Recientemente llegaron a mi unas fotografías del pasado, de la familia, de las risas y los buenos momentos. Que bonitas pensé, sobre todo la que comparto aquí abajo. Luego la observé bien, una gran familia, las hermanas unidas aunque separadas por la distancia de los lugares de residencia de cada una. Y luego me di cuenta de algo que me estrujó el corazón, no sé por qué, pero están todas en la que fue la última recamara que estuvo mamá, en el lugar en donde nos dijo adiós. Y me dio tristeza pensar que justo ahí, solo la acompañó su hermana menor, Mimí.
Me parece tan irónico que justo en ese lugar todas estuvieron en algún momento, y cuando llego el tiempo de la despedida, mamá se preguntaba si acaso sus hermanas la recordaban, solo al final llamó a una más quien atendió la solicitud de despedirse. Pero ¿y las demás? Ni siquiera la llamaron, la hicieron pensar que la habían olvidado, me dijo en alguna ocasión, tal vez ellas no me recuerden, pero yo oro por ellas todos los días. Y eso es lo que duele aún hoy, que ella pensó que la olvidaron aún antes de que se fuera. Y aunque sé que tal vez la recuerdan, no se lo hicieron saber.
Y no digo esto porque mamá estuviera sola, claro que no, todos sus hijos, nietos, nueras, su cuñada, hermana, hermano, sobrinos, hermanos de la fe, familia, amigas, vecinas, enfermera, estuvieron rodeando sus últimos momentos de amor, cantos y oración, no estuvo sola, la despedimos acompañándola con amor y paciencia.
Y la verdad no quise dejar pasar que a veces creemos que quien nos acompañará al final de nuestro camino, no son quienes pensamos, pero siempre estaremos acompañados de las personas adecuadas que indudablemente Dios pondrá en nuestro camino.
Edith Reyna-Villarreal
😭😭😭🥹🥹🥹
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