Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

01 diciembre 2025

Wabi Sabi - Encontrar la belleza en la imperfección

En "Wabi Sabi", Nobuo Suzuki explora la profunda filosofía japonesa de encontrar la belleza en la imperfección, la transitoriedad y la simplicidad. Partiendo de conceptos tradicionales de estética y espiritualidad, Suzuki te invita a abrazar la esencia del wabi sabi en tu vida. El libro profundiza en cómo esta filosofía puede transformar tu perspectiva sobre la belleza, la naturaleza, las relaciones y sobre ti mismo, animándote a apreciar los momentos fugaces y las imperfecciones que enriquecen la vida. 

Aquí tienes 10 lecciones del libro: 

 1. Aceptar la imperfección: Aprendes que la imperfección es un aspecto fundamental de la vida. Suzuki enfatiza que, en lugar de buscar la perfección, aceptar las imperfecciones puede llevarte a una apreciación más profunda de la belleza en todas sus formas. 

 2. La belleza de la transitoriedad: El libro destaca el concepto de transitoriedad, recordándote que todo en la vida es temporal. Al reconocer la fugacidad de los momentos, puedes cultivar una mayor apreciación del presente y la belleza de cada experiencia.

3. Simplicidad y minimalismo: Suzuki te anima a abrazar la simplicidad como camino hacia la claridad y la paz. Al ordenar tu espacio físico y mental, puedes concentrarte en lo que realmente importa, fomentando una sensación de tranquilidad en tu vida. 

4. La naturaleza como maestra: Descubres que la naturaleza encarna el wabi sabi, mostrando la belleza de las imperfecciones y los ciclos naturales. Observar el mundo natural puede inspirarte a apreciar los ritmos de la vida y las lecciones que ofrecen. 

5. Autenticidad por encima de la pretensión: El autor enfatiza la importancia de la autenticidad. Aprendes que ser fiel a ti mismo y a tus sentimientos es más hermoso que conformarte con las expectativas sociales o las apariencias. 

6. Atención plena en la vida cotidiana: Suzuki enfatiza la práctica de la atención plena para apreciar los pequeños momentos. Al estar plenamente presente en tus experiencias diarias, puedes descubrir la belleza que existe en lo cotidiano. 

7. Conectando con las emociones: El libro te anima a conectar con tus emociones y a expresarlas libremente. Reconocer la belleza de tu viaje emocional te permite abrazar la vulnerabilidad y profundizar tus relaciones.

8. Encontrar la alegría en los objetos cotidianos: Aprendes a apreciar las historias que hay detrás de los objetos cotidianos. Suzuki sugiere que el desgaste de los objetos puede reflejar su trayectoria y realzar su belleza, animándote a valorar los recuerdos asociados a ellos. 

9. Cultivar la resiliencia: La filosofía wabi sabi te enseña sobre la resiliencia ante el cambio. Aceptar la impermanencia de la vida te permite adaptarte y crecer, encontrando fuerza en los momentos difíciles. 

10. Una perspectiva holística: Finalmente, Suzuki te anima a adoptar una perspectiva holística que integra todos los aspectos de la vida. Al comprender y apreciar la interconexión de las experiencias, puedes cultivar una mayor sensación de plenitud y armonía. 

 "Wabi Sabi" de Nobuo Suzuki es una hermosa guía para abrazar la filosofía de encontrar la belleza en la imperfección y la transitoriedad. A través de estos conocimientos, se le anima a cambiar su perspectiva, a apreciar la riqueza de la vida y a cultivar una conexión más profunda consigo mismo y con el mundo que lo rodea.





30 noviembre 2025

Justos entre las naciones

Corrie ten Boom, relojera holandesa, durante la Segunda Guerra Mundial abrió su casa a quienes necesitaban protección, ofreciendo refugio a cientos de personas perseguidas. 

1.- Del 1940 al 1944, la familia ten Boom creó un escondite secreto en su hogar para recibir a quienes buscaban salvación. Se estima que ayudaron a más de 800 personas a ponerse a salvo.

2.- En 1944, una denuncia anónima llevó al arresto de la familia, pero muchas de las personas en fuga lograron escapar a tiempo.

