Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

26 octubre 2025

¿Estás Buscando Sabiduría en Todos los Lugares Equivocados?

Vivimos en un tiempo de información prácticamente ilimitada. Podemos acceder a ella a través de la televisión, la radio, las redes sociales, los libros, las revistas, y literalmente la tenemos a nuestro alcance en Internet. Gracias a toda esta información podemos adquirir grandes cantidades de conocimiento. Sin embargo, las masas de información y conocimiento no siempre se traducen en sabiduría.

¿Qué es la sabiduría, entonces? Una definición dice que es «la capacidad de emitir juicios y tomar decisiones acertadas basadas en una profunda comprensión de situaciones y experiencias, a menudo involucrando conocimiento, buen juicio y la capacidad de discernir lo que es correcto o verdadero». Esto suena bien, ¿verdad? Pero, ¿cómo adquirimos esta capacidad?

Un joven empresario, con la aspiración de alcanzar un éxito corporativo significativo, se acercó a su mentor —un hombre al que consideraba sabio— y le preguntó: «¿Cómo se adquiere la sabiduría?» «A través de la experiencia», respondió el sabio. «Entonces, ¿cómo se adquiere experiencia?» «Tomando buenas decisiones.» «Bueno, ¿y cómo se aprende a tomar buenas decisiones?» El sabio respondió rápidamente: «Tomando malas decisiones.»

Esto es gracioso, y cierto. Pero, ¿es cometer errores la mejor manera de adquirir sabiduría? Un lugar donde podemos buscar sabiduría —que creo es el mejor lugar— es la Biblia. De hecho, varios libros del Antiguo Testamento son llamados «libros de sabiduría», incluyendo Job, Salmos, Proverbios y Eclesiastés. El más citado de todos es Proverbios, que hace esta declaración sobre la sabiduría: « El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina» (Proverbios 1:7, NVI).

Incluso una mirada superficial a nuestro mundo parece confirmarlo. Políticos, líderes empresariales, artistas y otras figuras prominentes, al operar sin una cosmovisión bíblica, encajan con la descripción que hace el Antiguo Testamento de los antiguos israelitas: «Cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jueces 17:6; 21:25, RVR1960). Esto no era sabiduría, era necedad. Y sigue siendo lo mismo hoy en día.

La mayoría de los Proverbios se atribuyen al rey Salomón de Israel, a quien se le llamó el hombre más sabio que jamás haya vivido. Él explicó que los proverbios eran «Para entender sabiduría y doctrina, para conocer razones prudentes, para recibir el consejo de prudencia, justicia, juicio y equidad» (Proverbios 1:2-3, RVR1960).

Si esto es cierto, ¿no crees que sería una buena idea leer Proverbios y descubrir lo que enseña? Muchas personas han decidido leer un capítulo de Proverbios cada día. De este modo, dado que el libro contiene 31 capítulos, puede leerse en un solo mes; 12 veces a lo largo de un año.

Los Proverbios ofrecen sabiduría sobre muchos temas, como refrenar la ira; ser un líder eficaz; aceptar la corrección y la disciplina; recibir consejo y dirección sabios; tener discernimiento y ejercer la prudencia; tratar con la envidia y los celos; evitar la tentación sexual; cultivar la generosidad; trabajar con diligencia; los peligros del orgullo y los beneficios de la humildad; esforzarse por la integridad y la honestidad, entre muchos otros.

En última instancia, todos están anclados en «el temor del Señor». Esto no significa acercarse a Dios con pavor. Significa reconocer su perfección, su poder, su amor y su bondad. Proverbios dice que temer al Señor es sabio, así como el temor común impide que una persona se acerque demasiado al borde de un acantilado. Más aún, el temor del Señor ofrece la seguridad de experimentar una vida plena y fructífera:

«El temor del Señor es fuente de vida, y nos hace vivir tranquilos y libres de temores» (Proverbios 19:23, RVC).
«La verdadera humildad y el temor del Señor conducen a riquezas, a honor y a una larga vida» (Proverbios 22:4, NTV).

Robert J. Tamasy



24 octubre 2025

La floración de los Cerezos o Sakuras

Muchas veces me dije que me encantaría viajar a Japón durante la floración de los Cerezos o Sakuras, Cherry Blosom o Hanami, pero al mismo tiempo me respondía, es una temporada carísima y llena de turistas en Japón, así que tal vez no nos tocará hacer este sueño realidad.  Mi primer viaje fue en Septiembre, y mi segundo viaje fue 8 años después en Marzo.  Y estaba ahí precisamente en el inicio de la Floración de los Sakuras, un sueño del corazón convirtiéndose en realidad.

