¿Qué palabras hay para consolar a la persona que ha perdido un ser amado?
¿Qué consuelo puede encontrar un hijo que se resiste a pensar que sus padres ya no están con él?
¿Cómo explicar ese sentido de ausencia, de pérdida, de vacío, y ese deseo ingobernable de que el ser amado nunca se hubiera ido de nosotros?
La muerte causa un dolor insoportable. No hay nada que celebrar en la muerte. ¡Nada!
Si lo pensamos por un momento, notaremos que la gente, en estas fechas realmente no busca celebrar la muerte, sino que anhelan encontrar la vida. ¡Las personas buscan desesperadamente que sus muertos vivan! Quieren que sus muertos vivan para comer dulces, pan, platillos típicos y tomar cerveza; las personas sueñan que sus muertos viven, y por eso les adornan tumbas con flores de colores brillantes y velas con luces parpadeantes; por eso les ponen música, les sirven tragos, les celebran fiesta, imaginando que sus muertos viven y pueden así disfrutar de todo lo que les convidan. No soportan la idea de no poder verlos más. No soportan la idea de que estén muertos. ¡No los quieren muertos, los quieren vivos! ¡Nuestro corazón se niega a la terrible idea de la muerte y busca desesperadamente la vida!
La buena notica es que la vida después de la muerte SÍ es posible. La eterna esperanza que sólo Jesucristo ofrece es la vida después de la muerte; es la fiesta después del luto; es el gozo después del llanto. La esperanza preciosa en Jesús es que la muerte nunca triunfa, sino que la vida vence y reina. Él venció a la muerte, y su resurrección es la garantía de ello. Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida. Aquellos que depositamos toda nuestra confianza en Él, aunque también enfrentaremos el amargo trago de la muerte, sabemos con certeza que viviremos y disfrutaremos más allá de la tumba.
¡Y es justo ahí, en la eterna presencia de Dios, donde la vida sigue, donde la celebración se extiende, donde el dolor se va! ¡Es sólo ahí, donde las lágrimas serán enjugadas, donde los lamentos se cambiarán en gozo, donde Dios dispondrá la mesa para convidar con nosotros, y donde la luz vencerá la oscuridad! ¡Es ahí, y sólo ahí, donde triunfará la VIDA!
“y finalmente, el último enemigo será vencido: la muerte” (1 Corintios 15:26)
Chucho Hurtado
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