Corrie fue la única que sobrevivió al encarcelamiento. Después de la guerra, viajó por todo el mundo compartiendo su testimonio de esperanza, solidaridad y resistencia. Falleció en 1983, a los 91 años, dejando un mensaje de fortaleza y humanidad.

Corrie, su padre Casper y su hermana Betsie fueron reconocidos por Yad Vashem como “Justos entre las Naciones”.

En la foto: Corrie mostrando el escondite oculto en su habitación.



28 noviembre 2025

Rodeado de Gracia

Imagina que tuvieras una linterna que te envolviera por completo y emitiera un haz de luz a una distancia de 30 metros. Ahora imagina que tuvieras una linterna superpoderosa que te envolviera por completo, con un haz que llegara hasta el fin del universo.  La gracia de Dios es como un rayo de luz superpoderoso. Irradia desde su presencia y llega ininterrumpida desde su trono hasta donde te encuentras. 

Hoy te encuentras en el lugar que Dios te ha designado, completamente rodeado de su gracia. Sea cual sea tu dirección y adondequiera que vayas, su gracia está ahí. 
Gracia para el camino, 
gracia para el llamado, 
gracia para la obra, 
gracia para perseverar, 
gracia para ser fiel. 
Gracia para las alturas y para los valles, 
gracia para la calma y para la tormenta, 
gracia para el momento y para el largo camino. 
Gracia sobre ti, 
gracia a tu lado, 
gracia detrás de ti, 
gracia delante de ti, 
gracia sobre ti, 
gracia dentro de ti. 
Gracia sobreabundante, 
gracia suficiente, 
gracia abundante, 
gracia sobre gracia. 

Así como los montes rodean a Jerusalén, así el Señor rodea a su pueblo desde ahora y para siempre. Salmo 125:2

¿No hay más para ti que la gracia? En la gracia está todo. Dios es el Dios de TODA gracia (1 Pedro 5:10). La gracia está en Jesucristo (Filemón 1:25). El Espíritu Santo es el Espíritu de gracia (Hebreos 10:29). La gracia no existe aparte del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Quienes se alejan de Dios también se alejan de la gracia de su favor y bendición. Como creyentes, debemos cuidarnos de anular la gracia de Dios (Gálatas 2:21). ¿Cómo sucede esto? Anulamos su gracia al intentar trabajar por las cosas que Dios nos ha dado gratuitamente en Cristo mediante su muerte y resurrección.  En palabras del reconocido pastor y autor Adrian Rogers: «Debemos dejar de esforzarnos y empezar a confiar». Para todos los que creen, la gracia abunda. Su gracia es la gracia de su amor: la gracia de la misericordia, la bondad, la redención, la justicia y la gracia de la justificación. ¿Cómo te llegó su gracia? No por tener éxito, sino por creer y participar; no por negociar ni razonar, sino por beber del pozo de la salvación. Si merecieras su gracia, no sería gracia. Su gracia se da gratuitamente, no es un salario. Su gracia se da a los humildes: a quienes son lo suficientemente pequeños como para buscar su grandeza, lo suficientemente pobres como para buscar sus riquezas, lo suficientemente vacíos como para buscar su plenitud y lo suficientemente débiles como para buscar su fuerza.

Es su gracia la que te moldea, te establece, te equipa y te regala. La gracia de Dios es maravillosa, es completa y es un fluir inagotable de su favor. Gracia para crecer en ella, gloriarse en ella y abundar en ella. Es la gracia de la oración, la gracia de la adoración, la gracia de una vida santa. Es la gracia de la paz, la gracia del consuelo y la gracia de la esperanza para tu futuro. 

Roy Lessin.



