Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

28 junio 2013

Milagros a nuestro alrededor

Hay toda una explosión de milagros a nuestro alrededor : un vaso de agua, un rayo de sol, una hoja, una oruga, una flor, la risa , las gotas de lluvia.... Si vives en atención completa, es muy fácil ver milagros por todos los sitios .

Cada ser humano es una multiplicidad de milagros: Los ojos pueden ver miles de colores y formas; los oídos pueden oír desde el zumbido de una abeja hasta el sonido de un trueno; tenemos un cerebro que puede reflexionar sobre una mota de polvo o bien sobre el universo entero; un corazón que bate rítmicamente con el latido de todos los seres.

Pero cuando estamos cansados y nos sentimos desencantados de la vida por nuestros problemas, no vemos estos milagros, sin embargo siempre están ahí

Los humanos somos un poco tontos y nos complicamos la vida  ¿Tenemos algo que no nos gusta? y qué hacemos: nos concentramos en el problema, solo le damos vueltas al problema, una y otra vez .... Entonces nuestra vida es solo aquel problema!

Si fueramos capaces de observar el vaso de agua, el rayo de sol, la hoja, la oruga, la flor, la risa, las gotas de lluvia Y NUESTRO PROBLEMA también, entonces nos sería mucho mas fácil encontrar una solución, salir de él mientras disfrutamos todo lo que siempre está ahí ...mientras disfrutamos la vida también con sus problemas.

Thich Naht Hanh




26 junio 2013

Evita los pensamientos negativos

Las palabras como los pensamientos son energías que tienen mucha fuerza. Comencemos a re-programar nuestra terminología cerebral. 
Re-programarnos significa: cambiar la intención de nuestras acciones, obras y pensamientos. Verán y sentirán, cómo la Intención del pensamiento y la palabra transformará el verdadero sentir de la fuerza emitida, lo negativo desaparece y sale la fuerza interior. Cuando el cerebro manda una orden exacta, la mente no se prepara para afrontar el pensamiento o la palabra pronunciada, sino que se confrontará con lo que exactamente entendió y al comprenderlo, se comportará de acuerdo a la intención de esa fuerza. 

Tratemos a partir de hoy de usar el PENSAMIENTO Y PALABRA de acuerdo a nuestro trabajo y elevación espiritual. Cambia tus expresiones negativas del día a día, por positivas, por ejemplo:

Es un problema = Es un desafío.
No lo conseguiré nunca = Trataré de conseguirlo.
No puedo = Me atreveré.
Es imposible = Puede ser posible.
Nunca lo haré = Lo Intentaré.
No creo = Abriré mi mente.
No entiendo = Trataré de comprender.
Soy inútil = Soy capaz.
Si tuviera más apoyo = Buscaré ayuda.
Si tuviera más dinero = Trabajaré para conseguirlo.
No se puede hacer = Otros lo lograron ¿Por qué yo no?
No hay manera = Buscaré la forma.
Todo me sale mal = Lo intentaré otra vez.
No podré hacerlo = Voy a tratar.
Va a ser un día pésimo = Pensaré en positivo.
Esperaré lo peor = Esperaré lo mejor.
Otros pueden, yo no = Otros pueden, ¿Por qué yo no?
Jamás ganaré el premio = Si gano… ¡¡Bienvenido!!...

Por: EL SER UNO - Camino del Ser


25 junio 2013

Vivir en el aquí y ahora

Vivir en el aquí y ahora no significa que nunca pienses en el pasado o que no planifiques tu futuro. La idea es no permitirte que te revuelques en el pasado, lamentándote de lo que pasó o dejó de pasar o bien el estar siempre preocupado por el futuro. Si estás bien enraizado en el presente , el pasado es una herramienta de investigación, el objeto de tu atención y de tu concentración . Puedes entender muchísimas cosas si miras en en tu pasado. Sin embargo estás en tu presente

Mira lo que te está pasando. ¿Te gusta?.  Entonces continua haciendo lo que has estado haciendo. ¿No te gusta? Investiga que estuviste haciendo y cámbialo.  Es pura agricultura . Si quieres tener tomates, estate muy presente en lo que haces para que lo que plantes sean realmente semillas de tomate . Sino, no tendrás tomates, seguro tendrás pepinos y no entenderás por qué los tienes si tu querías tomates ....

