Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

02 septiembre 2014

Soltar el ego



Examinemos aquello que, según se supone, constituye la identidad del “yo”:
¿Nuestro cuerpo? Una mezcolanza de huesos y carne… ¿Nuestra conciencia? Una sucesión de pensamientos fugaces… ¿Nuestra historia? La memoria de lo que no es… ¿Nuestro nombre? Nada más que un conjunto de letras…

Así pues, tenemos que examinar con toda honestidad si en lo más profundo de nuestro ser habita el sentimiento profundo del “yo” ¿Dónde está ese “yo”?  No puede estar únicamente en mi cuerpo, porque cuando digo “estoy triste”, la que tiene una impresión de tristeza es mi conciencia, no mi cuerpo. Así pues, ¿Únicamente se encuentra en mi conciencia? Tampoco eso es demasiado evidente, porque cuando digo “alguien me ha empujado” ¿mi conciencia es la que ha recibido el empujón?
¡Claro que no! El yo no podría vivir fuera del cuerpo y de la conciencia. ¿O acaso sencillamente la noción de yo se halla asociada al conjunto formado por el cuerpo y la conciencia? Si es así, estamos hablando de una noción más abstracta.

La única salida a este dilema consiste en considerar el yo como una designación mental vinculada a un proceso dinámico, y a un conjunto de relaciones cambiantes que integran nuestras sensaciones, nuestras imágenes mentales, nuestras emociones y nuestros conceptos. Al final, el yo no es más que un nombre que sirve para designar un continuo, de la misma manera como a un río le llamamos Amazonas o Ganges.

Cada río tiene su propia historia, fluye por un paisaje único y su agua puede tener diferentes propiedades. Es legítimo darle un nombre y distinguirlo de otro río.
Sin embargo, en el río no existe una entidad que constituya su “corazón” o su esencia.

Y lo mismo sucede con el “yo”: existe de manera convencional, pero en absoluto como una entidad que constituye el núcleo de nuestro ser.
El concepto del “yo” o “ego”, siempre tiene algo que perder y algo que ganar, se alimenta de los recuerdos del pasado y de las anticipaciones del futuro, pero no puede sobrevivir en la sencillez del momento presente, en la plena conciencia del ahora, que significa la libertad y el apaciguamiento final del conflicto, la proyección mental, la distorsión, la identificación y la división.

Mientras el sentimiento de la importancia del “yo” controle las riendas de nuestro ser, no disfrutaremos de una paz duradera. La causa del dolor continuará intacta en lo más profundo de nosotros impidiéndonos disfrutar de la más esencial de las libertades. Soltar la fijación en el ego y dejar de identificarnos con él, nos permitirá adquirir una gran libertad interior. Una libertad que hará posible que nos acerquemos a todos los seres y que abordemos cualquier situación con naturalidad, benevolencia, coraje y serenidad. Al no tener nada que ganar ni nada que perder, somos libres de dar y recibir todo.

Matthieu Ricard

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