Sentirse víctima de alguien es un actitud admisible sólo para los que son prisioneros y no gozan de libertad personal, o sea, los niños y los presos. Quien no tiene la libertad no puede ser responsable de su vida ya que alguien más posee tanto su libertad como su responsabilidad.
Al contrario para todos los demás (los que son adultos y no son prisioneros) el sentirse víctima es sólo una actitud mediocre que tiene un origen antiguo y apunta a dos principales finalidades:
1) la voluntad de manipular a los demás;
2) el no querer tomarse la responsabilidad de si mismo atribuyendo a los otros la causa de su propia miseria.
En el primer caso, los que manipulan, son gente peligrosa y tremendamente egoísta, dominadas por el miedo y el resentimiento hacia los demás. Parecen débiles pero tienen la fuerza oculta que otorga el engaño. Tienden a mentir, y cada acción tiene un sólo objetivo: asegurarse y mantener el poder. Son astutos, pero no tan inteligentes, y se apropian de la vida de los demás de forma solapada.
En el segundo caso, o sea, los que se hacen las víctimas para no tomarse la responsabilidad, son generalmente personas que han renunciado a tener el poder de su vida y se entretienen esperando a la muerte quejándose de los demás. Esta actitud bloquea su crecimiento humano dejándolos infantiles y dependientes. Tienen miedo a ser criticados, no aman enfrentar las situaciones de frente, rayando a veces en la cobardía. Es difícil enamorarse de alguien que se hace la víctima. Puedes tener compasión, lástima, pero nunca te vas a quedar encantado con una personalidad de este tipo. Generalmente todos tendemos a huir de las víctimas porque, aun si no lo sabemos, las percibimos como vampiros que se nutren de la energía de los demás.
Todos, en diferente medida, al menos en algunas ocasiones, jugamos el papel de víctimas. Es un patrón muy arraigado que se origina en todos los siglos que de varias formas fuimos esclavos, privados de las libertades fundamentales y viviendo bajo chantaje de nuestra misma supervivencia. Al final el victimismo es la estrategia cobarde de quien no tiene la fuerza y el poder de tomar su vida en sus propias manos.
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