A principios de este año, el pastor principal de la iglesia a la que asisto afirmó esta verdad al presentar un mensaje que llamó “Ganarnos el respeto de los compañeros de trabajo”. Me tomo la libertad de usar sus puntos clave y ampliarlos, porque ser respetados por los compañeros de trabajo es crucial si queremos ser eficaces como “embajadores de Cristo”, como se describe en 2 Corintios 5:20.
Se ha dicho muchas veces que debemos “ser buenas noticias antes de poder compartir buenas noticias”. En otras palabras, tenemos poco o ningún impacto positivo con lo que decimos, independientemente de cuán fieles seamos a las Escrituras, si nuestro comportamiento en el lugar de trabajo se caracteriza por un comportamiento poco ético, deshonestidad, egocentrismo, pereza y falta de compasión, entre otras cosas. Como dice Proverbios 22:1, “Es más deseable el buen nombre que las muchas riquezas”. A continuación, se presentan algunos principios bíblicos para ganar y mantener el respeto de las personas con las que trabajamos todos los días:
Demostrar amor hacia los demás. El término “amor” puede significar muchas cosas, pero mostrar amor hacia los demás refleja la obra de Dios en nosotros. Esto incluye mostrar preocupación y compasión genuinas hacia los demás, incluso anteponiendo sus intereses a los nuestros cuando sea necesario. “Ahora bien, acerca del amor que se tienen unos a otros, no tenemos necesidad de que les escribamos, porque ustedes mismos han sido enseñados por Dios a amarse unos a otros” (1 Tesalonicenses 4:9). “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18).
Ocuparse de los propios asuntos. Las personas que se entrometen constantemente en los asuntos de los demás sin que se lo pidan son, en el mejor de los casos, grandes molestias. Podemos tener un interés genuino por los demás, pero eso no significa entrometernos en áreas en las que no hemos sido invitados. “Procuren llevar una vida tranquila, ocúpense de sus propios asuntos” (1 Tesalonicenses 4:11). “También aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa, y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas” (1 Timoteo 5:13).
Trabajar con diligencia. Pocas cosas generan más resentimiento que un compañero de trabajo que no lleva su parte de la carga. Cuando los demás observan pereza en una persona, sus actitudes hacia ella no pueden evitar tomar un cariz negativo. “Trabajen con sus manos, como les hemos dicho, para que su conducta sea respetada por los de afuera” (1 Tesalonicenses 4:11-12). “El deseo del perezoso lo mata, porque sus manos no quieren trabajar” (Proverbios 21:25).
Sean confiables. En el lugar de trabajo, especialmente cuando los plazos son ajustados y hay que completar pasos críticos, es reconfortante y alentador saber en quiénes podemos confiar. Los que seguimos a Jesucristo deberíamos ser personas así, confiables para hacer nuestra parte –incluso más de lo que nos corresponde– para alcanzar las metas y los objetivos deseados. “Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, estén en paz con todos” (Romanos 12:18). “El empleado fiel es como un día fresco en pleno verano; refresca el alma de su jefe” (Proverbios 25:13, La Biblia Viviente).
Robert J. Tamasy
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