Durante los últimos 30 años ha despertado interés y ha obtenido reconocimiento internacional, no sólo en el ámbito clínico en donde fue aplicada inicialmente, sino también en los sistemas educativos y en el mundo corporativo.
Cuando instructores cualificados como Jon-Kabat-Zinn (quien es en sí una persona muy compasiva) enseñan la plena consciencia, los mensajes principales que transmiten son la benevolencia, el altruismo y la compasión.
Sin embargo, no siempre es así. Es posible que un maestro olvide incluir este componente importante en sus presentaciones o en su propio método. Cuando la benevolencia y la compasión no están presentes claramente en el entrenamiento, siempre existe el riesgo de usar la plena consciencia solamente como una herramienta para aumentar la concentración y enfocada a la concretización de objetivos cuestionables éticamente.
Cuando la mente está agitada y confundida, cuando nuestra percepción de la realidad está distorsionada por pensamientos salvajes, odio, antojos, envidia y arrogancia, entonces el sufrimiento surge. La plena consciencia puede ser utilizada como una herramienta maravillosa para identificar esos pensamientos destructivos cuando surgen y evitar que invadan más nuestras mentes.
¿Pero es la plena consciencia suficiente? Es un poco optimista dar por hecho que la práctica de la plena consciencia automáticamente le convertirá en una persona más benevolente.
Una mente tranquila y cristalina no es, en sí misma o por sí misma, una garantía de comportamiento ético. Pueden existir francotiradores y psicópatas conscientes que mantienen una mente calmada y estable. Pero no es posible que existan francotiradores o psicópatas benevolentes.
Al practicar la plena consciencia ganamos dos por el precio de uno, puesto que para cultivar la compasión necesitamos una mente atenta y consciente. Cuando nuestra mente está vagabundeando alrededor del mundo no estamos cultivando nada.
Para proteger la práctica de la plena consciencia de cualquier deriva, un componente claro de altruismo debe ser instaurado desde el comienzo. Necesitamos referirnos a esto sistemáticamente como la “plena consciencia benevolente”.
Al hacerlo se crea una manera muy potente y secular de cultivar la benevolencia y de promover una sociedad más altruista, mientras se cultiva al mismo tiempo la plena consciencia. Para que la revolución de la plena consciencia sea transformadora, tiene que ir de la mano con la revolución del altruismo.
Matthieu Ricard
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