Cuando les habláis de un nuevo amigo, no os interrogan jamás sobre lo esencial.
Jamás os dicen:
"¿Cómo es el timbre de su voz?
¿Cuáles son los juegos que prefiere?
¿Colecciona mariposas?”
En cambio os preguntan:
“¿Qué edad tiene?
¿Cuantos hermanos tiene?
¿Cuánto pesa?
¿Cuánto gana su padre?”
Solo entonces creen conocerle. Si decís a las personas grandes: “He visto una hermosa casa de ladrillos rojos con geranios en las ventanas y palomas en el techo…”, no acertarán a imaginarse la casa.
-Antonio de Saint-Exupery
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