Y es imposible que no te guste.
En 2018, Zlatan Ibrahimovic, un futbolista reconocido por ser medio loco, lo contrató el equipo de Los Angeles Galaxy.
¿Cómo te presentamos?
Le preguntaron. A ver qué idea zafada se le ocurría.
Y sí, se le ocurrió una idea... rara.
En vez de usar Instagram o dar una rueda de prensa, compró una página entera en el Los Angeles Times, el periódico más importante de la ciudad.
Y escribió una sola línea:
Querido Los Angeles, de nada.
Todavía no había jugado un minuto.
No había metido un gol.
Nadie sabía si iba a funcionar o no.
Pero él sí lo sabía.
Estaba seguro de que los fans iban a ver algo tan bueno... que en algún momento iban a querer darle las gracias.
Y les respondió por adelantado.
Días después, llegó su primer partido.
El equipo iba perdiendo y la cosa se veía negra.
Pero cuando Zlatan entró a la cancha, todo cambió.
En dos minutos, su equipo metió un gol.
Luego él mismo empató.
Pero lo mejor vino al final.
Le mandaron un centro horrible.
Uno que la mayoría le hubiera dado hueva ir por el balón.
Pero él no. Él ya sabía el final.
Saltó, remató de cabeza, y metió el cuarto gol.
Y entonces, con los fans celebrando, todo se terminó de acomodar.
Ibra, gracias.
Los Angeles, de nada.
Puedes pensar que fue suerte. O coincidencia.
O puro show. Pero yo creo otra cosa.
Creo que el loco este se atreviera a anticipar el resultado, influyó.
Porque cuando sabes cómo termina, juegas distinto.
Te paras distinto.
Respiras distinto.
Te la crees antes de que pase.
Y eso cambia todo.
Zlatan no predijo el futuro.
Lo escribió. Literal.
Por si te animas a hacer lo mismo.
De nada.
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