Prueba a poner un comedero para pájaros. Los primeros días no vendrá ninguno, poco a poco se empezarán a asomar y probarán la comida unos pocos, en unos días más, el comedero estará lleno de pajarillos todo el día. Si pones comida para las hormigas ocurrirá lo mismo, o para los gatos, o los perros, o las personas. Ofrece comida gratis y vendrán los clientes sin parar. La comida es energía, y la necesitamos para vivir, cualquier ser vivo estará encantado de obtenerla gratis.
Otra forma de energía es la atención. Cuando le prestamos atención a algo o alguien le damos energía. Si alguien nos presta atención nos da energía. Un bebé llora, y puede ser que ni tenga hambre, ni sed, ni le duela nada, puede ser que simplemente necesite atención, esa energía que obtiene por medio de la atención que le prestan los padres y sin la cual no puede sobrevivir, —o puede pero con consecuencias muy graves para su desarrollo psicológico—. El peor 'castigo' para un niño o para un adulto, no es que te insulten, es que te ignoren.
De igual forma, los pensamientos vienen a nuestra mente sin parar, porque les damos energía, les damos nuestra atención, los alimentamos y siguen viniendo por más, incluso llaman a otros de la familia, a pensamientos relacionados o no, que también se alimentarán de nuestra atención.
No son pensamientos realmente 'nuestros', son pensamientos de la Humanidad, comunes a millones o cientos de millones de seres humanos. Son pensamientos que pillamos en distintas emisoras de 'Radio Humana': 'necesito un coche mejor', 'me da vergüenza que me vean con este cuerpo', 'necesito una pareja para ser feliz', 'necesito unos hijos para ser feliz', 'necesito separarme para ser feliz', 'todos los palos me los llevo yo', 'no soporto a mi madre/padre', ‘los hijos son el regalo de la vida’, ’los hijos son unos egoístas’, ‘ese chavo/a está buenísimo/a, tener sexo con él/ella debe ser la pera’, 'si no me encargo yo la casa estaría manga por hombro’, ‘todo lo malo me tiene que pasar a mí’, ‘llego tarde, esto se retrasa, debería estar ya en tal otro sitio’… Y etcétera, etcétera, etcétera... Vienen esos pensamientos, los encontramos en 'Radio Madre Ocupada', o en 'Radio Adolescente en busca de sexo', o en 'Radio Fracaso', o en 'Radio Estrés-Llego Tarde'... Y les prestamos toda nuestra atención, les damos toda nuestra energía, de forma que el pensamiento vuelve y crece, y engorda y se queda a vivir con nosotros. ¿Damos audiencia al programa de Radio Humana? Pues mantiene la emisión.
No es nada personal. No buscan nuestra destrucción. Es algo automático. Les das de comer, se alimentan y vuelven. No les das de comer, terminan por marcharse. Porque es lo único que tenemos que hacer, dejar de darles nuestra atención, dejar de alimentarles. Y así, tarde o temprano, se irán marchando. De vez en cuando pasarán, marchándose enseguida, como las nubes algodonosas y blancas en un claro cielo de verano. Es ahí cuando nuestra mente puede ser un instrumento, en vez de nuestra dueña, y podemos utilizar la mente cuando realmente hace falta, dejándola descansar, cuando su participación no es necesaria. Disfrutando así de una mente mucho más clara, eficaz y serena. Disfrutando de la Vida, que está en las sensaciones, en la experiencia, no en los pensamientos sobre la experiencia.
¡Ah! Y no te enojes con los pensamientos cuando vengan. Están condicionados a hacerlo. Y la rabia es atención, es energía, otra vez. Obsérvalos y déjalos marchar, como los pájaros que cruzan veloces el cielo de verano.
Sé consciente de qué ocurre en tu mente. Observa cómo vienen los pensamientos, cómo les estabas prestando atención. Deja de hacerlo. Déjales marchar. Déjales irse. Céntrate en la experiencia, en las sensaciones, en la Vida, en la respiración. ¿Vuelve otro pensamiento? Vuelve a hacer lo mismo. Otra vez, y otra, y otra. Sin enfado, sin rabia, sin frustración. Con el infinito deleite de ver la increíble constancia y energía de una mente condicionada. Es una fuerza de la Naturaleza. No luches contra ella. Sólo observa.
Yolanca Calvo Gomez
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