Cuando ves una flor en el jardín y ante su
presencia te sientes bien, te sientes vivo, dices que la flor es
'hermosa', y la cortas y la pones en un jarrón frente a tu ventana. Le
dices a la flor, ''tú eres mía, y sólo mía, preciosa flor; tú
me haces sentir feliz y completo; no me dejes, ni tampoco cambies,
porque si no, mi corazón se romperá...'' y tienes la audacia de llamar a
esto, 'amor'.
Arrancada de su suelo natural, separada de la
Fuente, la flor es 'tuya' por un rato, sí... puedes decirte esto a ti
mismo, pero muy pronto, ésta se marchita y muere, muere de hambre por la
vida y por todas las posibilidades. Muy en el fondo, sabes que la flor
jamás podría ser 'tuya', entonces, la ansiedad y la tristeza comienzan a
cuchichear discretamente debajo de cada proyecto, desde su punto de
inicio. Esto no es amor incondicional, amigo, esto es posesión; miedo
disfrazado de amor. Este es el intento de aniquilar la belleza en nombre
de la seguridad, y es lo que hemos aprendido y lo que hemos estado
vendiendo, y es por eso que tus relaciones humanas están tan cargadas de
ese mismo drama, de indecibles expectativas y de un profundo dolor.
Despierta a un tipo de amor mucho más profundo, amigo, a un amor sin
condiciones, al amor que libera, al amor que nunca dice 'tú eres mío',
al amor que jamás arrancaría una flor de su amado suelo, al amor que no
posee ni controla, sino que contempla la belleza en la inasibilidad de
todo lo demás, amando profundamente la libertad, a pesar de cualquier
dolor. Un amor que no proviene de fuera, sino que es la naturaleza de lo
que está dentro, la inevitable consecuencia de conocer qué tan libre
eres en realidad.
Ama la flor, contempla su belleza y su
fragilidad, sí, sé infinitamente amable con la flor, pero nunca olvides
que no puede ser tuya y que tampoco puede completarte. Ella pertenece al
universo.
Ama al universo entero a través de la flor, y
suelta las promesas. Hacemos promesas sólo porque en realidad no
confiamos en nosotros mismos. Sólo hay el Ahora, y éste es el suelo del
amor, y su fertilizante.
Jeff Foster
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