Y de aquí viene aquello de gestionar tu presente: estar muy atento a lo que plantaste para cambiarlo si no te gusta y estar muy seguro de lo que quieres para poder plantarlo ahora .

Lama Dondrub


24 junio 2013

¡Sí tiene sentido!

Cuenta la historia que, al despuntar el alba, un hombre se levantó de su lecho, se asomó a la ventana y contempló el hermoso amanecer: el mar, espléndido, acariciaba la arena de la playa en donde estaba ubicada su casa. Extasiado, miraba hacia el horizonte. ¡Realmente era majestuoso el espectáculo!

— ¡Gracias, Dios mío! —exclamó extasiado—. ¡Qué afortunado me siento de poder ser testigo de la grandeza de Tu obra! 

Pero, para sorpresa suya, antes de que el manantial de luz acabara de entrar por sus pupilas, vio una escuálida figura humana que correteaba en la playa en rítmico movimiento. Iba hacia el mar, arrojaba algo con fuerza y volvía presuroso. Se agachaba de nuevo, recogía algo y, otra vez, corría hacia las infinitas aguas y lo arrojaba. 

Intrigado, el hombre salió de su casa y fue hacia el extraño personaje que, con acucioso empeño, recogía cosas de la arena para después arrojarlas al mar. Tardó un rato en decifrar el sentido de aquella extraña y febril actividad. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, su rostro se contrajo de estupor al descubrir lo que realmente hacía aquel activo joven. Lo que el muchacho recogía y arrojaba en seguida mar adentro… ¡eran pequeñas estrellas de mar! 

Lo que sucedía era que, durante la noche, el fuerte oleaje había dejado sobre la arena, al descubierto, millares de estrellitas de mar. Si alguien no las hacía regresar al agua, pronto morirían abrasadas por el fuerte sol de ese cálido verano. Sin embargo, la furia de las olas retornaba a la playa a muchas más estrellitas que las que al bondadoso joven le era posible regresar. 

Asombrado, ante lo inútil de aquella extraña tarea, el hombre quiso interrumpir al generoso bienhechor, diciéndole: 
— Oye, ¿no te das cuenta de que lo que haces no tiene sentido? ¡Por cada estrellita de mar que retornas a las aguas, el mar te devuelve cientos! ¿Qué sentido tiene lo que haces? Además, la playa mide kilómetros. ¿Cuántas estrellitas estarán esperando a que las salves? 

El personaje, agitado, apenas se detuvo un minuto. Tiempo preciso en el que contestó: 
— De lo que me doy cuenta es de que, para cada estrellita que devuelvo hacia el mar… ¡sí tiene sentido lo que hago! Para esta estrellita —decía, mostrando la que ahora tenía en su mano— sí tiene sentido. 

Al día siguiente, en aquella playa desierta, eran dos los hombres que correteaban de un lado a otro arrojando estrellitas de mar a las profundidades del océano, con la firme convicción de que cada acción, cuando es en favor de la vida, siempre tiene sentido.

Carlos José Castillo



21 junio 2013

Más que simplemente...

Más que simplemente existir, vive.
Más que simplemente tocar, siente.
Más que simplemente mirar, observa.
Más que simplemente leer, absorbe.
Más que simplemente escuchar, oye.
Más que simplemente presenciar, entiende.
Más que simplemente pensar, reflexiona.
Más que simplemente hablar, por favor, ¡di algo!

John Maxwell


20 junio 2013

Cambiar la energía de la costumbre

Hay una historia zen que habla de un hombre y un caballo.  El caballo galopa rápidamente, y parece que el jinete se dirige a un destino importante.  Un transéunte le pregunta: "¿A dónde vas?" y el jinete replica: "¡No lo sé!  Pregunta al caballo".

