Luchamos constantemente, incluso mientras dormimos.
Estamos en guerra con nosotros mismos y podemos iniciar fácilmente una guerra con los demás. Debemos aprender el arte de detenernos, de impedir que nuestros pensamientos, la energía de nuestros hábitos, nuestra falta de atención y la fuertes emociones nos sigan dominando.
Cuando surge una emoción como una tormenta no tenemos paz.
Encendemos el televisor y después lo apagamos. Cogemos un libro y después lo abandonamos. ¿Cómo podemos detener el miedo, la desesperación, la ira y el deseo que sentimos?
Podemos lograrlo haciendo la práctica de respirar, andar y sonreír conscientemente, observándolo todo a fondo para poder comprenderlo.
Cuando somos conscientes y vivimos profundamente el momento presente, los frutos son siempre la comprensión, la aceptación, el amor y el deseo de aliviar el sufrimiento y proporcionar alegría.
Debemos iluminar con la luz de la consciencia todo cuanto hagamos, para que la oscuridad provocada por la falta de atención desaparezca.
Debemos aprender el arte de inspirar y espirar, de detener nuestras actividades y serenar nuestras emociones.
Debemos aprender a ser sólidos y estables como un roble, sin dejarnos arrastrar de un lado a otro por la tormenta.
Thich Nhat Hanh
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