Puede que no veas su impacto de inmediato, pero la bondad tiene una manera de transmitirse a través de los corazones de aquellos a quienes toca.
Una simple sonrisa, una palabra amable o un pequeño gesto de compasión pueden alegrar el día más oscuro de alguien.
La belleza de la bondad es que no sólo cambia la vida de los demás, sino que también te cambia a ti.
Suaviza los límites del mundo, aporta luz a lo ordinario y nos recuerda a todos que el amor y la humanidad todavía existen en los lugares más tranquilos.
Entonces, dondequiera que te lleve la vida, deja un poco de bondad detrás de ti: es un regalo que siempre encuentra el camino de regreso.
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