Ésta es, también, la historia de nuestra vida.  Muchos de nosotros cabalgamos un caballo, pero no sabemos a dónde vamos, y no podemos detenernos.  El caballo es nuestra "energía de la costumbre", la fuerza incesante del hábito que nos impulsa, de la que a menudo no somos conscientes y que somos incapaces de cambiar.  Siempre estamos corriendo.  Se ha convertido en una costumbre, la norma de nuestra vida cotidiana.  Corremos todo el tiempo, incluso durante el sueño: el momento en que supuestamente hemos de descansar y recuperar nuestros cuerpos.  Somos nuestro peor enemigo, disputamos con nosotros mismos, y por lo tanto somos proclives a entrar en conflicto con los demás.

Cuando una emoción fuerte surge en nosotros como una tormenta, experimentamos una gran confusión.  No tenemos paz.  Muchos intentan apaciguar la tormenta viendo televisión o tomando alimentos agradables.  Pero la tormenta no amaina tras pasar horas ante el aparato.  La tormenta no se disipa después de una bolsa de papas fritas o un tazón de helado.  Nos aterra repetirlo al día siguiente.  Juramos no volver a hacerlo.  Pero lo hacemos una vez tras otra ¿por qué?  Porque la energía de nuestra costumbre nos impulsa a hacerlo.

¿Cómo detener este estado de confusión?  ¿Cómo podemos frenar nuestro temor, nuestra desesperación, nuestro enfado, nuestras ansias?  Hemos de aprender a ser tan fuertes y sólidos como un roble y no dejarnos estremecer por la tormenta emocional.  Tenemos que aprender el arte de la detención: detener nuestra carrera para estar presentes y abordar nuestra energía habitual de angustia, culpa y temor, y apaciguar las fuertes emociones que nos dictan.  Hemos de aprender a vivir plenamente en el instante presente.  Necesitamos practicar la inspiración y espiración con toda la atención.  Tenemos que aprender a ser conscientes.

Al ser conscientes, al habitar profundamente el momento presente, en el aquí y el ahora, asumimos una mayor comprensión, aceptación, perdón, amor hacia nosotros mismos y los demás; crece nuestra aspiración de aliviar el sufrimiento; y tenemos más oportunidades de acariciar la paz y la dicha.

Necesitamos la energía de la atención plena para reconocer y estar presentes con nuestra energía habitual para evitar que nos domine y detener su curso a menudo destructivo.  La atención plena nos permite reconocer nuestra energía de la costumbre cada vez que se presenta: "Hola, energía del hábito.  Sé que estás aquí".  Si desde la atención plena le dedicamos una sonrisa esa energía de hábito, perderá buena parte de su fuerza.  Las papas fritas se quedan en la alacena, el helado en el congelador.  La tormenta pasa y nosotros observamos, inspirando y espirando.

Thich Nhat Hanh


19 junio 2013

El verdadero ayuno

Ayuna de juzgar a otros; descubre la divinidad que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes; llénate de frases sanadoras.
Ayuna de descontento; llénate de gratitud.
Ayuna de enojos; llénate de paciencia.
Ayuna de pesimismo; llénate de esperanza.
Ayuna de preocupaciones; llénate de confianza en la existencia.
Ayuna de quejarte; llénate de aprecio por la maravilla que es la vida.
Ayuna de las presiones que no cesan; llénate de oración y meditación.
Ayuna de amargura; llénate de perdón.
Ayuna de darte importancia a ti mismo; llénate de compasión por los demás.
Ayuna de ansiedad sobre tus cosas; comprométete en compatir amor.
Ayuna de desaliento; llénate de entusiasmo..
Ayuna de pensamientos mundanos; llénate de verdades eternas.
Ayuna de todo lo que te separe de tu verdadera naturaleza; llénate de todo lo que a ella te acerque.