Era una fría mañana de Marzo en Kyoto, específicamente en el área del Fushimi Inari, mi día inició como la viajera que soy, revisando rutas, y llegando lo más temprano posible a los lugares concurridos, no era mi primera vez en el lugar así que tomé con calma el recorrido.  Hoy mis pasos son más lentos que antes, pero camino con el mismo entusiasmo.  Sabía que la foto que todos los viajeros se toman al inicio, se podía replicar más adelante de la ruta y sin tanta gente atravesándose, así que caminé, tome fotos, les hice videos a mis nietos, y disfruté muchísimo el trayecto.  Mi sobrino y yo, nos tomamos muy buenas fotos ese día.  

Habíamos viajado de Tokyo a Osaka y luego a Kyoto, y realmente habíamos visto apenas unas cuantas flores blancas y rosas tan características de los Sakuras.  De hecho según el mapa de la Floración no indicaban flores en esos días ni en ese lugar.  Sabía que las vería la siguiente semana en Tokyo, así que no las estaba buscando.   Casi al final del recorrido, justo frente a nosotros nos topamos varios árboles de Sakura con suficientes flores para la foto, nos acercamos corriendo y en eso el tiempo se detuvo, ante nuestros ojos se desplegaban las hermosas flores rosas y además un hermoso acompañante, un pajarito verde que se llama Mejiro, se paseaba sin temor entre las ramas, posaba para nosotros mientras lo buscábamos con la lente y ese hermoso espectáculo parecía continuar para nosotros, estábamos encantados, disfrutando sin prisa y en atención plena, yo creo que por eso salieron bien las fotos.   Un momento inesperado se volvió en algo memorable.  Después en Kyoto me compré un cuadro con los Mejiros en los Sakuras, para recordar y celebrar ese día.  Ese día terminamos el recorrido comiéndonos un helado de Matcha.

Por supuesto que disfrutamos los árboles Sakuras en los días posteriores del viaje en Nerima y especialmente en Yokohama, ahora entiendo por qué los japoneses tienen el tiempo del Hanami, donde se sientan debajo de los Sakuras a contemplar la belleza de la floración.

Los sueños del corazón se hacen realidad, a veces a pesar de nosotros, así que no dejes de soñar, aunque pudiera parecer algo muy lejano, llegará, y cuando pase, disfrútalo plenamente.

Edith Reyna-Villarreal




 

22 octubre 2025

117 Kms del Camino de Santiago

Hice los 117 kms y algo más de Sarria a Santiago de Compostela. Quería hacerlo incluso desde antes de que muriera Ana María. Al comienzo porque creía que tenía que encontrar un propósito mayor, ahora porque quería soltar todo aquello que no vibrara con ese propósito.

Caminé con una amiga que al final del trayecto, se convirtió en una hermana y al haber contratado con una agencia la experiencia, las personas del grupo, nos convertimos en una cofradía.

No es fácil caminar tantos kilómetros, más si no estás acostumbrado, pero mi único consejo es que sigan todos los consejos; nosotras lo hicimos y la verdad, terminamos adoloridas pero sin una sola ampolla.

Cada quien vive el camino a su ritmo, y aprende lo que viene a aprender. Yo me quedo con algunas reflexiones que la gente, el camino y mi propia cabeza me fueron dictando a lo largo de los 6 días; aunado a varias misas, muchas comidas - deliciosas por cierto -, un paisaje maravilloso, cantos de pájaros, vacas y ovejas, uno que otro venado y un cielo extraordinario.

1. Mirar para arriba
Estamos tan concentrados en ver por donde caminamos que nos perdemos del entorno; de una flor que no conocíamos, de un animal que pasa por ahí, del olor del eucalipto, de un cielo azul, una lluvia que limpia o de un peregrino que necesita contarte algo.

2. Disfruta el camino. 
El primer día lo único que pensábamos era en los kilómetros que nos faltaban pero a lo largo de los días entendimos que el camino es cuestión de constancia, no de velocidad.

3. Cuando entiendes que el trayecto sube y baja, también comprendes que la subida es difícil pero la bajada es peor porque sabes que tienes que volver a subir. Así es la vida misma.

4. Siempre hay alguien dispuesto a acompañarte. Algunos, todo el trayecto, otros solo un rato.

5. Lo importante no es la meta. 
Para mi era una frase trillada pero estando ahí entendí la profundidad de la misma. Conocimos a una joven que no pudo terminar porque a la mitad del camino la rodilla ya no le dio más y nos dijo que seguramente lo haría el siguiente año, y entendí que aunque no llegues, disfrutaste lo caminado.