24 noviembre 2025

Ganbatte

"¡Ganbatte!" de Albert Liebermann es una guía perspicaz y práctica que explora la filosofía japonesa del ganbatte (se pronuncia gan-ba-tay), un concepto profundamente arraigado en la cultura japonesa que se traduce aproximadamente como "hazlo lo mejor que puedas", "sigue adelante" o "darlo todo". El libro ofrece una perspectiva única sobre la perseverancia, la resiliencia y el esfuerzo continuo, animando a los lectores a adoptar esta mentalidad para afrontar los desafíos de la vida y lograr una existencia más plena. Liebermann desglosa la filosofía del ganbatte en 50 capítulos breves y accesibles, cada uno con consejos prácticos y reflexiones. Enfatiza que el ganbatte no se trata de alcanzar la perfección ni de garantizar el éxito, sino del esfuerzo constante, la tenacidad y la actitud positiva aplicada a cada tarea, grande o pequeña. El libro establece paralelismos con otros conceptos japoneses como wabi-sabi (encontrar la belleza en la imperfección) y kaizen (mejora continua), proporcionando un enfoque holístico para el crecimiento personal y profesional. En definitiva, "¡Ganbatte!" Inspira a los lectores a conectar con su fuerza interior, aceptar los reveses como oportunidades y encontrar alegría en el proceso de seguir adelante. 

 10 Lecciones y Perspectivas Clave de "¡Ganbatte!": 

1. La Esencia de Ganbatte: Hazlo lo Mejor que Puedas, Sigue Adelante: El mensaje principal es esforzarse al máximo y mantener la perseverancia en todos los proyectos, sin importar el resultado. Es un compromiso interno con la diligencia y la resiliencia, cambiando el enfoque de la suerte externa al impulso interno.

2. Separar lo "difícil" de lo "imposible": Muchas imposibilidades percibidas son simplemente desafíos difíciles que pueden superarse con esfuerzo constante y sin rendirse. El libro anima a replantear los obstáculos y a creer en la propia capacidad para superarlos. 

3. Aceptar y aprender del fracaso: El fracaso no es un fin, sino una valiosa oportunidad de aprendizaje. Ganbatte anima a aprovechar los contratiempos como retroalimentación, permitiendo ajustes y mejoras, en lugar de dejar que lleven al desánimo o al abandono. 

4. Cultivar la paciencia y tomar el camino lento: En un mundo que a menudo exige gratificación instantánea, Ganbatte aboga por la paciencia y la comprensión de que el progreso significativo a menudo se logra con pasos pequeños y constantes a lo largo del tiempo. "Incluso el viaje más largo comienza con un primer paso". 

5. Practicar la atención plena y la consciencia en el trabajo: Abordar las tareas con presencia y consciencia, incluso las más mundanas, puede transformarlas en actividades significativas. Esta participación consciente fomenta un mejor rendimiento y una mayor sensación de realización. 

6. Mejora Continua (Kaizen): El concepto de Kaizen está estrechamente vinculado a Ganbatte y se centra en pequeñas mejoras incrementales diarias. Este esfuerzo constante por mejorar, en lugar de grandes gestos, conduce a un crecimiento sustancial a largo plazo.

7. Superar las crisis con fuerza interior: Ante dificultades abrumadoras, Ganbatte anima a recurrir a la fortaleza interior. Se trata de mantener la motivación y la esperanza, incluso cuando las circunstancias externas escapan a nuestro control, y de centrarse en lo que se puede hacer. 

8. La importancia de los pasos pequeños y viables (Reglas de Ganbatte): El libro ofrece las "Reglas de Ganbatte", que son consejos breves y prácticos para aplicar la filosofía a la vida diaria. Este enfoque en pasos viables y manejables hace que el concepto general sea menos abrumador y más alcanzable. 

9. Encontrar propósito en las tareas cotidianas: Ganbatte se aplica no solo a las metas importantes de la vida, sino también a las tareas cotidianas. Al adoptar una actitud dedicada y consciente ante todo, se puede encontrar propósito y satisfacción en el proceso en sí, no solo en el resultado. 

10. Humildad y aprendizaje: Esta filosofía fomenta la humildad, permitiendo a las personas aprender de los demás, reconocer sus limitaciones y esforzarse continuamente por mejorar. Esta mentalidad abierta es crucial para el crecimiento sostenido y la resiliencia.



21 noviembre 2025

Té y charla

Todas las noches, a las 10 en punto, la señora Presica, de 67 años, encendía la luz del porche, preparaba una tetera de té de manzanilla y se sentaba junto a la ventana con un letrero de madera pintado a mano que decía:“Té y charla. Siempre abierto.”

