Una serendipia es ...
26 noviembre 2020
Por qué no informan para sanarnos
25 noviembre 2020
El momento más feliz
En una de sus canciones, El momento más feliz, aparece la frase Minúsculas gotas de paz.
La canción empieza así:
El momento más feliz es cuando llegas a casa
20 noviembre 2020
Nos vemos pronto querido Heraldo
La semana pasada, un domingo familiar, nos reunimos la familia Reyna Puente a comer, platicar, reír, convivir, un día común, una tarde bendecida, tranquila y de aprendizaje, escuchamos, como casi siempre que había oportunidad, a Heraldo enseñarnos sobre el panorama geopolítico de los eventos actuales.
Nos despedimos y al final se fue él, bromeamos y luego levantó su mano en la puerta y nos dijo "nos vemos" dió la media vuelta y se fue, lo seguí escuchando hablar afuera, incluso un vecino que pasó lo saludó.
Horas más tarde recibimos la terrible noticia de su partida, fue rápida, un infarto, y su vida en este mundo terminó, su vida trascendió, o bien fue su nacimiento en el cielo, intacto, sano. Los últimos 5 años había empezado un camino de dolor por su enfermedad (insuficiencia renal) en el lapso de este padecimiento hubo momentos buenos y otros nada agradables, bacterias, cirugías, transfusiones, quebraduras, golpes, trastornos de sueño, etc. Estos últimos años la familia, especialmente mamá, su esposa e hijos, tuvimos que aprender a confiar en Dios, a poner su vida en sus manos cada día y a agradecer los días buenos, y a orar más en los días malos. Pero además de todo esto, pudimos ser testigos de la transformación personal de Heraldo, se volvió un hombre más sensible, más humilde y sabio, más reflexivo y reconoció que su fuerza venía de Dios, que su vida estaba en sus manos y de alguna manera se fue preparando para el final. Su mayor preocupación y enfoque era su familia, sé que él le enseñaba a su familia acerca de Dios y lo que la Biblia enseña, sé que juntos leían, aprendían y oraban. Ese es un gran legado para ellos.
Algún tiempo atrás, habíamos platicado, y entre muchas cosas le comentaba que extrañaba a papá (quien también se fue a vivir con Dios hace casi 8 años), y me dijo con mucha certeza, "sé que pronto lo veré".
Tanto su despedida ese domingo, "nos vemos pronto" y esa frase de "sé que pronto lo veré", son tan significativas para nosotros, pues aunque en este momento el corazón duele mucho por su partida, tenemos esperanza de volverlo a ver, de volverlos a ver. Sabemos que cuando hemos invitado a nuestro corazón a Jesús, eso nos da la certeza que hemos sido perdonados y tocados para servirle desde ahora y hasta la eternidad, y que nuestra vida no es en vano y eso nos llena de paz y esperanza.
Heraldo siempre fue muy estudioso, además que amaba la música. A la par de estudiar su primera carrera de Ciencias Políticas estudió Percusiones en la universidad. También estudió una segunda carrera en comunicaciones, y posteriormente hizo 2 maestrías, y tenía algún proyecto de iniciar un doctorado. Es por eso que para toda la familia era un deleite escucharlo, siempre tenía un comentario o una explicación de diversos temas, incluso los más pequeños se ponían a escuchar, puesto que su reflexiva opinión nos daba mucha luz. Definitivamente extrañaremos eso en nuestras tardes de domingo.
Hoy damos gracias a Dios por su vida, 50 años en que estuvo entre nosotros.
Hoy damos gracias a Dios por la familia que formó
Hoy damos gracias a Dios porque nunca estuvo solo, aunque a veces así lo sintió.
Hoy damos gracias a Dios por las enseñanzas que deja en nuestra vida.
Hoy damos gracias a Dios por los cuidados que tuvo mamá con él, y porque se sintió amado.
Hoy damos gracias a Dios por la familia y los hermanos que lo rodearon siempre con sus oraciones.
Dios es siempre bueno.
Su vida siempre será recordada, en nuestro corazón estará siempre, y sus hijos serán el legado viviente de su vida.
¡Nos vemos pronto querido Heraldo!
17 noviembre 2020
Amor, los 11 principios
03 noviembre 2020
Los pequeños actos de amor cambian al mundo una persona a la vez
Al entrar en el centro comercial, una diminuta dama le regaló una cálida sonrisa y le dio la bienvenida; esto lo tocó mucho y se sintió bien, no pudiendo olvidar la calidez en su sonrisa. Él se fijaba en ella mientras compraba; ella daba la misma sonrisa a todos los clientes que entraban al centro comercial.
El ejecutivo comenzó a preguntarse si alguna vez se sentiría ella cansada de hacer lo mismo una y otra vez, así que se encaminó hacia ella y le preguntó:
"- Mi querida dama, ¿no está Ud. cansada de hacer este trabajo y cuánto tiempo ha estado haciéndolo?"
