Cuando a Miguel Ángel le preguntaron cómo hacía para esculpir sus obras de una manera tan magnífica, él dijo que primero visualizaba en la roca la imagen de lo que quería lograr y luego sacaba lo que sobraba.
Primero uno debe visualizar, es decir, tener una imagen bien clara de qué quiere lograr, o quién quiere llegar a ser en esta vida, y a partir de ahí quitar todo lo que sobra, o sea lo que estorba, para que se haga realidad.
Necesitamos entender que mientras lo que sobra, lo que estorba, siga allí, no se podrá apreciar la obra de arte que puede llegar a ser tu vida.
Visualiza el ministerio que quieres y quita lo que estorba.
Visualiza el matrimonio que quieres y quita lo que estorba.
Visualiza la economía que quieres y quita lo que estorba.
Visualiza la carrera que quieres y quita lo que estorba.
Visualiza la persona que quieres llegar a ser y quita lo que estorba. Prestale especial atención a lo que estorba, y no solamente a lo que quieres, porque la visualización sin la acción de quitar los estorbos no producirá el resultado deseado.
Tu vida es una obra de arte, simplemente tenés que quitar lo que estorba y entonces esa obra de arte se manifestará con todo esplendor.
Una serendipia es ...
Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.
31 marzo 2015
30 marzo 2015
La importancia de ser puntual
Al Padre Pascual le estaban haciendo su cena de despedida por 25 años de trabajo en una Parroquia. Un político miembro de la comunidad fue invitado para dar un breve discurso.
Como el político tardaba en llegar, el sacerdote decidió decir unas palabras él mismo para llenar el tiempo.
"Mi primera impresión de la Parroquia la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar. Pensé que me había enviado el Obispo a un lugar terrible, ya que la primera persona que se confesó me dijo que se había robado un televisor, que les había robado dinero a sus papás, había robado también en la empresa donde trabajaba, además de tener aventuras sexuales con la esposa de su jefe. También en ocasiones se dedicaba al tráfico y a la venta de drogas. Y para finalizar, confesó que le había trasmitido una enfermedad venérea a su propia hermana. Me quedé asombrado, asustadísimo... Pero cuando transcurrió un tiempo, fui conociendo más gente y vi que no eran todos así, vi una parroquia llena de gente responsable, con valores, comprometida con su fe. Y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi sacerdocio".
Justamente en este momento llegó el político, por lo que se le dio la palabra.
Por supuesto, pidió disculpas por llegar tarde y empezó a hablar diciendo: "Nunca voy a olvidar el primer día que llegó el Padre a nuestra Parroquia... De hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él...".
Moraleja: ¡nunca llegues tarde!..La puntualidad es un hábito valioso!!
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27 marzo 2015
Silencio
Sucedió en agosto de 2003. Era un día caluroso de verano, como otro
cualquiera. Mi hijo había salido y yo estaba sola en casa haciendo cosas
cuando, de repente, me di cuenta…
¿De qué te diste cuenta?
De que en la cabeza tenía «silencio». Sí, «silencio». Era algo raro. ¿Qué había sido de mis pensamientos? Había un espacio, un intervalo entre los pensamientos que les daba un aspecto de estar en segundo plano, como si ya no me pertenecieran o como si, al menos, ya no me poseyesen. Me sentía muy ligera, muy a gusto. Me sentía conectada conmigo misma, en total sintonía, como nunca antes: conectada con algo que no conseguía explicar ni describir con palabras… Era «silencio».
Me pregunté qué me había sucedido y empecé a tomar notas.
¿Y…?
Era como si hubiera cambiado mi forma de funcionar por dentro. De repente, fue como si me hubiera caído un rayo encima; como si algo se me hubiera echado encima, sin haberlo visto venir, y se hubiese apoderado de mí sin darme cuenta. Esa «cosa» que no se puede describir con palabras se había apoderado de todo.
Yolande Duran / Laurence Vidal
(El Silencio Sana)
¿De qué te diste cuenta?
De que en la cabeza tenía «silencio». Sí, «silencio». Era algo raro. ¿Qué había sido de mis pensamientos? Había un espacio, un intervalo entre los pensamientos que les daba un aspecto de estar en segundo plano, como si ya no me pertenecieran o como si, al menos, ya no me poseyesen. Me sentía muy ligera, muy a gusto. Me sentía conectada conmigo misma, en total sintonía, como nunca antes: conectada con algo que no conseguía explicar ni describir con palabras… Era «silencio».
Me pregunté qué me había sucedido y empecé a tomar notas.
¿Y…?
Era como si hubiera cambiado mi forma de funcionar por dentro. De repente, fue como si me hubiera caído un rayo encima; como si algo se me hubiera echado encima, sin haberlo visto venir, y se hubiese apoderado de mí sin darme cuenta. Esa «cosa» que no se puede describir con palabras se había apoderado de todo.
Yolande Duran / Laurence Vidal
(El Silencio Sana)
26 marzo 2015
El niño que pudo hacerlo ...
Dos niños llevaban toda la
mañana patinando sobre un lago helado cuando, de pronto, el hielo se
rompió y uno de ellos cayó al agua. La
corriente interna lo desplazó unos metros por debajo de la parte helada,
por lo que para salvarlo la única opción que había era romper la capa
que lo cubría.
Su amigo comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero al ver que nadie acudía buscó rápidamente una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas.
Golpeó, golpeó y golpeó hasta que con-siguió abrir una grieta por la que metió el brazo para agarrar a su compañero y salvarlo.
A los pocos minutos, avisados por los vecinos que habían oído los gritos de socorro, llegaron los bomberos.
Cuando les contaron lo ocurrido, no paraban de preguntarse cómo aquel niño tan pequeño había sido capaz de romper una capa de hielo tan gruesa.
-Es imposible que con esas manos lo haya logrado, es imposible, no tiene la fuerza suficiente ¿cómo ha podido conseguirlo? -comentaban entre ellos.
Un anciano que estaba por los alrededores, al escuchar la conversación, se acercó a los bomberos.
-Yo sí sé cómo lo hizo -dijo.
-¿Cómo? -respondieron sorprendidos.
-No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.
Su amigo comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero al ver que nadie acudía buscó rápidamente una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas.
Golpeó, golpeó y golpeó hasta que con-siguió abrir una grieta por la que metió el brazo para agarrar a su compañero y salvarlo.
A los pocos minutos, avisados por los vecinos que habían oído los gritos de socorro, llegaron los bomberos.
Cuando les contaron lo ocurrido, no paraban de preguntarse cómo aquel niño tan pequeño había sido capaz de romper una capa de hielo tan gruesa.
-Es imposible que con esas manos lo haya logrado, es imposible, no tiene la fuerza suficiente ¿cómo ha podido conseguirlo? -comentaban entre ellos.
Un anciano que estaba por los alrededores, al escuchar la conversación, se acercó a los bomberos.
-Yo sí sé cómo lo hizo -dijo.
-¿Cómo? -respondieron sorprendidos.
-No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.
24 marzo 2015
Temía estar solo...
Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mi mismo.
Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso si no lo intento.
Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mi.
Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso si no lo intento.
Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mi.
Temía que me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo.
Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.
Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.
Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.
Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mi mismo.
Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.
Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más.
Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.
Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
Si nos sentimos desfallecer no olvidemos que al final
Siempre, siempre hay algo más!
Ernest Hemingway
Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.
Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.
Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.
Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mi mismo.
Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.
Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más.
Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.
Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
Si nos sentimos desfallecer no olvidemos que al final
Siempre, siempre hay algo más!
Ernest Hemingway
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18 marzo 2015
El deseo de morir es el deseo de vivir, disfrazado.
