Una solución mejor que golpear la cabeza

Recientemente encontré una historia que demuestra las virtudes de un comportamiento opuesto al egoísmo.

La historia vino de Ulrich Zwingli, conocido como Zuínglio, líder de la Reforma Protestante en Suiza a principios de 1500. Él y Martín Lutero, el catalizador de la Reforma, estuvieron involucrados en seria disputa y Zuínglio no sabía qué hacer para resolver el conflicto. Encontró la solución en la mañana mientras veía a una montaña

Él observó dos cabras se acercaren en un camino estrecho. Mientras una subía otra bajaba. Cuando se avistaban, se detenían y bajaban la cabeza. Parecía que iban a desafiarse. Sin embargo, en vez de golpear las cabezas, la cabra que subía la montaña se inclinó en la pista. La otra, que bajaba, ha podido subir en su espalda y las dos continuaron sin ningún obstáculo.

Si las cabras hubiesen elegido darse cabezadas, una podría haber ganado, pero el resultado sería desastroso para ambas. Sin embargo, cuando una se inclinó delante de la otra, humillándose, ha podido seguir adelante y llegar a lugares más altos.

Con frecuencia vemos ejemplos en el mercado laboral de personas que se agarran a sus metas y objetivos, decididas a no dejar que nada se interponga en su camino. Cuando enfrentan oposición, insisten en golpear la cabeza, tratando de llegar a un resultado amargo y a veces sangriento. Pero examine la lección aprendida por Zuínglio con las dos cabras: una se sometió brevemente a la otra, lo que llevó a un resultado en el que ambas ganaron.

Para subir más alto necesita saber bajarse. Estar dispuesto a ceder a los intereses de otra persona no debe ser unilateral. Ambos se benefician cuando están dispuestos a "someterse" o ser "siervo" del otro. Al igual que el submarino sumerge en las aguas, someterse o ser un siervo significa ponerse intencionalmente en posición inferior al otro.

Líder y liderado deben someterse uno al otro. El modelo en el mundo de los negocios es que los superiores tienen autoridad sobre las personas bajo su liderazgo. Sin embargo, el mejor líder es aquel que busca el interés de sus seguidores.

Ser humilde con los compañeros y para con Dios. En lugar de exigir la satisfacción de nuestros deseos, relacionarse humildemente con los demás puede lograr tener su favor y ayuda.