17 junio 2013

Palabras Mágicas

MUÉVETE
Mueve tu casa, tu cama, tu cuerpo. Camina, sal por las montañas, sal de la rutina del trabajo, las relaciones y los patrones de vida. Cambia tu perspectiva. Acércate a aquellas personas con las que puedas ser auténtico y nutran tus sueños más locos. No necesitas mover montañas, trasladar una pequeña piedra puede hacer maravillas.

TOCA
Toca las partes que más amas de tu cuerpo. Da abrazos en la panadería, en el parque, en las puertas de toda la ciudad. Besa a la gente en la mejilla. Acaricia a tu gato o tu perro un poco más. Saborea la sensación de un pañuelo de seda, de una pieza de madera, de las diferentes texturas. El musgo, las cortezas, las rocas y el agua. Mientras más lo hagas te sentirás más a gusto con el placer de tocar.

ESCUCHA
Siéntate en silencio y observa cuánto hay allí para ser escuchado. Escucha a la gente, lo que realmente están diciendo. Escucha hasta la última nota de cada canción. Escucha tu voz interna, esa que solo escuchas cuando la confusión de cada día disminuye. Oye el susurro de las hojas, el llamado de las ranas, el crujido de la madera ardiendo en tu chimenea. Escucha con tu corazón y siempre escucha aquello que nunca es hablado.

SIENTE
El dolor, experimenta el gozo, hasta que sientas que vas a evaporarte. Permítete reír hasta que te duela, siente el amor desde lo más profundo de tu corazón. Ríndete a la sensualidad de la vida. Enójate y expresa tu furia, si es el caso, pero hazlo a solas. Si no sientes de verdad, no estás vivo.

CONFÍA
Tú sabes lo que necesitas saber. Detén tus dudas. Aquella cosquilla interna es tu más alta verdad y ella te servirá del mejor modo. Te arrepientes cuando desconoces o niegas tu intuición. Ten esto en cuenta: Finalmente, tú y sólo tú, sabes lo que es mejor para ti. Si consumes, sin darte cuenta, todo tu día pintando, eso es lo que debes hacer. Si te encanta caminar al lado del mar, encuentra la forma de llegar allí. Si no confías completamente en ti, te conviertes en moho.

REÚNETE
Con los hombres y mujeres que amas. Toma el té acompañado, camina en compañía por el bosque, conversa y habla, lee en voz alta para otros. Celebra que tu cabello, tu piel, tu cuerpo y tus historias son diferentes a las de los otros y a su vez son completamente parecidas. Cocina y come en compañía.

RECIBE
Por una vez, deja de dar y dar y dar a todos menos a ti mismo. Acepta los cumplidos con gracia. La voz que necesitas oír, el abrazo, ese momento para conversar, la comida en tu mesa, el dinero que necesitas, siempre serán suministrados. Ábrete a recibir, abre tus manos para que sean llenadas con abundancia. Recibe todas las cosas buenas que mereces y recuerda mostrar gratitud por tu vida.


Walt E. Disney


15 junio 2013

El pajarito canadienste

Un pajarito canadiense decidió que era un problema demasiado grande viajar al sur para el invierno. Se dijo: «Puedo desafiar al invierno. Muchos otros animales lo hacen. No puede ser tan difícil». Cuando todas las demás aves emprendieron en bandadas el viaje hacia la asoleada América del Sur, este pajarito se quedó a esperar el invierno.

Hacia fines de noviembre, estaba pensándolo de nuevo. Nunca había sentido tanto frío, y no podía encontrar alimentos. Finalmente se quebrantó y comprendió que si no salía pronto de allí, no iba a lograr pasar el invierno. Entonces empezó su solitario vuelo hacia el sur. Después de un tiempo comenzó a llover. Antes que se diera cuenta, el agua se estaba convirtiendo en hielo en sus alas. En su lucha, se dio cuenta que no podría seguir volando. Sabía que iba a morir, así que dejó de aletear y se estrelló contra el suelo junto a un granero.

Estaba allí medio aturdido cuando pasó una vaca sobre él y plop, vació su intestino sobre la pobre avecilla. El pajarito estaba completamente disgustado. Aquí estoy, pensó, muerto de frío. Voy a morir. Estoy por dar mi último aliento y entonces me cae esto encima. ¡Qué horrible manera de morir!

