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Cuando una mujer decide que va a tener un hijo, se acomoda y descansa bajo un árbol, y escucha hasta que puede escuchar la canción del niño que quiere nacer. Y después de escuchar la canción de este niño, regresa con el hombre que será el padre del niño para enseñarle esa canción. Y luego, cuando hacen el amor para procrear físicamente al niño, cantan la canción del niño, para invitarlo.
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Cuando la madre está embarazada, enseña el canto de este niño a las parteras y ancianas del pueblo. Entonces, cuando nace el niño, las ancianas y las personas que lo rodean cantan su canción para darle la bienvenida.
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A medida que el niño crece, los demás aldeanos aprenden su canción. Entonces, si el niño se cae o se lastima, siempre encuentra a alguien que lo levante y cante su canción. Del mismo modo, si el niño hace algo maravilloso, o pasa con éxito por los ritos de paso, la gente del pueblo canta su canción en honor a él.
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En la tribu, hay otra oportunidad donde los aldeanos cantan para el niño. Si, en cualquier momento de su vida, la persona comete un delito o acto social aberrante, se llama al individuo al centro del pueblo y la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor. Luego cantan su canción. ⠀
La tribu reconoce que la corrección de la conducta antisocial no pasa por castigo, es por amor y recordatorio de identidad. Cuando reconoces tu propia canción, no quieres ni necesitas hacer nada que pueda dañar al otro.
Y de la misma manera a través de sus vidas. En el matrimonio, las canciones se cantan juntas. ⠀
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Y cuando, al envejecer, este niño yace en su cama, listo para morir, todos los aldeanos conocen su canción, y cantan, por última vez, su canción.
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