El 29 de Diciembre de 1972, el vuelo 401 de Eastern Airlines se estrelló en los Everglades de Florida, causando la muerte de más de cien pasajeros. Era la primera vez que se estrellaba un avión de cuerpo ancho y fue uno de los peores accidentes aéreos en la historia estadounidense.
Los investigadores se sorprendieron al descubrir tras el desastre que el avión estaba en perfectas condiciones. ¿Qué falló entonces?
El jet Lockjeed se estaba preparando para aterrizar cuando el primer oficial Albert Stockstill, notó que no se había encendido el indicador del tren de aterrizaje, una diminuta luz verde que indica que el motor de enfrente funciona. Sin embargo, el motor de enfrente estaba funcionando, así que el problema concluyó era la luz indicadora, no el motor.
Como los pilotos estaban sumamente concentrados en el indicador del motor, no lograron darse cuenta de que el piloto automático estaba desactivado hasta que fue demasiado tarde. En otras palabras, el motor de enfrente no ocasionó el desastre. Lo causó que la tripulación perdiera de vista el problema más importante (la altitud del avión).
Los hombres en particular tienen cerebros diseñados principalmente para enfocarse en un asunto a la vez, por eso a menudo pueden desarrollar experticia en un área en particular en detrimento de otras más o menos importantes. Esta capacidad para el detalle crea lo que se llama "enfoque de túnel" en el género masculino. Por la forma en que se desarrolla a modo de contraste el cerebro femenino desde la concepción, las mujeres nos llevan ventaja en cuanto a la capacidad para manejar más tareas a la vez simultáneamente.
Un problema que si comparten ambos géneros es que nuestros cerebros están diseñados para manejar más eficientemente un asunto a la vez. Como hemos indicado anteriormente el concepto de multitareas (multi-tasking) es extraño y dañino para el funcionamiento del cerebro. El equipo de pilotos en la cabina del vuelo 401, se concentró en un detalle, y dejo de ver el panorama completo. No solo por cómo funciona el cerebro, sino porque perdieron de vista lo que era realmente importante.
Hay personas detallistas y personas soñadoras. Son diferentes en su tratamiento de la realidad. Al detallista le preocupa completar la tarea, el cómo se hará, cuánto costará, cuánto tardará, etc. Mientras el soñador, no suele tener los pies sobre la tierra, y deja que su imaginación lo lleve a construir escenarios extraordinarios pero sin considera su factibilidad. Bien dice un amigo mío, que los arquitectos sueñan cuando diseñan con el dinero de los demás, pero los ingenieros hacen posibles los sueños.
Necesitamos tanto de los detallistas como de los soñadores, pero no es conveniente tenerlos juntos trabajando en el mismo salón. Se matarían. Pero, es esencial que todo ser humano independientemente de su naturaleza sea detallista o soñador, no pierda su capacidad de distinguir lo urgente de lo importante, el detalle del panorama completo.
Hay detallistas y soñadores y ambos son necesarios, pero con frecuencia olvidamos el panorama completo, la visión y propósito de Dios para nuestras vidas - amarlo a Él, amarnos a nosotros mismos y amar a los demás.
Como en el trágico accidente aéreo del 72, muchos, marchamos hacia el desastre a pesar de que tenemos todo lo necesario para vivir y servir con plenitud y propósito. Nuestras relaciones sufren porque no somos amorosos, nuestros trabajos son fines en sí mismos y no medios para crecer y bendecir a otros. El detalle nos consume y perdemos de vista el panorama completo.
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