La urgencia de morir es la urgencia de desaparecer como un yo separado, desaparecer en la inmensidad del Ser, descansar profundamente, como nunca antes lo habíamos hecho. Es la ola anhelando su regreso al océano.... olvidando que nunca se separó de él, en primer lugar. Es un inocente error que se corrige con un poco de investigación.
El deseo de morir no es algo negativo, enfermo, oscuro o pecaminoso, se trata más bien de algo sumamente mal interpretado, ¡eso tenlo por seguro! Ignoramos el deseo, lo alejamos, lo ocultamos, lo medicamos, lo mantenemos en secreto, tratamos de adormecernos a él o incluso hacemos el intento de filosofar sobre la idea con tal de que desaparezca. Hay mucha VERGÜENZA asociada a este deseo, demasiada culpa. Pero cuando es reconocido, honrado, escuchado, incluso el impulso suicida, la urgencia de deshacernos de nuestra falsa piel, contiene infinita inteligencia. ¡Todos los sentimientos lo hacen!
Porque en secreto, el deseo de morir es el deseo de despertar, de volver a la vida, de dejar de definirnos como un cuerpo-mente separado, de recordar nuestra naturaleza original, ¡inmensa y libre! Es la urgencia de desaparecer el falso 'mí' (ego, yo, persona) dejar de pretender ser algo que no somos, soltar todo aquello que es de segunda mano y poco auténtico, y vivir, realmente vivir, valiente y libremente, como la consciencia misma, ¡llenos de vida y potencial y creatividad cósmica!
El deseo de morir no es nuestro enemigo - no es algo que deba ser aniquilado o algo a lo que debamos tenerle miedo. Este deseo contiene un profundo mensaje de despertar y cambio. Dice, grita: "¡Tú no estás limitado por lo que crees ser! ¡Eres un hijo del Universo, recuerda, merecedor de todas sus riquezas! ¡Sólo lo falso puede morir, y tú no puedes ser falso!" ¿Somos capaces de escuchar su llamado? ¿Podemos escuchar, realmente escuchar?
La ola no puede volver al océano, no puede llegar a Casa. ¡Nunca estuvo separada de Casa, en primer lugar! Tú ya eres Oceánico, amigo, y el verdadero suicidio no es terminar con el cuerpo-mente, sino recordar tu original e inmaculada naturaleza, aquí y ahora, ¡más allá de los estragos del tiempo!
¡VIVE!, ¡VIVE!, ¡VIVE! ¡NO TIENES NADA QUE PERDER!
Jeff Foster
El deseo de morir no es algo negativo, enfermo, oscuro o pecaminoso, se trata más bien de algo sumamente mal interpretado, ¡eso tenlo por seguro! Ignoramos el deseo, lo alejamos, lo ocultamos, lo medicamos, lo mantenemos en secreto, tratamos de adormecernos a él o incluso hacemos el intento de filosofar sobre la idea con tal de que desaparezca. Hay mucha VERGÜENZA asociada a este deseo, demasiada culpa. Pero cuando es reconocido, honrado, escuchado, incluso el impulso suicida, la urgencia de deshacernos de nuestra falsa piel, contiene infinita inteligencia. ¡Todos los sentimientos lo hacen!
Porque en secreto, el deseo de morir es el deseo de despertar, de volver a la vida, de dejar de definirnos como un cuerpo-mente separado, de recordar nuestra naturaleza original, ¡inmensa y libre! Es la urgencia de desaparecer el falso 'mí' (ego, yo, persona) dejar de pretender ser algo que no somos, soltar todo aquello que es de segunda mano y poco auténtico, y vivir, realmente vivir, valiente y libremente, como la consciencia misma, ¡llenos de vida y potencial y creatividad cósmica!
El deseo de morir no es nuestro enemigo - no es algo que deba ser aniquilado o algo a lo que debamos tenerle miedo. Este deseo contiene un profundo mensaje de despertar y cambio. Dice, grita: "¡Tú no estás limitado por lo que crees ser! ¡Eres un hijo del Universo, recuerda, merecedor de todas sus riquezas! ¡Sólo lo falso puede morir, y tú no puedes ser falso!" ¿Somos capaces de escuchar su llamado? ¿Podemos escuchar, realmente escuchar?
La ola no puede volver al océano, no puede llegar a Casa. ¡Nunca estuvo separada de Casa, en primer lugar! Tú ya eres Oceánico, amigo, y el verdadero suicidio no es terminar con el cuerpo-mente, sino recordar tu original e inmaculada naturaleza, aquí y ahora, ¡más allá de los estragos del tiempo!
¡VIVE!, ¡VIVE!, ¡VIVE! ¡NO TIENES NADA QUE PERDER!
Jeff Foster
16 marzo 2015
Lo que los viajes me han enseñado sobre la religión
Hablar de religión es meterse en la arena movediza. Es un campo de batalla donde fácilmente se hieren susceptibilidades y donde nos aterra escuchar lo que otros tienen que decir. Antes de cualquier cosa debo aclarar que la intención de este post no va más allá de compartir mi propia búsqueda y lo que he encontrado en el camino. Aquí hablaré de mi experiencia, de lo que he aprendido a través de mis vivencias como viajero y todas mis anotaciones serán a título personal en el entendido que vivimos en un mundo en movimiento al igual que el pensamiento y las ideas.
Yo como la mayoría de los mexicanos crecí en una familia conservadora, donde la religión influye mucho más en el aspecto cultural y social que en el espiritual. Acudí a un colegio de hermanos Maristas 10 años de mi vida y además de matemáticas, física y química tenía materia de religión. Nadie me dio a escoger, desde pequeño me dijeron en qué creer sin darme más explicaciones que el temor al infierno. Comulgaba cada viernes primero y confesaba mis “pecados” a sacerdotes que sentía mis abuelos y me interrogaban con perversas preguntas.
Dentro de todo fue una época genial en mi vida. Nunca cuestioné mi fe y acudí a retiros espirituales donde estaban prohibidos los relojes -en esa época no había ipods ni esas cosas- y donde rompían figuras de Cristo culpándonos de su dolor por faltarle al respeto a nuestros padres. Me sabía la historia completa de Marcelino Champagnat y hasta en algún momento sentí la vocación de seminarista o hermano de la congregación aunque no duró mucho.
Un día tocaron a la puerta de casa de mis padres un grupo de Testigos de Jehová. Yo contesté el interfon y les pasé a mi madre para que hablaran con ella pues yo no entendía exactamente que querían. Mi madre les colgó y me dijo que nunca le abriera a esa gente, que eran personas que no creían en Dios y que su única intención era convencernos de pensar como ellos. Lo cuál significaría irse directo a la casa del diablo, el hogar para todos los no creyentes.
Esas frases despertaron mi temor y curiosidad por igual. Fue la primera vez que supe que había en el mundo personas con otra creencias.
Varios años después visité la India en un viaje que me transformó la vida. Puede conocer templos hindúes, musulmanes, jainistas, budistas, cristianos, incluso hay un templo en Delhi dedicado a todas las religiones. En el transcurso del viaje me impactó ver como la gente le rezaba con fervor a un Dios con cara de elefante, cómo los musulmanes se lavaban antes de entrar a la mezquita y rechazaban adorar imágenes y como los jainistas se cubrían la boca con una tela para no inhalar ni una mosca y matarla por error.
