Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

31 mayo 2017

Opinión vs conocimiento

Cada vez que te sorprendas al enojarte frente a una opinión contraria a la tuya, es porque probablemente sabes, en el fondo de tu corazón, que no tienes tan buenos fundamentos para sostener esa creencia.

Las pasiones, como se ha visto a través de la historia, se desatan solo sobre cuestiones de opinión, no de conocimiento. Por eso, por ejemplo, se ha perseguido a las personas por motivos teológicos, médicos o alimentarios, pero nunca por discrepancias en matemáticas. 

Igual sucede con la comida...! La gente defiende su gula, no su salud! Prefieren correr el riesgo de intoxicar a sus hijos antes que investigar y convencerse de no comer "X" o "Y" que tanto placer les brinda...

Donnato de la O



30 mayo 2017

Nadie dijo, nunca

Habría deseado amar menos.
Haber mantenido mi corazón cerrado a la intimidad.
Habría deseado estar más distraído,
más en mi cabeza, menos en mi cuerpo.
Haber sentido menos. Haber planeado mejor.
Haber viajado menos. Haber tomado menos riesgos.

Me habría gustado reír menos.
Haber tomado la vida con mucha más seriedad.
Haber sido menos espontáneo, menos juguetón.

Me habría gustado conocer todas las respuestas.
O no haber hecho tantas preguntas.

Me habría gustado sentir menos alegría.
Haber derramado menos lágrimas.
Haber sentido menos angustia.
Haber sido menos vulnerable.

Me habría gustado elegir el camino de la seguridad y el confort.
Haberme quedado bajo el resguardo de lo conocido.
Haber seguido el camino prescrito por los demás.

Me habría gustado no haber bajado el ritmo tantas veces
para abrazar toda la gloria.

Me habría gustado estar menos vivo.

Nadie dijo, nunca.

Jeff Foster


29 mayo 2017

La mentira descubierta

Yo tenía 16 años y estaba viviendo con mis padres en el instituto que mi abuelo había fundado en las afueras, a 18 millas de la ciudad de Durban, en Sudáfrica, en medio de plantaciones de azúcar. 

Estábamos bien en el interior del país y no teníamos vecinos, así que a mis dos hermanas y a mí, siempre nos entusiasmaba el poder ir a la ciudad a visitar amigos o ir al cine. 

Un día mi padre me pidió que le llevara a la ciudad para asistir una conferencia que duraba el día entero y yo aproveché esa oportunidad. Como iba a la ciudad mi madre me dio una lista de cosas del supermercado que necesitaba y como iba a pasar todo el día en la ciudad, mi padre me pidió que me hiciera cargo de algunas cosas pendientes, como llevar el auto al taller. Cuando me despedí de mi padre él me dijo: Nos vemos aquí a las 5 p.m. y volvemos a la casa juntos. 
Después de completar muy rápidamente todos los encargos, me fui hasta el cine más cercano. Me concentré tanto en la película, una película de John Wayne, que me olvidé del tiempo. Eran las 5:30 p. m. cuando me acordé. Corrí al taller, conseguí el auto y me apuré hasta donde mi padre me estaba esperando. Eran casi las 6 p.m. 
Él me preguntó con ansiedad: - ¿Por qué llegas tarde? 
Me sentía mal por eso y no le podía decir que estaba viendo una película de John Wayne; entonces le dije que el auto no estaba listo y tuve que esperar... esto lo dije sin saber que mi padre ya había llamado al taller. - Algo no anda bien en la manera como te he criado puesto que no te he dado la confianza de decirme la verdad. 
Voy a reflexionar que es lo que hice mal contigo. 
Voy a caminar las 18 millas a la casa y a pensar sobre esto. 
Así que vestido con su traje y sus zapatos elegantes, empezó a caminar hasta la casa por caminos que no estaban ni pavimentados ni alumbrados. No lo podía dejar solo... así que yo conduje el auto 5 horas y media detrás de él... viendo a mi padre sufrir la agonía de una mentira estúpida que yo había dicho. 
Decidí desde ahí que nunca más iba a mentir. 

Muchas veces me acuerdo de este episodio y pienso... Si me hubiese castigado de la manera como nosotros castigamos a nuestros hijos ¿hubiese aprendido la lección? ¡No lo creo! Hubiese sufrido el castigo y hubiese seguido haciendo lo mismo.  Pero esta acción de no violencia fue tan fuerte que la tengo impresa en la memoria como si fuera ayer. 