6. Algunos llegan rápido y otros disfrutan el paisaje. 
Nosotros nunca logramos hacer el camino rápido, éramos las últimas en llegar, pero veíamos mucha gente que solo le importaba llegar rápido, llegar primero. También entendimos que de eso no se trata el camino, se trata de disfrutar cada paso, duela o no.

7. Aunque Santiago es la meta, es solo una parada, porque cuando llegas ahí te das cuenta de todo lo que lograste en el camino y hasta te hace falta seguir caminando.

8. La catedral es impresionante pero lo más extraordinario es la misa del peregrino; te da toda la paz que has estado buscando en esos kilómetros que recorriste. Y si además logras ver, como nosotros, el “botafumeiro”, todo habrá valido la pena.

9. Llegar a Santiago es soltar lo que has venido cargando. 
Esto es literal, porque sueltas la mochila con todo lo que llevaste a lo largo de los 6 días - y te das cuenta que no necesitabas tanto - pero también sueltas muchos de los sesgos, preocupaciones, miedos, culpas que llevaste a cuestas antes y después del camino.

No se si el camino sea la respuesta, ni si es para todos. Yo lo hice, y me siento en paz conmigo, con la muerte de Ana María, con mi vida y con mi camino. Tampoco se si lo volvería a hacer, pero lo que si sé, es que nadie llega a Santiago, siendo la misma persona que empezó el camino.
Ahora entiendo la frase de Serrat: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

Ximena Cespedes



21 octubre 2025

El secreto de un buen Narrador

Detrás de cada idea que impulsa un movimiento, de cada marca que conquista corazones y de cada líder que inspira acción, hay una historia. En "El Secreto del Narrador", Carmine Gallo revela qué hace que algunos mensajes sean inolvidables mientras que otros se desvanecen. 

Su respuesta es clara: la diferencia no está en la idea, sino en cómo se cuenta. Basándose en las perspectivas de las charlas TED, autores superventas, emprendedores, científicos y líderes visionarios, Gallo revela la verdad eterna de que los humanos no conectamos con los datos, sino con las emociones. 

Ya sea un invento revolucionario, una propuesta de negocio o una creencia personal, las ideas más poderosas se envuelven en historias que nos conmueven. Porque las historias hablan el idioma del corazón. 

Lo que hace de este libro algo más que una simple guía de comunicación es su esencia. Gallo no solo ofrece técnicas, sino un propósito. Te recuerda que contar historias no se trata de rendimiento, sino de servicio. Se trata de ayudar a otros a sentir algo auténtico y luego actuar en consecuencia. A través de ejemplos reales —desde Steve Jobs hasta Malala, desde Sheryl Sandberg hasta Martin Luther King Jr.— demuestra que los grandes narradores no nacen; se hacen. Aprenden a ser vulnerables. Hablan con claridad. Saben su "porqué". Y nunca olvidan a quién se dirigen.

Más que consejos para hablar en público, "El Secreto del Narrador" es un conjunto de herramientas para la conexión humana. Te enseña a encontrar el núcleo emocional de tu mensaje, a estructurar tu narrativa para generar impacto y a comunicarla de forma que genere confianza e inspire el cambio. 

Este libro es para el emprendedor con visión, el líder con misión, el maestro, el coach, el artista, el soñador. Es para cualquiera que alguna vez haya tenido dificultades para explicar su idea y anhelado que la gente se interese. Porque tu voz no tiene que ser la más fuerte. Simplemente tiene que ser verdadera. Y cuando aprendes a contar la historia correcta, de la manera correcta, no solo compartes información. Enciendes una chispa que podría cambiar el mundo.



17 octubre 2025

La prisa no te va a llevar a ningún lado

“La prisa no te va a llevar a ningún lado”…Me lo repetía mi mamá una y otra vez. Yo, joven, apurada, creyéndome invencible, corría contra el reloj cada mañana.

La mayor parte de las veces salía temprano…
Y aún así, me encontraba con el tráfico violento de una ciudad que nunca se preparó para su propio crecimiento. Ahí quedaba, estancada entre bocinazos, coraje y desesperación, viendo cómo el tiempo se me escapaba aunque lo había intentado todo.

Otras veces salía un poco tarde, creyendo que con solo acelerar un poco podría recuperar el tiempo perdido y me volvía parte del mismo caos que tanto odiaba, ese que pone a miles en riesgo todos los días.

Mi mamá lo sabía y me lo repetía “La prisa no te lleva a ningún lado” y peor aún, a veces te quita el camino para siempre.

Anoche vi a un padre destrozado llorando la pérdida de su hijo. Solo 25 años, comenzando a vivir. Un accidente. Un intento por ganarle al tiempo y otra vida que no alcanzó a llegar.