Pocos días después ya en Camboya mientras observaba la selva desde los templos de Angkor Wat un joven monje budista se acercó a mi para practicar su inglés -que no era peor que el mío- comenzó a hacerme preguntas sobre mi país, mi familia y trabajo hasta que llegamos al tema de la religión. Me preguntó cuanta gente en México seguía la enseñanzas de Buda. Yo le contesté que muy poca, que la gran mayoría de la gente mexicana seguía el camino de Jesús. Me miró como si le hablara en Chino. Le hice un breve resumen de la historia de Jesús y la religión católica mientras el “monjecito” abría los ojos cada vez que algo le parecía… digamos extravagante. Me preguntó con asombro ¿Entonces los católicos no meditan?…no supe que contestar. Mientras hablaba con él no podía quitar de mi cabeza la imagen de todo lo que había escuchado desde niño sobre las personas de otras religiones, la lógica me decía que ese monje se iría al infierno pues yo acababa de presentarle a Jesucristo y el no mostraba el más mínimo interés de cambiar la meditación por los padres nuestros. En ese momento cuestioné mi fe.
No podía entender porqué Dios castigaría a alguien que decidía creer en otro cosa. Antes de emitir cualquier juicio, intenté abrir mi mente, analizar y cuestionar todo. Quizá mi educación religiosa había sido impartida de forma incorrecta, quizá algunos métodos no eran del todo efectivos. Mi mente era demasiado joven y poco experimentada para obtener una respuesta y creo que aún lo es.
Poco a poco con cada uno de mis viajes he descubierto el apasionante mundo religioso desde un aspecto -debo decirlo- cultural. Los humanos creemos en un Dios con mil caras, los sintoístas lo ven en la naturaleza, los hinduístas en sus millones de dioses míticos y los aztecas lo veían en Quetzalcóatl y Huitzilopochtli. Pero en el fondo de las cosas creo que todo es exactamente lo mismo.
Incluso he llegado a imaginar a los egipcios adorando al sol y ¿cómo no?. Imaginen que no saben nada de nada en la vida y de repente aparece en el horizonte una bola incandescente que produce calor y lo ilumina todo, sonríen y saltan felices hasta que esa misma bola decide desaparecer por el lado opuesto de donde llegó horas antes. Yo no se ustedes pero a mi me saldría la más profunda y honesta petición a ese objeto de que vuelva a darme calor e iluminar mis días. Los egipcios llamaban Ra a el sol y significa “Gran Dios”. Hoy en día la ciencia nos ha enseñado lo que es el sistema solar y hasta hemos descubierto miles y miles de galaxias como la nuestra, por lo que ese Dios Ra ha quedado prácticamente abandonado.
Las religiones van de la mano con la historia, todas forman parte vital de los acontecimientos del mundo a lo largo de miles de años. Las religiones han provocado guerras y salvado vidas, han hecho feliz e infeliz a mucha gente, le han arreglado y fastidiado la existencia a muchas otras y le dan color a la paleta folklórica de nuestro planeta. Impresionantes muestras de fe se llevan a cabo en todo el mundo, desde la peregrinación a la virgen de Guadalupe hasta los enormes rezos en La Meca. Cada uno tiene su razón de ser y cada ser humano tiene distintas necesidades.
Me parece fascinante el mundo de las religiones y aún no tengo los conocimientos para criticarlo o analizarlo a profundidad. Creo que todos necesitamos creer y buscamos en miles de formas reafirmar nuestra fe en algo que esté más allá de nuestras manos. En algo divino.
Ahora bien, me resulta curioso los estudios que se han hecho en naciones con bajos índices religiosos. Países como Noruega, Suecia incluso Canadá han dado paso al desarrollo y la educación y la fe ha quedado a un lado o prácticamente ignorada. Sin embargo estos países han arrojado datos por demás interesantes, bajos niveles de crimen, mayor nivel de educación incluso niveles más altos de felicidad.
La misma España que estuviera gobernada por los famosos reyes católicos y fue uno de los países que más derramó sangre en nombre de la fe es ahora un valioso cúmulo de iglesias museo a las que asisten más turistas que fieles.
Cito a Greg Graffin profesor de ciencias en UCLA, vocalista de la banda Bad Religion y autor del libro “Anarchy Evolution: Faith, Science, and Bad Religion in a World Without God”
-Países con altos porcentajes de no creyentes están entre los más libres, más estables, mejor educados y más saludables del planeta. Cuando las naciones son calificados de acuerdo al índice de desarrollo humano, que mide factores como esperanza de vida, alfabetización, y seguimiento de la educación, los cinco países en los primeros lugares -Noruega, Suecia, Australia, Canada y Los Países Bajos- todos tienen altos niveles de no creyentes. Los cincuenta países en los últimos lugares del ranking, todos son fervientemente religiosos; aquellos con los más altos niveles de igualdad de género son de los menos religiosos. Estas asociaciones no dicen nada acerca de si el ateísmo conlleva a indicadores sociales positivos o de manera contraria. Pero la idea de que el ateísmo es de alguna forma menos moral, menos honesto o menos confiable ha sido descartado estudio tras estudio.-
La posición del maestro Greg me parece digna de dedicarle tiempo de análisis y estudio. Qué tanto creemos por miedo y qué tanto por que realmente creemos?
Fue al enfrentarme a tantas y tan variadas formas de fe, que supuse que algo estaba mal con la mía. Se me había dicho que no hay otra verdad más que Jesús pero tenía yo enfrente a miles de personas rezándole a un Dios con forma de mono. Se me había enseñado a jamás cuestionar mi fe, pero me daba cuenta que al cuestionarla podía fortalecerla. Por momentos tuve miedo, me sentí culpable por conocer nuevas creencias, me sentí mal por descubrir por medio de la historia que algunas cosas no eran del todo como las contaban. Me sentí de repente, como si tuviera en frente una mesa con distintos pasteles entre los cuales estaba el que siempre había comido, pero ahora podía elegir.
No elegí, no me cambié de religión ni se fortaleció la que ya tenía. En su lugar decidí trabajar en mi tolerancia y abrazar a cada persona que conociera sin importar su creencia. Me convencí entonces de que ninguno de mis amigos budistas o hinduistas se iban a ir al infierno. Al contrario! es ahí, en el vencer mis miedos y culpas donde realmente debe estar Dios, en el amor. Quizá yo había adoptado a las instituciones religiosas como objetos de fe dándoles un carácter divino en lugar de una institución de inspiración divina. Quizá me había empeñado en ser más religioso que espiritual. No lo se. Pero viajar me ha ayudado poco a poco a entender la diferencia. Y hoy me siento lejos de las instituciones religiosas pero más cerca de Dios que nunca.
Yo no se quien tenga la razón y cuál es la verdad absoluta. Y no es mi intención cambiar las creencias de que quienes me leen. Pero me da curiosidad pensar que pasará en un futuro y hacia a dónde apunta la evolución humana. Y aunque personalmente no creo en instituciones, no puedo negar que en cada ocasión que entro a un templo, a una mezquita, a un santuario, me estremece la fe y la energía de la gente que mira al cielo con agradecimiento y la esperanza de tener una vida mejor cada día.
Alan Estrada
Tomado de: http://www.alanxelmundo.com/2013/08/30/lo-que-los-viajes-me-han-ensenado-sobre-la-religion/
Yo como la mayoría de los mexicanos crecí en una familia conservadora, donde la religión influye mucho más en el aspecto cultural y social que en el espiritual. Acudí a un colegio de hermanos Maristas 10 años de mi vida y además de matemáticas, física y química tenía materia de religión. Nadie me dio a escoger, desde pequeño me dijeron en qué creer sin darme más explicaciones que el temor al infierno. Comulgaba cada viernes primero y confesaba mis “pecados” a sacerdotes que sentía mis abuelos y me interrogaban con perversas preguntas.
Dentro de todo fue una época genial en mi vida. Nunca cuestioné mi fe y acudí a retiros espirituales donde estaban prohibidos los relojes -en esa época no había ipods ni esas cosas- y donde rompían figuras de Cristo culpándonos de su dolor por faltarle al respeto a nuestros padres. Me sabía la historia completa de Marcelino Champagnat y hasta en algún momento sentí la vocación de seminarista o hermano de la congregación aunque no duró mucho.