Su casita en un rincón rural de Maine había permanecido callada y quieta desde que se jubiló como orientadora escolar. Viuda, con un hijo que solo la visitaba en días festivos, Presica vivía rodeada de recuerdos más que de voces. Sus mañanas eran tranquilas: cuidar el jardín, resolver crucigramas, asistir a alguna reunión del club de lectura.

Pero las noches… las noches estaban llenas de grillos y un silencio que dolía.
Notaba señales de soledad por todos lados. Adolescentes pegados a sus celulares, comiendo solos en cafeterías. Viudas con la mirada perdida frente a los estantes del súper. Hombres que se quedaban demasiado tiempo en la oficina de correos o dentro de sus camionetas apagadas.
Entonces, Presica hizo algo tan simple como revolucionario:
Puso el letrero.

La primera noche, no vino nadie. Ni la segunda. Ni la tercera. Ese fin de semana, su hijo la llamó y se rió al escucharla:
—Mamá, no eres una cafetería 24 horas.
—Tal vez no —dijo ella riendo—, pero sé bien lo que significa una luz cálida en medio de la oscuridad.
Durante toda una semana, su único visitante fue un gato callejero que se rozaba contra sus tobillos.

Pero en la noche número ocho, el porche crujió.
Una adolescente con sudadera raída apareció en el umbral, abrazándose a sí misma.
—¿Esto… es de verdad? —preguntó con voz baja.
Presica asintió.
—¿Manzanilla o menta?
Aquella noche, la joven —Mía— apenas susurró. Habló de exámenes reprobados, de un novio que la bloqueó, de una madre que trabajaba dos turnos y llegaba tan cansada que ya ni hablaba.

Presica no dio consejos. No juzgó. Solo escuchó y dijo:
—Me alegra que hayas venido.

Mía volvió la noche siguiente. Esta vez trajo a su amigo Kenny. Luego llegó Bria, una enfermera del hospital local que bebía sola después de sus turnos nocturnos. Después, Tony, un mecánico de manos engrasadas y casa en silencio.

La noticia se corrió en el idioma que los pueblos pequeños entienden: despacio, al oído. Una mención en la iglesia, un comentario en la panadería. Uno por uno, empezaron a llegar.
Camioneros de paso en rutas largas. Parejas mayores que no hablaban con nadie más en días. Jóvenes escapando de gritos en casa. Viudos abrazados a álbumes de fotos.

Presica jamás cerró la puerta. Añadió sillas cuando fue necesario. Algunas noches había tres personas. Otras, diez. La gente comenzó a donar muebles viejos: un sillón extra, una repisa pequeña, luces de navidad que alguien colgó alrededor de la ventana.

La sala dejó de ser la de una anciana… y se convirtió en el corazón de una revolución silenciosa.
—Tu sillón me sostuvo cuando murió mi mamá —susurró un chico.
—Aquí fue donde dije en voz alta que era gay, por primera vez —confesó un joven con voz temblorosa.
—No me reía desde el incendio —murmuró un hombre mayor, que perdió a su perro el año anterior.
Y entonces llegó diciembre.
Una tormenta de nieve azotó el pueblo. Las calles se taparon como con olas blancas. Las líneas de luz cayeron. El pueblo se sumió en la oscuridad.
Presica, envuelta en lana y rodeada de velas, pensó que el té y la charla tendrían que esperar.
A las dos de la mañana, se escuchó un golpe. Luego una voz:
—¿¡Señora E, está ahí!?
Abrió la puerta y encontró al señor Greeley, el viejo y gruñón dueño de la ferretería, enterrado hasta las rodillas en nieve, con una pala en mano. Detrás de él… docenas de personas. Adolescentes. Madres solteras. Camioneros. Enfermeras. Todos con linternas, termos y herramientas.
—No vamos a dejar que este lugar cierre —gruñó el señor Greeley.
Reconstruyeron las escaleras del porche, colgaron luces solares, conectaron un generador. Alguien trajo una bocina y puso jazz suave. El té humeaba en termos donados.
Esa noche, su casa fue el lugar más cálido en kilómetros a la redonda.
Mía mandó un mensaje de texto:
“Casa de té operativa. Traigan guantes.”

