Cada momento que vivimos en este cuerpo, en esta manifestación, estamos emitiendo energía. La palabra sánscrita para referirse a esto es karma, que significa "acción". El karma es la acción de tus pensamientos, de tu habla y de tu cuerpo. Un pensamiento es una acción, porque tiene la energía y el poder de influir en las cosas. Cuando generas un pensamiento compasivo, comprensivo y amoroso, ese pensamiento tiene el poder de sanar tu cuerpo, tu mente y el mundo. Y si, por el contrario, produces un pensamiento de odio, ira o desesperación, ese pensamiento no solo tiene efectos sobre nosotros, sino también sobre el mundo. Puede provocar tu propia destrucción y destruir muchas vidas.
Imagina una nación que crea un pensamiento colectivo de ira y miedo y decide ir a la guerra. Todo el país genera entonces un miedo y una ira colectivos que pueden provocar una gran destrucción. El karma es muy poderoso. Los pensamientos y sentimientos que emitimos al mundo tienen un efecto muy poderoso. Todo pensamiento que producimos, todo lo que decimos y todo lo que hacemos es una acción. Y las acciones son interminables, pueden transformarse, pero como sucede con la nube, jamás desaparecen.
Tenemos que reconocer el poder de nuestro karma y dirigir nuestra intención para producir pensamientos, palabras y acciones atentas y orientadas hacia nuestra curación y hacia la curación de la Tierra.
Thich Nhat Hahn
(Un canto de amor a la Tierra)
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