— ¿Quién eres tú? —dijo la Oruga.
No era una forma demasiado alentadora de empezar una conversación. Alicia contestó un poco intimidada:
— Apenas sé, señor, lo que soy en este momento... Sí sé quién era al
levantarme esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde
entonces.
— ¿Qué quieres decir con eso? -preguntó la Oruga con severidad-. ¡A ver si te aclaras contigo misma!
— Temo que no puedo aclarar nada conmigo misma, señor -dijo Alicia-, porque yo no soy yo misma, ya lo ve.
— No veo nada -protestó la Oruga.
— Temo que no podré explicarlo con más claridad -insistió Alicia con voz amable- , porque para empezar ni siquiera lo entiendo yo misma, y eso de cambiar tantas veces de estatura en un solo día resulta bastante desconcertante.
— No resulta nada -replicó la Oruga-.
— Bueno, quizás usted no haya sentido hasta ahora nada parecido -dijo Alicia-, pero cuando se convierta en crisálida, cosa que ocurrirá cualquier día, y después en mariposa, me parece que todo le parecerá un poco raro, ¿no cree?
— Ni pizca -declaró la Oruga-.
— Bueno, quizá los sentimientos de usted sean distintos a los míos, porque le aseguro que a mi me parecería muy raro.
— "¡A ti!" -dijo la Oruga con desprecio-. "¿Quién eres tú?"
(V - Consejos de una Oruga - Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carrol)
. . . . .
Ahora yo le pregunto a usted que está leyendo...
¿Quién eres tu? ¿Está seguro?
El Conejo Blanco -
— ¿Qué quieres decir con eso? -preguntó la Oruga con severidad-. ¡A ver si te aclaras contigo misma!
— Temo que no puedo aclarar nada conmigo misma, señor -dijo Alicia-, porque yo no soy yo misma, ya lo ve.
— No veo nada -protestó la Oruga.
— Temo que no podré explicarlo con más claridad -insistió Alicia con voz amable- , porque para empezar ni siquiera lo entiendo yo misma, y eso de cambiar tantas veces de estatura en un solo día resulta bastante desconcertante.
— No resulta nada -replicó la Oruga-.
— Bueno, quizás usted no haya sentido hasta ahora nada parecido -dijo Alicia-, pero cuando se convierta en crisálida, cosa que ocurrirá cualquier día, y después en mariposa, me parece que todo le parecerá un poco raro, ¿no cree?
— Ni pizca -declaró la Oruga-.
— Bueno, quizá los sentimientos de usted sean distintos a los míos, porque le aseguro que a mi me parecería muy raro.
— "¡A ti!" -dijo la Oruga con desprecio-. "¿Quién eres tú?"
(V - Consejos de una Oruga - Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carrol)
. . . . .
Ahora yo le pregunto a usted que está leyendo...
¿Quién eres tu? ¿Está seguro?
El Conejo Blanco -
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