La Biblia nos enseña que el trabajo es un llamado divino. En Colosenses 3:23, se nos recuerda:
"Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como si fuera para el Señor y no para la gente". Cuando aplicamos esta perspectiva, el trabajo se convierte en una forma de adorar a Dios, sirviendo a los demás con excelencia y dedicación. En nuestro trabajo, buscamos reflejar las tres H: Honestidad (Proverbios 12:22): «El Señor aborrece los labios mentirosos, pero se deleita en la gente de confianza»; Humildad (Santiago 4:6): «Dios se opone a los soberbios, pero da favor a los humildes»; y Humor (Proverbios 17:22): «Un corazón alegre es buena medicina, pero un espíritu abatido seca los huesos». Estos principios pueden transformar el entorno laboral.
El autor Tim Keller escribió: «Los cristianos deben dedicarse plenamente al trabajo como personas completas, dedicando su mente, corazón y cuerpo por completo a realizar el mejor trabajo posible en la tarea en cuestión». Cuando ponemos a Dios en el centro de nuestro trabajo, todo se convierte en una expresión de su gracia y propósito en nuestras vidas.
Descanso (8 horas). Dios nos enseña a descansar. El descanso no es solo una pausa, sino una forma de renovación física, mental y espiritual. En Éxodo 20:8-10, el mandato de reservar tiempo para el Sabbath nos recuerda:
"Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es reposo para el Señor tu Dios; no harás en él ningún trabajo...". El descanso es una manera de confiar en Dios como nuestro proveedor y sustentador.
Aquí, las tres S pueden guiarnos: Silencio (Salmo 46:10): "Esten quietos, y reconozcan que yo soy Dios"; Soledad (Marcos 1:35): "Muy de mañana, siendo aún oscuro, Jesús se levantó, salió de casa y se fue a un lugar solitario, donde oró"; y Sabbath (Éxodo 20:8-10). Dedica tiempo a escuchar la voz de Dios, reflexionar en su Palabra y descansar en su presencia.
Ocio y actividades personales (8 horas). Dios nos creó para vivir en comunidad, lo que incluye momentos de ocio y relaciones interpersonales. Eclesiastés 3:1 nos recuerda: «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se hace bajo el cielo tiene su hora». El ocio y las actividades personales deben incluir tiempo con la familia, los amigos y también con Dios.
Aquí podemos usar las tres F: Fe (Hebreos 11:1): «Es la fe la certeza de lo que esperamos, la convicción de lo que no vemos»; Familia (Efesios 5:25): «Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella»; y Amigos (Proverbios 17:17): «En todo tiempo ama el amigo, y para la adversidad nace un hermano». Estas tres F nos ayudan a centrarnos en lo que realmente importa, fortaleciendo nuestra relación con Dios, con los demás y con nosotros mismos.
Siguiendo la regla del 8+8+8, alineada con los principios bíblicos y las 3 F, las 3 H y las 3 S, encontramos el camino para vivir vidas más equilibradas e intencionales. El equilibrio no es un lujo, sino una necesidad para cumplir nuestro propósito al trabajar con excelencia, confiar plenamente y cultivar relaciones que honran a Dios.
Erenia Mendoza
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