El pajarito contuvo el aliento y se preparó para morir. Pero después de dos minutos descubrió que estaba ocurriendo un milagro. Se estaba calentando. El hielo de sus alas se estaba derritiendo. Sus músculos se desentumecieron. La sangre fluía nuevamente. Comprendió que después de todo iba a sobrevivir. Estaba tan contento y feliz que comenzó a cantar una gloriosa canción.

En esos momentos, el viejo gato montés de la granja, que estaba echado en el heno lo oyó cantar. No lo podía creer; no había oído algo igual desde algunos meses, y se dijo: «¿No es un pájaro? Pensé que todos se habían ido para el sur por el invierno».

Salió del granero, miró hasta que vio donde estaba el pajarito. Se acercó y lo sacó suavemente del desecho de la vaca, lo limpió … ¡y se lo comió!

Hay tres moralejas en este cuento:

(1) No todo el que te ensucia es enemigo;

(2) No todo el que te limpia es tu amigo;

(3) Si alguien te ensucia, calla. Lo mismo puede aplicarse a usted mientras trata de realizar su sueño.

Algunas personas que se consideran amigos pelearán contra su éxito. Otros lo apoyarán de una manera no esperada. Pero no importa quién lo critique ni cómo lo haga, no permita que nadie le desenfoque de su sueño.

John Maxwell
(El mapa para alcanzar el éxito)


14 junio 2013

¿Cómo hacer tu vida extraordinaria?

Doña Rosa era una ascensorista de un viejo edificio de juzgados en Bogotá que usualmente estaba congestionado de visitantes, los cuales, asustados, perdidos, molestos, afanados o simplemente apáticos, esperaban atiborrarse en uno de los viejos ascensores.

Cuando se abría la puerta, la multitud que salía empujaba a la que quería entrar, armando un caos que se repetía en casi todos los pisos; además del calor y los olores concentrados en el elevador.

A pesar de esto doña Rosa cuidaba su máquina como si fuera la más fina y valiosa.
Cada mañana, ella brillaba las partes metálicas y la aseaba lo mejor posible.

De todas maneras andaba sonriente y entusiasta, saludaba y despedía al abrir las puertas, disfrutaba sorprendiendo a sus viajeros frecuentes al recordar sus nombres, hacía bromas para que la gente sonriera,
y respondía de buena gana a toda clase de preguntas.  Aparte de eso vendía papel oficial, sellos de correo, y en sus pocos ratos libres le encantaba tejer ropa para bebés.

Un día alguien le preguntó cómo podía permanecer tan contenta en esa clase de trabajo incómodo,
rutinario y mal pagado.

A lo que ella contestó:

- Muchas personas creen que yo actúo así por la gente, pero en realidad lo hago por mí.
Cuando trato bien a mis pasajeros me siento satisfecha, si los ayudo, la mayoría me trata bien y me aprecia.

- Sé que mi ascensor es viejo y mal mantenido, -continuó-, pero cuando lo limpio y lo brillo, me estoy cuidando a mí misma, porque aunque no es mío, vivo en él muchas horas de mi vida y si lo trato bien, me va a servir mejor.

- ¿Y todos los otros ascensoristas piensan así? -le preguntaron-.

- No, -respondió-, algunos de mis compañeros piensan que su tiempo de trabajo no les pertenece a ellos.
Dicen que es el tiempo de la empresa.
Parecen ausentes, es como si murieran a las ocho de la mañana y resucitaran a las seis de la tarde.
Suponen que trabajando de mala gana van a maltratar al jefe o a otros, cuando en realidad es el tiempo
de su vida, algo que nunca van a recuperar.

Qué fácil es convertir lo ordinario y lo rutinario en algo divertido y extraordinario.
Todos los días puedes hacerlos diferentes.
Las actividades y las personas se vuelven aburridas cuando le quitas el corazón a lo que haces.

¿Cómo podrías hacer más extraordinaria tu vida?
La aventura no está en lo que haces , sino en cómo lo haces.

