No importa si la queja es infundada o tiene una base sólida y real, el caso que en ambas situaciones la queja ha surgido por el hecho de que no podemos cambiar esa circunstancia.
Ante esta situación tenemos siempre dos opciones:
1. Resistencia = Lucha, queja, conflicto.
2. Aceptación = Rendición, Fluir, serenidad.
Si te observas verás que cuando te quejas, y además lo mantienes, aunque hayas decidido no quejarte en voz alta, la resistencia sigue por dentro, y te crea un estado de estrés permanente interior, que conlleva un mal humor y una negatividad que atraen a más pensamientos oscuros y negativos.
El mantenimiento de esta resistencia interior es muy costoso a nivel energético, ésta resistencia desemboca en el enfado y la ira, y cuando llegamos a ese puerto...es muy difícil ver con claridad la cosas como son y no como creemos que son.
Llegar a la ira es como llegar a la guerra interior, y mantener ese estado energético de baja vibración requiere aún un mayor esfuerzo y uso de nuestras reservas energéticas, porque la vibración en ese punto es muy densa.
Por eso terminamos deprimidos, cansados, con la mente nublada, de mal humor y atrayendo esa misma vibración hacia nosotros, claro, lo cual "nos confirma" que estamos en lo cierto al quejarnos. Entramos en un círculo vicioso.
Volviendo al comienzo, si surge una queja en tí, es porque no puedes cambiar la situación, si la pudieses cambiar no habría razón para la queja.
Por tanto, puedes optar por la segunda opción, Aceptación.
Sé muy bien lo difícil que puede llegar a resultar aceptar algo que no quieres, que no te gusta y que, además, te molesta enormemente.
Pero, la alternativa a la aceptación es un proceso largo, costoso energéticamente y doloroso.
Algunas herramientas para facilitarte la aceptación:
- Mira la situación objetivamente: Nada de ésto se ha creado para fastidiarte a tí, no es personal (en el 99% de los casos).
- Observa, y observa mucho: a las personas implicadas, a todo elemento implicado en la situación y hazlo por separado, de esa manera verás fácilmente que cada cual actúa según sus creencias, y según su consciencia, lo cual no tiene nada que ver contigo.
Quejarse es un hábito, y como todo hábito se puede transformar. Lo que ganas es mucho, flexibilidad entre otras cosas, aceptación y serenidad y por contra...cuando dejas de quejarte (aunque sea por dentro) dejas de ensuciar energéticamente tu entorno, a los que te rodean y al planeta entero.
Inténtalo ♥
Elvira López del Prado
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