Un día tocaron a la puerta de casa de mis padres un grupo de Testigos de Jehová. Yo contesté el interfon y les pasé a mi madre para que hablaran con ella pues yo no entendía exactamente que querían. Mi madre les colgó y me dijo que nunca le abriera a esa gente, que eran personas que no creían en Dios y que su única intención era convencernos de pensar como ellos. Lo cuál significaría irse directo a la casa del diablo, el hogar para todos los no creyentes.
Esas frases despertaron mi temor y curiosidad por igual. Fue la primera vez que supe que había en el mundo personas con otra creencias.
Varios años después visité la India en un viaje que me transformó la vida. Puede conocer templos hindúes, musulmanes, jainistas, budistas, cristianos, incluso hay un templo en Delhi dedicado a todas las religiones. En el transcurso del viaje me impactó ver como la gente le rezaba con fervor a un Dios con cara de elefante, cómo los musulmanes se lavaban antes de entrar a la mezquita y rechazaban adorar imágenes y como los jainistas se cubrían la boca con una tela para no inhalar ni una mosca y matarla por error.
Pocos días después ya en Camboya mientras observaba la selva desde los templos de Angkor Wat un joven monje budista se acercó a mi para practicar su inglés -que no era peor que el mío- comenzó a hacerme preguntas sobre mi país, mi familia y trabajo hasta que llegamos al tema de la religión. Me preguntó cuanta gente en México seguía la enseñanzas de Buda. Yo le contesté que muy poca, que la gran mayoría de la gente mexicana seguía el camino de Jesús. Me miró como si le hablara en Chino. Le hice un breve resumen de la historia de Jesús y la religión católica mientras el “monjecito” abría los ojos cada vez que algo le parecía… digamos extravagante. Me preguntó con asombro ¿Entonces los católicos no meditan?…no supe que contestar. Mientras hablaba con él no podía quitar de mi cabeza la imagen de todo lo que había escuchado desde niño sobre las personas de otras religiones, la lógica me decía que ese monje se iría al infierno pues yo acababa de presentarle a Jesucristo y el no mostraba el más mínimo interés de cambiar la meditación por los padres nuestros. En ese momento cuestioné mi fe.
No podía entender porqué Dios castigaría a alguien que decidía creer en otro cosa. Antes de emitir cualquier juicio, intenté abrir mi mente, analizar y cuestionar todo. Quizá mi educación religiosa había sido impartida de forma incorrecta, quizá algunos métodos no eran del todo efectivos. Mi mente era demasiado joven y poco experimentada para obtener una respuesta y creo que aún lo es.
Poco a poco con cada uno de mis viajes he descubierto el apasionante mundo religioso desde un aspecto -debo decirlo- cultural. Los humanos creemos en un Dios con mil caras, los sintoístas lo ven en la naturaleza, los hinduístas en sus millones de dioses míticos y los aztecas lo veían en Quetzalcóatl y Huitzilopochtli. Pero en el fondo de las cosas creo que todo es exactamente lo mismo.
Incluso he llegado a imaginar a los egipcios adorando al sol y ¿cómo no?. Imaginen que no saben nada de nada en la vida y de repente aparece en el horizonte una bola incandescente que produce calor y lo ilumina todo, sonríen y saltan felices hasta que esa misma bola decide desaparecer por el lado opuesto de donde llegó horas antes. Yo no se ustedes pero a mi me saldría la más profunda y honesta petición a ese objeto de que vuelva a darme calor e iluminar mis días. Los egipcios llamaban Ra a el sol y significa “Gran Dios”. Hoy en día la ciencia nos ha enseñado lo que es el sistema solar y hasta hemos descubierto miles y miles de galaxias como la nuestra, por lo que ese Dios Ra ha quedado prácticamente abandonado.
Las religiones van de la mano con la historia, todas forman parte vital de los acontecimientos del mundo a lo largo de miles de años. Las religiones han provocado guerras y salvado vidas, han hecho feliz e infeliz a mucha gente, le han arreglado y fastidiado la existencia a muchas otras y le dan color a la paleta folklórica de nuestro planeta. Impresionantes muestras de fe se llevan a cabo en todo el mundo, desde la peregrinación a la virgen de Guadalupe hasta los enormes rezos en La Meca. Cada uno tiene su razón de ser y cada ser humano tiene distintas necesidades.
Me parece fascinante el mundo de las religiones y aún no tengo los conocimientos para criticarlo o analizarlo a profundidad. Creo que todos necesitamos creer y buscamos en miles de formas reafirmar nuestra fe en algo que esté más allá de nuestras manos. En algo divino.
Ahora bien, me resulta curioso los estudios que se han hecho en naciones con bajos índices religiosos. Países como Noruega, Suecia incluso Canadá han dado paso al desarrollo y la educación y la fe ha quedado a un lado o prácticamente ignorada. Sin embargo estos países han arrojado datos por demás interesantes, bajos niveles de crimen, mayor nivel de educación incluso niveles más altos de felicidad.
La misma España que estuviera gobernada por los famosos reyes católicos y fue uno de los países que más derramó sangre en nombre de la fe es ahora un valioso cúmulo de iglesias museo a las que asisten más turistas que fieles.
Cito a Greg Graffin profesor de ciencias en UCLA, vocalista de la banda Bad Religion y autor del libro “Anarchy Evolution: Faith, Science, and Bad Religion in a World Without God”
-Países con altos porcentajes de no creyentes están entre los más libres, más estables, mejor educados y más saludables del planeta. Cuando las naciones son calificados de acuerdo al índice de desarrollo humano, que mide factores como esperanza de vida, alfabetización, y seguimiento de la educación, los cinco países en los primeros lugares -Noruega, Suecia, Australia, Canada y Los Países Bajos- todos tienen altos niveles de no creyentes. Los cincuenta países en los últimos lugares del ranking, todos son fervientemente religiosos; aquellos con los más altos niveles de igualdad de género son de los menos religiosos. Estas asociaciones no dicen nada acerca de si el ateísmo conlleva a indicadores sociales positivos o de manera contraria. Pero la idea de que el ateísmo es de alguna forma menos moral, menos honesto o menos confiable ha sido descartado estudio tras estudio.-
La posición del maestro Greg me parece digna de dedicarle tiempo de análisis y estudio. Qué tanto creemos por miedo y qué tanto por que realmente creemos?
Fue al enfrentarme a tantas y tan variadas formas de fe, que supuse que algo estaba mal con la mía. Se me había dicho que no hay otra verdad más que Jesús pero tenía yo enfrente a miles de personas rezándole a un Dios con forma de mono. Se me había enseñado a jamás cuestionar mi fe, pero me daba cuenta que al cuestionarla podía fortalecerla. Por momentos tuve miedo, me sentí culpable por conocer nuevas creencias, me sentí mal por descubrir por medio de la historia que algunas cosas no eran del todo como las contaban. Me sentí de repente, como si tuviera en frente una mesa con distintos pasteles entre los cuales estaba el que siempre había comido, pero ahora podía elegir.
No elegí, no me cambié de religión ni se fortaleció la que ya tenía. En su lugar decidí trabajar en mi tolerancia y abrazar a cada persona que conociera sin importar su creencia. Me convencí entonces de que ninguno de mis amigos budistas o hinduistas se iban a ir al infierno. Al contrario! es ahí, en el vencer mis miedos y culpas donde realmente debe estar Dios, en el amor. Quizá yo había adoptado a las instituciones religiosas como objetos de fe dándoles un carácter divino en lugar de una institución de inspiración divina. Quizá me había empeñado en ser más religioso que espiritual. No lo se. Pero viajar me ha ayudado poco a poco a entender la diferencia. Y hoy me siento lejos de las instituciones religiosas pero más cerca de Dios que nunca.