¡Éste es el poder de la vida sin violencia! “Lo peor es educar por métodos basados en el temor, la fuerza, la autoridad, porque se destruye la sinceridad y la confianza, y sólo se consigue una falsa sumisión” -Albert Einstein- 

Dr. Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi


26 mayo 2017

La gente sincera es Sin Cera

Esto viene del mundo griego antiguo, cuando los artesanos y escultores vendían sus esculturas, máscaras y artesanías resanadas con cera y cal... cubrían los defectos de la obra ante los ojos de sus clientes. 

A veces, el engaño era tan elaborado y artificioso que costaba más trabajo hacer el resane que volver a fabricar la escultura... Casi siempre que el comprador se daba cuenta... lanzaba la obra contra la cabeza del vendedor y gritaba "koinos reup" (Traicionaste la amistad o la comunidad) [Corrupción] 

No se a ti... pero a mi se me notan cada vez más mis errores, defectos y roturas... La vida me ha llevado por caminos muy calientes donde la cera se derrite y me exhibe... eso es bueno para el comprador... cada vez hay menos engaño... pagas por lo que ves... Y LO QUE VES, ES LO QUE HAY. 

Misael Escorcia

"Pero el propósito de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera." 1 Timoteo 1:5


25 mayo 2017

¡Me gusta el olor de la gente feliz, huele a esperanza!

Hay días en los que decidimos ponernos las sonrisas que los demás nos regalan.

Es casi inevitable que la esperanza que irradian nos haga sentir bien; y es que la alegría se contagia, sobre todo cuando viene de gente maravillosa.

Esto ocurre porque cierta gente tiene la capacidad de hacernos sentir bien, esta capacidad de arroparnos y darle una vuelta a nuestra tuerca cada día, es lo que nos engancha y nos hace adictos al bienestar común y a la magia de las sonrisas, las buenas palabras y las buenas intenciones.

Así que no es de extrañar que nos guste rodearnos de gente así, pues son quienes más nos aportan, y siempre volveremos a sus brazos, a sus miradas y a sus sonrisas, su olor nos impregna, huelen a esperanza, son nuestro refugio, una y otra vez.


24 mayo 2017

El Poder de la conciencia colectiva

Un agricultor tenia el mejor cultivo de maíz.
Cada año llevaba su maíz a la feria del estado donde le galardonaban.
Un año un periodista lo entrevistó y se enteró de algo interesante acerca de como cultivaba su maíz.
El reportero descubrió que el agricultor compartía su semilla de maíz con sus vecinos.

"Cómo puede darse el lujo de compartir sus mejores semillas de maíz con sus vecinos cuando están entrando en competencia con la suya cada año? ¿Por qué lo hace señor?" Preguntó el reportero.

El granjero respondió:
"Porque el viento recoge el polen del maíz maduro y lo mezcla de campo en campo.
Si mis vecinos cultivan maíz inferior, la polinización cruzada degradará de manera constante la calidad de mi maíz.
Si quiero cultivar buen maíz debo ayudar a mis vecinos a cultivar maíz bueno también."

Así es con nuestras vidas...
Los que quieren vivir de manera significativa deben ayudar a enriquecer las vidas de los demás, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca.

Y aquellos que eligen ser felices ayudan a otros a encontrar la felicidad, porque el bienestar de cada uno está ligado al bienestar de todos...

Llámalo poder de la colectividad...
Llámalo un principio de éxito...
Dí que es una ley de la vida...

¡El hecho es que ninguno de nosotros realmente gana hasta que todos ganamos!


23 mayo 2017

Escucha el revoloteo

Si las mariposas pueden vivir en el estómago,
Si las nubes se levantan y los pajarillos cantan,
Si los probables son posibles,
Si los posibles son alcanzables,
Si lo que querías no se cumplió y lo que se cumplió no lo buscabas,
Si detrás de cada pregunta está la misma mirada,
Si el espejo no te devuelve la imagen que deseabas,
Si los días se hacen años y los años se van volando,
Si mañana será mejor que ayer pero hoy no haces nada,
Si llevas toda la vida esperando desesperada,

Entonces, princesa, hija mía…
Levántate. Despierta. Y escucha el revoloteo.

Eleva el ancla, la mirada y el alma.
Surca el mar desconocido y atrévete a perderte en el infinito
pues no hay horizonte difuso sino destino aún no escrito....

