no fingen que no está sucediendo e intentan seguir viviendo la misma vida que vivieron en el verano.
Se preparan.
Se adaptan.
Realizan extraordinarios actos de metamorfosis para salir adelante.
El invierno es una época para retirarse del mundo,
maximizar los recursos escasos,
realizar actos de eficiencia brutal
y desaparecer de la vista;
pero ahí es donde ocurre la transformación.
El invierno no es la muerte del ciclo vital, sino su crisol.
Una vez que dejamos de desear que sea verano,
el invierno puede ser una estación gloriosa en la que el mundo adquiere una escasa belleza e incluso las aceras brillan.
Es un momento de reflexión y recuperación, de reposición lenta, de poner la casa en orden.
Hacer esas cosas profundamente pasadas de moda; disminuir el ritmo, dejar que tu tiempo libre se amplíe, dormir lo suficiente, descansar...
Katherine May
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