Cuando uno empieza a explorar las profundidades interiores, todos los
esquemas que sostienen la cuadrícula del universo semántico que habitas,
se desploman. Una buena analogía es el túnel.
Imagina que te encuentras
en un contexto de escenario de utilería, iluminado con las luces
diseñadas para crear ciertos efectos, y que, con esa calidad de luz, se
pueden convertir todas las falsedades en plausibilidades, el "trance
cultural" peculiar de cada quién. De
súbito te encuentras, en ése escenario de utilería cosmogónica, ante la
entrada de un túnel, que intuyes te pueda conducir hacia la verdad. Te
introduces en el túnel y la luz de tus paradigmas culturales queda a tus
espaldas, y poco a poco se oscurece el camino. En las sombras se
confunden las seudo-realidades con las falsedades. Llega un momento en
que todo está patas para arriba. Sigues caminando y llegas a la
oscuridad y el silencio. Te sientes perdido porque no hay puntos de
referencia, ni parámetros, ni comprobaciones. Solo sabes que quién te
animó a pasar por el túnel te ama y te ayuda. Él ya pasó por allí. Su
vida misma anuncia el hecho de que la realización del "Siendo", es
posible.
La inmensa mayoría llegan a un punto y se desesperan, o se
atemorizan. Se regresan, desandan el camino y al estar afuera, se
exhiben como prueba de la futilidad del intento, advirtiendo a otros a
no dejarse engañar por los falsos maestros. o se declaran trascendidos y
se montan la máscara del beato, del asceta, del intelectual, del
clérico, del filósofo, del esotérico, del místico y se comportan acorde a
las tradiciones, del Consenso del Gentío. Otros persisten, avanzan, se
cansan y descansan... unos cuantos son más resolutos y al cruzar un
puente lo destruyen, al salvar un abismo en liana, la cortan, después de
utilizar una nave la queman.
Me encontré siendo de estos últimos. Esto
lo hacemos como estrategia para coartar cualquier intento de retorno. No
hay más camino que seguir de frente. Uno se acostumbra a la oscuridad, a
la soledad y al silencio del túnel. Y en un instante sagrado saboreas
tu siendo oscuridad, soledad, y silencio... En ese momento que se pasa
el punto de no retorno. Ya no es factible regresar. De ese punto en
adelante se está más cerca de la verdad, entendiendo la verdad como la
salida al otro lado del túnel. La verdad tiene luz propia, no la
iluminan los reflejos de esta teoría, de aquel dogma, de esta otra
doctrina. La verdad se presenta auto evidente. No necesita argumentos,
no necesita demostraciones, no necesita confirmaciones. Se proclama a si
misma, se revela. Al desplomarse toda la falsedad queda tan sólo la
realidad impoluta.
Donnato de la O
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