura emocional, espiritual y mental" me busquen.

Pero, si puedo decidir saludablemente escucharlas entendiendo que no soy una figura paterna sustituta o codependiente. Verán podemos dar consejería, mentoría y hasta coaching a personas que realmente lo necesitan, pero no debemos mantener una relación indefinidamente con personas que no quieren cambiar, sino que solo echan su basura en uno. Eso es tóxico. Permanecer siendo parte de ello te vuelve codependiente.

Tal vez no aplique a usted pero tengo dos sencillas metodologías para evitar convertirme en el basurero de otros, aun cuando amo servir, enseñar y mentorear a pastores y líderes.

1. "3 strikes and out" - viene del beisbol y consiste en atender a una persona hasta tres veces con el mismo error, fracaso o problema. Si al tercer encuentro no hay decisiones que empiecen a transformar sus vidas mediante disciplinas físicas, espirituales y mentales, un sincero compromiso de cambiar, no lo atiendo más.

2. "no paternalismo, no codependencia" - No soy el papá de nadie, excepto de mis hijos, ni debo convertirme en mártir o sacrificio de otras personas. Existe una confusión entre el cristianismo y la codependencia. Dios quiere que yo viva Sus propósitos para Su gloria, entendiendo que El quiere que sea saludable para entonces poder ayudar a otros. El quiere que yo actúe, no que reaccione. El quiere que sirva no que me vuelva un adicto al servicio. El que quiere que sirva voluntariamente no por obligación o por temor.

No he vuelto a permitir que los camiones de basura tomen el control de mis sentimientos y mucho menos de mis emociones. No podemos ayudar a otros si nosotros mismos estamos desbalanceados y llenos de basura sin procesar. Un último consejo practico: si usted quiere ser sensible a las personas tipo "camiones de basura" asegurese de tener al menos dos relaciones saludables por cada una enferma o disfuncional que atienda.

En el fondo se trata de hacer "judo". No dejar que drenen nuestra energía y enfoque, sino por ejemplo, sonreírles a los insatisfechos, malhumorados y frustrados como la mejor medicina que puede ayudarles a cambiar su perspectiva de la vida o por lo menos les puede iluminar su día.

"El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca!". Lucas 6:45

Puede que tras leer la presente te encuentres con alguien "lleno de basura", no lo vea como una amenaza, sino como una oportunidad para crecer, para ser saludable, para aprender a manejar los recursos que Dios le ha dado con inteligencia y sabiduría. Usted debe protegerse, buscando el balance en sus relaciones, pero puede ayudar a estas personas mostrando consistentemente otra perspectiva a su espíritu autodestructivo originado en su desesperación e ignorancia. Podemos ser sal, podemos ser luz, pero necesitamos estar sanos.

Juan Carlos Flores Zúñiga


08 septiembre 2017

Ojalá el Wifi en los aviones nunca sea gratis

Aún recuerdo cuando viajar significaba desconectarse. Aislarse por un momento, días o semanas para estar con uno mismo de manera forzada o voluntaria. Hoy en día la obsesión del ser humano por mantenernos conectados convierte esos momentos en casi recuerdos.

Hace poco vi un reportaje del New York Times sobre la tecnología de entretenimiento en los vuelos comerciales. Cada vez más las aerolíneas apuestan por mejorar la experiencia de vuelo. No lo voy a negar, es genial poder ver películas a tu elección en un vuelo a Europa que además puedes pausar, adelantar y cambiar el idioma a tu antojo. Ahora también se puede jugar videojuegos, chatear entre asientos y hasta conectarse a internet.

Es fabuloso que toda esta tecnología pueda ayudarnos a sentir un poco más breve un vuelo de 14 horas. Pero también hay otro lado. No todos viajan por placer y hay una enorme cantidad de pasajeros en los aviones cuya razón son los negocios. Para muchos de ellos, los aviones y su “aislamiento” representan (aban) un preciado momento de desconexión. Durante el vuelo no hay forma de que el jefe te llame, te mande correos o mensajes. Estás en el aire y por ahora la vida se suspende en el trayecto.

Durante el tiempo de vuelo puedes hacer un montón de cosas que nuestra costumbre de pasar nuestra vida con un pantalla enfrente nos ha hecho olvidar. Leer un libro de papel, de papel! Platicar con tu compañero de asiento, meditar, pensar, dormir, relajarte, desconectarte, ver el cielo, el cielo!.