Yo no se quien tenga la razón y cuál es la verdad absoluta. Y no es mi intención cambiar las creencias de que quienes me leen. Pero me da curiosidad pensar que pasará en un futuro y hacia a dónde apunta la evolución humana. Y aunque personalmente no creo en instituciones, no puedo negar que en cada ocasión que entro a un templo, a una mezquita, a un santuario, me estremece la fe y la energía de la gente que mira al cielo con agradecimiento y la esperanza de tener una vida mejor cada día.
Alan Estrada
Tomado de: http://www.alanxelmundo.com/2013/08/30/lo-que-los-viajes-me-han-ensenado-sobre-la-religion/
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13 marzo 2015
Tres consejos
Una pareja de recién casados era muy pobre y vivía de los favores en un pueblito del interior.
Un día el marido le hizo la siguiente propuesta a su esposa:
"Querida yo voy a salir de la casa, voy a viajar bien lejos, buscaré un empleo y trabajaré hasta tener condiciones para regresar y darte una vida más cómoda y digna. No sé cuanto tiempo voy a estar lejos, solo te pido una cosa, que me esperes y mientras yo esté lejos, me seas fiel, pues yo te seré fiel."
Así, siendo joven aún, camino muchos días a pie, hasta encontrar a un hacendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda. El joven llegó y se ofreció para trabajar y fue aceptado, pidió hacer un trato con su jefe, el cual fue aceptado también, el pacto fue el siguiente:
- "Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre que debo irme, el señor me libera de mis obligaciones: Yo no quiero recibir mi salario, le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorro hasta el día en que me vaya, el día que yo salga, usted me dará el dinero que yo haya ganado." Estando ambos de acuerdo.
Aquel joven trabajó durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso. Después de veinte años se acercó a su patrón y le dijo:
"Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa."
El patrón le respondió: "Muy bien, hicimos un pacto y voy a cumplirlo, solo que antes quiero hacerte una propuesta, ¿está bien? Yo te doy tu dinero y tú te vas, o te doy tres consejos y no te doy el dinero y te vas. Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa. Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta."
El pensó durante dos días, busco al patrón y le dijo: "QUIERO LOS TRES CONSEJOS"
El patrón le recordó: "Si te doy los consejos, no te doy el dinero."
Y el empleado respondió:
"Quiero los consejos"
El patrón entonces le aconsejo:
1. NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA, caminos más cortos y desconocidos te pueden costar la vida.
2. NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL, pues la curiosidad por el mal puede ser fatal.
3. NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, pues puedes arrepentirte demasiado tarde.
Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no era tan joven, así:
"AQUÍ TIENES TRES PANES, dos para comer durante el viaje y el tercero es para comer con tu esposa cuando llegues a tu casa."
El hombre entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos de su casa y de su esposa que el tanto amaba. Después del primer día de viaje, encontró una persona que lo saludo y le pregunto:
-"¿Para dónde vas?"
El le respondió: "Voy para un camino muy distante que queda a más de veinte días de caminata por esta carretera."
La persona le dijo entonces: "Joven, este camino es muy largo, yo conozco un atajo con el cual llegaras en pocos días".
El joven contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se acordó del primer consejo, "NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. CAMINOS MÁS CORTOS Y DESCONOCIDOS TE PUEDEN COSTAR LA VIDA " Entonces se alejó de aquel atajo y volvió a seguir por el camino normal. Dos días después se enteró de otro viajero que había tomado el atajo y lo asaltaron, lo golpearon y le robaron toda su ropa. Ese atajo llevaba a una emboscada.
Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró una pensión a la vera de la carretera. Era muy tarde en la noche y parecía que todos dormían, pero una mujer malencarada le abrió la puerta y lo atendió.
Como estaba tan cansado, tan solo le pagó la tarifa del día sin preguntar nada, y después de tomar un baño se acostó a dormir. De madrugada se levantó asustado al escuchar un grito aterrador.
Se puso de pié de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir hacia donde escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo. " NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL PUES LA CURIOSIDAD POR EL MAL PUEDE SER FATAL"
Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le pregunto si no había escuchado un grito y él le contesto que sí lo había escuchado. El dueño de la posada de pregunto: ¿Y no sintió curiosidad?
El le contesto que no. A lo que el dueño les respondió: Ud. Ha tenido suerte en salir vivo de aquí, pues en las noches nos acecha una mujer maleante con crisis de locura, que grita horriblemente y cuando el huésped sale a enterarse de qué está pasando, lo mata, lo entierra en el quintal, y luego se esfuma.
El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.
Después de muchos días y noches de caminata… ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa, camino y vio entre los arbustos la silueta de su esposa. Estaba anocheciendo, pero alcanzó a ver que ella no estaba sola.
Anduvo un poco más y vio que ella tenía en sus piernas, un hombre al que estaba acariciando los cabellos. Cuando vio aquella escena, su corazón se llenó de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad. Respiró profundo, apresuró sus pasos, cuando recordó el tercer consejo. "NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, PUES PUEDES ARREPENTIRTE DEMASIADO TARDE"
Entonces se paró y reflexionó, decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al amanecer ya con la cabeza fría, el dijo: "¡NO VOY A MATAR A MI ESPOSA! Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta. Sólo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fie."
Se dirigió a la puerta de la casa y tocó. Cuando la esposa le abre la puerta y lo reconoce, se cuelga de su cuello y lo abraza afectuosamente.
El trata de quitársela de arriba, pero no lo consigue. Entonces con lágrimas en los ojos le dice: "Yo te fui fiel y tú me traicionaste... Ella espantada le responde: "¿Cómo? yo nunca te traicioné, te esperé durante veinte años."
El entonces le preguntó: "Y quién era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde?
Y ella le contestó: "AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO. Cuando te fuiste, descubrí que estaba embarazada. Hoy el tiene veinte años de edad.
Entonces el marido entró, conoció, abrazó a su hijo y les contó toda su historia, en cuanto su esposa preparaba la cena. Se sentaron a comer el último pan juntos. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO, CON LÁGRIMAS DE EMOCIÓN, el partió el pan y al abrirlo, se encontró todo su dinero, el pago de sus veinte años de dedicación.
Solo el sabio acepta el consejo del humilde.
09 marzo 2015
Nuestro legado
Cada momento que vivimos en este cuerpo, en esta manifestación, estamos emitiendo energía. La palabra sánscrita para referirse a esto es karma, que significa "acción". El karma es la acción de tus pensamientos, de tu habla y de tu cuerpo. Un pensamiento es una acción, porque tiene la energía y el poder de influir en las cosas. Cuando generas un pensamiento compasivo, comprensivo y amoroso, ese pensamiento tiene el poder de sanar tu cuerpo, tu mente y el mundo. Y si, por el contrario, produces un pensamiento de odio, ira o desesperación, ese pensamiento no solo tiene efectos sobre nosotros, sino también sobre el mundo. Puede provocar tu propia destrucción y destruir muchas vidas.
Imagina una nación que crea un pensamiento colectivo de ira y miedo y decide ir a la guerra. Todo el país genera entonces un miedo y una ira colectivos que pueden provocar una gran destrucción. El karma es muy poderoso. Los pensamientos y sentimientos que emitimos al mundo tienen un efecto muy poderoso. Todo pensamiento que producimos, todo lo que decimos y todo lo que hacemos es una acción. Y las acciones son interminables, pueden transformarse, pero como sucede con la nube, jamás desaparecen.
Tenemos que reconocer el poder de nuestro karma y dirigir nuestra intención para producir pensamientos, palabras y acciones atentas y orientadas hacia nuestra curación y hacia la curación de la Tierra.