Carlos Devis


12 junio 2013

La importancia de no querer tener razón

A veces hay enseñanzas que, por sencillas, se nos pasan desapercibidas. O, por el contrario, al haberlas leído, visto o escuchado tantas veces creemos que “ya las tenemos”. Suelen ser ideas simples pero complejas de llevar a cabo, y casualmente la mayoría de ellas son centrales, fundamentales, algo así como la base sobre la cual se edifica todo lo que con tanto esfuerzo intentamos construir.

Eckhart Tolle nos habla de que uno de los mecanismos más fuertes del ego es el de querer siempre tener razón.  En Un curso de Milagros aparece también esta idea, y sin duda podemos encontrarla si hacemos un rastreo en la profundidad de cada una de las filosofías que más nos resuenen como verdaderas. Nos parece sencilla, es cierto. Pero hagamos silencio, y con esta idea en el corazón salgamos a vivir un día cualquiera de nuestra vida. Durante todo ese día dediquemos nuestra atención a observarnos y a observar. En nuestro encuentro con los otros, en nuestro actuar con las cosas y con la naturaleza, e incluso en nuestra relación con el devenir de los acontecimientos, se nos filtra todo el tiempo el mecanismo de “querer tener razón”. Queremos usar las cosas, la naturaleza y los acontecimientos en función de unas pautas que nosotros establecemos de antemano, loables tal vez, altruistas, o simplemente prácticas o marcadas por nuestro deseo. ¿Pero cuántas veces nos situamos limpios y abiertos ante el otro o ante cualquier cosa o acontecimiento, simplemente para relacionarnos con él de corazón y ver qué tiene para traernos?

El querer tener razón es la fuente de conflictos más grande entre los seres humanos, y se manifiesta día a día, minuto a minuto. Recuerdo ahora una frase de Violeta Parra en una canción: “Por un puñado de tierra no quiero guerra”. ¿En cuántas pequeñas o grandes batallas cotidianas nos sumimos por un pequeño puñado de tierra en el que nuestro ego pueda sentirse seguro hasta la próxima contienda? En realidad, de lo único que podemos estar seguros es de que en ese terreno las batallas nunca terminan y que siempre habrá una próxima, hasta que podamos desactivar nuestros mecanismos.

Para contrarrestar o intentar desactivar esta tendencia a mí me ayuda tener preguntas claves que recuerdo en los momentos en que la tendencia aparece y, al menos, la puedo reconocer. Una de esas preguntas es: “¿qué es lo importante?”.

Cuando estamos frente a otro ser humano, cada uno de nosotros está parado ahí, sin darse cuenta, detrás de una gran mole de identificaciones. Ejemplo: soy Gabriela, mamá de Ana y Pedro, librepensadora y sensible, ex maestra waldorf, buen ser humano promedio con sus luces y sus sombras, que cocina rico y come sano salvo excepciones, que opina esto sobre esto y aquello sobre aquello, que es amiga de fulanita y no se banca a menganita, que tiene tal amor posible o imposible y tales dolores en su historia, etc, etc, etc. Y allí enfrente está el otro con su propio bagaje coleccionado a través de los años. En el medio van y vienen los juicios y prejuicios que cada uno hizo o tiene sobre el otro. Y encima, cada cual pone en juego en el encuentro esta necesidad de querer tener razón. Vista así la escena, la posibilidad de encuentro verdadero entre esos dos seres humanos aparece, como mínimo, lejana.

Y sin embargo, si miramos a los ojos al otro e intentamos despojarnos de todo o de buena parte del equipaje mencionado, y recordamos la pregunta: “¿qué es lo importante?”, tal vez la posibilidad de encuentro se acerque.