Angel Gris


22 mayo 2017

Lecciones que aprendí cuando me deshice de todo lo innecesario

“La simplicidad es la máxima satisfacción” -Leonardo da Vinci-

Siempre me consideré una persona minimalista que apreciaba y valoraba lo poco que tenía, o al menos que lo intentaba. Pero mi armario lleno de ropa, así como la gran cantidad de libros que se amontonaban en mis estanterías e invadían otros muebles indicaban todo lo contrario. Poseía demasiados objetos decorativos, diseñados con otro propósito. Así fue como empecé a deshacerme de todo lo innecesario. Fue entonces cuando surgieron 5 lecciones que aprendí y que modificaron por completo mi vida.

1. Ahora sí uso lo que tengo

Una de las primeras lecciones que aprendí es que más objetos no implica más opciones. De hecho, tardé mucho en darme cuenta de que a pesar de toda la ropa que tenía en mi armario siempre terminaba poniéndome lo mismo. Algunas prendas las consideraba solo para momentos especiales, otras eran demasiado nuevas como para ponérmelas en mi día a día. Al final quedaban relegadas al fondo del armario, donde las únicas prendas útiles eran tres o cuatro contadas.

Así que lo que hice fue “hacer limpieza”. Me deshice de todo aquello a lo que no le daba uso y también empecé a utilizar lo que tanto me gustaba: dejé de imaginar cómo sería un estreno y me puse a estrenar. De hecho, hasta descubrí prendas que no sabía que tenía y que me encantaban. ¿Cómo podía haberlas dejado relegadas a un segundo lugar?

2. Me lo pienso dos veces antes de comprar algo


Sin duda alguna, el paso anterior fue esencial para llegar a esta otra lección. Cuando fui consciente de la ropa que tenía, pero de la que no me había dado cuenta, ya no tenía necesidad de comprar esas prendas que quería.

Lo mismo me ocurrió con objetos, libros y otros enseres. Sé que la publicidad intenta vender y nos hace creer que necesitamos algo que en realidad no es así. Un nuevo ordenador, un nuevo chocolate, la mejor de las plantillas para los pies… En fin, demasiados elementos que al final terminan sin ser utilizados o ingeridos.

En cuestión de alimentos, ¿qué probabilidad hay de que los tome antes de que caduquen? Esta es una pregunta que siempre me hago, sobre todo cuando paso por la parte de los lácteos. Comprar alimentos para que se estropeen no tiene sentido, así como comprar cosas para que tan solo ocupen espacio. ¡Este es muy valioso!

3. Menos cosas, menos tiempo

Lo mejor de tener menos es que las actividades de limpieza se reducirán de forma considerable. Personalmente, me llevaba un tiempo atroz limpiar todo el baño porque entre la ropa sucia, los productos para cabello y cuerpo, revistas, demasiadas toallas… Era un verdadero caos. Qué decir de la habitación, repleta de libros que jamás iba a leer. Al final terminaba pasando más tiempo trasladando los objetos de un lugar a otro que en limpiar.

Por eso, al tener solo lo justo y necesario, lo que realmente voy a usar, puedo aprovechar mejor mi tiempo y eso siempre es algo que se tiene que agradecer. El tiempo es muy valioso y cuanto menos lo perdamos invirtiéndolo en acciones innecesarias mucho mejor. Así que menos cosas me permitían limpiar y ordenarlo todo mucho más rápido.

4. Empecé a centrarme en el presente

Una de las penúltimas lecciones que aprendí fue que todo ese desorden que me rodeaba estaba muy relacionado con mi pasado y mi presente. Había elementos de los que no me quería deshacer porque me recordaban a un momento en especial o eran un regalo. Sin embargo, no les iba a dar uso, ya sea porque no me gustaban o porque estaban estropeados e inutilizados.

Otros, como ya mencioné al principio, se acumulaban por el miedo a poder necesitarlas en un futuro. Hasta que fui consciente de que si en algún momento quería algo podría comprarlo, sin necesidad de guardarlo hasta ese momento. Porque, tal vez, quizás ese momento jamás surgiría y, entonces, la acción no tendría sentido alguno.

Por eso, empecé a centrarme más en el presente, valorando lo que tenía, desechando lo que sobraba, liberándome de esos “y si…”, olvidándome de esos “es que me recuerda a…”. El coleccionismo con una justificación previsora se terminó. 