Thich Nhat Hahn
(Un canto de amor a la Tierra)
Imagina una nación que crea un pensamiento colectivo de ira y miedo y decide ir a la guerra. Todo el país genera entonces un miedo y una ira colectivos que pueden provocar una gran destrucción. El karma es muy poderoso. Los pensamientos y sentimientos que emitimos al mundo tienen un efecto muy poderoso. Todo pensamiento que producimos, todo lo que decimos y todo lo que hacemos es una acción. Y las acciones son interminables, pueden transformarse, pero como sucede con la nube, jamás desaparecen.
Tenemos que reconocer el poder de nuestro karma y dirigir nuestra intención para producir pensamientos, palabras y acciones atentas y orientadas hacia nuestra curación y hacia la curación de la Tierra.
Thich Nhat Hahn
(Un canto de amor a la Tierra)
08 marzo 2015
Mujeres
Hoy se celebra el día internacional de la mujer trabajadora... y pues yo me pregunto, ¿qué mujer no trabaja? Todas lo hacemos de una manera o de otra. Bueno, esta fecha se celebra desde 1911, en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza (pedían el derecho de voto y el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral). Posteriormente un evento en en ese mismo año pero en New York en donde murieron mas de 140 mujeres en el incendio de una fábrica de camisas debido a las malas condiciones de trabajo, y ese evento también trajo un cambio en la legislación laboral de EUA. Y a partir de entonces en diferentes países se fue celebrando el día de la mujer. Pero es hasta 1975 que la ONU instituye este día como el día internacional de la mujer.
Pues hoy yo quiero celebrar a todas las hermosas mujeres que han rodeado mi vida, mi madre Ludivina es un ejemplo indiscutible de trabajo, amor y compasión, pero también lo han sido mis abuelas (Maria y Manuela), mis bisabuelas (conocí a Matilde y Candelaria), mis tías-abuelas (las Zárate), maestras, tías, primas, cuñadas, compañeras de escuela, de trabajo, y ahora también mis sobrinas, y mis grandes amigas, algunas virtuales también... Por todas ustedes que siempre dejan un poco de sí en mi, y se llevan también un poco de mí... Pido a Dios que siempre valoren su trabajo en todos los sentidos, y que se amen mucho para que puedan amar también todo lo que hacen.
Pues hoy yo quiero celebrar a todas las hermosas mujeres que han rodeado mi vida, mi madre Ludivina es un ejemplo indiscutible de trabajo, amor y compasión, pero también lo han sido mis abuelas (Maria y Manuela), mis bisabuelas (conocí a Matilde y Candelaria), mis tías-abuelas (las Zárate), maestras, tías, primas, cuñadas, compañeras de escuela, de trabajo, y ahora también mis sobrinas, y mis grandes amigas, algunas virtuales también... Por todas ustedes que siempre dejan un poco de sí en mi, y se llevan también un poco de mí... Pido a Dios que siempre valoren su trabajo en todos los sentidos, y que se amen mucho para que puedan amar también todo lo que hacen.
Las quiero y las abrazo con mucho cariño
06 marzo 2015
La pequeña ola perdida
Érase una vez una pequeña ola que se
sentía cansada e inquieta, desgastada por el ir y venir entre el
horizonte y la costa. Un día oyó hablar de un Gran Océano, donde no
había que deambular inquieta a merced de las mareas, donde todo estaba
tranquilo y lleno de amor. En ella surgió un gran deseo de encontrar ese
lugar pacífico, pero no sabía por dónde empezar.
-¿Sabes el camino hacia el Gran Océano? –preguntó a las otras olas que pasaban.
Otra ola, una Anciana muy cargada de algas, le dijo:
-He oído hablar de ese Océano, pero está muy lejos, y harán falta muchas vidas para llegar a él.
Otra ola comentó:
-He oído que si somos olas muy bondadosas y amables, y si vivimos vidas muy, muy buenas, entonces, cuando morimos, nos encontraremos en el Gran Océano.
-Todas estáis erradas, ese Océano no existe –añadió cínicamente una ola ondulante.
-¡Oye! ¡Ven conmigo! –le llamó una ola fresca con voz amistosa-. Conozco a una ola sabia que ha estado en el Gran Océano y lo conoce bien. ¡Te la presentaré!
Y salieron para allá.
Al irse, otra ola refunfuñó:
-¡Niños locos! ¿Por qué desperdiciar tanta energía buscando lugares míticos? ¿Por qué no contentarse con lo que tienes?
Pronto llegaron a la morada de la ola sabia.
-Por favor, ola sabia, ¿puedes mostrarme el Gran Océano? –imploró la pequeña ola.
La ola sabia se echó a reír en profundas y cálidas ráfagas que salpicaban la superficie del agua.
-¿Qué imaginas que es el Gran Océano, hija mía?
-He oído que es un lugar maravilloso, lleno de belleza y alegría, que allí hay amor y paz duradera –tembló la pequeña ola.
La ola sabia siguió riéndose.
-Tú estás buscando el Gran Océano, amiguita, pero ¡tú eres el Océano mismo! ¡Qué divertido que no seas consciente de ello!
Esto confundió todavía más a la pequeña ola y la enfadó un poco.
-¿Cómo es posible? No veo ningún océano. Lo único que veo son olas, olas y más olas.
-Eso es porque tú crees que eres una ola –sonrió la ola sabia.
Al oír esto, la pequeña ola chocó con frustración contra una roca cercana.
-¡No entiendo nada de lo que dices! ¿Puedes enseñarme el Gran Océano, sí o no? –presionó impaciente.
-De acuerdo, de acuerdo, amiguita determinada –dijo la ola sabia- pero, antes de eso, ¿te importaría sumergirte y masajearme mis pies doloridos?
La pequeña ola se sumergió… y desapareció como ola.
En ese momento, descubrió que el Gran Océano no era diferente de ella misma –que, de hecho, ella misma era el Gran Océano mismo-, ¡simplemente había estado soñando que era una ola suelta!
Sabiendo esto, disfrutó del juego de bailar como todas y cada una de las olas, con una alegría inmensa e interminable.
Mooji
-¿Sabes el camino hacia el Gran Océano? –preguntó a las otras olas que pasaban.
Otra ola, una Anciana muy cargada de algas, le dijo:
-He oído hablar de ese Océano, pero está muy lejos, y harán falta muchas vidas para llegar a él.
Otra ola comentó:
-He oído que si somos olas muy bondadosas y amables, y si vivimos vidas muy, muy buenas, entonces, cuando morimos, nos encontraremos en el Gran Océano.
-Todas estáis erradas, ese Océano no existe –añadió cínicamente una ola ondulante.
-¡Oye! ¡Ven conmigo! –le llamó una ola fresca con voz amistosa-. Conozco a una ola sabia que ha estado en el Gran Océano y lo conoce bien. ¡Te la presentaré!
Y salieron para allá.
Al irse, otra ola refunfuñó:
-¡Niños locos! ¿Por qué desperdiciar tanta energía buscando lugares míticos? ¿Por qué no contentarse con lo que tienes?
Pronto llegaron a la morada de la ola sabia.
-Por favor, ola sabia, ¿puedes mostrarme el Gran Océano? –imploró la pequeña ola.
La ola sabia se echó a reír en profundas y cálidas ráfagas que salpicaban la superficie del agua.
-¿Qué imaginas que es el Gran Océano, hija mía?
-He oído que es un lugar maravilloso, lleno de belleza y alegría, que allí hay amor y paz duradera –tembló la pequeña ola.
La ola sabia siguió riéndose.