Yo personalmente encuentro en los trayectos de avión momentos extremadamente productivos donde he recuperado la lectura, he compuesto canciones, escrito muchos artículos y filosofado sobre la vida.

Ahora que el internet amenaza con llegar cada vez más fuerte y rápido a las cabinas aéreas, es posible que esto también se pierda. Estaremos conectados día y noche, en cielo y tierra. Ahora podrás recibir un mail a diez mil metros de altura y seguirás trabajando. Tu jefe podrá darte lata mientras te trasladas a alguna ciudad y podrás tener peleas por whats app con tu pareja.

También es verdad que el hecho de poder estar conectados durante un vuelo puede ayudar a la productividad, pero no tengamos miedo a descontarnos!. Cada vez será más difícil buscar lugares o momentos donde de verdad tengamos que desenchufarnos de la “realidad” y conectarnos a nosotros mismos.

No estoy diciendo que estoy en contra de la conectividad, pero ese lado adictivo de la tecnología me asusta pensando en el futuro. Si bien nuestra vida social se ha visto afectada gracias a los teléfonos inteligentes, no quiero pensar que pueda pasar cuando no haya rincón en la tierra (o en el cielo) donde no pueda llegar un mensaje de texto.

Ya escribí un articulo sobre viajar antes de los smartphones. Ojalá no llegue ese día donde estar conectado signifique todo menos estar presente.

Por eso digo que ojalá el WiFi en los aviones no sea gratis, para que por lo menos el precio por desconectarnos de la vida real vaya más allá del personal que de por sí ya es bastante alto y nos haga pensarlo dos veces.

Alan Estrada


06 septiembre 2017

Más Allá del McMindfulness

De repente, la meditación mindfulness se ha convertido en un fenómeno de masas, abriéndose camino hacia escuelas, empresas, prisiones y agencias del gobiernos incluyendo el ejército americano. Millones de personas están recibiendo beneficios tangibles de su práctica de mindfulness: menos estrés, mejor concentración, quizá un poco más de empatía. No es necesario decir que esto es un gran avance que debe ser bienvenido, pero que tiene una sombra.

La revolución del mindfulness parece ofrecer una panacea universal para resolver casi todas las áreas de las preocupaciones diarias. Libros recientes sobre el tema incluyen: Padres mindfulness, Comer (de forma) mindfulness, Política mindfulness, Terapia mindfulness, Liderazgo mindfulness, Una nación mindfulness, Recuperación mindfulness, El poder del aprendizaje mindfulness, El cerebro mindfulness, El camino del mindfulness a través de la depresión, El camino del mindfulness hacia la autocompasión. Casi diariamente, los medios citan estudios científicos que informan los numerosos beneficios para la salud de la meditación mindfulness y cómo una práctica sencilla puede producir cambios neurológicos en el cerebro.

La popularidad creciente del movimiento mindfulness también se ha convertido en una lucrativa industria artesanal. Los consultores promueven la formación en mindfulness prometiendo que mejorará la eficiencia laboral, reducirán el absentismo e incrementarán las habilidades sociales cruciales para el éxito laboral. Algunos incluso afirman que la formación mindfulness pueden actuar como una “tecnología disruptiva”, reformando incluso las compañías más disfuncionales en organizaciones más amables, compasivas y sostenibles. Hasta el momento, no obstante, no se han publicado estudios empíricos que sostengan dichas afirmaciones.

En sus esfuerzos de promoción, los partidarios de la formación mindfulness habitualmente incluyen en el prólogo que sus programas están “inspirados en el budismo“. Hay un cierto caché a la hora de decir a los neófitos que el mindfulness es un legado del budismo, una tradición famosa por su antiguedad y sus métodos de meditación probados. Pero, al mismo tiempo, los consultores a menudo aseguran a sus patrocinadores corporativos que su particular marca de mindfulness ha retirado todos los lazos y afiliaciones con los orígenes budistas.

Desligar el mindfulness de su contexto ético y religioso del budismo es un movimiento comprensible para hacer dicha formación como un producto viable en el mercado. Pero la urgencia para secularizar y acomodar el mindfulness a una técnica de mercado puede llevar a una desafortunada desnaturalización de esta antigua práctica, cuyo objetivo es mucho más que aliviar una jaqueca, reducir la presión sanguínea o ayudar a los directivos a estar más centrados y ser más productivos.