Para la primavera, el porche se convirtió en una terraza. Las conversaciones se desbordaban al jardín. Aparecieron cobijas, puffs y cojines. Un maestro jubilado empezó círculos de lectura los miércoles. Tony enseñó a Mía a arreglar su bicicleta. Padres solteros intercambiaban favores para cuidar a sus hijos. Una artista tímida pintaba retratos sin cobrar.
No se usaba dinero.
¿Y Presica?
Ella solo sonreía, servía té y escuchaba.

En las noches lluviosas, el porche se llenaba igual. Las sombrillas se agrupaban como flores. En las tardes de verano, las luciérnagas danzaban entre las confesiones susurradas.

Una mañana de otoño, Presica encontró una nota doblada bajo su puerta:
“Sra. E—
Dormí 8 horas seguidas por primera vez desde Afganistán.
Tu sillón escuchó mis gritos. No me juzgó.
Gracias.
—J.”
La pegó en su refrigerador.
Con el tiempo, su refri se llenó de notas como esa:
“Hiciste que las 2 AM se sintieran como amanecer.”
“Mi bebé se rió por primera vez aquí.”
“Pensaba acabar con todo. Luego hiciste sopa.”
"Té y charla" jamás salió en las noticias. No se hizo viral. Pero el rumor viajó.

El hijo de Presica, al principio escéptico, escribió sobre ello en un foro de crianza. Una madre en Glasgow abrió su propia "Ventana de Escucha". Una enfermera jubilada en Nairobi montó algo similar en su porche. Un hombre en Calgary convirtió su cochera en círculo comunitario.

Los llamaron “Puntos de Escucha”.
Más de 40 surgieron en tres años.
¿La única regla de Presica?
“Nada de maestros. Nada de expertos. Solo humanos.”

Una noche, Mía llegó con una libreta en mano.
—Es para usted —dijo con timidez—. Recopilamos historias de todos los que se han sentado aquí. Es su libro.
La portada decía:
“El porche que escuchó al mundo.”
Presica lo abrazó contra su pecho. Lágrimas brillaban en sus ojos.

Y aún hoy, cada noche, la luz se enciende a las 10. 
El té se infusiona. 
El letrero espera.
Porque a veces, sanar el mundo no significa cambiarlo todo.
A veces, significa cambiar una sola noche. 
Una sola alma. 
Una taza a la vez.

Y una mujer que creyó que una luz cálida y una taza de té podían sostener el cielo… demostró que tenía razón.



17 noviembre 2025

Pero es tu familia ...

Nadie te prepara para lo que significa ser herido por la familia.  
La traición no viene de desconocidos, sino de quienes compartieron tu mesa. 
Quienes te dieron tu nombre. 
Quienes siempre esperabas que cambiaran. 
 Encontré "Pero es tu familia..." en medio de ese dolor silencioso, el tipo de dolor que surge de años de autoabandono, tratando de mantener la paz mientras perdía partes de mí. Este libro no me ofreció resoluciones claras. No me dijo que "simplemente perdonara" ni que "me esforzara más". En cambio, me devolvió mi verdad. Mi voz. Mi poder. 

Aquí están las 10 lecciones más liberadoras y transformadoras que aprendí de esta lectura poderosa y necesaria. 

1. Que sea familia no significa que sea seguro 
Crecí pensando que la lealtad a la familia era sagrada, incuestionable. Pero la Dra. Campbell me dio permiso para cuestionarla. El abuso no se convierte en amor solo porque proviene de un padre o madre. Ser pariente no le da a alguien un pase de por vida para hacerte daño. 

2. La negación es el primer síntoma de una dinámica familiar tóxica 
Pasé años diciéndome a mí misma: "No fue tan malo". Minimizaba, justificaba o distraía. Pero la negación no te protege, te paraliza. Este libro me mostró que la sanación comienza en el momento en que decimos la verdad. Incluso si destroza la historia que nos han enseñado a creer.

3. El amor sin respeto es manipulación "Te amo" no siempre es una frase segura. 
A veces, es una correa. Empecé a darme cuenta de que el amor sin respeto, empatía ni responsabilidad no es amor en absoluto: es control. La Dra. Campbell me enseñó a reconocer la manipulación emocional y me dio el valor para dejar de llamarla amor. 