-Tú estás buscando el Gran Océano, amiguita, pero ¡tú eres el Océano mismo! ¡Qué divertido que no seas consciente de ello!
Esto confundió todavía más a la pequeña ola y la enfadó un poco.
-¿Cómo es posible? No veo ningún océano. Lo único que veo son olas, olas y más olas.
-Eso es porque tú crees que eres una ola –sonrió la ola sabia.
Al oír esto, la pequeña ola chocó con frustración contra una roca cercana.
-¡No entiendo nada de lo que dices! ¿Puedes enseñarme el Gran Océano, sí o no? –presionó impaciente.
-De acuerdo, de acuerdo, amiguita determinada –dijo la ola sabia- pero, antes de eso, ¿te importaría sumergirte y masajearme mis pies doloridos?
La pequeña ola se sumergió… y desapareció como ola.
En ese momento, descubrió que el Gran Océano no era diferente de ella misma –que, de hecho, ella misma era el Gran Océano mismo-, ¡simplemente había estado soñando que era una ola suelta!
Sabiendo esto, disfrutó del juego de bailar como todas y cada una de las olas, con una alegría inmensa e interminable.
Mooji
05 marzo 2015
Tormenta de arena
A
veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia
de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y
entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú
vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección,
como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer.
Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres TÚ. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo.
Y tú en verdad la atravesarás, claro está. La violenta tormenta de arena. La tormenta de arena metafísica y simbólica. Pero por más metafísica y simbólica que sea, te rasgará cruelmente la carne como si de mil cuchillas de tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tú, asimismo, derramarás allí la tuya. Sangre caliente y roja. Y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre y, también, la sangre de los demás. Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena.
Haruki Murakami
(Kafka en la Orilla)
Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres TÚ. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo.
Y tú en verdad la atravesarás, claro está. La violenta tormenta de arena. La tormenta de arena metafísica y simbólica. Pero por más metafísica y simbólica que sea, te rasgará cruelmente la carne como si de mil cuchillas de tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tú, asimismo, derramarás allí la tuya. Sangre caliente y roja. Y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre y, también, la sangre de los demás. Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena.
Haruki Murakami
(Kafka en la Orilla)
03 marzo 2015
Estos son los días de nuestras vidas.
Estos son los días de nuestras vidas.
No hay otros días por venir.
Estos son los días.
Los días en que nos encontramos los unos con los otros. En los que hablamos o no hablamos. En los que sentimos lo que sentimos, tanto como podamos sentirlo. En los que tomamos los caminos que tomamos hacia los destinos que soñamos cuando todavía podíamos soñar y creer en sueños. En los que comemos lo que comemos. En los que dormimos cuando dormimos. En los que amamos tanto como podemos.
Pero estos son los días. Los días de lo ordinario y lo milagroso. Los días de respirar, los días en que la sangre bombea por nuestras venas, los días que parecen durar para siempre, los días que no pueden terminar lo suficientemente rápido. Los días en que nos mantenemos muy cerca de la vida, de su calidez, de su ternura y de su ferocidad. Los días en que todo parece posible. Los días en los que nos sentamos juntos, bebemos té de jazmín, o flores de saúco, o 'Earl Grey,' o nada, viendo el mundo pasar, a nosotros como parte del mundo pasar, observando. Días que conforman una vida. Días para ser vividos.
Estoy enamorado de estos días, que nos son dados gratuitamente. Días para jugar, para maravillarnos, para buscar o no buscar, para preguntar, para recordar u olvidar, pero días, al fin y al cabo; días cuya belleza está enraizada en su propia impermanencia, cuya fragilidad y solidez parecen inseparables.
No te olvides de estos días, y especialmente, de este día, en el que habitas, el que te sostiene donde estás, como una madre sostiene a su pequeño, sin aliento pero fuerte, rosado y pequeño y perfecto; no sin defectos, pero amado justamente por eso.
Si me dan sólo un día más, que sea este día, el único día que habré conocido, y que se me deje amarlo de la misma forma en que él me amó, por todos estos días.
Jeff Foster
No hay otros días por venir.
Estos son los días.
Los días en que nos encontramos los unos con los otros. En los que hablamos o no hablamos. En los que sentimos lo que sentimos, tanto como podamos sentirlo. En los que tomamos los caminos que tomamos hacia los destinos que soñamos cuando todavía podíamos soñar y creer en sueños. En los que comemos lo que comemos. En los que dormimos cuando dormimos. En los que amamos tanto como podemos.
Pero estos son los días. Los días de lo ordinario y lo milagroso. Los días de respirar, los días en que la sangre bombea por nuestras venas, los días que parecen durar para siempre, los días que no pueden terminar lo suficientemente rápido. Los días en que nos mantenemos muy cerca de la vida, de su calidez, de su ternura y de su ferocidad. Los días en que todo parece posible. Los días en los que nos sentamos juntos, bebemos té de jazmín, o flores de saúco, o 'Earl Grey,' o nada, viendo el mundo pasar, a nosotros como parte del mundo pasar, observando. Días que conforman una vida. Días para ser vividos.
Estoy enamorado de estos días, que nos son dados gratuitamente. Días para jugar, para maravillarnos, para buscar o no buscar, para preguntar, para recordar u olvidar, pero días, al fin y al cabo; días cuya belleza está enraizada en su propia impermanencia, cuya fragilidad y solidez parecen inseparables.
No te olvides de estos días, y especialmente, de este día, en el que habitas, el que te sostiene donde estás, como una madre sostiene a su pequeño, sin aliento pero fuerte, rosado y pequeño y perfecto; no sin defectos, pero amado justamente por eso.
Si me dan sólo un día más, que sea este día, el único día que habré conocido, y que se me deje amarlo de la misma forma en que él me amó, por todos estos días.
Jeff Foster
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02 marzo 2015
10 decisiones de las que te arrepentirás 10 años después
No caigas en la trampa de sostener una mentalidad débil, y vivir tu
vida sin pasión, propósito y dedicación. La frase "Si sólo…" es para
aquellos que tienen más miedo que fe, y que ponen más peso en las
excusas que en los bendiciones presentes. Una
decisión puede convertirse en un hábito y los hábitos que formas crean
tu realidad. Aquí hay diez opciones que son significativas. Aprende a
ser consciente de las decisiones que tomes para que puedas hacer lo
mejor para tu vida:
1. Usar una máscara para impresionar a los demás.
Si la cara que siempre muestras al mundo es una máscara, algún día no habrá nada debajo de ella. Porque, cuando pasas mucho tiempo concentrándote en la percepción que los demás tienen de ti o que todo el mundo quiere que seas, en algún momento olvidarás quién eres en realidad. Así que no temas a los juicios de los demás, tú sabes en tu corazón quién eres y lo que es verdad para ti. No tienes que ser perfecto para impresionar e inspirar a la gente. Impresiónalos e inspíralos por tu forma de lidiar con tus imperfecciones.
2. Permitir que otra persona decida tus sueños.
El mayor reto en la vida es descubrir quién eres; el segundo más grande es ser feliz con lo que encuentres. Una gran parte de esto es tu decisión de permanecer fiel a tus propias metas y sueños. ¿Tienes personas que no están de acuerdo contigo? Bien. Significa que estás arraigado y caminas tu propio camino. A veces, vas a hacer cosas consideradas una locura por los demás, pero cuando te encuentres perdiendo la noción del tiempo porque estás entusiasmado, es cuando sabrás que está haciendo lo correcto.
3. Mantener compañía negativa.
No dejes que alguien que tiene una mala actitud te afecte. No pueden apretar el gatillo si no les entregas el arma. Al recordar que el mantenimiento de compañía de gente negativa es una opción, en lugar de una obligación, te liberas para sostener la compañía de la compasión en lugar de la ira, la generosidad en lugar de la codicia y la paciencia en lugar de la ansiedad.