Generar una técnica más simplificada y secularizada (lo que algunos críticos empiezan a llamar “McMindfulness“) puede volverla más apetecible al mundo empresarial, pero esta descontextualización del mindfulness de su propósito original de liberación y transmisión de ética social tiene algo de “negocio fáustico“. En lugar de aplicar mindfulness como una forma de despertar a personas y organizaciones de las malsanas raíces de la avaricia, aversión y la ignorancia, habitualmente se moderniza hacia técnicas banales, terapéuticas y de auto-ayuda que en verdad refuerzan esas raíces.

La mayor parte de las opiniones científicas y populares que circulan por los medios han retratado el mindfulness en términos de reducción de estrés y mejora de la atención. Los beneficios de estas habilidades son una herencia no condicionada del mindfulness y es su mayor atractivo para las empresas actuales. Pero el mindfulness, entendido y practicado dentro de la tradición budista, no es meramente una técnica éticamente neutra para reducir el estrés y aumentar la concentración. En su lugar, el mindfulness es una cualidad distintiva de la atención que depende y se ve influida por muchos otros factores: la naturaleza de nuestros pensamientos, acciones y palabras, nuestra forma de ganarnos la vida y nuestros esfuerzos para evitar comportamientos poco saludables y desarrollar otros comportamientos que propicien acciones sabias, armonía social y compasión.

Los budistas diferencian entre el mindfulness correcto (samma sati) y mindfulness incorrecto (miccha sati). La distinción no es moral; la cuestión es si la calidad de la consciencia se caracteriza por tener las intenciones saludables y cualidades mentales positivas que lleven a la prosperidad y al bienestar a los demás y a uno mismo.

De acuerdo con el Canon Pali (las primeras enseñanzas registradas del Buda), incluso una persona que cometa un crimen premeditado y cruel puede estar practicando mindfulness, el mindfulness incorrecto. Claramente, la atención “mindful” y la concentración de un terrorista, un francotirador o un criminal de guante blanco no es la misma cualidad de mindfulness que el Dalai Lama y otros adeptos del budismo han desarrollado. El Mindfulness Correcto está guiado por intenciones y motivaciones que se basan en la contención, estados mentales correctos y conductas éticas, objetivos que incluyen pero superan la reducción del estrés y el incremento de la concentración.

Otro malentendido común es que la meditación mindfulness es un asunto privado e interno. A menudo se comercializa el mindfulness como un método para la autorrealización personal, como una forma de aplazar los problemas y tribulaciones del sofocante mundo laboral.  Dicha orientación individualista y consumista hacia la práctica de mindfulness puede ser efectiva para la autoconservación y el desarrollo personal, pero es esencialmente inútil para mitigar las causas del sufrimiento colectivo y empresarial.

Cuando la práctica del mindfulness se paquetiza de esta forma, la interconexión de los motivos personales se pierde. Hay una disociación entre la transformación personal de cada uno y el tipo de transformación social y organizacional que tiene en cuenta las causas y condiciones del sufrimiento en un entorno más amplio. Esta colonización del mindfulness también tiene un efecto de instrumentalización, reorientando la práctica hacia las necesidades del mercado en lugar de una reflexión crítica de las causas de nuestro sufrimiento colectivo o “dukkha social“.

El Buda enfatizó que sus enseñanzas trataban sobre la comprensión y cesación de dukkha (sufrimiento en el sentido más amplio). Así pues, ¿qué ocurre con el dukkha generado por cómo funcionan las instituciones?

Muchos defensores del mundo empresarial argumentan que el cambio transformador comienza en uno mismo. Si la mente de cada uno pudiera estar más centrada y en paz, entonces la transformación social y empresarial vendría después. El problema con esta formulación es que las tres motivaciones que el budismo señala (avaricia, odio e ignorancia) hoy por hoy no están confinadas a las mentes individuales sino que se han institucionalizado en fuerzas más allá del control personal.

Hasta el momento, el movimiento del mindfulness ha evitado cualquier consideración seria de por qué el estrés es tan generalizado en las modernas instituciones empresariales. En su lugar, las empresas se han subido a la moda del mindfulness porque desplaza, de manera muy conveniente, la carga de la responsabilidad al individuo: el estrés se encuadra dentro de un problema personal y el mindfulness se ofrece como la medicina correcta que ayuda al empleado a trabajar de manera más calmada y eficiente dentro de un entorno tóxico. Envuelto en un aura de cuidado y humanidad, el mindfulness se pone de moda como una válvula de escape, una manera de liberar la tensión, una técnica para afrontar y adaptarse al estrés del mundo laboral.

