Ignorancia es la capacidad de ignorar. Debes de estar ignorando los pájaros, los árboles, las flores, la gente. De otro modo, la vida es tan inmensamente hermosa, tan absurdamente hermosa, que si pudieras verla tal como es no pararías de reír nunca. Seguirías riéndote, al menos por dentro.
La vida no es aburrida, la aburrida es la mente. Y creamos tal mente, una mente tan fuerte --como una muralla china a nuestro alrededor-- que no permite que la vida entre en nosotros. Nos desconecta de la vida. Nos quedamos aislados, encapsulados, sin ventanas. Viviendo tras los muros de una prisión, no ves el sol de la mañana. No ves los pájaros en vuelo, no ves el firmamento nocturno, lleno de estrellas. Y, claro, empiezas a pensar que la vida es aburrida...
¡Deja a un lado tu conocimiento! Luego, mira con ojos vacíos..., y la vida es una sorpresa constante. Y no estoy hablando de alguna vida divina; la vida ordinaria es muy extraordinaria. Descubrirás la presencia de lo divino en pequeños incidentes: un niño riendo, un perro ladrando, un pavo real danzando. Pero no puedes verlos si tus conocimientos están cubriéndote los ojos...
Pero esto no es algo que sólo te sucede a ti; no estás solo en ello. En realidad, la mayoría de la gente estaría de acuerdo contigo. No ven la sorpresa en ninguna parte. Y a cada momento hay sorpresas y más sorpresas, porque la vida no es igual; está cambiando de manera constante, y dando giros totalmente impredecibles. ¿Cómo puedes permanecer insensible a su maravilla? La única forma de permanecer insensible es agarrándote a tu pasado, a tu experiencia, a tu conocimiento, a tus recuerdos, a tu mente. Entonces no puedes ver lo que existe; continúas perdiéndote el presente.
Si te pierdes el presente, vives en el aburrimiento. Estate en el presente y verás, para tu sorpresa, que no existe ningún aburrimiento en absoluto. Empieza por mirar a tu alrededor un poco más como un niño. ¡Sé un niño de nuevo! Ése es el único propósito de la meditación, volver a ser un niño; un renacimiento, volver a ser inocente, sin conocimientos...
Empieza a volver a mirar como un niño. Ve a la costa y empieza a recoger conchas. Observa cómo recoge conchas un niño: como si hubiese descubierto una mina de diamantes, ¡se emociona muchísimo! Observa cómo hace castillos de arena, lo abstraído que está, completamente perdido, como si no hubiese nada más importante que hacer castillos de arena. Observa cómo corre un niño tras las mariposas..., y sé un niño de nuevo. Vuelve a correr tras las mariposas. Haz castillos de arena, recoge conchas.
No vivas como si supieras. ¡No sabes nada! Todo lo que sabes es "acerca de". En el momento que sabes algo, el aburrimiento desaparece. La sabiduría es tal aventura que el aburrimiento no puede existir...
Y déjame recordarte: no estoy hablando de algún conocimiento divino, de algún conocimiento esotérico; estoy hablando, simplemente, de esta vida. Mira alrededor con un poco más de claridad, con un poco más de transparencia..., ¡y la vida es hilarante!".
Osho
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