5. Yo no soy mis cosas

Esta es una de las últimas lecciones que aprendí y que me resultaron verdaderamente útiles. Muchas veces pensamos que somos lo que poseemos, quizás porque lo dotamos de un gran valor. Pero, al final son todo objetos, así que me hice una pregunta, ¿qué ocurriría si se me quemase el coche, por ejemplo? Me sentiría mal, sí, pero se puede reemplazar.

Recuerdo una noticia en un pueblo de Alicante, hace unos meses, que relataba como un hombre había muerto por intentar evitar que una gran riada arrastrase su coche. ¿La consecuencia? Murió ahogado. ¿De verdad vale la pena dar la vida por lo material?

Deshacerme de lo que sobraba en mi vida me abrió los ojos ante nuevas perspectivas. Las lecciones que aprendí me enseñaron que puedo querer lo que tengo, darle valor, pero jamás convertirme en una esclava de estos objetos ni permitir que ellos sean los que definan mi vida. Porque lo material no da la felicidad y, aunque sí aprecie algunos objetos. Así, ¿cuánto dinero he perdido en aquellos que nunca tendrán una verdadera utilidad? ¿Cuánto nuevo no ha entrado a mi vida por no tener espacio para ello?

“Tira, recoge y organiza, nada te toma más energía que un espacio desordenado y lleno de cosas del pasado que ya no necesitas” -Dalai Lama-

Raquel Lemos Rodríguez


12 mayo 2017

La soberbia pierde al hombre

Muchas cosas se arreglan sencillamente con una disculpa a tiempo, con no seguir en el error, con aceptación, preguntando simplemente o actuando con humildad.

Somos todos seres humanos en busca de otros seres humanos y el encontrarlos nos provoca empatía, nos lleva a bajar la guardia, pero la soberbia es la voz del ego lastimado o confrontado con la verdad y solo opera cuando se han acabado las razones, cuando la inseguridad es tal, que nos obliga a acorazarnos.

De fondo la soberbia busca reconocimiento, sin ningún sustento, no es muestra de carácter, es testimonio de debilidad y más de fondo la raíz es el miedo, porque entre más duras se colocan las sinrazones, más miedo tienen de caer, de verse expuestas.

Colaborar con los cambios, no cerrarse ante ellos y estar siempre dispuestos a aprender nos hace flexibles y más aptos para sobrevivir, para crecer, la humildad es siempre la herramienta del sabio que educa a su ego para trabajar a su favor, que gana simpatias y que en base al respeto por la verdad, obtiene siempre aceptación.

La soberbia nos aleja de la gente, nos cierra los caminos, nos infla sin elevarnos, tan solo para hacernos caer. "Tened compasión del soberbio, se haya perdido y no lo quiere decir, si le acaricia a contrapelo se defenderá, si lo hace a favor, puede que se ponga a llorar".

"La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano" San Agustin.


10 mayo 2017

Por esas madres diferentes

Hoy brindemos por las Madres diferentes, por las que son causa y no solo origen, por las que adoptan, por las que crean, por las que eligen, por todas las que tienen por profesión el cuidar, por las que amparan, por las que protegen, por las que hacen de este, un mundo mejor.

Por las que son hermanas, tías, abuelas, vecinas y se hicieron cargo, por quienes fueron encima de la sangre en la misión de educar y cuidar, por las que dieron sin créditos, por las que amaron con réditos, porque quien es adulto, entiende que la maternidad más que un instinto, es una elección de vida, hay quien quiso y no pudo, hay quien pudo y no quiso, hay a quien le robaron el tiempo, hay a quien se le fue entre las manos.

Por todas ellas que hicieron nidos con sus propias plumas y canciones inventadas en sus desvelos, por quienes lo enfrentaron solas, por quienes eligieron quedarse y siguen presentes en sus frutos, gracias a ellas este mundo es diferente y les está agradecido.

Lucia Toranzo N.

08 mayo 2017

Lente de contacto

Brenda era una joven mujer que fue invitada a escalar rocas. Aunque esto le causaba mucho miedo, fue con su grupo a un tremendo risco de granito. A pesar de su temor, se colocó el equipo, tomó un extremo de la cuerda y comenzó a enfrentar la roca.

En determinado momento, llegó a un borde, donde pudo tomar un respiro.Mientras estaba ahí, la cuerda de seguridad golpeó contra un ojo de Brenda y le sacó su lente de contacto. Bueno, ahí estaba ella en el borde de la roca, con cientos de metros bajo ella y cientos de metros sobre ella.Por supuesto que buscó y buscó, esperando que hubiera caído en el borde, pero simplemente no estaba el lente.