La dama sonrió y dijo:
"-No, señor, yo he estado trabajando aquí por los últimos 10 años y me gusta mi trabajo."
El ejecutivo quedó anonadado y preguntó:
"¿Cómo es que ha estado haciendo esto por 10 años y por qué le gusta su trabajo?"
La dama sonrió de nuevo y dijo: -"Señor, es porque así sirvo a mi país."
Esto le pareció un tanto divertido al ejecutivo. Él dijo: "¿Sirves a tu país sonriendo?"
La diminuta dama dijo:
-"Sí, señor, yo sonrío y todos los clientes que llegan al centro se sienten felices y relajados. Compran más, mi jefe está feliz y me paga más. Y como me paga más, puedo atender a mi familia. Y ya que puedo atender a mi familia, ellos están felices. Cuando los clientes nos compran, la demanda por los productos aumenta y, al hacerlo, hay más fábricas. Y cuando hay más fábricas, hay más empleos.Y cuando hay más empleos, la gente en el país está feliz. Como la mayoría de nuestros clientes son extranjeros, hay entrada de divisas. Ya que hay entrada de divisas, nuestro país tiene mucho dinero y se vuelve más rico cada día. Y gente como Ud., contenta con nuestro servicio, visita nuestro país más a menudo y, a veces, también le contará a su familia y amigos. Mi país consigue más visitantes, más dinero, más empleos y más gente feliz. Así es como sirvo a mi país."
Como el alto ejecutivo en Japón a mi también me hubiera parecido simpático que alguien pensara que serví a su familia, su empresa y su país sonriendo. Alguno diría que es hasta ingenuo pensar así. Pero como esa servidora hay miles de personas alrededor del mundo haciendo la diferencia con actitudes positivas que trascienden la pequeñez de la tarea, la sencillez de los pequeños actos de amor. Verán la excelencia se alcanza a través de pequeños actos de dedicación disciplinada hacia el prójimo.
Este no es un tema exclusivo de las escrituras, las organizaciones contemporáneas han venido insistentemente cambiado su enfoque de empresas movidas a resultados y ganancias, a desarrollar al ser humano para que vivan mas plenamente. Son intencionales en tratar de crear mejores ambientes para el trabajo y el desarrollo creativo al tiempo que estimulan la participación y la retroalimentación.
La Biblia siempre nos ha enseñado esto, que el propósito de Dios es que vivamos vidas con propósito, que nuestro enfoque diario no sean los resultados o las añadiduras, sino el amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos.
Hay algo sencillamente extraordinario en la capacidad humana de sonreír a pesar de las circunstancias, y dar aunque sea una sonrisa cuando ya materialmente no se tiene nada más. Sin embargo, hay quienes no pueden sonreír ante la prueba irrefutable del poder de Dios cuando alguien ama incondicionalmente en los pequeños detalles diarios.
Hoy es un día para empezar de nuevo desarrollando las actitudes correctas. Permita que el amor de Dios fluya en usted, y de amor en todos los actos de su vida, sin importar cuán pequeños le parezcan. Se sorprenderá de los resultados.
02 noviembre 2020
Elegí la vida
y elegí la ilusión que me despierta,
el horizonte que me espera,
el proyecto que me llena,
y no la vida vacía de quien no busca nada,
de quien no desea nada más que sobrevivir cada día.
y elegí la paz y la esperanza,
la luz, el llanto que desahoga, que libera,
y no el que inspira lástima en vez de soluciones,
la queja que denuncia, la que se grita,
y no la que se murmura y no cambia nada.
Y elegí el descanso del amigo y del abrazo,
el camino sin prosas, compartido,
y no parar nunca, no dormir nunca.
Elegí avanzar despacio, durante más tiempo,
y llegar más lejos,
habiendo disfrutado del paisaje.
y elegí mirar de frente,
levantar la cabeza,
y enfrentarme a los miedos y fantasmas
porque no por darme la vuelta volarían.
pero elegí perdonarme, quererme,
llevar con dignidad mis miserias
y descubrir mis dones;
y no vivir lamentándome
por aquello que no pude cambiar,
que me entristece, que me duele,
por el daño que hice y el que me hicieron.
No quise vivir solo:
y elegí la alegría de descubrir a otro,
de dar, de compartir,
y no el resentimiento sucio que encadena.
Y hubo mil cosas que no elegí,
que me llegaron de pronto
y me transformaron la vida.
Cosas buenas y malas que no buscaba,
caminos por los que me perdí,
personas que vinieron y se fueron,
una vida que no esperaba.
Y elegí, al menos, cómo vivirla.
la esperanza para sostenerla,
la valentía para afrontarla.
No quise vivir muriendo:
y elegí la vida.
aunque no la elija…
…porque moriré viviendo.