El resultado es una versión atomizada y altamente privatizada de la práctica de mindfulness, que se ha confinado en lo que Jeremy Carrette y Richard King (en su libro “Vendiendo Espiritualidad; la conquista silenciosa de la religión“) describen como una orientación acomodaticia. La formación en Mindfulness resulta atractiva porque es un método de moda para suavizar el disconfort de los empleados, promoviendo una aceptación tácita del status quo y un instrumento para mantener la atención centrada en los objetivos empresariales.

En muchos aspectos, la formación del mindfulness en las empresas (con su promesa de que empleados más calmados y menos estresados serán más productivos) tiene muchas similitudes con el movimiento, actualmente desacreditado, de las “relaciones humanas” , populares en las décadas de 1950 y 1960. Esos programas de formación fueron criticados por su uso manipulador de las técnicas de asesoramiento como las de “escucha activa”, establecidas como un método de pacificar a los empleados haciéndoles sentir que se oían sus preocupaciones aunque las condiciones laborales permanecían inalteradas. Esos métodos terminaron siendo conocidos como “Cow psychology” porque las vacas (Cow en inglés) dóciles producen más leche.

Bhikkhu Bodhi, un monje budista occidental ha advertido: “Ausentes de critica social aguda, las prácticas budistas pueden ser fácilmente utilizadas para justificar y estabilizar el estatus quo, convirtiéndose en un refuerzo del capitalismo consumista“. Desafortunadamente, un punto de vista del mindfulness más ético y socialmente responsable se percibe hoy como una preocupación secundaria, o como una politización innecesaria del viaje personal de auto-realización.

Uno tiene la esperanza de que el movimiento del mindfulness no siga el camino habitual de la mayoría de modas empresariales – entusiasmo desenfrenado, aceptación sin crítica del status quo y desilusión final. Para convertirse en una fuerza genuina para la transformación positiva personal y social, debe reclamar un marco ético y aspirar a propósitos más nobles que tengan en cuenta el bienestar de todos los seres vivos.

Ron Purser y David Loy


05 septiembre 2017

El Cambio Climático: La Audacia del Altruismo (parte 2)

Impacto de la Era del Antropoceno

Para muchos de nosotros la noción de "simplicidad" evoca una privación, un estrechamiento de nuestras posibilidades y un empobrecimiento de la existencia. La experiencia demuestra, sin embargo, que una simplicidad voluntaria no implica de ninguna manera una disminución de la felicidad, sino que, por el contrario, trae consigo una mejor calidad de vida. ¿Es más agradable pasar un día con tus hijos o amigos, en casa, en un parque o fuera en la naturaleza, o pasarlo trotando de tienda en tienda? ¿Es más agradable disfrutar de la satisfacción de una mente satisfecha o querer constantemente más - un coche más caro, ropa de marca o una casa más lujosa?

El psicólogo estadounidense Tim Kasser, autor de The High Price of Materialism (2003, MIT Press) y sus colegas de la Universidad de Rochester, han remarcado el alto coste que tienen los valores materialistas. Gracias a estudios de más de veinte años con una muestra representativa de la población han demostrado que los individuos que concentran su existencia en la riqueza, la imagen, el estatus social y otros valores materialistas y extrínsecos promovidos por la sociedad de consumo están menos satisfechos con su existencia. Concentrados en sí mismos, prefieren la competencia a la cooperación, contribuyen menos al interés general y no se preocupan por las cuestiones ecológicas. Sus lazos sociales se debilitan y, si cuentan muchas relaciones, tienen pocos amigos de verdad. Muestran menos empatía y compasión por los que sufren y tienden a usar a otros para sus propios objetivos. Paradójicamente, están en peor estado de salud que el resto de la población. El consumismo excesivo está estrechamente vinculado al egocentrismo extremo.