4. Ser egoísta y egocéntrico.
Una vida llena de actos de amor y buen carácter es el mejor recuerdo. Aquellos a los que has inspirado y con quienes compartiste tu amor te recordarán cómo los hiciste sentir mucho después de que tu tiempo ha expirado. Así que talla tu nombre en los corazones y no en piedra. Lo que has hecho para ti solo muere contigo, lo que has hecho por otros y el mundo permanece.
5. Evitar el cambio y el crecimiento.
Si quieres conocer tu pasado, mira tus condiciones actuales. Si quieres conocer tu futuro, mira tus acciones actuales. Debes dejar de lado lo viejo para dar paso a lo nuevo, la vieja manera se ha ido para nunca más volver. Si reconoces esto ahora mismo y tomas medidas para hacer frente a él, te posicionarás para el éxito duradero.
6. Renunciar cuando las cosas se ponen difíciles.
No hay fracasos, sólo resultados. Incluso si las cosas no se desarrollan de la manera que esperabas, no te desanimes ni te rindas. Aprende lo que puedas y sigue adelante. El que sigue avanzando un paso a la vez va a ganar al final. Es un proceso que se produce con pequeños pasos, decisiones y acciones que poco a poco se acumulan unos sobre otros y, finalmente, conducen a ese glorioso momento de triunfo.
7. Tratar de microgestionar cada pequeña cosa.
La vida debería ser tocada, no estrangulada. A veces, tienes que relajarte y dejar que la vida pase sin preocupaciones incesantes y microgestiones. Aprende a dejar ir un poco antes de apretar demasiado. Toma una respiración profunda. Cuando el polvo se asiente y puedas volver a ver el bosque, da el siguiente paso hacia adelante. No tienes que saber exactamente adónde vas. Todo en la vida está en perfecto orden, tanto si lo entiendes o como si no. Solo se necesita un poco de tiempo para conectar todos los puntos.
8. Conformarte con menos de lo que mereces.
Sé lo suficientemente fuerte como para dejar ir y lo suficientemente sabio como para esperar lo que te mereces. A veces, tienes que ser derribado más bajo que nunca para levantarte más alto de lo que jamás estuviste. A veces, tus ojos deben ser lavados por las lágrimas para que puedas ver las posibilidades en frente con una visión más clara. No te conformes.
9. Infinitamente esperar hasta mañana.
El problema es que siempre piensas que tienes más tiempo de lo que tienes. Pero un día te despertarás y no habrá más tiempo para trabajar en las cosas que siempre has querido hacer. Y en ese momento, o habrás alcanzado los objetivos que has establecido para ti mismo, o tendrás una lista de excusas de porqué no lo has hecho.
10. Ser perezoso y endeble.
El mundo no te debe nada, tú le debes algo al mundo. Así que deja de soñar despierto y empieza a hacer. Toma toda la responsabilidad de tu vida, toma el mando. Eres importante y te necesitan. Es demasiado tarde para sentarte y esperar a que alguien haga algo algún día. Algún día es hoy, el alguien que necesita el mundo eres TÚ.
Mary Elainne Dizon
1. Usar una máscara para impresionar a los demás.
Si la cara que siempre muestras al mundo es una máscara, algún día no habrá nada debajo de ella. Porque, cuando pasas mucho tiempo concentrándote en la percepción que los demás tienen de ti o que todo el mundo quiere que seas, en algún momento olvidarás quién eres en realidad. Así que no temas a los juicios de los demás, tú sabes en tu corazón quién eres y lo que es verdad para ti. No tienes que ser perfecto para impresionar e inspirar a la gente. Impresiónalos e inspíralos por tu forma de lidiar con tus imperfecciones.
2. Permitir que otra persona decida tus sueños.
El mayor reto en la vida es descubrir quién eres; el segundo más grande es ser feliz con lo que encuentres. Una gran parte de esto es tu decisión de permanecer fiel a tus propias metas y sueños. ¿Tienes personas que no están de acuerdo contigo? Bien. Significa que estás arraigado y caminas tu propio camino. A veces, vas a hacer cosas consideradas una locura por los demás, pero cuando te encuentres perdiendo la noción del tiempo porque estás entusiasmado, es cuando sabrás que está haciendo lo correcto.
3. Mantener compañía negativa.
No dejes que alguien que tiene una mala actitud te afecte. No pueden apretar el gatillo si no les entregas el arma. Al recordar que el mantenimiento de compañía de gente negativa es una opción, en lugar de una obligación, te liberas para sostener la compañía de la compasión en lugar de la ira, la generosidad en lugar de la codicia y la paciencia en lugar de la ansiedad.
4. Ser egoísta y egocéntrico.
Una vida llena de actos de amor y buen carácter es el mejor recuerdo. Aquellos a los que has inspirado y con quienes compartiste tu amor te recordarán cómo los hiciste sentir mucho después de que tu tiempo ha expirado. Así que talla tu nombre en los corazones y no en piedra. Lo que has hecho para ti solo muere contigo, lo que has hecho por otros y el mundo permanece.
5. Evitar el cambio y el crecimiento.
Si quieres conocer tu pasado, mira tus condiciones actuales. Si quieres conocer tu futuro, mira tus acciones actuales. Debes dejar de lado lo viejo para dar paso a lo nuevo, la vieja manera se ha ido para nunca más volver. Si reconoces esto ahora mismo y tomas medidas para hacer frente a él, te posicionarás para el éxito duradero.
6. Renunciar cuando las cosas se ponen difíciles.
No hay fracasos, sólo resultados. Incluso si las cosas no se desarrollan de la manera que esperabas, no te desanimes ni te rindas. Aprende lo que puedas y sigue adelante. El que sigue avanzando un paso a la vez va a ganar al final. Es un proceso que se produce con pequeños pasos, decisiones y acciones que poco a poco se acumulan unos sobre otros y, finalmente, conducen a ese glorioso momento de triunfo.
7. Tratar de microgestionar cada pequeña cosa.
La vida debería ser tocada, no estrangulada. A veces, tienes que relajarte y dejar que la vida pase sin preocupaciones incesantes y microgestiones. Aprende a dejar ir un poco antes de apretar demasiado. Toma una respiración profunda. Cuando el polvo se asiente y puedas volver a ver el bosque, da el siguiente paso hacia adelante. No tienes que saber exactamente adónde vas. Todo en la vida está en perfecto orden, tanto si lo entiendes o como si no. Solo se necesita un poco de tiempo para conectar todos los puntos.
8. Conformarte con menos de lo que mereces.
Sé lo suficientemente fuerte como para dejar ir y lo suficientemente sabio como para esperar lo que te mereces. A veces, tienes que ser derribado más bajo que nunca para levantarte más alto de lo que jamás estuviste. A veces, tus ojos deben ser lavados por las lágrimas para que puedas ver las posibilidades en frente con una visión más clara. No te conformes.
9. Infinitamente esperar hasta mañana.
El problema es que siempre piensas que tienes más tiempo de lo que tienes. Pero un día te despertarás y no habrá más tiempo para trabajar en las cosas que siempre has querido hacer. Y en ese momento, o habrás alcanzado los objetivos que has establecido para ti mismo, o tendrás una lista de excusas de porqué no lo has hecho.
10. Ser perezoso y endeble.
El mundo no te debe nada, tú le debes algo al mundo. Así que deja de soñar despierto y empieza a hacer. Toma toda la responsabilidad de tu vida, toma el mando. Eres importante y te necesitan. Es demasiado tarde para sentarte y esperar a que alguien haga algo algún día. Algún día es hoy, el alguien que necesita el mundo eres TÚ.
Mary Elainne Dizon
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