La que fuera su casa, ubicada en la antigua colonia Obispado de Monterrey, hoy está abierta al público como un homenaje histórico. En ella se puede percibir la austeridad y sencillez regiomontanas. Es una casa sobria, sencilla, pequeña para una familia numerosa como la suya... pero, sobre todo, muy modesta para la inmensa fortuna del magnate y su prestigio.
También, hace algunos años, visité la casa de uno de los más grandes arquitectos de todos los tiempos: Antoni Gaudí, el creador de la imponente catedral de La Sagrada Familia en Barcelona. Su casa es pequeña, muy bien decorada, austera, con la magia propia del arquitecto, pero increíblemente sencilla.
Dos cosas llamaron mi atención en ambas casas: las recámaras, en particular las camas. En las fotos, se puede apreciar la cama de Don Eugenio Garza Sada, con cobertura azul, y la cama individual del arquitecto Gaudí, de color café.
Dos cosas llamaron mi atención en ambas casas: las recámaras, en particular las camas. En las fotos, se puede apreciar la cama de Don Eugenio Garza Sada, con cobertura azul, y la cama individual del arquitecto Gaudí, de color café.
Ambas son sencillas, ambas tienen un crucifijo y ambas destacan por su sobriedad y austeridad. Mi percepción del mundo y de mi vida cambió mucho desde que conocí estas realidades similares.
- No importa qué tan grande seas, si vives en un castillo, posees 10,000 hectáreas o habitas una modesta casa. Una vez que tu cuerpo se desconecta para descansar, tu espacio se reduce al mínimo indispensable para quedar postrado.
- Tu riqueza, logros y genialidad pueden ser monumentales, pero al cerrar los ojos, solo estás tú y lo que verdaderamente eres.
- Cuando estás en la intimidad de tu aposento, tus creencias y en quién crees realmente se hacen presentes. ¿Quién cuida de ti en las noches, cuando estás completamente desamparado y vulnerable? ¿A quién agradeces, y a quién encomiendas tus secretos, tus miedos, tus anhelos y lo que te queda de vida?
He visitado muchas casas de grandes personas y personalidades: gente con gran influencia y también con mucho dinero. Pero también he tenido la bendición de estar en las casas más sencillas y humildes, con camas de hamaca o tendidas en el piso con petate, tejidas de palma o bambú. En todas, el patrón se repite: un pequeño espacio para dormir y algo en lo que creen. Y, aunque parece todo igual, dormir no es igual para todos.
Creo que lo que hace la diferencia es la paz con la que descansas y cierras los ojos. A quién agradeces, a quién te encomiendas. Porque creo que, si algo nos iguala, es la muerte... pero también el sueño.
La paz de dormir sabiendo que tu vida está en orden, que tu conciencia está tranquila, que no debes, que no odias, que has vivido, que estás pleno... pero, sobre todo, que estás listo para no despertar.
Misael Escorcia
“Me acosté y dormí, pero me desperté a salvo, porque el Señor me cuidaba. No tengo miedo a los diez mil enemigos que me rodean por todas partes.”
“En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado.”
—Salmos 3:5-6 / 4:8
“En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado.”
—Salmos 3:5-6 / 4:8
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