Y en medio del llanto ajeno, escuché las palabras de mi madre como un eco dentro de mí…
“La prisa no te va a llevar a ningún lado.”

Si somos honestos todos hemos estado de prisa alguna vez. Todos hemos encontrado imprevistos.
Todos hemos querido llegar a tiempo. También hemos sentido ese miedo, esa tensión, ese riesgo que se corre cuando intentamos ganarle al reloj cuando queremos quedar bien y queremos cumplir.

Vivimos en un mundo que exige puntualidad, resultados, productividad. Un mundo que pocas veces entiende los imprevistos. Que no te cree si dices que hubo tráfico, patronos que te dicen “pues sal más temprano” que no perdona si llegas cinco minutos tarde, que presiona, que corre, que exige… hasta que alguien no llega.

Este es un llamado a parar. A planificar, sí, pero también a aceptar que el tiempo no siempre está bajo nuestro control. Que un tapón, una lluvia, un olvido, un accidente… pueden pasar y que ningún trabajo, ninguna reunión, ninguna meta vale una vida.

Tú vales más.
Tu vida vale más.
Llega tarde si hace falta. Pero llega, porque si hay algo que no podemos recuperar… es a quien se fue.

Dra Fermina L Román – Psicóloga





15 octubre 2025

La amabilidad no es ruidosa. Pero si sigues haciéndolo, Al final, todo el mundo lo oye

Me llamo Margot. Tengo 74 años. Vivo sola en una casita detrás del estacionamiento del hospital. La puerta trasera da a la zona de ambulancias. Cada noche los veo ir y venir. Médicos. Enfermeras. Enfermeros. Guardias de seguridad. Personal de limpieza. Todos cansados. Todos moviéndose como fantasmas. 

Una noche de invierno, con una fuerte nevada, vi a una joven enfermera sentada en la escalera trasera durante su descanso. No lloraba. Pero tampoco se movía. Solo se miraba las manos. Salí con un termo de sopa. 
"Pensé que te apetecería algo caliente", le dije. 
Levantó la vista, sorprendida. 
Luego susurró: "No he comido desde las 5 de la mañana". 
Eso me impactó. 

Al día siguiente, preparé más estofado. Dejé dos cuencos en el porche, uno con la etiqueta "Para el turno de día". El otro, "Para el turno de noche". Añadí cucharas. Servilletas. 
Una nota: "De Margot. Caliéntate las manos. Caliéntate el corazón". 
Nadie vino la primera noche. 
La segunda noche, un tazón desapareció. La cuchara quedó limpia a su lado. 
La tercera noche, ambos desaparecieron. 
Entonces apareció una nota: «Gracias, Margot. No tienes ni idea». - Paramédico Jake

Así que seguí adelante. Todos los días cocinaba. Nada sofisticado. Solo comida. Sopa. Chili. Papas al horno con mantequilla. Avena con azúcar moreno. 
En verano, limonada y ensalada de frutas. 

No preguntaba nombres. 
No quería dinero. 
No quería agradecimientos. 
Solo quería que alguien comiera mientras pudiera. 

Entonces, una noche, un conserje llamó a mi puerta. "No sé cómo decirlo", dijo. "Pero la semana pasada... estaba harto. Listo para dejarlo. La vida era demasiado pesada. Vine por la sopa. Me quedé por la nota que dejaste: 'Importas, incluso cuando limpias lo que ensucian los demás'". Lloró. Yo también. 

Se corrió la voz. No rápido. No ruidoso. Pero con constancia. 
Una enfermera empezó a traerme café todas las mañanas. 
Un paramédico dejó un par de guantes calentitos en mi escalón: "Para la mujer que alimenta a los guerreros". 
El personal de la cafetería del hospital donó las sobras, no la basura, sino lo que no pudieron servir. Las convertí en comidas. Tenía velas. Una estufa de gas. Y un congelador lleno de sopa. 

Abrí la puerta trasera. 
Puse un cartel: "Pasen. Coman. Caliéntense. Sin preguntas".

Doce personas vinieron esa noche. Enfermeras. Un guardia de seguridad con los dedos congelados. Una madre soltera que trabajaba de noche y se quedó varada. Comimos en la mesa de mi cocina. Escuchamos la radio. Reímos. Lloramos. Una enfermera dijo: «Llevo diez años trabajando aquí. Esta es la primera vez que me siento vista». 

Después de eso, dejé de ser solo «la señora de la sopa». Me convertí en «La Cocina de Margot». 
El hospital no lo cerró. Me ayudaron. Me dieron una nevera pequeña. Un conductor voluntario. Un presupuesto mínimo. 

