Pero un día, el león habló con un puerco tan bruto y cabezota, que no encontraba la forma de hacerle entrar en razón. Entonces, sintió tantas ganas de rugir, que al no poder hacerlo se sintió en desventaja. Así que dedicó unos meses a inventar una máquina de rugir que se activase sólo cuando él quisiera. Y poco después de tenerla terminada, volvió a aparecer por allí el puerco testarudo, y tanto sacó al león de sus casillas, que lanzó un rugido aterrador con su máquina de rugir.
- ¡¡¡GRRRRROAUUUUUUUUUUUU!!!
Entonces, no sólo el puerco, sino todos los animales, se llevaron un susto terrible, y durante meses ninguno de ellos se atrevió salir. El león quedó tan triste y solitario, que tuvo tiempo para darse cuenta de que no necesitaba rugir para que le hicieran caso ni para salirse con la suya, y que sin saberlo, su afonía le había llevado a ser buenísimo hablando y convenciendo a los demás. Así que poco a poco, a través de su tono amable y cordial, consiguió recuperar la confianza de todos los animales, y nunca más pensó en recurrir a sus rugidos ni a sus gritos.
Siempre se ha dicho que se cazan más moscas con miel que con vinagre :-) Este bonito relato nos da la razón. Precioso y preciosa foto, el león es mi animal favorito desde mi ya lejana infancia :-) Gracias por compartir, linda. Besos en la Luz.
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Quizás deberías considerar desactivar la palabra de verificación, no sirve para nada, lo sé porque yo no la uso y no tengo problemas :-) y atraerás a más comentaristas q odian esto de tener q repetir una palabra que apenas se ve. Espero que no te moleste mi consejo. Otro beso. Namasté.
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