Ahí estaba ella, lejos de casa, con su vista borrosa. Empezó a sentir desesperada y comenzó a enfadarse, por lo que oró al Señor para que la ayudase a encontrar su lente.  Cuando llegó a la cima, un amigo examinó su ojo y su ropa buscando el lente, pero no lo pudieron encontrar. Se sentó, desalentada, con el resto de la gente, esperando a que los demás llegaran a la cima.

Miró hacia las montañas, pensando en un verso de la Biblia acerca de que los ojos del Señor observan toda la tierra y pensó:-"Señor, Tú puedes ver estas montañas. Tú conoces cada piedra y cada hoja, y Tú sabes exactamente dónde está mi lente de contacto. Por favor ayúdame."

Finalmente, bajaron. Al pie de la montaña había un nuevo grupo de alpinistas comenzando a enfrentar el risco.Uno de ellos gritó:-"¡Oigan, jóvenes! ¿Alguien perdió un lente de contacto?"

Bueno, esto hubiera sido suficientemente inquietante, pero... ¿Sabes cómo el alpinista vio el lente de contacto? Una hormiga se movía lentamente a través de la roca, cargando el lente.

Brenda me dijo que su padre era caricaturista. Cuando ella le platicó esta increíble historia de la hormiga, la oración y el lente de contacto, él dibujó una caricatura de una hormiga cargando un lente de contacto, diciendo:-"Señor, no sé por qué Tú quieres que yo cargue esta cosa. No puedo comérmela, y está extremadamente pesada. Pero si eso es lo que Tú quieres que yo haga, yo la cargaré para Ti."

Somos creación de Dios, no somos Dios. Tenemos una mirada corta, aunque Dios nos sugiere muchas veces que adoptemos la mirada larga, su perspectiva divina. No pude empezar a vivir esto realmente hasta que deje de preguntar ¿por qué? y me enfoque más en el ¿para qué? Todo tiene un propósito, nada ocurre por accidente, usted y yo somos parte de un plan sobrenatural, y nuestros destinos y experiencias se cruzaran tarde o temprano, sea a través de nuestras virtudes o defectos, nuestros frutos o magros resultados.

Dios no juega a los dados escribió Einstein. Ya lo creo. Entiendo que muchas cosas que hago porque El las ha puesto en mi corazón no producen el fruto que pienso deberían, pero como la hormiguita debo replantear mi pregunta respondiendo este es parte del plan, gracias Señor por cumplir con mi parte aunque no conozca todos los detalles.

Creo que probablemente nos haría bien a algunos de nosotros decir hoy:"Señor, no sé por qué quieres que yo lleve esta carga. No veo nada bueno en ello y es bastante pesada. Pero si Tú quieres que yo la cargue, lo haré para Ti...".


01 mayo 2017

¿Qué te está deteniendo?

Olvídate de esa labor. Comienza esa relación.
O emprende esa labor. Olvídate de esa relación.
Da el paso.

Di sí cuando realmente quieras decir sí.
Di no cuando realmente quieras decir no.
Quédate. O vete.
O lo que sea.

Pero no creas la mentira
de que hay algo que te está ‘deteniendo’
para vivir tu verdad.

Nada te detiene,
porque eres Vida.
Eres Libre.

Lo único que te ‘detiene’
es el miedo, la culpa y la vergüenza.

Sin embargo, ¡incluso eso es mentira!
Porque el miedo, la culpa y la vergüenza
no tienen poder sobre ti.
Son sólo sentimientos.

Es tu rechazo a enfrentarlos
y a sentirlos
y a acogerlos
lo que te detiene.
¡Así que no pueden detenerte!

Olvídate de esa labor. Comienza esa relación.
O emprende esa labor. Olvídate de esa relación.
Di sí cuando realmente quieras decir sí.
Di no cuando realmente quieras decir no.
Quédate. O vete. O aguarda.
Da el maldito paso.

¡Y siente el miedo, la culpa, la vergüenza!
Deja que vivan en ti.
¡Deja que ardan!
¡Aleluya!
¡Da el paso de todos modos!
Incluso con el desasosiego.
Incluso con el miedo.
Qué más da.
Son sólo sentimientos.
Puedes abrazarlos.
Puedes incluirlos
en tu nueva vida.

¡Da el paso! ¡Sí!
Tiembla, suda, y da el paso.
Siéntete libre al fin.
Siéntete vivo al fin.
Temblando, sí, ¡pero vivo!

Jeff Foster