Lo estoy diciendo aquí, no porque para mí sea pan comido sino precisamente porque es una asignatura pendiente que cada día me exige trabajo y atención y que más de una vez se me pierde debajo de funcionamientos automáticos. Cabe aclarar que el problema no está en tener opiniones, en el mundo es vital e incluso sanador saber qué opinamos, qué deseamos y qué necesitamos desde nuestra esencia, precisamente para poder permanecer en él con libertad y eligiendo a conciencia cada paso que damos. El problema está en creer que somos lo que opinamos, y en esa sutil diferencia hay todo un universo que puede acercarnos o alejarnos. A menudo olvidamos lo que en verdad somos, y ese ser profundo y verdadero tiene poco que ver con la visión pequeña y de momento desde la cual una opinión nace, por más que uno la sostenga durante toda la vida.

Hijos y padres se pelean por querer tener razón. Amigos se separan, relaciones se dificultan, proyectos admirables se complican, incluso entre gente bien intencionada y consciente. Muchas veces hasta los aprendizajes más bonitos y más profundos se convierten si nos descuidamos en nuevas banderas que defender.

En cuanto a eso y para terminar, me gusta la simpleza con que Un Curso de Milagros habla sobre estos temas. La defensa y el ataque no existen, la mejor defensa es deponer las armas pues si nos defendemos, si estamos a la defensiva, no hacemos otra cosa que conferirle realidad al ataque y a la separación. De la mano de las preguntas “¿qué es lo real?”, y “¿qué es lo importante?” podemos ir llegando a vislumbrar el amor detrás de todas las máscaras, el ser propio y el ajeno intentando volver a reunirse desde la hermosura de una individualidad que sume, que abra puertas, que abrace.

“Solo el amor alumbra la maravilla, solo el amor convierte en milagro el barro.” Silvio Rodríguez

Autora: Gabriela Alberoni. V.G.B.


10 junio 2013

Prisionero de su genio

Johann Friedrich Bottger fue un alquimista alemán que vivió entre 1682 y 1719. Aunque Bottger hizo afirmaciones audaces, incluyendo su habilidad de hacer oro, sus talentos fueron consignados en la historia por el descubrimiento del proceso de hacer porcelana. Los chinos ya habían descubierto un proceso similar en el siglo XIV pero nadie había logrado descubrir como reproducirla en Europa.

La primera instalación para la manufactura de este "oro blanco" fue establecida en Dresde en 1710. En poco tiempo, la Real Manufactura de Porcelana ganó reputación mundial, con su distintivo diseño de blanco puro con azul cobalto.

Irónicamente, los logros de Bottger como alquimista trajeron una consecuencia inesperada.

Debido a su vanagloria y tempranos éxitos como alquimista, Augusto el Fuerte de Sajonia encerró a Bottger en la cárcel de Dresde para que su genio se mantuviera en la proximidad y control total del rey. El objetivo inicial era Bottger encontrará la manera de crear oro, pero en el proceso descubrió como crear porcelana blanca.

Esto hizo que en el año 1710 se le encomendase, tras su puesta en libertad, la dirección de la manufactura de porcelana fun­dada en la ciudad de Dresde. La manu­factura pronto se trasladó a Meissen  y alcanzó fama mundial. Lamentablemente, la revelación por parte de Böttger de algunos secre­tos de fabricación le llevaron de nue­vo a prisión.

Bottger murió a los 37 años, mientras el Rey Augusto nunca logró hacer dinero con la invención ya que adquirió todas las piezas de porcelana que se produjeron para su propia colección.

Eventualmente, el secreto fue descubierto y toda Europa empezó a producir porcelana, pero Meissen hasta el día de hoy es famosa por su calidad en ese ámbito.


Dos aspectos sobresalen sobre la vida de Bottger. El primero es que uno no puede negar su éxito aunque sus declaraciones fueran sin duda exageradas. Después de todo, el nunca hizo oro verdadero. Segundo, él fue, irónicamente, hecho cautivo gracias a su gran éxito.

Cada uno en su propia medida ha participado del destino de Bottger. En primer lugar, casi todos hemos en algún momento exagerado nuestros logros. En alguna parte del proceso hemos hecho creer a otros en nuestros "éxitos tempranos" y otros han puesto su atención para tomarnos en cuenta en sus proyectos o para combatirnos como potencial competencia. En el peor de los casos se ha fomentado cierta vanidad y admiración humanas.

