En 1945, la Carta de las Naciones Unidas se instaló como el primer acuerdo internacional para consolidar el principio de igualdad entre mujeres y hombres. Con esta convicción, la ONU celebró de manera oficial el primer Día Internacional de la Mujer en 1975.
Y como la historia lo muestra, esta celebración no es un festejo a la mujer o a la feminidad, sino se trata de una conmemoración, un recordatorio de una lucha que continúa, hasta que haya un mundo más justo, donde la equidad se viva diariamente. Hoy sigue habiendo un gran abismo en esta lucha, aún hay voces que no se escuchan, aunque ha habido avances, aún hoy las mujeres siguen marchando hacia la meta de tener un mejor mundo.
Esto no es una guerra contra los hombres, no es enaltecer a las mujeres y hacer menos a los hombres, es simplemente luchar como personas, donde los derechos humanos de todos se respeten, donde los hombres y mujeres puedan disfrutar de igualdad de condiciones, y entendamos que finalmente esta lucha es por el bien de todos. Porque los cambios empiezan desde adentro, desde mi ser, cuando nos vemos como personas amorosas, cuando podemos darnos cuenta de la maravillosa creación que somos, cuando podemos ver a todos como iguales en condiciones pero enriquecidos en la gran diversidad de talentos y capacidades que tenemos, cuando somos empáticos con los menos favorecidos, cuando ponemos nuestro corazón en hacer un mundo un poco más bello, equitativo y más amoroso desde la trinchera que a cada uno le toca estar.
Esto no se termina... la lucha continúa... necesitamos educar a las generaciones que vienen ya empujando fuerte, necesitamos mostrarles con el ejemplo que un mundo así es posible.
Abrazos a todas las incansables mujeres que han sido ese ejemplo para mi!
Edith Reyna
Edith Reyna
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