Hoy venía recordando en mi camino al trabajo, que hace ya algunos años, como 18, en un hermoso viaje a Europa, especificamente en Roma, salimos del hotel en las afueras de la ciudad y no traiamos anotado ni el telefono del hotel, en aquel entonces no viajabamos con celular y nos lanzamos a la aventura y sin preocupación.
Esa mañana el transporte del hotel nos dejó en la estación de tren y se fue, y al llegar nos dimos cuenta que había un paro de los trabajadores y no había servicio de tren, evidentemente no estabamos preparadas para eso, y nos ibamos a regresar al hotel para buscar otras alternativas, pero mi amiga y yo hablando español nos topamos con un argentino y una española que estaban ahí enterandose de la misma sorpresa del paro del tren, nos identificamos por hablar español y así sin conocernos (y sin preguntarle a su amiga española) el argentino nos ofreció llevarnos en su coche a Roma, y pues sin cuestionar nada nos subimos al coche.
He de decir que ese viaje en coche ha sido una de las experiencias y platicas más enriquecedoras que tuvimos en ese viaje. Hablamos de muchas cosas, la amiga española era una mujer joven, guapa, educada y muy culta, así que platicar fue fácil, el amigo argentino era guapo pero no tan culto, sin embargo hablamos de deporte (porque ellos habían estado en un juego de Rugby el día anterior), hablamos de nacionalismo, patriotismo y las diferencias culturales que habíamos notado, vaya ahí estabamos viajando 4 extranjeros de 3 paíes distintos de habla hispana visitando Italia. Nos despedimos en Roma y seguimos nuestro camino visitando los lugares turisticos de Roma y el Vaticano, fue un día excepcional.
Esa mañana ni siquiera habíamos entrado a la estación y ni siquiera nos habíamos cuestionado cómo regresaríamos al hotel. Pues el día de paseo terminó y al regreso ya no había el paro del Tren así que tomamos el tren, y justo cuando empezó a caminar el tren nos dimos cuenta que no sabíamos el nombre de la estación, me puse un poco nerviosa, pero mi amiga un poquito más y empezó a alterarse porque pues ni siquiera habíamos visto la estación en la mañana, le dije que se calmara que yo sabía donde bajarnos, que no se preocupara, lo que ella no sabe es que en ese momento le pedí a Dios que me iluminara mis recuerdos de la estación para poder bajarnos en la estación indicada, y con toda la calma llegamos a una estación y con toda la seguridad del mundo le dije "aquí es" y en efecto, así era, a pesar de que ya era de noche algo me dijo que ahí era. Le agradecí tanto a Dios, y seguimos nuestro camino felizmente al hotel.
Viajar antes de los celulares, internet, maps y GPS sí que era una aventura, te ibas y tu familia y amigos no sabían nada de ti, de hecho recuerdo que compramos una tarjeta de teléfono e hicimos en 15 días solamente un par de llamadas.
Dice el dicho, "Todos los caminos conducen a Roma" y pues sin duda llegamos.
He de confesar que soy bastante ubicada en los lugares que visito, he estado en grandes ciudades y sin problema me ubico, no sé porqué un día me perdí en Laredo, Tx si es una pequeñísima ciudad, pero esa es otra historia.
No me canso de agradecer a Dios siempre el cuidado que tiene de nosotros, muy a pesar de nosotros mismos. Eso me hace pensar que cada vez que estés perdido solo voltea hacia arriba y pide dirección, y con calma empieza tu camino nuevamente.
Este memorable viaje lo hice con mi querida amiga Alejandra, y la foto de abajo es del día siguiente que salimos nuevamente a Roma, pero con más experiencia e información.
Edith Reyna-Villarreal
Un día después regresamos a Roma |