4. Los límites no son traición, son supervivencia 
Decir no a una familia tóxica no significa ser egoísta, significa que finalmente te estás eligiendo a ti mismo. Este libro me recordó: No estoy aquí para ser leal a la disfunción. Estoy aquí para proteger mi paz. Los límites son la forma de detener la hemorragia generacional. 

5. El gaslighting es abuso emocional, incluso cuando viene envuelto en "preocupación" 
A menudo me decían que era demasiado sensible, demasiado dramática, demasiado implacable. Pero eso nunca fue cierto: era gaslighting. Este libro me ayudó a desentrañar la red de inseguridad que tejen los sistemas familiares tóxicos. Aprendí a confiar de nuevo en mi realidad. 

6. El distanciamiento puede ser una forma de sanación, no de odio. 
Una de las verdades más valientes que enfrenté: alejarse de un familiar no significa ser cruel, significa que eliges vivir. El distanciamiento no se trata de venganza. Se trata de rescate. Y, a veces, es el acto más compasivo que puedes hacer, por ti mismo.

7. La culpa es un arma, y puedes desactivarla 
Me condicionaron a sentirme culpable por crear distancia. Pero la culpa nunca fue prueba de que hice algo mal; a menudo era una táctica para minimizarme. El Dr. Campbell me enseñó a reconocer la culpa como arma y a superarla. 

8. La madurez emocional es poco común, incluso en los padres 
Asumimos que los adultos son emocionalmente evolucionados. Pero el trauma no discrimina. Tuve que lamentar la fantasía del padre que nunca tuve. Ese dolor fue sagrado. Porque al otro lado, encontré aceptación y libertad. 

9. No tienes que seguir explicando tu dolor para que te crean 
Una de las cosas más liberadoras que me dio este libro fue el permiso para dejar de dar explicaciones. Algunas personas nunca entenderán tu sanación. Eso no significa que les debas tu paz. Puedes elegir la claridad sobre el caos, sin disculparte. 

10. Sanar requiere lamentar la pérdida de la familia que quisiste pero nunca tuviste. 
Este fue el golpe más profundo. Tuve que lamentar lo que nunca tuve: seguridad emocional, protección, ternura. Pero en el duelo, comencé a reconstruir. No la familia de la que provenía, sino la vida que ahora puedo crear. Ese dolor me quebró, pero también me liberó.


Pero es tu familia… es un permiso sagrado. Para sentir tu verdad. Para identificar el daño. Para dejar de encogerte por la comodidad de alguien más. Es un libro para las ovejas negras, los chivos expiatorios, los que rompen el ciclo. Para quienes se desangran silenciosamente tras sonrisas forzadas y guiones de "buena hija"



14 noviembre 2025

No hay vergüenza

No hay vergüenza en empezar tarde.
No hay vergüenza en empezar de nuevo.
No hay vergüenza en empezar antes de sentirse listo.
No hay vergüenza en empezar sin preparación.
No hay vergüenza en no empezar.
No hay vergüenza en ser un principiante.
No hay vergüenza en aprender despacio.
No hay vergüenza en no entender, en hacer preguntas y en no estar satisfecho con las respuestas.
No hay vergüenza en fracasar.

Levantarse. Volver a intentarlo. Llorar. Reír.

No hay vergüenza en rendirse.
No hay vergüenza en tomarse un descanso.
No hay vergüenza en necesitar tiempo, espacio, descanso, privacidad o ayuda.
No hay vergüenza en decir "no" para decirte "sí" a ti mismo.
No hay vergüenza en la vergüenza en sí misma.
No hay vergüenza en sentirse avergonzado, incómodo, temblar y sudar durante todo el proceso. No hay vergüenza en quedarse sin palabras, sin saber qué decir o hacer.
No hay vergüenza en ser humano.
Sí, no hay vergüenza en ser humano, vulnerable, imperfecto y divino.
Llegas cuando llegas.
Tarde, temprano, a veces o nunca.
De cualquier manera, y siempre,
el Universo mismo te inspira.

Jeff Foster