Nuestro próximo evento se estaba volviendo abrumador con un problema surgiendo tras otro. Estábamos experimentando algunos problemas de registro y comunicaciones en línea, y me enteré de algunos problemas de los clientes que debían resolverse rápidamente para que la conferencia fuera un éxito.
Con mi desánimo creciendo, no conocía las soluciones a las dificultades que afrontábamos, pero sí sabía una cosa: necesitaba soledad. Decidí escaparme un rato retirándome a mi automóvil.
Mientras viajaba en mi automóvil, oré y pedí fervientemente a Dios dirección y sabiduría. Estaba desesperado por respuestas y, a pesar de mi desánimo, confiaba en que el Señor me daría las respuestas que necesitábamos. Estos momentos de reflexión personal me recordaron un pasaje del Nuevo Testamento de la Biblia que dice: “Hermanos míos, considérense muy gozosos cuando tengan que afrontar diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia” (Santiago 1:2-3).
La alegría no era la emoción que había estado sintiendo, pero hacer una pausa para recordar y abrazar esa promesa afectó dramáticamente mi actitud, así como el enfoque que adoptaría para abordar esos problemas aparentemente insuperables. Mi desánimo disminuyó cuando me di cuenta de que Dios tenía un propósito detrás de todos estos desafíos. Con esta nueva sensación de paz, quienes trabajaban conmigo y yo pudimos echar una nueva mirada a los problemas a los que nos enfrentábamos y encontrar soluciones satisfactorias. La Palabra de Dios me animó durante ese momento de gran desánimo. Puede hacer lo mismo por ti.
La Biblia tiene mucho que decir acerca de nuestros tiempos de adversidad y desaliento. Estas son sólo algunas de las garantías simples pero directas que podemos encontrar en las Escrituras:
Confía en que Dios sabe lo que está haciendo. Durante los problemas importantes, es posible que tengamos problemas para creer que Dios tiene alguna idea de lo que estamos enfrentando. Sin embargo, la Biblia nos asegura que Él sí sabe y comprende. “Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el SEÑOR—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29:11).
Confía en la dirección de Dios. Una de las cosas maravillosas de caminar en fe es la seguridad de que cuando hemos tomado decisiones equivocadas o nos hemos desviado del rumbo, Dios puede redirigirnos. “Confía en el Señor con todo el corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5-6).
Confía en la sabiduría de Dios. Cuando buscamos a Dios y su sabiduría, Él puede proveernos y lo hará de muchas maneras. La clave no es sólo pedir, sino también confiar en que Él proporcionará lo que necesitamos y cuando lo necesitemos. “Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla. Pero, cuando se la pidan, asegúrense de que su fe sea solamente en Dios. Y no duden, porque una persona que duda tiene la lealtad dividida y es tan inestable como una ola del mar que el viento arrastra y empuja de un lado a otro.” (Santiago 1:5-6).
Rick Boxx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario