Hay muchas personas que tienen la sensación de que han perdido un tren importante en su vida.
Otras tienen la sensación de que hay un último tren para ellas y no quieren perderlo.
Por supuesto, imaginan que ese tren les llevará a la felicidad, a través de un trabajo, una pareja, un lugar...
La sensación del tren perdido produce mucha angustia. La de que te
queda un último tren y lo puedes perder, produce mucha ansiedad.
La sensación puede ser tan fuerte que se puede convertir en pesadilla nocturna en la que perdemos algún medio de transporte importante.
Las dos son engaños de la mente, del ego, al que le encanta imaginar un
futuro mejor y salvador y, al mismo tiempo, teme perderlo.
No hay tren que coger o perder.
Sólo vivir el ahora, con plena conciencia y aceptación. Vivir el viaje
que estamos haciendo ahora, en vez de vivir en supuestos trenes perdidos
o en supuestos trenes que nos tienen que llegar.
Yolanda Calvo
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