Además, los países ricos que más se benefician de la explotación de los recursos naturales, no quieren reducir su nivel de vida. Pero son las naciones las principales responsables de los cambios climáticos y otros tormentos (por ejemplo, el aumento de enfermedades relacionadas con el cambio climático como la malaria que se está extendiendo a nuevas regiones o a altitudes más elevadas, con aumentos mínimos de temperatura) que afectan a las poblaciones más pobres, precisamente los que menos han contribuido a estos trastornos climáticos. Un afgano produce dos mil quinientos veces menos CO2 que un qatarí y mil veces menos que un americano. Sobre el creciente nivel de los océanos, el magnate estadounidense Stephen Forbes declaró en Fox News: "Cambiar lo que hacemos porque algo va a suceder en cien años es, diría yo, profundamente raro". ¿No es esta realmente una declaración absurda? El responsable de la compañía de carne más grande de los Estados Unidos es aún más cínico abiertamente: "Lo que importa", dice, "vendemos nuestra carne. Lo que sucederá en cincuenta años no es asunto nuestro.”

Pero todo nos concierne, así como nuestros hijos, los cercanos a nosotros y nuestros descendientes, junto con todos los seres humanos y animales, ahora y en el futuro. Concentrar nuestros esfuerzos exclusivamente en nosotros mismos y en nuestros familiares, a corto plazo, es una las manifestaciones del egocentrismo más lamentables.

El individualismo, en sus buenos aspectos, puede fomentar un espíritu de iniciativa, creatividad, ir más allá de las normas y de los dogmas anticuados y restrictivos, pero también puede degenerar rápidamente en un egoísmo irresponsable y en un narcisismo desenfrenado, en detrimento del bienestar de todos. El egoísmo es el núcleo de la mayoría de los problemas que enfrentamos hoy: la creciente brecha entre ricos y pobres, la actitud de "todos por uno mismo", que sólo está aumentando, y la indiferencia por las generaciones venideras.

La Necesidad del Altruismo

Necesitamos un hilo de Ariadna que nos permita encontrar nuestro camino en este laberinto de preocupaciones serias y complejas. El altruismo es este hilo que nos permitirá conectar, de una manera natural, las tres escalas de tiempo - corto, medio y largo plazo - conciliando sus demandas. Debemos tener la perspicacia para reconocer esto y la audacia para comentarlo.

Matthieu Ricard
Photo by Matthieu Ricard

04 septiembre 2017

El Cambio Climático: La Audacia del Altruismo (parte 1)

Nuestra era se enfrenta a muchos desafíos. Uno de nuestros principales problemas consiste en conciliar las exigencias de la economía, la búsqueda de la felicidad y el respeto al medio ambiente. Estos imperativos corresponden a tres escalas de tiempo: corto, medio y largo plazo, sobre las cuales se superponen tres tipos de intereses: los nuestros, los intereses de los cercanos a nosotros y los de todos los seres sintientes.

La economía y las finanzas están evolucionando a un ritmo cada vez más rápido. Los mercados de valores se disparan y se estrellan de un día para otro. Aquellos que viven bien son a menudo reacios a alterar su estilo de vida para el bien de los menos afortunados y para el beneficio de las generaciones venideras, mientras que aquellos que viven en necesidad aspiran legítimamente a más riqueza, pero también a entrar en una sociedad de consumo que fomenta un consumo no sólo de lo que se necesita para vivir decentemente, sino también para anhelar cosas superfluas.

La satisfacción en la vida se mide en términos de un plan de vida, una carrera, una familia y una generación. También se mide según la calidad de cada instante pasajero, las alegrías y sufrimientos que colorean nuestra existencia y nuestras relaciones con los demás; También es dada o negada por la naturaleza de las condiciones externas y por la forma en que nuestra mente traduce estas condiciones en felicidad o en miseria.

En cuanto al medio ambiente, hasta hace poco tiempo, su evolución se ha medido en términos de épocas geológicas, biológicas y climáticas, a lo largo de decenas de milenios o millones de años, salvo catástrofes globales de asteroides gigantes o erupciones volcánicas. En nuestro tiempo, el ritmo del cambio se acelera debido a los trastornos ecológicos provocados por las actividades humanas. En particular, los rápidos cambios que han ocurrido desde 1950 han definido una nueva era para nuestro planeta, el Antropoceno (literalmente la "era de los humanos"). Esta es la primera era en la historia del mundo que las actividades humanas han modificado profundamente (y, en la actualidad, degradado) todo el sistema que mantiene la vida en la tierra. Este es un desafío completamente nuevo que nos ha cogido por sorpresa.

Matthieu Ricard

Photo by Matthieu Ricard