En segundo lugar, nos hemos vuelto prisioneros de nuestros propios logros y la fama que lo acompaña, impidiéndonos unas veces progresar hacia nuevos desafíos y otras a vivir de dicha notoriedad. Como Bottger es fácil volverse esclavo de su reputación. Cuando nos aferramos a lo que hemos sido caminamos con lastre, un pesado equipaje, que suele esconder nuestros complejos e insuficiencias. Pero podemos caminar con libertad si nos despojamos de lo que nos ata, de lo que nos mantiene cautivos. No lo podemos hacer en nuestras fuerzas, pero si podemos permitir que Dios lo haga en nosotros. Si le permitimos ser nuestro Señor.

La relación con El no es una vacuna contra las aflicciones de este mundo y de nuestra naturaleza humana, pero se vive plenamente y con esperanza. Nunca más te sientes solo, ni abandonado. No tienes que fingir, y cada día dependes menos del qué dirán. Mi identidad no está basada en los demás, o los estándares de este mundo. Soy definitivamente un nuevo ser, con un nuevo nombre.


Hay muchas prisiones a las que somos conducidos diariamente, pero aun en ellas puede brillar la luz, romperse las cadenas y experimentar el amor y el perdón de Dios. A diferencia de Bottger tal vez las hemos elegido nosotros mismos. Pero una decisión firme nos puede sacar de ellas ahora mismo, si decides no ser más un esclavo.


06 junio 2013

Solamente él

Solamente él,
El Dador de la Vida.
Vana sabiduría tenía yo,
¿Acaso alguien no lo sabía?
¿Acaso alguien?
No tenía yo contento al lado de la gente.

Realidades preciosas haces llover, 
De ti proviene la felicidad,
¡Dador de la vida!
Olorosas flores, flores preciosas,
Con ansia yo las deseaba,
Vana sabiduría tenía yo…

Nezahualcóyotl


Photo by Edith

04 junio 2013

Un árbol en una tormenta

«Una fuerte emoción es como una tormenta. Si miras un árbol en una tormenta, la copa del árbol parece frágil, como si fuera a quebrarse en cualquier momento. Tienes miedo de que la tormenta pueda desenraizar el árbol. Pero si vuelves tu atención hacia el tronco del árbol, te das cuenta de que sus raíces están profundamente ancladas en el suelo, y ves que el árbol será capaz de mantenerse estable. Tú también eres un árbol. Durante la tormenta de una emoción, no debes quedarte en el nivel de la cabeza o del corazón, que son como la copa del árbol. Tienes que dejar a un lado el corazón, el ojo de la tormenta, y volver al tronco del árbol. Tu tronco está situado un centímetro por debajo de tu ombligo. Céntrate ahí, poniendo tu atención sólo en el movimiento de tu abdomen, y continúa respirando. Entonces sobrevivirás a la tormenta de la fuerte emoción.»

—Thich Nhat Hanh


03 junio 2013

Tu canción

Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño.

Saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito. Las mujeres entonan la canción y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás.

Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le cantan su canción. Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le canta su canción.

Cuando se inicia como adulto, la gente se junta nuevamente y canta. Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción.

Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama e igual que para su nacimiento, le cantan su canción para acompañarlo en la transición.

En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual los pobladores cantan la canción. Si en algún momento durante su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, se lo lleva al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor.

Entonces le cantan su canción…

La tribu reconoce que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo; es el AMOR y el recuerdo de su verdadera identidad.

Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera dañar a otros. Tus amigos conocen tu canción y te la cantan cuando la olvidaste.

Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las oscuras imágenes que muestras a los demás.

Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo; tu totalidad cuando estás quebrado; tu inocencia cuando te sientes culpable y tu propósito cuando estás confundido.

No necesito una garantía firmada para saber que la sangre de mis venas es de la tierra y sopla mi alma como el viento, refresca mi corazón como la lluvia y limpia mi mente como el humo del fuego sagrado.