1.- Bondad con los familiares: Es muy frecuente en la naturaleza, sobre todo de padres hacia sus crías, principalmente cuando éstas son vulnerables.
2.- Bondad con los de la misma comunidad o mutualismo: La selección natural favorece la colaboración con aquellos con los que se comparten intereses comunes, como defensa colectiva o caza grupal. Así surgieron las tribus y, posteriormente, las naciones. Y explica sentimientos como la lealtad, la solidaridad o el civismo.
3.- Bondad recíproca: La selección natural también favorece la bondad hacia otros que devolverán el favor tiempo después.
Fuera de los humanos, este sentimiento es prácticamente desconocido. Esto explica sentimientos como la simpatía, la confianza o la gratitud.
4.- Bondad competitiva: Está destinada a impresionar a los
pares y a atraer a las parejas. También es muy abundante
en la naturaleza, siendo en los animales la forma más frecuente la exhibición de valor.
En algunos casos, la competición se realiza de forma que beneficie a la audiencia.
Este tipo de bondad explica el heroísmo, la magnanimidad y el servicio público. (Fuente: García Campayo J. La práctica de la compasión. Ed Siglantana. En librerías en octubre)
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