Ahora, todas las noches, de 7 p. m. a 7 a. m., la luz de mi porche permanece encendida. Siempre hay comida. Siempre una silla. Siempre una nota pegada en la ventana: «No eres invisible. No estás sola. Estás en casa». 

El mes pasado, vino el alcalde. 
Quería darme una medalla. 
Dije que no. 
Entonces me preguntó qué quería. 
Le dije: «Más ollas. Más cucharones. Y ayuda para encontrar otras Margots en otros pueblos que quieran montar su propia cocina». 
Todo empezó con mujeres mayores que dijeron: «No puedo arreglar el mundo. Pero puedo alimentar a un alma cansada a la vez».

La gente me llama heroína. 
Pero los héroes no queman guisos a las 2 de la madrugada. 
Los héroes no hablan con su gato mientras revuelven la sopa. 
Los héroes no lloran cuando alguien escribe: "Tu comida me salvó". 
Solo soy una mujer que se dio cuenta. Y decidió hacer algo pequeño, cada día. Porque la amabilidad no es ruidosa. ¿Pero si sigues haciéndolo? Al final, todo el mundo lo oye. 

Que esta historia llegue a más corazones... 

Mary Nelson.



13 octubre 2025

9 hábitos Japoneses

¿Por qué los japoneses viven más, se enferman menos y tienen una cultura tan admirable? La respuesta está en su forma de vivir. En el libro “9 Hábitos Japoneses”, Andrea Rodríguez nos revela secretos simples pero poderosos que pueden transformar tu vida desde hoy.
Este no es un libro más de autoayuda: es una guía práctica basada en siglos de sabiduría oriental, disciplina y equilibrio. Aquí te comparto los 9 hábitos más importantes, explicados con claridad, para que los apliques y sientas el cambio.

1. Ikigai: Vive con propósito:

El ikigai es tu razón de ser, ese motivo que te hace saltar de la cama cada mañana. No es solo trabajar, es vivir con sentido. Cuando descubres tu ikigai, tu vida se llena de dirección, energía y satisfacción real.

¿Ya sabes cuál es tu propósito?

2. Osoji: Limpieza para el alma:

La limpieza no es solo física, también es mental. El hábito del osoji enseña que ordenar tu entorno es ordenar tu mente. Deshazte de lo que no usas, y verás cómo tu energía se renueva.

Tu casa habla de tu mente. ¿Qué dice la tuya?

3. Asa: La magia de madrugar:

Levantarse temprano es un arte en Japón. La primera hora del día es sagrada: silencio, té, meditación o lectura. Empieza el día contigo mismo antes de que el mundo te interrumpa.

Gana la mañana y ganarás el día.

4. Wabi-sabi: Belleza en lo imperfecto:

La cultura japonesa celebra lo simple, lo rústico, lo real. Wabi-sabi te invita a aceptar tus imperfecciones y ver belleza en lo que otros desechan.

No necesitas ser perfecto, solo auténtico.

5. Hoken: Cuida tu salud con constancia:

El cuidado del cuerpo es un deber diario, no una urgencia ocasional. Caminar, estirarse, comer natural, respirar con calma. En Japón, la salud es un estilo de vida.

No esperes a enfermarte para cuidarte.

6. Kaizen: Mejora continua:

El principio del kaizen enseña que mejorar un 1% al día produce resultados extraordinarios. No necesitas cambios drásticos, solo pequeños pasos firmes.

Hoy mejor que ayer, mañana mejor que hoy.

7. Shokuiku: Alimentación consciente:

La comida es respeto, equilibrio y conexión. Comer con atención, sin prisa, con gratitud. Más vegetales, menos procesados, porciones pequeñas y armonía.

No llenes tu estómago, nutre tu cuerpo.

8. Gambaru: Esfuerzo con espíritu:

Este hábito representa el compromiso de dar lo mejor en cada tarea, sin rendirse. Gambaru no es solo trabajar duro, es trabajar con orgullo y perseverancia.

Hazlo con amor, o no lo hagas.

9. Omoiyari: Empatía en acción:

En Japón, la cortesía no es una regla, es una forma de vida. Omoiyari es ponerse en el lugar del otro, actuar con delicadeza y respeto.

Ser amable es una forma silenciosa de grandeza.

¿Qué pasaría si aplicas estos 9 hábitos en tu vida diaria?

No necesitas mudarte a Japón para vivir con más orden, calma y propósito. Solo necesitas tomar decisiones conscientes y comprometerte contigo mismo.

“9 Hábitos Japoneses” no es solo un libro, es una invitación a vivir mejor, más lento, más profundo… y más feliz!